Basta de juegos
Capitulo 35
Basta de juegos
Naruto entró a la casa después de tomar aire y derrumbarse frente a sus amigos de nuevo.
La impotencia era un sentimiento que no iba con él. Lo odiaba.
Los policías habían sacado a los amigos de la sala, mandándolos a otra habitación y dejando sólo a Neji. Apenas se estaba sentado de nuevo cuando el teléfono sonó. Neji se apresuró a él, esperando que Yamato le hiciera la señal para que atendiera.
—Hola — contestó al fin Neji.
—¿Estás listo para escuchar lo que quiero?— la voz computarizada de nuevo.
—Dime el precio— gruñó Neji.
—No es tan fácil, Hyūga.
Neji parecía tan perdido como Naruto y los policías.
—¿Qué quieres decir?
—El esposo de tu prima me sacó algo mío y lo quiero de vuelta.
Neji miró a los policías sin saber qué decir, él no tenía idea de lo que decía. Yamato le hizo una señal de que siguiera hablando.
—No sé de lo que hablas. Toneri ya no es esposo de mí prima.
—Tch, tch. Esa no es la respuesta que quiero—, cortó el teléfono antes de que Neji pudiera contestar.
—Maldito bastardo—, gruñó Yamato sacándose los auriculares y golpeando la mesa.
Naruto no necesito que le dijera que no habían conseguido nada. Arto ya, decidió moverse él.
Salió de la sala, y de la casa. Esta vez con una tranquilidad tan fría y una expresión llena de determinación. Sacó el celular y buscó el número de la persona que quería hablar.
Contestó casi enseguida.
—Hola, mocoso. ¿A qué debo el honor?
—Necesito tu ayuda, Jiraiya.
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Hinata siguió observando el cuerpo de Toneri en el suelo. Se sentía más tranquila después de verificar que en realidad si tenía pulso. Él shock había sido tanto que le pareció que no respiraba, pero con manos temblorosas sintió los latidos lentos.
Ella observaba su pecho apenas moverse mientras había vuelto a la esquina después de corroborar que no tenía una herida sangrante. O por lo menos una exterior. Parecía que lo habían golpeado hasta dejarlo inconsciente.
—¿Qué has hecho Toneri?— susurró a la habitación silenciosa.
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Naruto observó el auto negro acercarse a la reja de la casa Hyūga con las manos apretadas dentro de los bolsillos de su chamarra.
El auto se detuvo en la calle y él se subió en el asiento de copiloto. Jiraiya arrancó de nuevo apenas dándole una leve mirada al muchacho que conocía desde pequeño. El pequeño demonio que era el hijo de Minato había crecido tan grande y apuesto como había sido su padre.
— Cuéntame todo—, dijo.
Naruto dió una leve mirada al asiento de atrás, viendo dos hombres con ropas negras y cicatrices en el rostro. Los conocía a ambos y le dió una leve inclinación de cabeza para mirar al frente mientras el auto se movía.
—Hinata Hyūga fue secuestra al rededor de las 8 am. Sólo pudieron recolectar un testigo, una mujer mayor que vió por la ventana que era llevada por una camioneta blanca sin patente. Toneri Otsutsuki, su ex marido, era el primer sospechoso. Hace tres días desapareció, pero con la última llamada el secuestrador dijo que el imbécil le sacó algo que quiere de vuelta—. Jiraiya frunció el ceño mientras giraba en una calle.
—¿Tienes la foto que te pedí?
Naruto asintió mientras sacaba el celular y le mostraba a los acompañantes de su padrino. Ambos le dieron una analítica mirada para devolverle el teléfono. Naruto les mostró la foto que consiguió de Toneri también.
Uno sacó una portátil y comenzó a teclear rápidamente.
— Obito hackeará todo lo de Toneri. Sabremos hasta que color de calzones usa y la marca—, dijo Jiraiya—. Kakashi es el jefe de las fuerzas especiales para que cuando lo sepamos, golpeemos fuerte y rápido.
Naruto miró agradecido a su padrino y ambos hombres de atrás, sintiéndose mejor con eso. Él dolor y el shock no lo habían dejado pensar con claridad y pedirle ayuda a su padrino apenas Hinata había desaparecido. Además hacía tanto que no hablaba con Jiraiya que se sentía algo culpable por llamarlo sólo cuando tenía problemas.
—¿Quién está a cargo de la investigación?— preguntó Jiraiya mientras volvía lentamente a la calle de la mansión Hyūga.
—Se llama Yamato—, contestó Naruto.
—Bien, lo conozco. Vamos a apurar un poco esto, no te preocupes mocoso.
Naruto asintió, pero no dijo más nada mientras más se acercaban a la reja de la casa del padre de Hinata. Cuando Jiraiya se detuvo, él bajó rápido y le abrió la reja para que metiera el auto adentro. Corrió a la casa mientras Jiraiya estacionaba y los tres bajaban, Obito con su portátil bajo el brazo y Kakashi acomodó su chaleco y armas en sus caderas. Jiraiya estiró su espalda y Naruto notó como el gran hombre que él había conocido había envejecido.
Naruto les abrió la puerta y entro antes que ellos. Los policías, los más veteranos, miraron a Jiraiya con obvia sorpresa. Neji se alzó del sofá cuando vio que el rubio entraba con tres hombres vestidos completamente negro y que parecían matones. Su cuerpo cansado se tensó cuando vió a uno armado hasta casi los dientes. Naruto se detuvo con el hombre mayor de pelo largo y gris al lado, los otros dos a la espalda de este.
—Neji, él es mí padrino. Jiraiya, el ex jefe de policías—, habló Naruto señalando al enorme hombre, los ojos de Neji se abrieron sorprendidos.
—Lamento la situación en la que somos presentados, joven—. Habló Jiraiya estirando su mano y Neji la estrechó aún aturdido—. Es un placer—, Jiraiya miró a el jefe de la investigación—. Hola Yamato, espero que no te moleste que haya traído refuerzos—. Yamato sonreía y negó con la cabeza.
—Me alegra verte, Jiraiya, Kakashi, Obito—, saludó Yamato con una inclinación a cada hombre.
—Mi ahijado me ha proporcionado algo de información. ¿Obito puede tener lo demás?
—Claro.
Yamato le hizo un lugar rápidamente a el moreno en la mesa y este se movió silenciosamente. Conecto su portátil con otra computadora de la policía, se sentó y se sumergió en la pantalla.
Naruto miró todo, cada vez la luz de esperanza siendo más fuerte.
Aguanta nena. Te encontraremos...
Continuará...
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