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Manisa
1553
Camille despertó de su sueño por los rayos del sol, se quejó intentando cubrir su rostro, tenía mucha pereza.
-¿Haz dormido bien?-Una voz la llamo haciéndola sobresaltar.
-Príncipe...-Lo observó a su lado.-Buenos días.
-Buenos días a ti, Camille.-Colocó su mano en los rubios cabellos de la chica para así peinarla.
Durante el resto de la noche Selim había disfrutado la peculiar compañía de su concubina, bailando, escuchándola cantar y reír, no supo cómo o porque razón es que su corazón se sentía extrañamente querido por ella. Aún así al caer la noche la hizo dormir a su lado, no le tocó ni un centímetro de piel por debajo de su blanco vestido pero de todas formas se sintió complacido de su compañía.
-Ve, pide el desayuno a los Aga's.-El príncipe pidió mientras se levantaban.
-Si, majestad.-Camille asintió saliendo de los aposentos.
-¿Señorita Camille?-Un hombre que rápidamente reconoció como Ghazanfar la observó al salir.
-El príncipe ha pedido su desayuno.-Le habló con su suave voz.
El no dudo en irse, pero no a la cocina, su primer movimiento fue ir por su sultana tenía el corazón acelerado pues no quería que Nurbanu se moleste al no haber detenido a la muchacha.
-Ghazanfar, ¿Qué te sucede?-Canfeda lo observó apurado.
-¡Nos van a matar!-Hablo temeroso.
-¿Qué? ¿De que hablas?-Frunció el ceño.
-Una muchacha pasó la noche con el príncipe.-Colocó una mano en su frente tratando de buscar tranquilidad.
-Hay que decirle a la sultana.-La mujer tocó la puerta de los aposentos antes de escuchar un "Adelante".
Ahí estaba Nurbanu, tomando una taza de té, su mirada aura estaba intranquila pues en su cabeza estaba el hecho de que la sultana Hurrem ya no la quería y haría hasta lo imposible por deshacerse de ella.
-¿Que ocurre?-Dejo su bebida de lado para así levantarse.
-No sabemos en que momento ocurrió, sultana.-Ghazanfar inició.-Pero una mujer acaba de salir de los aposentos de su majestad.
Su rostro formó una mueca y rápidamente negó, quizás eso lo había planeado Hurrem, ese era su objetivo hacer que el príncipe se enamorase de otra mujer y Nurbanu no lo permitiría.
-¡Sultana!-Canfeda corrió atrás de ella al igual que el Aga.
-Imposible... Selim no estaría con otra mujer.-Habló entre dientes llegando a la habitación.-Abran la puerta.
-No tenemos permitido hacerlo.-Habló el guardia.-El príncipe tiene compañía.
-¡Abran la puerta!-Volvió a decir.
Su corazón se achicó cuando escuchó risas bastante estruendosas adentro de la habitación.
-¿Estuvo practicando mientras dormía?-Era la voz de una mujer, sintió un deja vu como si la hubiera escuchado antes.-Lo hace de maravilla.
-Me enseñaste bien.
-Selim...-Nurbanu gruñó.-¡Que me dejen entrar! ¡Tienes enfrente a la madre de un príncipe!
-Hagan lo que les ordena o perderán la cabeza.-Ghazanfar intervino.
Finalmente los guardias se apartaron y Nurbanu entró golpeando las puertas de la habitación, frente a ella estaba Selim junto a la nueva criada, rápidamente reconoció que estaban bailando por la forma en la que se abrazaban.
-Nurbanu...-Selim se apartó de Camille bastante enojado.
-¿Que es esto?-Los señaló a ambos.-¡¿Que haces aquí mujer?! ¡Te deje muy claro que no podías entrar aquí!
-Deja de gritar.-El príncipe la encaró.-¿Cómo osas entrar tú a mis aposentos sin permiso?
Nurbanu ignoró por completo al hombre frente a ella, estaba llena de rabia y solo pensó en atacar a esa mujer, como pudo trató de acercársele pero Selim la tomó del brazo evitándolo.
-Puedes irte Camille.-La miró.
Ella solo asintió y lo reverenció para así marcharse.
-¡Te arrancare los ojos!-Grito la sultana a ella.
-Quien intente poner un solo dedo sobre mi favorita, pagará con su vida.-La obligó a mirarlo.-Que quede claro, Nurbanu.
-Me lo prometiste Selim, prometiste que no abría más mujeres.-Se soltó de su agarre.
-Esto es un harem, te lo he repetido miles de veces. Nadie tiene potestad sobre mi, yo elijo con quien estar.-Hablo con firmeza.-Así que si me entero de que le haz hecho daño a Camille, me asegurare de que no vuelvas a ver a mis hijos nunca más.
-¿Es por lo de Cihan no? Te dije que fue un accidente, tenía que defenderme.-Sus lágrimas empezaron a caer.-Estas haciendo todo esto con la intención de lastimarme, espero no te arrepientas cuando sea demasiado tarde.
Finalmente dio la vuelta y se marchó, Selim se sentía confundido pues siempre creyó que lo que sentía por Nurbanu era único y especial pero no era así, con Camille sentía lo mismo o incluso más de lo que pudo creer alguna vez. Sin saberlo aquella odalisca lo había conquistado únicamente con su manera de reír, de disfrutar el mundo y un cariño más allá de lo carnal, supo que Allah le había enviado a Camille y no pensaba rehusarse a esa bendición.
-¿Qué ha pasado?-Fakria se acercó a la de dorados cabellos.
-Pasé la noche con el príncipe.-Habló con obviedad.-Y aquí sigo, vivita y coleando.
-Ojalá Allah te bendiga con un hijo.
-¿Ah? ¿Porqué tendría un hijo?
-Acabas de pasar la noche con un príncipe, tus posibilidades de estar embarazada ascienden mucho más de lo que te imaginas.
Ella confundida frunció el ceño.
-No termino de entender.
-¿Acaso pasaste la noche con el príncipe contándole chistes?-Habló con sarcasmo.
-Pues si, se rio mucho así que lo hice feliz.
Fakria parecía horrorizada, una expresión que Camille nunca le había visto a una persona.
-Allah dame paciencia te lo imploro.-Miró hacia arriba conteniendo el aire.-¿Nadie te explico a que vas exactamente a los aposentos de un varón?
-Hacerlo feliz...
-!Pero no con chistes, Camille!
Su conversación se vio interrumpida por Canfeda quien se veía bastante incomoda y angustiada.
-Fakria hatun.-Saludó.-El príncipe tiene una nueva favorita... Ha pedido que la muden a unos aposentos.
Sin más se retiró, todo el harem sabia que aquella mujer le era leal a Nurbanu así que no era de su agrado anunciar ese tipo de cosas.
-Bien... Eres favorita.-Felicitó como si su alma le regresara al cuerpo.-Tendré que explicarte algunas cosas que hubiera preferido no decir.
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