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Especial: Náuseas

Especial

Náuseas Matutinas

Naruto sintió un fuerte balanceó en la cama y sus ojos se abrieron de golpe.

Aún estaba medio dormido, pero escuchó pasos apresurados y ruidos ahogados. Su ceño se frunció mientras se llevaba una mano a la frente y miraba el reloj en la mesita de luz.

Gimió bajo cuando eran cerca de las 8 am. Justamente ese era el único día que tendría esa semana para dormir hasta tarde con Hinata ya que a partir del próximo día, tendría una importante trabajo que le tomaría varios días y horas, justamente en la salida del sol.

-Hinata~... -, gimoteo bajo mientras de volteaba a su lado.

Sus ojos se abrieron de golpe cuando no sintió el cuerpo de su mujer y se sentó tan rápido que se mareo un poco. Se rascó la cabeza y miró a la puerta abierta de la habitación de ambos. Había terminado ocupando la que había sido su habitación y estaban preparando la que había sido de Hinata para el bebé.

Se bajó y caminó, más dormido que despierto al pasillo.

-¿Hinata?- llamó suavemente.

No obtuvo respuesta. Pensó que tal vez se había ido a la cocina por algún bocadillo y él se movió con pereza a esa dirección. Se rascó la panza mientras bostezaba y sus pasos eran amortiguados por la alfombra que habían puesto en casi toda la casa. Pero se detuvo al escuchar un ruido desde su espalda y se giró lentamente. Su cabeza se ladeó al ver la puerta del baño apenas asomada.

El sueño se le disipó lo suficiente para poder escuchar mejor. Los ruidos era... ¿arcadas?

-Hinata-, la llamó más fuerte y caminó más rápido a la puerta del baño-. ¿Estás bien, nena?

Justo cuando estaba por entrar en el baño, la puerta se cerró con tanta fuerza que casi cae de bruces. Naruto maldijo con el dolor en la nariz y saltó un poco ya que había golpeado el dedo gordo del pie izquierdo.

El sonido era bajo ahora, pero se preocupó cuando escuchó ruidos de jadeos y un llanto bajo.

-Nena-, golpeó suavemente la puerta.

-¡Vete!- gritó Hinata del otro lado para terminar con un ruido de ahogamiento y más vómito.

Naruto hizo una mueca y él mismo sintió que se le subía algo por la garganta. Naruto se tapó la boca e hizo el esfuerzo por no vomitar también. Cuando se le fueron esos reflejos, abrió la puerta sabiendo que Hinata no había le puesto la llave. Él caminó los pocos pasos que le separaban de su mujer y se arrodilló a su lado.

Hinata estaba abrazada al retrete apoyando la mejilla en el, tenía la cara cubierta con el cabello, y lloraba suavemente. Naruto movió su mano con cuidado y le corrió el cabello para ver su rostro muchísimo más pálido de lo que era normalmente. Él hizo una mueca ya que su color podía mezclarse con el del bater.

-¿Estás bien?- preguntó suavemente.

Los ojos de Hinata se abrieron y él se sorprendió de ver el enojo en ellos.

-¿Qué te parece?- dijo con voz áspera.

-Uhmm-, Naruto se hizo como si pensara la respuesta-. Te ves enferma-, dijo al fin con una leve sonrisa, intentando que ella sonriera.

Hinata no lo hizo, lo miró con ojos afilados.

-Me siento mal-, lloriqueo-, y tú bromeas...

Ella se detuvo abruptamente y abrió la boca con más arcadas, abriendo rápidamente la tapa para que todo terminará dentro del retrete. Naruto miró hacia otro lado, pero se movió a su espalda y tomó el cabello que le caía hacía la cara y con la otra mano acarició su espalda.

-No quise bromear, nena-, dijo cuando Hinata se detuvo a tomar un respiro-. Esto es normal y no quiero que te escondas de mí cuando tienes estos episodios.

Hinata se volvió a sentar sobre sus talones y cerró la tapa, apoyando su cabeza sobre ella de nuevo.

-Odio vomitar. Odio las náuseas-, gruñó suavemente.

Naruto notó que parecía que el episodio había pasado y se levantó un poco para tirar la cadena.

- Odio verte con náuseas y escucharte vomitar, nena.

- Ojalá las tuvieras tú-, dijo ella distraídamente mientras él la ayudaba a levantarse para que ambos se lavaran los dientes.

- Si pudiera, preferiría tenerlas, amor-, admitió dándole un suave beso en la mejilla.

Ambos se detuvieron al frente del espejo y Hinata le sonrió a través del reflejo. Luego, de repente, soltó risitas cada vez más fuertes mientras Naruto ponía pasta de dientes en su cepillo y en el de ella. Él sonrió, contento de verla de mejor ánimos y le dió el cepillo. Mientras ambos se cepillaban, ella seguía riéndose.

A Naruto le entró la curiosidad, pero no dijo nada mientras terminaban su ritual de la mañana. Hinata abrió la ducha, para que el agua se fuera templando y él se movió a la cocina. No creía que estuviera de ánimos para un poco de acción debajo del agua, pero a él no le preocupaba ya que la noche anterior habían hecho el amor suavemente... y unas cuantas veces.

Él se movió, cortando la fruta que Hinata últimamente amaba comer a la mañana. Kiwi. Él había pagado una fortuna por eso, porque estaban fuera de temporada, de todos modos no le importaba en lo más mínimo. Cortó tres y preparo el jugo de naranja, mientras la cafetera hacia su café. Se preocupó en hacerlo rápido, no es que él fuera más importante. Tan sólo porque el olor a café le daba náuseas a Hinata y tenía que echar un desodorante ambiental de frutos del bosque cuando el olor a café saliera.. ah, y abrir la ventana para que se ventilara.

Estaba mirando por la ventana con su café en la mano cuando Hinata entro aún riendo.

Naruto se volteó a ella y la observó mientras se sentaba, una toalla en su cabeza y su cuerpo cubierto por la bata de baño.

-¿Qué es tan gracioso?- preguntó dando un sorbo a su café, sin poder ya con la curiosidad.

Hinata lo miró con la sonrisa y el color más saludable en su cara.

-Me estaba imaginado.

Naruto frunció el ceño, y se sentó frente a ella.

-¿Qué cosa, nena?

-Lo exagerado que serías si vomitaras-, ella rió un poco mientras Naruto la miró confundido-. Todavía estarías en el suelo del baño, llorando y diciendo que vas a morir...

Hinata rió más fuerte, sin poder evitarlo.

Naruto abrió la boca para protestar, pero la cerró y se rió junto con ella.

Hinata lo conocía tan bien.

Fin del Especial Náuseas

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