Capitulo 38

El dolor de la pérdida

Naruto tenía la mirada fija al frente cuando el teléfono de Kakashi sonó.

—Deten en auto— exigió y el chófer piso los frenos—. Quiero completo silencio— dijo cuando sacó el celular, lo mantuvo en la mano cuando contestó.

—Te mando la prueba, espero que me des lo que quiero— dijo la voz computarizada y cortó la llamada.

Kakashi tenía en realidad una video llamada y Naruto se acercó a la pantalla para ver lo que mostraban. Sus ojos se agrandaron cuando un gritó masculino se escuchó del otro lado.

—¡No!¡Hinata!

Naruto no podía parpadear ni alejar la mirada de la pantalla. No sabía si eran por mantenerlos abiertos tanto tiempo pero sus ojos se llenaron de lágrimas y negó con la cabeza.

—Esa no es Hinata—, susurró al fin apartando la mirada—. Vamos, vamos a buscarla— dijo un poco más fuerte.

Pero su cabeza comenzó a procesar las fotos que había mandado el secuestrador. La primera se veía sólo el cuerpo femenino con una bolsa de tela que le cubría la cabeza. La segunda mostraban a partir del torso, la bolsa había sido retirada. El pelo oscuro estaba esparcido en el suelo, la piel pálida contrarrestaba con el asfalto negro de debajo. Sus ojos estaban cerrados, su cuello tenía marcas rojizas y su boca...

Un extraño sonido hizo saltar a Naruto. ¿El auto estaba en movimiento? No, era su cuerpo temblorosos y el ruido lo estaba haciendo él. Su cabeza bajó hasta la altura de sus rodillas.

—N-no puedo respirar—, gimió.

Su pecho dolía horrores y su garganta se cerró.

—Tranquilo, respira— él a penas pudo escuchar la voz de Kakashi a un lado de él—. ¡Vamos! Mueve el auto—, mandó.

Naruto se llevó las manos a su cabeza, intentando que las imágenes se borrarán de su cabeza. Pero sólo podía ver la sonrisa en la boca de Hinata. Algo se rompió en su pecho, él lo sentía así.

—Tranquilo—, le llegó la voz de Kakashi por medio de la neblina del dolor y angustia—. Está jugando con su cabeza,

Naruto luchó para que entrara aire por su boca cuando empezó a marearse.

— Escúchame Naruto. ¿Me escuchas?— preguntó Kakashi. El rubio apenas pudo hacer un movimiento de cabeza confirmando—. Ella no está muerta, él no la mataría.

Naruto miró al borroso Kakashi sin entender.

—Su nombre es Zabuza. Era el hermano del amante de Toneri. La mujer tuvo una aventura con Otsutsuki y quedó embarazada. Zabuza no lo sabía, porque hace poco a salido de la cárcel, pero su hermana tuvo al bebé hace más de dos años. Obito ha averiguado, Toneri estuvo luchando por la custodia cuando se enteró que ella sufre de una grave depresión post parto al darse cuenta que él jamás dejaría a Hinata. Él consiguió la custodia, pero ha llevado al bebé a otro país, con familiares de él. Zabuza, quiere el bebé. No matará a Hinata. Sólo está divirtiéndose con ustedes.

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Naruto no pudo quedarse dentro del auto cuando a los pocos minutos que los equipos especiales bajaron y se sumergieron en lo que parecía un almacén, empezaron los disparos. Kakashi le había ordenado que se quedará dentro y él no había peleado, todavía se sentía vacío por dentro,como si todo se hubiera ido de él con la imagen de Hinata.

Se apoyó en la camioneta al sentir las piernas algo inútiles, miró al oscuro lugar donde habían entrado los policías. Por puro instinto, sacó la pistola que le había dado Kakashi y apuntando al suelo, sacó el seguro. Sus pies estaban cada vez más estables cuando lo llevaron al almacén con pasos lentos.

Necesitaba ver a Hinata.

Ese era el único pensamiento que tenía. Pero antes de que llegará a la puerta del almacén, los disparos habían parado. Su cuerpo se movió sólo, su mano empujando la puerta, su ceño se frunció cuando se dió cuenta que no abría. Hasta que se percató que tenía que empujar y así lo hizo. Entró, sus dedos apretándose en la culata del arma, uno de sus dedos cerca del gatillo.

¿Qué haría si lo que había dicho Kakashi no era cierto?

No podía pensar en ello. No si quería seguir avanzando.

—¡Rápido! ¡Rápido! ¡Pide una ambulancia!

Naruto giró en el pasillo con los gritos. Sus ojos se abrieron sorprendidos al ver varios cuerpos de trajes negros, no de policías, tirados en el suelo. Un grupo de hombres estaban al rededor de un cuerpo en el suelo y sus pies lo llevaron allí.

—¿Ya has pedido la ambulancias? ¡Su situación es crítica!— gritaba el hombre que estaba arrodillado al lado del cuerpo.

—Si, ya están viniendo— dijo otro.

Naruto tragó saliva mientras más se acercaba. Su cuerpo temblaba y su corazón retumbaba. Su respiración eran jadeos duros cuando llegó al borde de círculo de hombres. Uno de ellos lo miró sobre el hombro y se movió. Los ojos de Naruto se abrieron sorprendidos y se llenaron de lágrimas mientras el mismo hombre le sacaba lentamente el arma de la mano.

—No es Hinata— dijo con un suspiro de alivio.

—¿Naruto?

Su corazón se detuvo al escuchar esa voz, un tanto rasposa a como la recordaba pero podía reconocerla en cualquier lugar. Lo primero que giró fue su cabeza, su cuerpo parecía aletargado.

—¿Hinata?— murmuró.

Apenas pudo tener un vistazo de ella antes de que estuviera rodeando su cuerpo con los brazos temblorosos. Naruto también la abrazó, sintiendo que el aire entraba mejor por su boca y nariz al tener a Hinata en sus brazos.

Y ambos se derrumbaron.

Kakashi los observó, se preocupó un poco cuando ambos cayeron de rodillas, pero nunca se soltaron en un abrazo de hierro. Kakashi parpadeó al sentir un escozor, la escena de ambos jóvenes llorando y abrazados temblorosos podía sensibilizar a cualquier.

Hasta a él.

Continuará...