Capitulo 7

Renuevate

POV Hinata

Cuando eramos pequeñas, Hanabi y yo nos llevabamos muy bien.

Jugabamos todo del tiempo juntas, después de todo, sólo éramos nosotras dos y nuestra madre durante casi todo el día. Nos llevamos una diferencia de 6 años, pero éramos tan unidas como podían ser dos hermanas.

Cuando yo llegue a mi adolescencia, las cosas cambiarion un poco. Después de todo, mis intereses empezaron a cambiar. Me empezaron a gustar los chicos y tenías una o dos amigas. Cada vez que ellas llegaban, a Hanabi la sacaba de mi habitación y creo que eso llenó de resentimiento a mi hermana hacia mí.

Pero nos seguíamos ayudando cuando nos necesitamos.

El giro de 180 grados ocurrió cuando llevé la primera vez a Toneri a casa de mis padre. A Hanabi nunca le cayó bien mi ahora marido, ella siempre lo miraba con sospecha, como si supiera que él estaba haciendo algo mal.

Cansada de su actitud, que yo pensaba que era infaltil y celosos de hermana menor, la enfrenté.

—¿Por qué odias tanto a Toneri? Él no te ha hecho n-nada.

— Simplemente no me cae bien, Hina. Tiene algo que no me gusta...

—¿Có-Cómo va a gustarte, si ni siquiera hablas con él? Si-siempre estas toda sarcástica cada vez que él dice algo..

— ¡Ya supéralo! Él no es para ti.

—T-Toneri es mi n-novio y lo a-a-amo y no quiero que lo tr-trates así...

—¡No puedes amarlo! ¡Él te engaña!

—¡E-e-el no mmme enga-ga-gaña! ¡El mmme a-a-a-am-...

—Ni siquiera puedes decirlo. ¿Acaso el sabe lo que te cuesta expresarte? ¿Acaso él sabe lo que te gusta pintar? ¡Él no sabe nada de ti! ¡Y tu no sabes nada de él! ... Déjalo. Quieres engañarte a ti misma, pero yo no voy a participar de este engaño. Haz lo que quieras.

Todavía me retumba en la cabeza sus palabras.

Y en estos días me pregunto...

¿Por qué no le hice caso a mi hermanita menor?

Fin POV Hinata.

.

Hinata no supo cuánto tiempo permaneció en los brazos de Naruto, pero ya podía respirar con normalidad cuando su celular comenzó a sonar.

Se separó del cálido pecho del rubio, roja como manzana madura para mirar su celular. Reprimió un suspiro cuando vio el nombre en la pantalla. Miró a Naruto, tímida y asustada. Él la observaba con un pequeño ceño de preocupación.

—¿Estás mejor?— Le preguntó mientras la acariciaba, casi inconscientemente su brazo, de hombro a codo.

Hinata agitó la cabeza en señal de afirmación, no sabía si podría hablar. Todavía estaba nerviosa por su hermana, pero a eso le sumaba que había estado abrazada con ese muchacho que apenas conocía, como si fuera el último ser humano que existiera en la tierra.

Hinata le sonrió, como pudo, mostrándole el celular y Naruto le devolvió la sonrisa, haciéndole señas para que atendiera tranquila mientras él iba con el muchacho en la silla de ruedas, que miraba todo de forma curiosa. Hinata se sintió más mortificada, ya que se había olvidado complementen de él. Se levantó del asiento y se alejó para poder hablar por teléfono.

Cuando se sintió lo bastante lejos, ya iba por la tercera llamada de Toneri.

—Hola.

—¿Que diablos Hinata?¿Por qué me llamaste tanto? Estoy en una reunión y además ¿Donde carajos estabas? Me llamas como loca y luego no me contestas. Tengo cosas...

—Si cierras la boca por un momento voy a poder contestarte.

Hinata parpadeó cuando terminó de hablar. Jamás le había hablado en ese tono a su marido, ni mucho menos le había interrumpido en sus chácharas. Pero le gustó hacerlo, y le gustó el silencio del otro lado de la línea. De seguro que Toneri tampoco lo esperaba, ella estaba segura de ello.

Antes de arrepentirse o que Toneri comenzará a hablar, lo hizo ella.

— Hanabi sufrió un accidente y está en el hospital—, suspiró pesadamente ya que le costaba creerlo todavía—. En este momento la están operando.

Guardo silencio, esperando una respuesta de su marido, pero está nunca llegó.

—¿No piensas decir nada?

—¿Y por eso me llamas? Hinata nunca le caí bien a Hanabi...

—¡Ese no es el p-punto!

Hinata cerró con fuerza los ojos cuando escuchó su tartamudeo cuando gritó. Su corazón golpeando furiosamente en su caja torácica. Podía sentir al pesado órgano intentando hacer un agujero en su pecho.

—¿Y cuál es el p-punto Hinata?

Ella no podía creer que justo en ese momento él decidiera burlarse de su tartamudeo, cuando era una situación tan traumática.

—¿No vendrás?— susurró, aunque ya sabía la respuesta.

—No he terminado, cuando termine...

—No vengas. No te necesito.

Cortó el teléfono.

Miró el celular mientras esté, a los pocos segundo, volvía a sonar iluminandose con el nombre de Toneri.

Esta vez no lloro.

Sus defensas volvieron a subir de golpe, su corazón volviéndose de piedra. Su mirada vacía en el aparato, no se movió ni un milímetro mientras pasaban las tres llamadas de Toneri que ella no contestó.

Algo había pasado...

Algo había cambiado...

Casi pudo sentir cuando lo poquito que quedaba en su corazón, de su marido fue tragado por ese agujero negro y pudo sentir el vacío. El vacío llenaba todo, dónde en un tiempo sabía haber amor y comprensión, sólo había quedado... nada.

Negro y silencioso vacío.

Cuando la cuarta llamada entró, empezó a sentir que se llenaba de algo, frío y arrollador. Algo que le hizo apretar con fuerza el celular y, sin siquiera pensarlo lo estrelló contra el suelo.

El sonido del aparato rompiéndose la hizo parpadear, y empezar a hacer consciente de su exterior. Cuando levantó la vista, una enfermera estaba mirándola asombrada.

—¡L-lo s-siento!— gritó y se apuró a recoger el celular que estaba inservible.

Lo miró haciendo una mueca y lo volvió a guardar en la cartera. Cuando se volvió hacia el pasillo, ambos hombres la miraban. Pero apenas ella se volteó, ellos desviaron la mirada. De seguro que pensaban que estaba loca, es lo que creía ella.

Pero por una vez se sintió mejor...

Libre.

Continuará...