Provoca sus sentidos
Capitulo 3
Provoca sus sentidos
POV. Hinata
Siempre fui una chica tímida.
En el único lugar donde podía ser yo misma, sin el miedo a que me juzgarán, era bailando.
Pero siempre me costó conocer gente nueva, en la escuela, universidad o trabajo. Cuando era chica tuve un pequeño problema de tartamudeo, que todavía me afectaba si estaba excesivamente nerviosa o enojada. Había recibido muchas burlas por ello y poco a poco me fui cerrando de conocer a gente nueva, que en algún momento podría darse cuenta de mí tartamudeo.
Recuerdo, que al principio de mí noviazgo con Toneri nunca había tenido este problema. Él me hacía sentir segura y tranquila. Pero lo supo ya después de casados. Cuando me estaba recriminando por algo que había dicho mí hermana menor.
Hanabi había dicho sarcásticamente que yo no era perfecta, como Toneri me hacía parecer.
Gran parte de la adolescencia de Hanabi, se había vuelto rebelde y odiaba a todo el mundo y eso me incluía especialmente a mí.
Toneri había discutido con ella, sólo para defenderme del sarcasmo de mí hermana. Hasta que ella le había dicho que yo le ocultaba cosas. Mí marido se volvió loco y tuvimos que irnos.
Cuando llegamos a casa comenzó a atacarme para que le dijera lo que le ocultaba. Entre tartamudeos le dije mí problema. Pensé que me abrazaría, diciendo que a eso a él no le importa. Pero una vez más sus palabras hirientes no se hicieron esperar.
«Espero que no me hagas pasar vergüenza frente a nadie con tu 'problemita' »
Fin POV Hinata
.
Eran cerca de las doce de la noche y la casa está llena. Tenten le había contado que al principio sólo iban a ir amigos cercanos, pero después llegarían más conocidos de Naruto, que era muy popular por lo que pudo ver Hinata.
No había vuelto a hablar con él.
Después de pasar esa terrible vergüenza, no sabía cómo hacer una conversación con un hombre como Naruto. Era como ver un actor de cine. Alto, casi un metro noventa, con el cabello rubio corto a los costados y alborotado arriba. Tenía unas cicatrices extrañas en las mejillas, que se parecían a bigotes, pero no le sacaban belleza, en todo caso lo hacía único. Su boca había sido para besar, sus dientes blancos y casi perfectos, tan sólo que sus colmillos eran un poquitín más largos que los demás. Y su cuerpo...
Oh, su cuerpo.
Era todo lo que buscaría una mujer, musculoso, pero no exageradamente. Hombros anchos, caderas angostas, trasero de infarto y muslos gruesos. Y apesar de ser tan alto y grande, se movía con una sencillez y sensualidad.
Hinata apartó la mirada de él cuando sintió que no sólo sus mejillas se calentaban.
Todo lo que pasaba por su mente no estaba bien. Ella estaba casada con Toneri y no tenía que estar mirando a otros hombres como lo hacía con Naruto.
Angustiada, tomó un poco más de la cerveza que le habían dado una de las chicas. Estaba sentada en un sofá, apartada de la improvisada pista de baile y alejada de la esquina donde estaban los que fumaban. Ino ya estaba con un muchacho de pelo negro y tez muy blanca. Mientras Tenten la había dejado unos minutos para ir a hablar con alguien más.
Hinata se había quedado allí sola, observando aunque con una sonrisa en el rostro. Tal vez no estaba bailando, pero escuchar la música le cambiaba el ánimo.
Su mirada seguía volviendo a Naruto. Por lo que había podido observar, la sonrisa en su cara era natural. No podía evitar mirarlo, era como un faro que la llamaba. Se había dado cuenta que siempre estaba al lado de un muchacho llamado Sasuke, y en un principio pensó que era su pareja, hasta que una chica, muy bonita de cabello rosa, se había lanzado en los brazos del moreno y besado como si no existiera un mañana. También descartó la hipótesis de que Naruto sea gay ya que había visto que bailaba con unas cuantas chicas y por la forma que las tocaba se notaba que le gustaba las mujeres.
Estaba distraída raspando la etiqueta de la botella de cerveza, pensando en la última vez que Toneri la había tomado en sus brazos en la forma que había visto que Naruto bailaba con una chica rubia, cuando alguien se sentó a su lado.
Pegó un pequeño salto cuando miró en esa dirección.
Naruto la miraba con una sonrisa ladeada, sentado de frente a ella, con su espalda en el apoyabrazos. Un brazo musculoso en el respaldo del sofá que estaba entre ellos. Su sonrisa se ensanchó más cuando ella lo miró.
—¿Cómo la estás pasando, Hinata?— preguntó acercándose un poco para que pueda escucharlo por arriba de la música.
Hinata agradeció que estuviera oscuro, ya que así no se daría cuenta del sonrojo que sintió en sus mejillas. Sonrió, sintiendo el golpeteo en su corazón. Inspiró profundo por sus fosas nasales y contestó:
—Bien, es... hay mucha gente.— Bajó la mirada al darse cuenta que casi tartamudeaba. Se mordió el labio al escuchar la risa de él, pensando que creería que era tonta por lo que decía.
—Bueno, soy bastante conocido por aquí. O por lo menos lo era.
Hinata levantó su mirada al rubio cuando sintió un dedo en su mejilla. Sos ojos como platos al darse cuenta que él le acarició con el dedo índice.
—No creo haberte conocido, sin embargo. Estoy en lo cierto ¿no?
Ella negó con la cabeza, estaba totalmente muda. La mirada de Naruto brillaba, intensa y clara. Una sonrisa depredadora surgió de sus carnosos labios.
—Estaba seguro. No creo poder olvidar unos ojos tan bonitos como los tuyos...
Hinata tragó saliva con dificultad. No podía hablar, no podía moverse mientras lo miraba a los ojos. Era como un especie de hipnosis. Lo único que podía sentir era su dedo en la mejilla, que seguía una línea invisible.
Escuchó a lo lejos la música y los gritos de alguien, pero ella no podía apartar la mirada de él. Hasta que Naruto parpadeó, con un pequeño ceño en sus cejas, como si no supiera lo que estaba haciendo. Pero su sonrisa volvió pronto, aunque él y su dedo se alejaron.
Naruto levantó una botella de cerveza y la llevó a sus labios, bebió mientras la miraba intensamente. Hinata empezó a sentir que se juntaba el sudor en sus manos. Apretó la botella cuando está empezó a temblar entre sus palmas. Trato de mantener su rostro plácido, como si no le hubiera afectado ese toque, sus halagos ni tener su completa atención.
Una vez más su timidez, impidiendole saber que tema de conversación era buena para esa ocasión. Jugueteo con la etiqueta, mientras machacaba su labio y cerebro. Miró de reojo y Naruto seguía observándola, era casi intimidante.
— Hago fotografía— le dijo, como si ella le hubiera preguntado.
Hinata sonrió casi aliviada de que él no pensará que era tonta por no darse cuenta que ese era un buen tema.
—¿Y que fotografías?— Le pregunto con un poco de timidez.
— Lo que me paguen—, se encogió de hombros con una sonrisa perezosa.— Me gusta fotografiar cosas bonitas y únicas.
Hinata sintió que su sonrojo desde el cuello a la raíz del cabello cuando Naruto la miró de pies a cabeza. Cuando sus miradas se volvieron a unir, él se movió un poco cortando el espacio que había entre ellos.
—Me gusta fotografiar paisajes deslumbrantes, esos que pueden llenar tu alma o hacerte llorar. Me gusta fotografiar la sonrisa de un niño o niña, con la pureza en sus ojos, la mirada sabía de los ancianos...— se acercó un poco más—. La belleza de una mujer, con sus ojos resplandecientes de amor...
Hinata estaba respirando con fuerza cuando sintió el aliento de Naruto golpear contra su rostro. De nuevo paralizada, el corazón en un golpeteo salvaje y el temblor en su cuerpo. Sabía que Naruto estaba muy cerca de su cara. Retuvo la respiración cuando vio que su mirada se dirigía a sus labios..
¡Esto no estaba bien!
Su mente gritaba en protesta, pero su corazón anhelaba un poco de amor, halagos, cariño, pasión.
—Hinata..
Escuchar su nombre en la voz grave de Naruto, hizo que la burbuja reviente. Movió su torso lejos de él, cuando estaba a punto de besarla.
—L-lo s-si-siento.
Se levantó abruptamente y huyó.
Debía volver a su casa.
Naruto no la detuvo, ni nadie fue atrás suyo cuando salió de la casa. El aire frío fue un alivio para su rostro que estaba en llamas. Caminó sin saber a dónde se dirigía, mareada, nerviosa y excitada. Apenas vió un taxi lo paró y subió, volviendo a su casa, con su marido.
En el lugar donde se tendría que haber quedado desde un principio.
Continuará...
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