Sicilia, Italia, 1901.

Nacen los hijos de L.Leggio, salieron mellizos, los llamó Titto y Paolo.

Desde pequeños, han estado escondidos de lo ciudadano, viviendo en la periferia como cualquier gangster. Luciano les ha enseñado las técnicas de un mafioso, sus objetivos, al robar, al cometer un crimen y las armas.

Con el tiempo, Tito y Paolo ya tenían 11 o 12 años y usaron su primera pistola apuntando a unas latas oxidadas.

Tito consiguió darle en el blanco, pero Paolo falló.

Tito tenía entusiasmo e interés sobre lo que es ser mafioso pero en cambio Paolo no le gustaba nada, el solo quería ser normal, conocer mundo, conocer personas, no estar aislado, sin huir de la justicia, ser ciudadano normal y ejemplar, pero era muy difícil teniendo a un padre jefe de la mafia.