Enfrentamiento
Capitulo 26
Enfrentamiento
Hinata encaró a Naruto y apretó su dedo índice en el medio de su pecho desnudo. Golpeándolo con el cada vez que decía una palabra.
—No te escondas de mí, Naruto Uzumaki.
Hinata llevó su mano a su cadera, teniendo la otra ya allí. Lo miró a los ojos, su rostro lleno de sorpresa, aún parecía no poder reaccionar al hecho de que ella hubiera entrada a su habitación. Hinata sintió sus mejillas algo calientes, porque era verdad, jamás entró a la habitación de Naruto, pero no dejaría que se esconda.
Naruto frunció el ceño, él tenía la camiseta aún en las manos, poco a poco su expresión furiosa volvió a su rostro.
—Vete Hinata. No me obligues a tirar mierda al ventilador.
Hinata apretó los labios y levantó la barbilla. Ella sabía que todos reaccionaban de maneras diferentes a la ruptura de una relación, más el que fue lastimado o engañado. Ella había llorado y se había echado la culpa de todo. Naruto aún estaba enojado, con él mismo por lo que le había hecho Shion.
—No me iré— dijo clavando sus pies en la alfombra y cruzando sus brazos.
Naruto apretó los labios.
—Ya terminé de decirte...
—¡Pero yo no!— le interrumpió—. No quieres admitir que esa zorra te afecta—, ella no era una mujer que insultaba, pero Shion se merecía ese mismo—. Te quedaste como un idiota cuando ella apareció. Sin poder hablar, sin demostrarle que la dejaste atrás.
Naruto tiró la camiseta al suelo, sus musculosos brazos se abultaron cuando se cruzó de brazos.
—No me importa— dijo con voz plana.
Hinata rió sin humor.
—¿No te importa?— él negó con la cabeza—. ¿Sabes que le dijiste hoy?— ella no esperó a que respondiera, aunque creía saber que él no lo haría—. Que todavía sientes cosas por ella.
Naruto gruñó.
—Deja de joder, Hinata.
—¡No! Ponte firme y mándala al diablo ¡Maldita sea! ¿Por qué no te sacaste sus sucias manos de ti? ¿Por qué dejaste que te abracé y te besé?
—¡No sé! — gritó él, sus manos fueron a su cabello, tirando unos mechones mientras cerraba los ojos—. No sé, ¿estás feliz? ¿Eso querías escuchar? Soy un idiota, un imbécil. ¿Contenta?
Naruto quiso girarse para darle la espalda, pero ella lo agarro del brazo, clavando sus uñas en su carne.
—No huyas, Naruto. Eres mí amigo, no quiero que estés así por ella—, su voz bajando y siendo más amable.
Puede que sus celos hubieran hablado un poco al principio. Ahora quería bajar los niveles de reclamo. Pero Naruto agitó su brazo con fuerza para soltarse, ella supo que le rasguñó un poco la carne e hizo una mueca, pero él ni se inmutó.
—¿Por qué juegas con mí cabeza, Hinata?
Hinata parpadeó cuando le gruñó las palabras, dando unos pasos más lejos de ella.
—¿Yo que tengo que ver? Ella es la que te engañó, Naruto.
—¡Lo sé! Maldita sea, sé todo Hinata. Yo viví eso. No puedes decir que sabes...
—¡Si! Si puedo decirlo Naruto. A mí también me engañaron, a mí también me usaron.
Naruto cerró los ojos con una mueca cuando Hinata dijo esas palabras. Cuando ella se quedó en silencio y él abrió los ojos, las profundidades celestes estaban llenas de culpa.
—No quise decir eso— murmuró.
Hinata le dio una media sonrisa.
—Lo sé, Naruto. Pero aún así lo dijiste.
Naruto suspiró mientras se sentaba en la cama, su hombros encorvados. Hinata no pudo evitar notar como sus packs de abdominales se apretaban, marcándose más. Se mojó los labios y se sentó junto a él en su cama, lo miró mientras él tenía sus ojos clavados en sus manos juntas entre sus piernas.
—Te juro por la mas sagrado, que no siento nada por ella. No la quiero cerca de mí— susurró.
Hinata apretó su mano sobre su muslo cubierto por un vaquero, podía sentir el músculo endurecerse con su toque. No dijo nada, esperando que él dijera todo lo que tenía que decir.
—Pero aveces no puedo evitar sentirme como cuando estaba con ella. Y no quiere decir que me gusta o algo así, simplemente me siento pequeño. Yo fui su juguete, un títere con el que se divertía y reía con sus amigas ricas. Es como si mí cabeza se quedará... — él respiró profundo—. Ni yo puedo decirte claramente cómo me siento.
Hinata le dió un apretón a su pierna, ya que él parecía haberse perdido en sus pensamientos. De repente Naruto la miró girando la cabeza, con tanta intensidad que se le cortó la respiración.
—Pero pensar en ti me hizo reaccionar—, admitió.
Hinata alzó las cejas y parpadeó asombrada por la confesión. Ella no se perdió la mirada que le dió a su boca, tan hambrienta y voraz. Su respiración se contuvo cuando ella también observó sus labios, sus dientes apretando al inferior.
—¿Yo?— susurró algo confundida y caliente.
—Si—, Naruto asintió con la cabeza por si no la escuchaba—. Tú.
Hinata bajó la mirada cuando una mano grande y cálida se apretó contra la de ella que se mantenía en el muslo de Naruto. Y actuó por puro instinto. Todas esas fantasías que había tenido tirándose encima de Naruto se habían multiplicado desde que él confesó que tenía cosas con ella. Y Hinata sólo era una mujer, verlo vulnerable y no tan perfecto como siempre se mostraba, hizo que algo se despertará en ella.
Su mano voló a su nuca y acercó su rostro al de ella, abriendo la boca y besando sus labios gruesos.
Naruto contestó casi de inmediato, tomando el control del beso a los pocos segundos. Asaltando su boca con ansias, con hambre y desesperación. Cómo si ella fuera el único manantial en un desierto y él estuviera sediento.
Hinata gimió con su sabor, tan él y único, su cuerpo respondiendo de inmediato. Sus pechos se pusieron pesados y su centro se humedeció, con la tierna caricia que Naruto le hizo en el cuello con sus dedos, todo lo contrario a la forma en que atacaba su boca. Ella chupó su labio grueso y tan tentador, él gimió mientras las manos de Hinata acariciaban su torso desnudo, duro y caliente.
Hinata apretó sus muslos juntos, intentando aliviar el cosquilleo que sentía en su vagina, su espalda se arqueó, sus pezones estaban duros y adoloridos contra la tela de su sujetador. Pero Naruto jamás separó las manos de su cuello, haciéndola gemir y las ganas de rogarle que le tocará sólo se multiplicaron por mil. Pero ella no podía decir las palabras, aunque se muriera por hacerlo.
Conocía lo suficientemente a Naruto para saber que él jamás se aprovecharía de la situación, aunque ella lo quisiera con todas sus ansias.
Naruto terminó cortando el beso cuando las uñas de una de las manos de Hinata, rasparon su pequeño pezón duro y más oscuro que su piel bronceada. Las respiración de ambos eran duros jadeos, sonrojados y acalorados se miraron a los ojos.
Hinata ansiosa para que siguiera con su asalto.
Naruto intentando mantenerse bajo control, su cuerpo estaba duro y ardiendo por dentro y fuera. Sus manos hormigueaban por bajar por el cuerpo suave y con curvas de Hinata. Los ojos de su amiga estaban lujuriosos y ansiosos, ella estaban tan pérdida en su contacto como él. Se mordió el labio, aún sintiendo su gusto dulce, queriendo seguir probando su boca por horas. Sólo besarla, escuchar sus dulces sonidos y sentir sus suaves y pequeñas manos por su cuerpo.
Él podía hacerlo por horas.
Sólo eso.
Pero también sabía que hace mucho no estaba con una mujer, y podía fregarla si apuraba a Hinata a algo que tal vez ella no estaría lista.
Acarició con sus dedos sus mejillas rojas, sintiendo su suavidad y el calor que desprendían. Apretó su frente contra la de ella, respirando su perfume a coco.
—Sabes que me gustas tú— murmuró cerca de su boca—. Eres la mujer más hermosa y tierna del planeta para mí. Eres mí mujer perfecta Hinata. Te tengo en un pilar tan alto, que ninguna podría llegar ni siquiera al suelo a donde pisas. Te juro que no dejaré que Shion me afecte más.
Abrió los ojos cuando las manos de Hinata se apretaron en sus mejillas.
—Yo te ayudaré en todo Naruto. Y no sólo porque tú también me ayudaste, sino porque quiero hacerlo. Quiero ayudarte como lo hiciste conmigo, sin pedir nada a cambio.
—Gracias, nena— susurró cerrando los ojos y sonriendo.
—Y... También me gustas mucho.
Continuará...
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