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Manisa
1553
La de rubios cabellos se había mudado a unos aposentos privados por pedido del príncipe, como decía ella realmente parecía una sultana sin siquiera haberse embarazado, pero para Selim era lo de menos. Aquella noche salió con sus usuales telas blancas en dirección a los aposentos del príncipe, su príncipe.
-Díganle a su alteza que estoy aquí.-Pidió.
-Lo siento señorita, el príncipe no puede verla ahora.
-¿Qué?-Hizo una mueca desconcertada.
-Nuestro príncipe está acompañado de la Sultana Nurbanu en este momento.
De su boca no salió una sola palabra, hasta que las puertas fueron abiertas por la sultana quien estaba por hablarle a uno de los guardias de no ser por haberla visto ahí parada.
-Señorita Azra, ¿Que quieres?-Gruño la de oscuros cabellos.-¿No te dijeron que estoy aquí?
Silencio, fue lo único que hubo.
-Oh pequeña Camille... ¿En serio creíste que el príncipe te amaba?-Soltó una risita.-La única mujer en el corazón de Selim soy yo, siempre seré yo.
-Disfruta de esto Nurbanu, te aseguro que será la última noche que vas a pasar con el.-Amenazó antes de disponerse a marchar.
-Que traigan mas vino.-Escucho decir a la mujer.
Esa noche Azra no pudo conciliar el sueño, sus lágrimas eran lo único presente en esa solitaria habitación, le había creído cada palabra y terminó con el corazón roto.
-Señorita.-Fakria entró a sus aposentos tan pronto como amaneció.
-Vete...-Pidió abrazando una almohada.
-El príncipe quiere verte.
-¡Que se vaya al demonio!-Gritó.
-¡Shh! ¿Te estás escuchando? ¿Quieres que te corten la cabeza acaso?
-Pasó la noche con Nurbanu.-Sollozó.
-¿Y eso que? Es la madre de sus hijos, no puedes ponerte celosa por eso.
-Claro que puedo, ¡Mírame hacerlo!
-Estas siendo infantil.
-No iré.-Recalcó.-Al único lugar al que iré serán los baños.-Se levantó de la cama.-Con permiso.
No demoro en hacerlo pues temía encontrarse a Nurbanu y que se le riera en la cara como la noche anterior, luego de pasar unas horas aseándose finalmente secó por completo y colocó uno de sus vestidos para regresar a su habitación, al menos no tenía que compartirla con nadie, no tenía ganas ni de ver a las demás criadas.
Suavemente empujó las puertas de sus aposentos e ingresó a este, decaída, lo único que deseaba era ir a su cama de nuevo y dormir durante horas para olvidar lo ocurrido, pero su plan no saldría como quería pues frente a ella estaba el príncipe disgustado.
-Alteza...-Se inclinó.
-¿Por que ignoraste mi llamado?-Fue lo primero que dijo.
-¿Por qué me llamó? Príncipe, es humillante para mi saber que anoche pasó con la sultana y ahora viene a verme...
-¿Como?
-Fui a verlo, y la sultana me recibió, me insulto pero peor aún me recalco algo que era muy obvio... Usted no me ama.
-Azra...-Su corazón se partió cuando escuchó sollozos provenientes de la rubia.
-Déjeme sola, por favor.-Le dio la espalda evitando que la viese llorar.
Selim no dudo en ir por ella abrazándola por atrás sin dejarle escapatoria.
-Es cierto, Nurbanu fue a mi habitación anoche, pero no sucedió nada.
-¿Como puedo estar segura de eso?
-Por que no deseo a ninguna otra mujer en mi cama y corazón además de ti, Azra, mi sultana...-Empezó a darle delicados besos en el cuello.-¿Como puedes llegar a imaginar que mis manos tocarían alguien más? Soy tan tuyo como tú eres mía, no vuelvas a dudar de mi.
-Entonces...-Ella volteó a verlo.-¿Por que estaba ahí?
-La llamé porque a pesar de todo es la madre de mi príncipe y sultanas, tengo que conversar con ella sobre algunos temas.-Explicó.-También la puse sobre aviso, si vuelve a tocarte recibirá un castigo... Pero no quiero abrumarte con estos temas.
El pelirrojo pasó su dedo por la mejilla de su rubia, secando así las últimas lagrimas derramadas.
-Amada mía, te he entristecido... Pídeme lo que quieras, pero por favor sonríe para mi.
Ella soltó una risita antes de ponerse de puntas para darle un beso.
-Mi príncipe lo que yo deseo es algo imposible.-Miro a otro lado apenada.
-No hay límites para ti, mi amor.-Beso su cabeza.
-Yo... Siempre quise casarme.-Soltó de golpe provocando que Selim dejara de mimarla.-Lo sé, usted no puede hacer eso.
El mayor la observó unos segundos como si reflexionara acerca de eso y finalmente tomó una decisión.
-Todo lo que tú me pidas, lo cumpliré.-Besó así su mano.-Y cuando sea sultán serás la única Haseki... Mi Haseki.
-¿Lo dice de verdad?-Sus ojos lo hipnotizaron.
-No tengo duda del amor que siento por ti, haré que todo Estambul se entere de que la única mujer en mi corazón eres tú.
Emocionada se apegó a el, lo amaba y el a ella, ya no tenía duda de eso.
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