Capítulo 3.
El tiempo pasaba lentamente para gusto de Ink, los segundos parecían demorar un minuto para avanzar un casillero, el mundo estaba constantemente en cámara lenta, todos caminaban despacio, no parecía ser un buen día para nadie.
Las hojas caían sin muchos ánimos decorando delicadamente cada espacio vacío del suelo, permitiendo que cada rama luciera con un triste esplendor el ambiente, la neblina era potente y pálida, no se podía ver más de dos metros hacia adelante y el derredor. El frío no era intenso pero el clima estaba húmedo y aumentaba el mal humor de muchos transeúntes que intentaban no pasar de largo por las aceras y los autos en no continuar al ver las descuidadas luces rojas del vehículo de enfrente, apenas teniendo el respeto de la distancia permitida.
Ink caminaba con lentitud con su bolso al lado, se había ajustado su parche que cubría la mancha negra que tenia en su mejilla, la ocultaba por inseguridad y por el riesgo a ser molestado, antes había sido visto por alguien extraño con manchas en el rostro y cuerpo, especies de heridas o marcas de nacimiento que le hacían ver ridículo a sus cuencas, únicamente su amigo le había gustado las marcas que tenía en las costillas las únicas veces que lo veía después de una clase de educación física, materia que actualmente se quedaba sentado y observaba con disimulo a todos, evitando las miradas por ser el único que no hacía deporte en el instituto actual.
No le gustaba moverse mucho por culpa de su falta de alimento y debilidad con sus huesos, estaba débil y mucho por los maltratos que recibía de su tía y de sí mismo. En el almuerzo no comía por falta de apetito, apenas comía la ensalada que era una mínima porción y un vaso de agua que recibía por Blueberry. Iba a esos lugares como el comedor obligado por él específicamente, y pocas veces se rendía para que Ink comiera algo más, solo lograba una cucharada de la comida y siempre en los recreos le ofrecía parte de su colación, Ink no lo comprendía, no entendía por qué tanto esmero para que comiera y cuidara su salud, después de todas las semanas que nunca le habló a nadie y trataba de ignorar y eludir a cada uno de sus compañeros, hasta a Lust pareció aburrirse de su silencioso comportamiento, Ink solamente era un estorbo.
Suspiró al llegar a la entrada del edificio, y miró a sus lados, no se sentía muy bien, habían varias personas más que llegaban solos o acompañados de amigos que seguramente se encontraron al doblar la esquina, mientras que otros estaban en el patio principal juntándose en grupos, todos parecían tener su sitio allí.
Ese día había amanecido con un horrible bajón que no pudo controlar ni disminuir con la ducha, y ya había llorado tanto que le dolían las cuencas, las sentía muy pesadas y picaban, varias veces bostezaba por lo mal que había dormido, sentía que esa jornada sería fatigante, cualquier paso en falso y nuevamente lloraría.
Se sentó en su asiento en el salón sin llamar la atención, seguramente los que estaban allí en sus puestos lo mirarían de reojo sabiendo que nunca sería un joven normal, alguien que hablara, los mudos eran aburridos, y hasta para Ink se le hacia agobiante el hecho de no pronunciar palabra, empezaba a oír cosas y ya estaba bien con los murmuros de los demás.
— Buenos días, Ink. —Saludó Blue al llegar al salón junto a Dream, él siempre sonreía tímidamente a su lado, sin mucha inspiración de hablar, el arándano siempre tenía el turno de expresar sus sentimientos y no le molestaba, pero a Ink sí, le agobiaba que su mundo fuera destruido con solo la voz chillona del chico, quien apoyaba sus manos sobre la mesa que compartía con el prostituto— ¿Cómo amaneciste?
Ink asintió sin ganas, como nunca sonreía y se mantenía tieso en su neutral pero sufrida expresión a Blue le costaba deducir si mentía o no, siempre veía tristeza en aquellas apagadas pupilas, y quería ayudar.
Mas Dream quien tenía una ligera habilidad de percibir emociones le entregaba una pegatina en su mesa, o algún dulce, con sus pupilas amarillentas y con una radiante expresión que para muchos era la adorabilidad en persona.
— Ten buen día, Ink.
Ambos se fueron a sentar a sus puestos dejando al aludido con la pegatina de una estrella dorada en la mesa. Él las sacaba y se las pegaba en las hojas de su cuaderno, y seguía con lo suyo mientras vigilaba con poca tranquilidad a su compañero de banco quien sonreía coqueto cuando lo saludaba con la mano. Había conseguido a expensas de la paciencia que no lo saludara con un beso en la mejilla, era un acto repugnante.
Estaban en silencio las primeras horas, el docente hablaba sin emoción con las clases de química y todos copiaban la pizarra con la misma deprimida actitud, cualquier sonido que no fuera del superior podía ser percibido por todos, estaban incómodos. Ink tampoco seguía mejorando en su sentimiento, estaba presionado y su pecho ligeramente le dolía, hasta el punto de tener que aferrarse a las ropas para apaciguar un momento el dolor, le estaba costando respirar, de vez en cuando se perdía en su mundo y recordaba los días que no intentó suicidarse, algo que le dejaba mucho más retraído de lo normal, poco a poco se estaba mareando, esto no era bueno.
Para cuando dejaron de enseñar todos incluyendo Ink salieron a los corredores y pasillos, para entablar alguna conversación con otros cursos o estirar las piernas. Caminaba con cuidado, sin muchos ánimos de tener que hacer ello pero realmente deseaba respirar aire libre al patio y sentir la humedad entre sus huesos, no lo solía hacer, pero igualmente había sido para escapar de Blue y no tener que forzar una expresión indiferente, estaba alterado y la multitud no ayudaba.
Llegó al fúnebre aire libre, con la misma sensación de incomodidad y baja moral, la presión se quedaba en su pecho y sentía como se ahogaba, estaba entrando en pánico sin saber el por qué. Le solían dar aquellos ataques cuando estaba solo, y a lo que recurría era dormir a la fuerza con las pastillas de su tía o bañarse, a veces salía a pasear por las calles a perderse, aunque muchas veces resultaba perseguido por maleantes por las malas pintas que llevaba, o por perros.
Ahora mismo deseaba calmar su respiración, agitada y acelerada, el sudor era potente y pasaba por su faz sin permiso, haciendo caminos como querían hacer sus lágrimas en ese momento, pálido buscó con la mirada algún banco en donde sentarse, pero todos estaban ocupados, algunos comenzaban a mirarlo y esas pupilas eran penetrantes para él, debía huir.
Con ansiedad y mareado caminó tambaleante hasta el interior del instituto, bajando la mirada y temiendo de la gente, buscó con urgencia al baño y al encontrar uno se encerró, avanzó hasta llegar la pared del otro extremo y se dejó caer abrazando sus piernas y respirando bruscamente, no podía soportar el dolor y varias cosas estaba pasando por su mente, las lágrimas salieron y comenzó a sollozar, por suerte no había nadie adentro, así más libertad tuvo de estar desesperado.
— ¿Quién está...?
La voz de ciertamente de un desconocido lo aturdió más, pues cuando se trataba de esconderse no era el mejor. Sollozando pudo observar con dificultad a un esqueleto con una bufanda roja, quien se había acercado y tomó de sus hombros rápidamente.
— ¿H-Hey? ¿Me escuchas...? Hey, hey, todo está bien... ¿Qué ocurre?
Ink olvidando al completo de su intento de ser mudo, comenzó a balbucear incoherencias, pero trataba de decir que lo dejaran solo, el contacto de las manos esqueléticas sobre sus húmeros buscando calmarlo lo hacía empeorar, estaba recordando cuando su único amigo muerto había estado con él cuando tuvo algo parecido.
— D-Déjame... Déjame... —Decía entre sollozos Ink, llorando y sin poder empujarlo, pero a quien estaba viendo doble impedía su intento de escapar.
— Ink. Todo está bien. Respira, no pienses cosas malas. Inhala, exhala. Por favor. Tranquilo.
El susodicho se abrazó a sí mismo negando, no podía parar de llorar o imaginar, su pecho le estaba doliendo y sus respiraciones estaban siendo muy audibles, oía otros pasos y tener que ser visto así lo empeoraba, quería morirse. El contrario tenía una voz gentil y maternal, algo que no recordaba haber oído de otra persona, tal dedicación a calmarlo hace años que no la veía.
— Geno ¿que está ocurriendo?
— Reaper, no dejes que nadie entre, por favor.
Ink no hacía caso a nada, había sentido como era envuelto en los brazos del de parche en su cuenca, lo estaban abrazando mientras recibía mimos en su espalda, con cierto masaje para destensar sus huesos, y para el menor, eso le hacía sentir mucho más calmado de lo que esperaba, se sentía... Seguro y protegido, que todo estaría bien si se dejara llevar.
Siguió en medio del llanto sin dejar de abrazarse, cerrando sus cuencas mientras podía recuperar la estabilidad en su respiración y sus sollozos bajaban de volumen, tragó saliva dejando escapar un largo suspiro entrecortado, no había recibido antes un abrazo tan dulce de parte de alguien que no fuera su tío de hace mucho tiempo, sin recordar más quería continuar así por más tiempo.
Geno, parecía comprender sus deseos y se quedó en silencio mientras pasaba sus falanges por la espalda impropia, delicado en sus tactos mientras reposaba su propio cráneo en el de Ink, acunando y acurrucando con paciencia, parecía tener experiencia cuando se trataba de tranquilizar a alguien, lo hacía muy bien.
Después de un momento se separó con lentitud, y le secó unas lágrimas a Ink con su pulgar, pasando por su mejilla con delicadeza, el menor había abierto sus cansados ojos para ver mejor al de bufanda, no había nadie más, pues Reaper estaba al otro lado de la puerta o no estaba cerca de su rango de visión.
— ¿Mejor? Puedes hablar tranquilo, no hay nadie más cerca...
No pretendió hablar por un momento, inconscientemente se había aferrado a la mangas del ajeno, y de prisa al notarlo lo soltó bajando la mirada, los falanges ajenos se dedicaban a sobar con cuidado sus hombros, y en su rostro se dibujaba una amable sonrisa dispuesta a escuchar los problemas de todos, Ink por una vez en su estadía en la escuela se sentía seguro en decir algo.
— U-Uh... gracias...
Fue levantado con ayuda de Geno, ambos de pie se movió discretamente hacia el lavamanos para poder lavarse el rostro, con el cuidado de no mojar su parche, el de bufanda suspiró sin dejar de expresar alivio, para colocarse a su lado, sin mucha cercanía.
— No agradezcas, realmente me preocupó no verte con Blueberry o en el salón... ¿Puedes salir?
Más relajado, Ink se miró al espejo y de reojo a su compañero, no estaba tan agobiado como con la compañía de Blue y eso más que nada lo dejaba en duda, no quería encariñarse con alguien pues siempre sucedía algo horrible, no quería quedar solo por el egoísmo de otros, quienes juegan con los sentimientos, pero la confianza que había nacido era reconfortante, no cualquiera se detiene a calmar a alguien y darle un abrazo a un mero desconocido, esos eran puntos a favor.
Asintió secándose con las mangas el rostro mojado, y Geno complacido se adelantó donde la puerta para tocar unas cuantas veces, posteriormente se abrió asomándose el chico de túnica negra que se abría a la cintura dejando ver sus pantalones del mismo tono y zapatos lustrados, era ropa elegante y coqueta, además de que su mirada en sus cuencas estaba perdida pero su tenebrosa vista se cubría por una sonrisa del mismo deje que su ropa, juguetona, sin embargo ahora mismo estaba con un semblante preocupado, y una pupila quedó observando fijamente a Ink.
— Oh, es el pequeñín. —Dijo con un tono para que fuera escuchado por solo Geno que estaba a su lado, sin embargo el aludido pudo escuchar, Reaper se llevó un buen codazo por parte de su compañero.— Ouch. ¡Oye!
— Más respeto. Acaba de salir de un ataque de ansiedad y tú le dices eso. —Negó con la cabeza y volvió con Ink, brindando una protectora sonrisa, diciendo con la mirada "Tranquilo, no muerde, si lo hace yo personalmente lo mato".— Él es Reaper, es un idiota que se puede soportar. Yo soy Geno, nunca nos hemos presentado como se debía.
— Ink... Soy Ink...
— Tu nombre es de muerte, Ink. —Dijo burlón Reaper, eso le dio un escalofrío a este, ¿debía hacer chistes de la mortalidad?—Ahora vamos porque realmente esos espejos me dan escalofrios.
Así mismo salieron lentamente, más por Ink quien sus piernas seguían ligeramente temblorosas, poco a poco recuperaba su color en sus huesos y las ojeras dejaban de ser tan visibles, Geno le tenía agarrado el brazo para que no se cayera.
Geno era más alto que Ink y un poco más bajo que Reaper, su bufanda roja tenía un viviente color y abrigo era blanco con toques rojos junto a su remera, sus zapatos también tenían ese mismo tono y en su cuenca llevaba un parche más grande para que tapara solamente su ojo derecho, había cierta historia detrás de aquella sonrisa que era muy seguro, mas no iba a ser una molestia preguntando, iba a seguir con su ideal de quedar callado y esperaba que ellos no contaran su secreto.
Llegaron al salón y aún no había llegado más gente, seguía habiendo un clima incómodo pero para Ink todo estaba más ligero, algo pesado pero podía soportarlo para no caer en la desesperación otra vez, se quería sentar pero alguien se lo impidió, y ese fue Geno.
— Será mejor que te cambiemos de ese puesto de Lust, nadie quiere sentarse a su lado y eres un héroe por soportarlo estos días, mh...
— Puede sentarse al lado de Outer, también está desocupado.
— No. A veces se sienta con Ganz y no es la idea incomodarles en sus melosos planes, Reaper. —Geno comenzaba a caminar por el salón hasta quedar en su puesto, pareció tener una idea cuando sonrió como si estuviera iluminado, y sin lástima o pena de hacer lo siguiente, tomó el bolso de Reaper que estaba a su lado para dejarlo en el puesto vació que estaba junto a Outer.— Así está mejor.
— ¡Pero! ¿¡Oye, me ha costado dos meses en lograr sentarme contigo y ahora me cambias así de fácil!? —El de túnica exclamó más que enojado; dolido, abrazándose al brazo del más bajo recreando tristeza.— Acabas de decir que Outer estaba ocupado, sniff.
— Ya no recuerdo nada, ¿Dónde están las pruebas? Suéltame o te coloco al lado de Lust.
Ink tomó sus cosas en silencio viendo aquella escena tan peculiar, realmente ellos dos parecían algo más que amigos, o algo peor, quizá ese tal Reaper acosaba a Geno pues al parecer el último no disfrutaba de sus tactos y abrazos siendo él alguien cuidadoso y como un hermano mayor de excelencia, había un especie de odio distorsionado, pero como siempre, prefirió callar y con timidez dejar sus cosas en el puesto con Geno, estaba nervioso de ese nuevo lugar, y se notaba en los ligeros temblores de sus brazos cuando trató de dejar su bolso en su asiento.
— ¿Estás bien, Ink? —Preguntó por lo bajo el de bufanda roja cuando dejó de hacer caso al pobre Reaper, el susodicho ya ni podía abrir el cierre del objeto por la poca fuerza y temblores que estaba teniendo, con ayuda lo sentaron.— Hey, tranquilo, acá estarás más seguro y no hablaremos si no quieres, ¿sí? No quiero que estés incómodo, pero estaré contigo cuando lo necesites, nadie quiere que entres en pánico otra vez.
La gente comenzaba a entrar por el toque de campana al aula, sin hacer caso a la escena, no a muchos les interesaba o se dieron cuenta del cambio de puesto de nuestro protagonista y así era mejor para él, estaba mejor con tener esa compañía que su alma necesitaba para estar más tranquilo, aunque seguían las dudas, ¿Sería lo correcto ser su amigo? o juntarse con él, parecía estar lo suficientemente maduro como para cuidarlo, aunque eso sería una molestia, y ya con Reaper parecía no estar feliz con los resultados, había que esperar solamente y esperar a que las barajas elijan su destino.
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