Capítulo 12

Mantente Firme

Hinata suspiró cuando dejó su campera en el respaldar de la silla. Miró el pequeño departamento donde estaba hace dos semanas y se sintió extraña.

Dos semanas llevaba viviendo con su amiga, Tenten. Si bien los primeros días fueron los más difíciles, aún se preguntaba si había hecho bien en separarse. Dio los pocos pasos que necesitaba para acercarse a la estufa y puso agua para su té.

Se sentía cansada, vacía y triste. Cuando se iba a acostar a la cama que le había prestado su amiga, ahí era cuando la tristeza golpeaba más fuerte. Durante el día era simplemente una persona sin ánimos de nada. Entre el trabajo e ir a ver a su hermana, se mantenía activa todo el tiempo, intentando no pensar en las cosas que la lastimaban.

En cierto punto se sentía estancada.

Recordaba como Toneri le había llamado y mandado millones de mensajes y audios. Súplicas, audios de arrepentimiento. Amenazas, dónde le decía que metería preso a sus amigos y que la dejaría en la calle. Cuando había recibido la primera vez sus súplicas, estuvo muy tentada contestarle, pero Tenten le había sacado el teléfono, sin dejarle ver. Cuando empezaron las amenazas, agradeció que su amiga no le haya dejado.

Con otro suspiro, sacó su teléfono, abriéndolo en la aplicación de WhatsApp. Tenía 15 audios de Toneri. Aveces, simplemente los borraba sin escucharlos, pero como estaba sola en la casa, quiso oírlos.

— Buenos días Hime. Por favor, ¿hasta cuándo me vas a tener en esta tortura?(7:45)

— ¿Sabes? Hoy recordé cuando nos conocimos,— se escucha una leve sonrisa— Nunca me voy a olvidar. Recuerdo como bailabas con tus amigas..— La sonrisa de su voz, fue desapareciendo, hasta sonar muy dolido—. ¿Por qué ya no bailamos más?(9:10)

— Hime, sabes que nunca te engañe y jamás te levantaría la mano. ¿Por qué dijiste esas cosas de mí?(13:34)

— Te acuestas con uno de esos matones que vinieron a mí casa a golpearme ¿no? ¿ Y te atreves a decir que yo te fui infiel?(15:10)

—¡Maldita sea, Hinata! Respóndeme un puto audio. ¿Tanto te cuesta? Maldición..(15:25)

—¡Eres una maldita perra sucia! Mientras te hacías la santita y que ibas a trabajar de medio tiempo te follaste a cualquiera ¿no?(15:45)

—¿¡Te gustó chuparle la po...

Hinata paró el audio antes de escuchar otro insulto más y con disgusto borró todo. Ya sabía lo que venía después, los insultos y las amenazas. Al otro día empezaría de nuevo, tratándola como si fuera que ella no había escuchado sus palabras hirientes.

Dejó el celular a un costado cuando fue a apagar la estufa y hacerse el té. Con cuidado, tomó la taza y el celular y fue a sentarse en la mesa. Tenías una hora antes de ir a hablar con su padre. Ese era un tema que había estado evitando. Pero ya era una mujer grande y no le iba a pedir permiso para separarse, simplemente le diría su decisión.

Estaba por abrir Facebook, para pasar el rato, cuando le llegó un mensaje en WhatsApp. Su ceño se frunció, esperando que no sea Toneri, miró en la notificación. Una sonrisa nació de sus labios al ver el mensaje y no dudo en abrirlo.

Naruto: Hola Hina! Hey, ¿Estas en la casa de Tenten?(18:37)

Sus dedos volaron para contestar.

Hola Naruto, si acabo de llegar.

Tomó un sorbo del té mientras veía las letras verdes de arriba que indicaban que el rubio estaba contestando.

Naruto: ¡¡¡No te muevas de allí!!! Estaré en unos diez minutos. Quiero contarte algo importante.

Hinata frunció el ceño, pero igualmente contestó con una carita sonriente.

Salió de la aplicación mientras miraba a su alrededor. Todo en el departamento estaba en orden, pero igualmente se levantó. Acomodó los libros sobre la repisa y le pasó un trapo a la mesita ratona que estaba frente al sofá. Caminó de un lado hacia otro, con la taza tomando de a poco.

Se sentía nerviosa y no sabía el por qué.

Naruto ya la había visitado, con esta contaba tres en la casa de Tenten. Él se había preocupado mucho por ella la primera semana. Le mando mensajes todos los días y entendía cuando ella no quería hablar. Pero siempre lograba sacarle una sonrisa con algún mensaje o foto.

El miedo que había tenido en un principio, se había desaparecido. Había dudado por su decisión primero, pero luego vio los mensajes de Toneri y de Naruto. Ambos eran tan distintos con ella.

Mientras Toneri la amenazaba y la hacía sentir la peor basura, Naruto lograba que sonriera y pensara que tendría un gran futuro si se lo proponía.

Mientras lavaba la taza, golpearon la puerta. Agarró un trapo para secar la taza y secándose las manos se acercó a la puerta. Miró por la perilla, para estar segura y sonrió cuando vió el pelo rubio.

Su sonrisa sólo se ensanchó cuando abrió la puerta a su amigo.

—¡Hey, Hinata!— Naruto, siempre con una sonrisa, le dió un beso en su mejilla mientras entraba sin esperar una invitación.

Hinata se rió entre dientes mientras cerraba la puerta. Poco a poco se iba acostumbrando a la espontáneo que podía ser el rubio, sumando al hecho que él parecía no saber lo que era el espacio personal. Lo observó mientras se sacaba la mochila y caminaba por el pequeño departamento como si fuera suyo.

Naruto se sentó en el sofá, casi dejándose caer, mirándola con una deslumbrante sonrisa e invitándola con sus ojos celestes que se uniera con él en el sofá. Hinata caminó lentamente y se sentó en la esquina contraria del enorme sofá, algo curiosa por la manera en que la miraba.

—¿Qué sucedió?— le preguntó cuando se dió cuenta que no hablaría primero.

Los dientes del rubio parecían brillar mientras él se enderezaba y apoyaba los codos en las rodillas.

—Tengo una gran propuesta para darte. Es... Bueno, en realidad son dos propuestas. — Hinata alzó una ceja al ver cómo un leve color rosa se alzaba por las mejillas de su amigo.

Se removió algo incómoda, sintiendo que sus mejillas se calentaba por algo que no podía entender.

—¿De qué?

— Bueno, la primera y la que más me importa tu opinión—, agregó rápidamente—. Es sobre un trabajo.

Ella parpadeó sin comprender.

— Ok, la cosa es está. E firmado un nuevo contrato con una revista que es muy importante. Tengo que sacar fotografías,— Naruto rió y ella sonrió— obviamente. Pero...— dijo alargando la palabra—, tengo un pequeño problema.

Hinata no sabía por qué le contaba esto a ella, después de todo ella no sabía nada de fotografía. Pero asintió al ver qué él estaba esperando alguna respuesta de su parte.

—¡Y ahí es donde entras tú!— la ojiperla parpadeó, confusa—. Konohamaru era mí ayudante con el equipo. Generalmente no necesito ayuda, pero estos son montajes. ¿Si me entiendes, no?

Hinata no entendía, pero aún así asintió como si lo hiciera.

— Y Konohamaru no podrá ayudarme por unos cuantos meses, por su pierna. Y estaba pensando, el trabajo no será todos los días y pues serán unas cuantas horas.

Hinata lo escuchó divagar sobre como tenía que prepara los escenarios y las máquinas e iluminarias que necesitaría. También que necesitaba alguien que le prepara las diferentes cámaras que usaría. Ella cada vez estaba más confusa y no quería ser maleducada e interrumpirle, para preguntarle qué tenía que ver ella en eso.

Naruto respiró hondamente, cuando terminó de hablar casi sin respirar. Hinata sólo parpadeó, esperando que tal vez él saldría con más explicaciones. Al ver que el rubio la miraba expectante, sonrió.

— Entonces deberías buscar alguien que pueda ayudarte—, le ofreció.

Naruto se mordió el labio, con una mirada extraña y luego se largo a reír. Hinata no sabía si se estaba riendo de ella o de otra cosa, aunque estaba casi segura que era de ella.

— ¡Disculpa!— dijo entre risas cuando se estaba calmando. — Eso es lo que estoy haciendo Hinata. Vine a preguntarte si te interesaría trabajar conmigo. No es un trabajo muy difícil, y después de todo tienes que ayudarme más que nada con los equipos. La paga es buena y no son muchos días, así que podrías seguir con tu trabajo de la cafetería.

Naruto la miró a los ojos con una sonrisa cálida, a Hinata le interesaba mucho el trabajo. Ahora que se iba a divorciar, tenía que pagar un abogado y, dependiendo de cómo tomará su papá la noticia de su separación, un departamento.

— No es necesario que me contestes en este momento—, agrego el rubio al ver cómo Hinata dudaba —. Puedes pensarlo, después de todo, recién comenzaré con el trabajo dentro de dos semanas. Pero te aseguro, no es un trabajo difícil y te ayudaré para que comprendas lo que hay que hacer.

— Lo pensaré—, le contestó ella, aunque estaba bastante segura que le diría que sí más adelante.

—¡Bien!— Naruto aplaudió con una enorme sonrisa.

Un silencio algo incómodo se instaló en ese momento. Hinata sintió como se instalaba entre ellos, ella no conocía mucho a Naruto, aunque él si a ella.

—¿Quieres algo de tomar?— preguntó al escuchar como él se aclaraba la garganta.

Naruto negó con un gesto.

— Mm, no gracias—, volvió a carraspear mirando a cualquiera dirección menos a ella.

Hinata lo miró curiosa, de las veces que había visto a Naruto, nunca lo había visto tan incómodo. Y eso se notaba, él era demasiado transparente para poder ocultar algo como eso.

— Y... — el rubio se detuvo y se rascó la nuca, mientras miraba a la vieja alfombra entre sus pies. — La segunda cosa que... bueno, quería preguntarte.

Naruto miró de soslayo a Hinata, sintiéndose incómodo y vergonzoso. Se sentía extraño, ya que él nunca había sufrido esas características. Pero, como le venía pasando desde que conoció a la ojiperla, sentía cosas que nunca le habían pasado. Su corazón golpeaba con fuerza en su pecho, podía sentirlo que intentaba abrirse paso entre las costillas de sus pulmones.

—¿Si?— Hinata lo instó a seguir.

Naruto tragó con fuerza, decidiendo que el que no arriesga no gana.

— Sabes, desde que he vuelto a Konoha, estuve viviendo con Sasuke. Ya sabes, el emo cara de vinagre—, sonrió cuando vió que la esquinas de los labios rosas de Hinata se alzaron en una sonrisa involuntaria.— La cosa es que ya no lo aguanto. Somos demasiado opuestos, además que Sakura está casi todo el tiempo y es horrible escuchar cómo están peta y ponga a las noches.

Naruto rodó los ojos y su cuerpo se agitó con un escalofrío de asco. Amaba a sus amigos, pero no quería volver a escucharlos. Miró a Hinata e hizo una mueca cuando se dio cuenta que su rostro estaba de rojo escarlata.

— Bueno, en fin. Estaba pensando en mudarme a otro departamento.

Hinata se aclaró la garganta.

— Si, seguramente eso sería lo mejor.

Naruto la miró esperanzado. Hinata sólo parpadeó. Él no sabía si era su culpa que ella no llegará a entender.

— Y bueno... O sea, no sé qué harás tú.

—¿Con respecto a qué?— Le pregunto cada vez mas confundida.

Naruto suspiró, diciéndose que tenía que ser mas directo con ella.

— Estaba pensando que podíamos alquilar algo juntos. Un departamento con dos habitaciones, no será más fácil pagarlo, y si aceptas el trabajo será mas cómodo. Cuando ambos estemos allí, yo podría irte enseñando lo que necesitas.

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Hinata suspiró mientras miraba la puerta de la casa de su padre.

Aún estaba algo sorprendida por la propuesta de Naruto. El sólo pensar en ello, hacía que su pulso se acelerará y sus mejillas se sonrojarán. Y apesar de ello, le había dicho a Naruto que lo pensaría.

Mientras se dirigía a la casa de su padre, ella estuvo pensando. Ya estaba grande para volver a la casa de su familia, y si quería iniciar una nueva vida, no podía empezar adonde todo había comenzando.

Antes de llegar a la casa de su padre, ya lo había decidido. Le mostraría a todos que podía hacer una vida sin el apoyo de nadie. Que podía trabajar y mantenerse sin la ayuda de su progenitor.

Con suspiró toco la puerta, estaba decidida a decirle a su padre las decisiones que había tomado. No pediría su opinión, ni su consentimiento, sólo se lo contaría.

Papá, voy a divorciarme.

Papá trabajaré y me iré a un departamento.

Tomó una respiración profunda y sonrió cuando la puerta comenzó a abrirse.

Su sonrisa se borró y se le escapó un jadeo cuando la persona que le abrió la puerta no fue su padre, Hiashi.

Si no Toneri.

Continuará...