11
Manisa
1553
Su mañana pasó tranquila, al menos con un ligero dolor en el vientre que supuso era su bebé moviéndose como loco, pero quien la viera podía notar que aquello parecía más grave, su rostro estaba pálido y sus labios sin color alguno, similar a una muerte viviente.
-Fakria... Creo que- Comí algo en mal estado.
-Ven, te llevare a tus aposentos.-Sujetó su brazo tratando de que se apoyara en el.
-No... Necesito hablar con Selim.-Su voz era muy bajita a comparación de su naturalidad.-El príncipe Bayaceto está aquí podría atacar en cualquier momento y-
-No quisiera preocuparla, pero el príncipe Selim ya ha ido a pelear.
-Fakria, ¿Y porque me lo dices hasta ahora?-Elevo un poco su voz ante la preocupación.-¡Agh!
Se dobló del dolor que su hijo le estaba provocando.
-Exactamente por eso, estás delicada, no puedo correr el riesgo de- ¡Azra!
Corrió atrás de ella quien se apresuró al balcón donde ya estaba Nurbanu con su hijo y sirvientes.
-Sultana.-Murad volteó a ver a la rubia quien como pudo se apoyó para ver a su esposo a punto de pelear.
-No puede ser...
Nurbanu cubrió la mirada del príncipe cuando Selim y Bayaceto habían chocado sus espadas iniciando su batalla, temía por la vida de su esposo,
el sonido metálico que salía del roce de las espadas la hacía estremecer.
-¡Atención!-La batalla se detuvo.-La sultana Hurrem está aquí...
La mirada de los del campo de batalla se dirigió a la mujer al mismo tiempo que Azra caía de rodillas sosteniendo su vientre entre gritos de dolor.
-¡Sultana!-Fakria trató de levantarla pero esta seguía quejándose del dolor.
Nurbanu y Canfeda se miraron algo sorprendidas pero fingieron inocencia.
-¿Está en labor de parto?-Una de las criadas cuestionó pues todos sabían que era demasiado pronto para eso.
-Oh Allah...-Kalfa se estremeció al ver como el vestido blanco empezaba a formar una mancha roja.-Esta perdiendo al bebé.
-Sultana-
Murad intentó acercarse pero su madre lo detuvo.
-Canfeda llévate al príncipe de inmediato.
-Madre...
-Obedéceme.-Dio un suave empujón para que el así lo hiciera.
-¡Rápido llamen a la Doctora!-Fakria ordenó angustiada.-¡Guardias!
Uno de los hombres cargó a la mujer quien se mantenía chillando por el dolor que sentía, rápidamente fue llevada a sus aposentos donde dos doctoras estaban esperándola listas para iniciar un parto prematuro y bastante riesgoso.
-Puje sultana, puje.-Pidió la doctora.
-¡No puedo!-Lloraba adolorida.
-Vamos Azra... Tú puedes.-Fakria sujetó la mano de la rubia quien solo podía sollozar cada que intentaba pujar.
-Tiene que esforzarse, Sultana el bebé tiene que salir o morirá.-La partera pidió.
-No... No puedo perderlo ¡Ah!-Nuevamente su llanto era lo único que se escuchaba en la habitación.
Gritos de desesperación y súplicas era todo lo que había, hasta que luego de unos minutos Azra cayó desmayada mientras la partera cargaba al pequeño bebé.
-Es un varón...-Murmuró pasándoselo a una criada para que lo limpiara.-Rápido, la sultana está muy débil.
-Le han dado unas plantas abortivas.-Explicó la Doctora que la acompañaba.-Es posible que-
-Que Allah la proteja.-Continuó.
Mientras tanto Selim recibía un regaño por parte de su madre quien llegó a salvarlo de una batalla a muerte con su hermano.
-Alteza, sultana... Lamentó interrumpir.-Un Aga habló ingresando a los aposentos.
-¿Qué sucede?-Selim lo regresó a ver.
-La Sultana Azra ha tenido un parto prematuro, su hijo se encuentra bien pero la madre...
-¿Qué sucedió?-Su nueva preocupación era la salud de su mujer e hijo.
-No ha despertado desde entonces.
Hurrem se puso de pie igual de angustiada que su hijo, pronto salieron en dirección a los aposentos donde todavía se encontraban las doctoras velando por el bienestar del príncipe.
-¿Qué sucedió? ¿Por qué nadie me ha avisado de esto?-Selim estaba furioso.
-Majetad, esto ocurrió de un momento a otro.-La Doctora comentó.-Han intentado envenenar a la sultana con alguna infusión abortiva.
-¿Como está el príncipe?-Hurrem habló.
-Nuestro príncipe está débil, pero no corre riesgo de morir gracias a Allah.-Empezó dándole un segundo de tranquilidad.
-¿Qué hay de Azra?-Selim dirigió su vista a su esposa quien todavía descansaba.
-Va a recuperarse... Pero hay un problema, príncipe.
-¿Que sucede?
-Es probable que las plantas que ingirió no solo le haya provocado un parto prematuro si no...
-¿Qué? Habla mujer.-Ya estaba fastidiado de los rodeos que le daban al asunto.
-La Sultana podría quedar infertil de por vida.
Selim no escucho más, no dudo en ir hacia su esposa mirándola reposar, se le partía el corazón al imaginar su reacción ante aquella noticia.
-Amor mío... Despierta.-Llevó su mano al pálido rostro de su menor para así acariciarla.-Tienes que ver a nuestro hijo... Nuestro príncipe, Mehmed.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro