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Manisa
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Durante el resto de la semana Selim llamó únicamente a su favorita para que lo acompañara en las comidas o a pasear por los jardines, el se sentía maravillado con aquella chica llena de vida que lo hacia reír y sentir un amor especial sin siquiera haberle dado un solo beso. Pero aquella noche luego de varias, las cosas cambiarían, o eso esperaba Camille pues Fakria le había explicado a detalle sobre. "Hacer feliz a un príncipe" Al principio le disgusto la idea pero durante su tiempo junto al pelirrojo empezaba a sentir cosas nuevas y aquel calor dentro de su cuerpo la estaba corrompiendo.
-Camille, no sigas desperdiciando estas oportunidades.-Fakria le medio regañó terminando de arreglarle su vestido blanco el cual había empezado a identificarla pues siempre lo usaba representando su castidad.-El príncipe te quiere, pero no colmes su paciencia...
-Lo sé, me lo repetiste mucho, "El príncipe te desea y bla bla"
-No estoy jugando, su alteza te ha escogido a ti de todas estas mujeres y tu actúas como una niña.
-Señorita, el príncipe la está esperando.-Un ayudante del harem se acercó.
-Voy ahora mismo.-Amagó con caminar pero Fakria la detuvo nuevamente.
-Camille, por favor.-La miró a los ojos recibiendo un asentimiento de su parte.
Finalmente se pudo marchar, pero de todas formas se sintió observada quizás la sultana Nurbanu había pedido que la siguieran a todo lado.
-El príncipe pidió verme.-Se anunció en la puerta e instantáneamente la dejaron pasar.
-Camille.-La recibió con una cálida sonrisa y abrió sus brazos para ella.
-Mi príncipe.-Corrió a él refugiándose en su pecho.-Lo extrañe mucho, ¿Por que no me había llamado?
-Estuve ocupado con asuntos de la provincia... Pero no dudes en que pensé en ti cada segundo.-Beso su frente.-Ven, tengo algo para ti.
El la sujeto de la mano haciéndola caminar hacia su escritorio, donde había un hermoso collar con un sutil dije.
-Es precioso...-Murmuró rápidamente le dio la espalda y sujeto su cabello.-¿Me haría el honor?
-Claro que si.-Sujetó el collar y lo pasó por su cuello haciéndola estremecer ante su tacto.
Ella todavía mantenía su cabello sujeto cuando Selim acercó su rostro al cuello de la muchacha para sentir su aroma, Camille suspiro dejando su cabello a un lado de su hombro dándole completo acceso a su piel, su cuerpo tembló cuando las manos del pelirrojo recorrieron su silueta hasta su cintura la cual el príncipe sostuvo atrayéndola hasta el. Se sentía bien, no podía pensar en otra cosa que en los besos que su amor dejaba sobre su cuello y hombro, necesitaba que la tocara aunque eso significara darle acceso a hacer de ella lo que quisiera.
Sin más se volteó quedando frente a frente y de un impulso beso al hombre frente a ella, emitió un sonido de satisfacción cuando el mismo subió su mano a su cuello para no dejarla escapar de él, había esperado probar esos labios que sentía como enloquecía a cada minuto que no podía hacerlo, juntos dieron pasos torpes hasta la cama del príncipe donde finalmente Camille se recostó con el príncipe sobre ella.
-Majestad, ¿Usted en verdad me ama?-Balbuceo apartando su cabeza ligeramente.
-Estoy locamente enamorado de ti...-Sonrió colocando su mano en la mejilla de su concubina para así acariciar su mejilla.-Nunca había amado alguien en la forma que te amo.
Nuevamente juntaron sus bocas extasiándose del cariño del otro, sus respiraciones hablaban por ellos, agitados y deseosos de algo más. Selim no dudo en acercar su mano al escote de la odalisca empezando así a desabotonar su vestido pero la mano de la misma lo detuvo, pudo sentirla temblar aunque no del miedo, el príncipe no pudo contener su sonrisa pues de aquella manera confirmo los nervios de su querida rubia.
-Azra.-Dijo el príncipe aún con su sonrisa en su boca.
-¿Azra?-Ella habló confundida.
-Ese será tu nombre, Azra.-Repitió.-Significa "La mujer que es pura y casta."
-Azra...-Repitió devolviéndole aquella sonrisa a su príncipe, lo tomó de las mejillas atrayéndolo a ella.
Los dedos de Selim le quitaron hizo que el vestido de su concubina se deslizara hacia abajo hasta finalmente quitarlo de su vista, entre besos, suspiros y risas ambos se aseguraron de retirar cada prenda para apreciar su desnudez, la distancia entre las dos partes era realmente mínima y aún así Azra sentía que su corazón se saldría de lugar en cualquier momento.
-Eres la mujer a la que más he amado y anhelado.-Le susurro en el oído con cariño.
En ese instante Azra contuvo la respiración al sentir como su intimidad era invadida, el dolor y el placer le recorrieron de igual forma por todo el cuerpo. En ligero grito emanó de sus labios, pero se relajó pues sabía que aquel príncipe la adoraba de la misma forma que ella a él, los dedos de Azra se enredaron en el pelirrojo cabello de Selim mientras seguía el vaivén de arriba hacía abajo, lento, tortuoso.
Sus respiraciones se mezclaron; el pulso se les disparó, mientras que la sensación de placer los obligaba a moverse con más brusquedad, las manos de Azra se deslizaban por la espalda de Selim y por todo su cuerpo. El movimiento cesó con una embestida brutal llegando el príncipe al clímax, el mismo decidió acostarse a su lado dejándola reposar pues ya tendrían todo el tiempo que quisieran para tener una segunda vez.
-¿Puedo seguir vistiendo de blanco?-Murmuro pegándose a su pecho.
Selim sonrió, acababa de estar con un hombre por primera vez y fue lo único que dijo.
-Claro que puedes, amor mío.-Beso su mejilla.-Desde ahora, nadie podrá impedirte nada.
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