†Capitulo 9†
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BIENVENIDOS A MI MUNDO IRREAL.
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Notita: Este Cap es el mas largo por ahora, les aviso que los mas probable es que el ultimo cap de esta año sea al diez, así que nos leemos pronto. Les comento que el cap diez será el que tendrá mas accion de todos los que he subido.
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Te heriré por esto. Todavía no sé cómo, pero dame tiempo. Sabrás que la deuda estará paga - George R. R. Martin.
Un nuevo planeta, perverso negocio y una soltera.
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30 DE JUNIO DEL 2023
Guinea ecuatorial/ noche
Puerto marítimo.
―¿Qué es lo que haremos exactamente? ―rompo el silencio.
―Te presentaré mi nuevo negocio. Ya sabes... secretos de hermanos. Algún día, si no estoy, tú te encargarás de todo.
―¿Estamos ante una despedida? ¿Estás dándome tu negocio porque se avecina tu inminente fallecimiento? Avísame para poder conseguir un vestido negro adecuado. Además, me gustaría saber qué flores te gustan, ya que no tengo idea.
―Veo tu alegría y percibo claramente el profundo afecto que sientes hacia mí.
―Cadmon, es evidente que me alegra, tal y como tú sentiste cuando me marché. En cuanto al cariño, te amo profundamente ―le lanzo un fingido beso.
―¿Desde cuándo eres tan cruel? ―lo ignoro y bajo del automóvil adentrándome en el sitio.
Nos encontramos en un puerto marítimo, y creo tener una idea clara de nuestra labor aquí. Es necesario mantener una actitud serena para no revelar lo desagradable que resulta estar en este lugar. No me atrevo a anticipar las situaciones que podría presenciar.
Cadmon da la bienvenida a todos los presentes. La oscuridad de la noche es intensa y el sonido de las olas resulta relajante. Mi hermano me hace una señal para que me acerque a donde tiene unos documentos, los extiende en silencio y se aleja, dejándome sola. Se dirige hacia un grupo de hombres con los que comienza a conversar. No puedo evitar rodar los ojos por el desagrado; sé que soy lista, pero a veces el imbécil se aprovecha.
El trámite burocrático consiste en la descarga de los medicamentos de las fábricas de la familia, tal como se ha especificado en los documentos. La carga de los tres contenedores está programada para las dos de la mañana, lo que significa que está a punto de llegar.
Hace dos días llegamos a este país; mi madre me ha encargado que sea la compañera de mi hermano. Sobrevivir a aquella explosión fue simplemente cuestión de suerte; el retraso causado por el italiano casi me trae graves consecuencias. Siendo sincera, aún no me siento preparada para ponerme en contacto con mi supuesto nuevo aliado. Tengo la fe de un muerto.
Hoy tenía la intención de pasar la tarde junto a mi hermano, me vi obligada a salir con mi madre a comprar ropa. Por otro lado, por la tarde mi padre me mostró unos apuntes sobre la droga, resultaron ser los mismos que ya había visto anteriormente, sin ninguna novedad.
Aprovecho la oportunidad que me ofrece mi padre al permitirme utilizar su laboratorio. Dispongo de notas y fórmulas detalladas que elaboré antes de regresar. Aunque aún no he iniciado la preparación debido a la falta de suministros, estoy convencida de que en un plazo de dos a tres semanas alcanzaré mi objetivo.
Me doy cuenta de que no estoy siendo observada y me alejo con discreción, dirigiéndome hacia la orilla que da al mar. Un escalofrío me atraviesa al experimentar la placentera brisa.
Respondo a los mensajes del Beta, noto que nuestra comunicación se ha vuelto más jocosa. Le pedí su ayuda para conseguir un ingrediente para el veneno, y me alegró mucho que aceptara. Asimismo, me informa que, según sus propias palabras, ha intentado infiltrarse como guardaespaldas de alguno de mis padres, así como en la vida social de los amigos de la familia, pero ha fracasado en sus intentos.
La principal relevancia de estos mensajes radica en el anuncio del coyote, quien se ha liberado. Me encuentro ante la disyuntiva de eliminarlo antes de que hable con Cala. Una vez concluido este encargo, debo permanecer junto a Cala y estar atenta a sus movimientos y los del coyote.
Durante su tiempo en prisión, él tuvo la oportunidad de informar a todos sobre mi identidad y optó por no hacerlo. Estoy convencida de que tiene algo preparado; por lo tanto, tampoco puedo bajar la guardia a esperar su ataque.
Mi teléfono móvil emite una vibración, específicamente uno de los tres dispositivos que tengo en mi posesión. Este en particular está destinado a contactos "familiares" y es utilizado principalmente por Daria Baker, quien no se desempeña como doble agente.
―Hola y adiós desconocido.
―Corazón, ¿le cuelgas a tu único amor?
―Ese título no es tuyo, tanto crédito te das ―camino hacia donde se encuentra mi hermano.
―Oye, te repito lo que me dijiste tiempo atrás. Ese no es tema, te daré dos opciones: la primera es que le contaré a todos que trabajas en una agencia de seguridad privada que atrapa a criminales, o si prefieres, tenemos una charla amena de la razón por la que me odias tanto ―rio al escuchar su intento de amenaza.
―Hilai, amor, no sé de qué hablas, y si es así, cuéntaselo a todo el mundo. Permíteme aclarar algo: antes de acudir a verte por mi propia voluntad, preferiría que me quiten la vida. Cuídate ―me dirijo hacia donde está mi hermano tras colgar.
Se inicia la descarga de los contenedores. Los hombres nos observan y puedo notar el temor reflejado en sus miradas, lo cual comprendo. Cadmon es un individuo enfermo y despreciable; sus acciones son profundamente cuestionables, incluyendo el miedo que provoca.
―Dari, tú revisa ese ―señala uno de color verde― es el menos aterrador, no quiero asustar a mi pequeña y dulce hermana ―giro los ojos y me encamino hacia este lugar.
Los hombres comienzan a abrirlo; sin embargo, dos mujeres y un hombre se posicionan a ambos lados de mí, observando lo que pueda salir. Los había visto conversar con mi hermano, por lo que seguramente son los propietarios de lo que contiene este contenedor.
Al abrirse por completo y extraerse los fármacos, se revela la verdadera naturaleza de la mercancía. Comienzan a aparecer mujeres, y estoy convencida de que, por su aspecto, son adolescentes. A todas ellas se les ofrece agua y algo de alimento, que consumen sin dudar. Posteriormente, se hace evidente la presencia de niños, y en ese momento, siento una intensa necesidad de intervenir y actuar.
Me encuentro imposibilitada, lo cual me genera una profunda frustración.
Me mantengo en una posición estática mientras las personas a mi alrededor se ocupan de atender a quienes han salido. Puedo afirmar que me encuentro en un estado de shock, plenamente consciente de lo que les espera a estas personas y a los niños.
―Siempre es un honor trabajar con los Baker, vamos a firmar, ya sabes, la fachada de la mercancía ―la mujer toma la planilla y firma, se ve extasiada de alegría.
Al acercarse la persona encargada de llevar a los niños, finalmente reacciono. Es imperativo que capture su expresión facial, ya que lo seguiré sin cesar. A pesar de que siento que mis piernas se debilitan y una lágrima está a punto de brotar de mis ojos llorosos, los gritos de mi hermano me alertan.
―¡¿Cómo pasó?! ¡Quiero al responsable de esto! ―alcanzo a escuchar y la última mujer firma, pronto llego al lugar de donde provienen los insultos.
Al aproximarme donde él está, el primer impacto que percibo es un desagradable hedor a putrefacción que me provoca náuseas. Cadmon está examinando órganos; aparentemente, no fueron adecuadamente refrigerados. Algunos hombres están de rodillas mientras mi hermano se desplaza de un lado a otro con un arma en la mano.
―Señor... yo... yo no sé qué pasó ―dice aterrado uno de ellos.
―¡¿Qué no sabes qué pasó?! ¿Entonces a quién le pregunto? Hay un culpable y yo lo haré recibir un balazo. Tú, inepto, encárgate de llevar ese cargamento al matadero. Dari y yo llegaremos después de solucionar este problema ―le ordena a un miembro de su grupo personal del oráculo.
Cadmon sigue vociferando a todos a su alrededor, queriendo descargar su ira, mientras yo examino detenidamente lo que sale del último contenedor. ¿A quiénes pertenecerán estas personas? Tengo la certeza de que las adolescentes y los niños han sido comprados por proxenetas; estas personas están destinadas a algún negocio repugnante que preferiría no saber.
―Dari ¿Quién es el culpable? ―reacciono al escucharlo hablarme.
―Lo son todos ―lanzó una daga que se incrusta directamente al pecho de uno de los hombres que está de rodillas.
Concluimos con la eliminación de todos. Cadmon exhibió su locura al extraer los órganos de algunos, ejerciendo torturas, mientras que yo opté por métodos de muerte menos macabros.
Nuestra visita terminó en un lugar desagradable, donde me encuentro con un matadero, pero este se dedica a la despiadada extracción de órganos humanos. Observo con horror cómo a las personas inconscientes les arrancan sus órganos vitales. Estas son las mismas personas que estaban confinadas en el último contenedor. Incluso hay niños presentes en este macabro escenario.
Al solicitar una aclaración sobre la presencia de una sala quirúrgica improvisada en este lugar, la única respuesta que obtuve fue que nadie sospecha de un sitio como este. Y tiene toda la razón; es similar a tener un dulce justo frente a uno, algo que no se percibe ni se sospecha a pesar de estar a la vista.
Situado en el mismo puerto, a tan solo un metro de donde llegan y parten las embarcaciones, este lugar es ideal.
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Deslizo mis dedos sobre las teclas del piano y la melodía resultante inunda mis oídos. Mi hermano menor se encuentra atento a cada uno de mis movimientos, escuchando con gran atención y generándome una sensación de ternura. Sus mejillas sonrojadas y su rostro delicado son las características que más resaltan en él.
Consciente de su curiosidad por el instrumento, he decidido contratar a un instructor de piano para que pueda aprender y no se sienta aburrido.
―Si sientes frío... Y hay mucha niebla, si las estrellas... Esconden su brillo ―su mirada en mí me hace verlo y ofrecerle una sonrisa―. Sí, mi príncipe... Perdió su castillo, jugando en la arena... Solo recuerda yo voy contigo... Te abrazaré cuando te sientas solo, te enseñaré, cómo cruzar las olas.... Te cuidaré si estás dormida ―El sonido de unos pasos acercándose detienen mi cántico.
La canción la aprendí en una telenovela Mexicana, su difunto padre me la mostró. Él decía que nuestra familia era tan grande como la de la historia. Además, estoy enseñándole el idioma de una manera distinta a como me lo enseñaron a mí, y ya he visto los resultados. Comprendo que el amor es lo más crucial en la crianza.
―Sigue, mana ―niego y le hago señales que entiende, se baja de mis muslos y corre siento seguido por la mercenaria.
Me levanto con mi ceño fruncido, espero que diga lo que sea que tenga que decir, en casa no es necesario que esté tan encima de mí. Metafóricamente hablando, nos encontramos en una residencia en las afueras de Guinea Ecuatorial.
Hace unas horas llegué del puerto, anhelando abrazar a mi hermano y asegurarme de que se encuentra a salvo. La idea de que pudiera estar en la misma situación que los niños que vi, cruzó mi mente. Estuvimos conviviendo y jugando, me preocupa que no lo esté cuidando Valky, ya que se quedó en Londres, me relaje al verlo, necesitaba un poco de la paz y tranquilidad, eso es lo que causa mi hermano en mí.
―¿Qué quiere? ―no dice nada y se sienta donde antes yo estaba, tocando una melodía en el piano. Me causa cierta sorpresa su habilidad en la interpretación del instrumento.
Al no escucharlo hablar y ver su persistente indiferencia, deslizo mis manos desde su hombro hasta su antebrazo izquierdo, acercando mi rostro a su cuello para aspirar su fragancia corporal.
Al exhalar suavemente por mis fosas nasales y rozar su cuello con mi nariz, puedo observar cómo se tensa ligeramente, no deja de tocar y una sonrisa socarrona se pinta en sus labios.
Ahora me acerco a su mejilla, estoy a punto de pasar mi lengua cuando con su otra mano toma mi brazo y me acerca hasta el punto de rozar nuestros labios.
―Deja los juego, Daría.
Puedo sentir cómo se mueve al hablar, es algo perceptible en mis labios. Su discurso carece de variedad, repitiendo incesantemente las mismas palabras, sin hacer el debido esfuerzo para evitar que yo juguete con él.
Alejo su mano con firmeza y su rostro refleja el dolor, me distancio de él y empiezo a caminar. A los pocos segundos, él se encuentra a mi lado, siguiéndome.
―¿Va a decir que quiere? ―acomodo el vestido que se me subió al inclinarme.
―Su padre, él la necesita.
―Gracias, ahora retírese.
―Que tenga un muy buen día, señorita, Daría ―me pica el ojo y yo casi descuelgo mi mandíbula, esto se está tornando raro.
¡¿Qué mierda acaba de pasar?!, el comportamiento de ese hombre es cada vez más sorprendente. Como si quisiera que yo cediera a algo, o espera que yo le permita al el entrar.
Me desvío en un pequeño pasillo que da a una oficina. Al escuchar voces, noto que es la voz de Cala y creo escuchar a Beyamin y Cadmon.
―Daria se encargará, ella saldrá con él, con eso estará el pago ―relata la mujer.
Está considerando llevarme a una reunión con uno de sus potenciales clientes o socios. Los temblores me afectan profundamente; no se atreverá a repetir lo mismo que me hizo antes. Puedo soportar sus juegos mentales, su manipulación y su humillación; rechazo rotundamente que vuelva a comercializar mi cuerpo de esa manera.
―No creo que lo permita, ya no es la misma tonta y manipulable ―relata Cadmon.
―Eso es cierto, podríamos lograr que la mujer obediente regrese si finalmente su madre le impone el merecido castigo ―la ironía es palpable en la voz de Beyamin―. La fosa me parece bien, o el famoso volcán o quizás el vidrio. Sé que con alguna de esas sanciones regresará destruida, no le quedará de otra más que obedecer.
―Tu feliz de ofrecerte como ejecutor de su martirio ―Kale responde.
―No lo negaré ―acepta Benyamin.
―No entiendo tu odio, si eran muy unidos ¿Qué fue lo que pasó? ―Nuriel le cuestiona.
No tiene la capacidad de responder, ya que si lo supieran, no estaría sentado en esa mesa ni formaría parte de esta familia. El secreto oscuro que guardo lo reservo para el momento adecuado. Aunque ahora, viendo las cosas, ¿serían capaces de perdonar?
―No paso nada, no tolero a las traidoras y menos a las débiles, se supone que las mujeres de esta familia debe ser poderosa. Ella solo es un pollo, y los pollos sirven para alimentar y si no se deben desechar.
―Pues ahora no es un pollo, me parece más como un cuervo, o tal vez un tiburón al acecho ―la mención de papa Nuriel me deja un poco inquieta ¿Me tendrá en la mira?, es el más observador de los tres, ¿si deje un cabo suelto y dio conmigo?, sé que él se quedaría mirando hasta que tuviera los recursos necesarios para atacarme.
―Sus comentarios no sirven de nada, si yo le digo que haga algo, lo hará, ella obedece y punto final ―Cala los calla con su respuesta.
Todavía tengo presente cómo solía salir con hombres a cenas, fiestas y paseos, como si estuviera vendiendo mi compañía. El acto estaba frente a mí; siempre me engañaba a mí misma haciéndome creer que eran salidas normales de "convivencia". No sé por qué mi mente bloqueaba las miradas y las insinuaciones; ahora creo que era mi forma de protegerme y seguir adelante.
Ellos gustosos trabajaban con Cala después de las "convivencias" que tenían conmigo, yo de ingenua pensaba que les había agradado hasta el punto de querer trabajar con mi madre. Todos estaban felices, era como un adorno para ellos.
Tener cerca a la joven de ojos y cabellos oscuros, mejillas rojas y mirada de cordero, así llegué a escuchar que esas personas se referían a mi persona. Un decorativo temporal a sus miserables vidas.
Desde pequeña bloqueaba lo que me enseñaba, lo veía como un juego, desde algo tan perverso como matar o torturar, incluso desmembrar. Hasta tan simple como la educación en: manejo de libros contables, medicina, ingeniería aeronáutica, ingeniería eléctrica y bioquímica.
A los quince estuve en el ejército hasta los dieciséis; fue mi regalo de quince y mis dulces dieciséis, vaya mierda de presente. Pasé por un entrenamiento militar ruso fabricado por mi padre, Nuriel. Actualmente, solo cincuenta de más de mil lo han pasado y sobrevivido.
Desde que tengo uso de razón, lo primero que puso frente a mí fue un libro avanzado de literatura, ni hablar de los castigos al no estudiar bien. Todo eso, ¿para qué? Heredar un negocio de mierda.
Lo más deplorable del caso, es saber que nunca supimos lo que hacíamos, hablo en general porque sé que a mis hermanos también les paso, no teníamos conocimiento de lo bueno y lo malo, así que matar era rutina, ver asesinar, o experimentar.
Por mi parte, yo misma descubrí que todo esto era incorrecto. Cuando lo dije, Darío me silenció; si lo decía, sería castigada al igual que él. De pequeña, yo le ayudé con los libros, nunca fue bueno en nada de números, nos protegíamos mutuamente, unidos por siempre. Llegué a creer que me entendía; entonces se alejó y cambió tanto que solo veía a Benyamin, y eso me atemorizaba.
Entonces me di cuenta: Si quiero ser poderosa y tener el control, debo ser la mala para algunos y la buena para el resto, una balanza equilibrada.
No quiero ser lo que mi madre fue para mí. Con mi pequeño hermano soy la madre que siempre quise tener y la que todos merecen tener.
Al llegar a la puerta donde se encuentra mi progenitor, doy dos toques; sin embargo, no percibo respuesta alguna. Ante tal situación, decido ingresar y me percato de que se encuentra absorto en la lectura de un libro, lo cual explica la razón por la que no fui escuchada.
―Papá, ¿me necesitabas?
―Si hija, necesito tu ayuda, tú habías estado en la investigación de la materia que se encontró, la cual no dimos con los elementos que contenían. Pues te cuento, tu madre hizo un viaje, bueno o sea ella no viajó, formó parte del equipo que se mandó. En resumen, hemos descubierto un nuevo planeta.
―Eso es fascinante, ¿dónde está ubicado?
―Más adelante de Mercurio, prácticamente más cerca del Sol. Encontramos un compuesto; lo más inquietante fue el video. ¿Quieres verlo?
―Obvio, espera... madre no te dirá nada.
―Si no le dices que sabes ―me ofrece una mirada cómplice.
De manera veloz, me posicioné junto a él, me muestra su teléfono móvil, un video se reproduce, supongo que es la cámara de algún tipo de robot para grabar el lugar. Aunque no se aprecia con claridad, se distingue la presencia de vegetación, una flora notablemente distinta a lo que estamos acostumbrados. En ese momento, una especie de mano ataca y se produce un corte.
―Significa que....
―Si hija, en ese planeta hay vida.
―Wow, eso es fascinante ¿Qué elemento encontraron?
―Al parecer, a ese planeta le sobra el astato. Ya sabes que un elemento es esencialmente una sustancia que solo contiene un tipo de átomo. Hacer nuevos elementos significa crear un nuevo tipo de átomo.
―Estás diciendo que quieres crear algo con las dos sustancias que hallaste, la que no sabemos qué es y el Astato.
―Exactamente.
―No, padre, no estoy de acuerdo, no hasta que averigüemos, y si me pides que sea parte de eso, me niego, es arriesgarte a morir: quizá de infección respiratoria, explosión o hasta originar un virus.
―Dejemos este tema de lado entonces, ¿cómo has estado?
―Pues bien, no podría estar mejor al saber que tengo a la mejor familia que cualquier persona podría tener.
―Sarcasmo conmigo, ¿ahora que hice?
―Ese es el problema, que no haces nada.
―Daria, no vamos a hablar de nuestro negocio, hacemos cosas ilegales, sí, desde siempre lo has sabido, ¿cuál es el problema?
―Que nunca se sentaron a cuestionarse si queríamos ser igual a ustedes, pero no importa, estoy muy feliz.
―Entiendo que la muerte de tu hermano te afectó ―una risa brota de mi boca.
―Ya nada me afecta, querían que fuera como madre y ser en un futuro la cabeza de esta familia, los sentimentalismos no van en este clan y menos si estás en un mundo tan podrido como este.
―No digas eso, lo que más resalto de ti es esa humanidad y calidad que tienes.
―Ya no existe, con el tiempo se fue disipando, si deseas buscar un poco de eso ve a mí medio hermano. Que no te extrañe que unos años le apaguen esa llama.
―Deja los rencores, Daría, no elegiste esto, pero es lo que te toca, solo agradece que...
―¿Agradezco? ―no puedo evitar reír― ¿Qué parte? ¿Dónde mató a personas? ¿Dónde destruyó el temple de inocentes? ¿O la parte donde soy un objeto que todos quieren poseer?
―No es lo que quise....
―Lo entiendo, tú nunca dices nada, y mucho menos haces algo ―emprendo mi huida a pesar de los gritos de sus llamados.
Acabo chocando con un cuerpo al ir distraída y cabizbaja.
―¿Qué quieres? ―sé que mi voz demuestra él aflige y decepción.
―Su hermano se ha caído, está bien, solo pide a su hermana ―Kai relata y con la simple mención del niño, corro como si vivir dependiera de ello.
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Un mes después.
3 DE AGOSTO DEL 2024
Bar el halcón / noche
España.
Tomo una profunda bocanada de aire mientras me recuesto en el sofá. La música suave y seductora deleita mis oídos. Finjo sonrisas con algunas mujeres que me rodean, mientras hablan tonterías que no son de mi agrado.
Discuten sobre los problemas que sus novios les han causado, califican a otras chicas de manera despectiva y comentan sobre un hombre que ha hecho un gran negocio y ha generado millones. Temas que no despiertan mi interés en lo más mínimo. En cambio, hay otras mujeres que sí hablan del motivo central de esta fiesta: la despedida de soltera.
Ha transcurrido un mes y el tiempo ha volado sin novedades relevantes a mi conocimiento. Solo he participado en algunas misiones de rescate y he tenido algunos encuentros con el Beta siguiendo algunas pistas útiles. Tengo en mente mi próximo movimiento, aunque aún no he decidido quién será el objetivo. Mañana se celebra la boda de mi mejor amiga, Brenda, y planeo dar inicio a mi plan ese día.
Las luces se apagan y Brenda, quien se encuentra en el escenario, comienza a ser rodeada por hombres semidesnudos de cuerpos atractivos y miradas seductoras. Se mueven y rozan con ella al compás de la música, mientras ella simplemente se divierte.
A ver si declina la boda viendo a mejores hombres, ese español no me agrada.
―Señorita de pocas palabras, ¿es usted la mejor amiga que no tolera al futuro cónyuge o la mejor amiga que profesa afecto hacia el futuro esposo? ―la mujer de cabello plateado me habla, sé quién es, la ganadora de la medalla olímpica en patinaje artístico. He presenciado todas sus rutinas y podría afirmar que soy su mayor admiradora.
El patinaje es algo en lo que personalmente lo considero mi arte escondida en un closet, recuerdo que cuando era más joven, anhelaba ser la mejor, pronto me di cuenta de que eso no sería posible. Me sentí tonta por haberme dejado influenciar por los comentarios de mi "familia". "No estás destinada para eso, sino para cosas mejores", solía decirme Cala. Ellos tenían la expectativa que se ajustaban a sus deseos. De vez en cuando patino, es más un hobby que uso para el estrés.
―Soy la amiga que no soporta a las mujeres con temas irrelevantes ―contesto tomando la copa y bebiendo su contenido de un solo sorbo. Le extiendo el vaso y Kai entiende que debe buscar otro.
―Entiendo ¿Cuál es su ocupación? Personalmente, me dedico al patinaje, y modestamente puedo afirmar que soy bastante buena en ello.
―La triple medallista olímpica, buena es poco.
―Me alegra que Daría Baker sepa de mí, el enigma de esa familia, una gran Doctora y Bioquímica, sin siquiera graduarse en esa carrera.
―Poseo varios títulos adicionales, me siento satisfecha con los que mencionas. Aquí entre nosotras, de hecho, sí me gradué. ¿Cómo le está yendo a usted con sus rutinas para este año?
―La verdad, bien, quisiera explorar algo nuevo.
―Debería probar con algo sensual, me gusta su ritmo y su gracia, sería genial verla probar un estilo diferente, uno más rudo, de movimientos bruscos que generen impacto.
―Tomaré el consejo.
―Quiero tomar el micrófono... ¡Entrégamelo, entrégamelo! ―grita mi amiga. Ahora está tomada, quiere verse hermosa y decide trasnochar y de paso beber―. Gracias a todos por estar aquí, en especial... Muchas gracias a mi mejor amiga, D. Sin ella aquí, esto sería la peor fiesta. Sin ofender a las demás invitadas, como se suele afirmar, las cosas buenas suelen llegar tarde, y ella ha llegado justo cuando me encuentro a punto de atravesar la supuesta etapa más destacada de la vida femenina ―me tira un beso y yo sonrío tomándolo con mis manos.
Ella continúa expresando su gratitud hacia las demás chicas.
Me pongo de pie y el perro me sigue, llego a la mesa de aperitivos y los devoro todos, mi amiga comparte anécdotas de eventos en los que algunos de los invitados participaron con su futuro esposo. En ese momento, mi celular me notifica otro mensaje de Aleix, mi pasatiempo favorito actualmente es evitarlo.
Ni hablar de Hilai, aún estoy esperando que me delate, la ventaja que poseo sobre él radica en que es consciente de que, de revelar lo que sabe, mi vida correría peligro, algo que él no desea.
Unos momentos más tarde, algunas mujeres se acercan a los bailarines y los tocan mientras gritan y celebran junto a Brenda. No me siento cómoda en ese tipo de entorno ruidoso y agitado; prefiero moverme con calma y estar rodeada de personas en las que confío.
―¡Sube! ―Brenda grita, niego y muestro el bocadillo que tengo en mis manos.
Un empujón por parte de alguien que resulta ser el perro, provoca que la mujeres me tomen las manos y me suba a la tarima.
El caballero parcialmente vestido me acomoda en la silla y me coloca crema batida en la boca, intenta besarme; sin embargo, evito su acercamiento. Él se restriega y mueve demasiado, toma mis manos deslizándolas por todo su cuerpo.
Ruedo los ojos, ¿por qué les calienta esto? «Claro, como eres de las que les gusta más lo rudo», al ver a mi amiga radiante y emocionada, luciendo su lazo de novia y su tiara, finjo una sonrisa por su felicidad.
El striper termina su baile y regreso a mi lugar, dándole un empujón a Kai; apenas y se mueve.
―¡Idiota!, si me vuelve a obligar a hacer algo que no quiero aténgase a las consecuencias.
―Siempre me amenazas ―despliego una expresión de fastidio y me aproximo con determinación para empujarlo en el mueble, luego me siento sobre su regazo.
―Puedo jugar y sé cómo ―me restriego justo donde está su pene, no tardo en sentir como el bulto golpea mi sexo.
―Detente ―dice en un suspiro, me aproximo a sus labios quedando a unos centímetros.
―Tú puedes pararme, solo quítame de encima ―me muevo más, y jodidamente me caliento al sentirlo, cuando lo vi desnudo por los ductos sabía que sería exquisitamente grande.
―Jefa, ¿me está dando pase para algo más? ―sus manos descienden por mi espalda hasta situarse en mi cintura, sujetándola con fuerza.
―No le, dímelo tú, parece que le gusto demasiado, Kai, ¿si digo que sí, no le importaría meterse en problemas?
―No me importa en lo absoluto, me encantan los problemas, si tú quieres estoy más que dispuesto ―bingo, es la respuesta que esperaba. No tardo en quitarme y sentarme a su lado.
―Lástima que no quiera, usted no me gusta ni un poco. Ahora a su lugar perro ―la sonrisa en sus labios mientras niega con la cabeza y regresa a su puesto, me gusta.
―Es el momento de los preregalos ―dice Brenda, mientras empieza a sacarlos.
En primer lugar, se exhiben unas tarjetas con una considerable cantidad de dinero, una amplia selección de lencería, consoladores y tangas de gran belleza, debo admitir. Cuando se muestra la mía, ella se vuelve loca, ya que es de una de sus diseñadoras preferidas. Sin embargo, percibo algo extraño cuando ve la última caja, que aparenta contener folletos o cartas. En un instante, ella la guarda y su expresión facial cambia rápidamente.
―Muchas gracias a todas por sus detalles, iré a guardar esto ―se retira casi corriendo como si la estuvieran persiguiendo.
Todas las mujeres ahora están bailando, le he dado tiempo a Brenda, pero no ha aparecido. Afortunadamente, este lugar ha sido alquilado y hay poca gente, así que es probable que esté en alguna habitación.
Me levanto con determinación para buscarla. Accedo a cada una de las habitaciones, los baños y hasta el cuarto de intimidad, no encuentro rastro de mi amiga.
Ahora sí, comienzo a preocuparme. No obstante, en algún rincón la diviso, acurrucada en posición fetal, ocultando su rostro entre sus rodillas y tratando de disimular los sollozos que escucho.
Me acerco y la abrazo, o lo intento porque sus muslos me lo impiden, hecho a un lado a Kai, y entiende que debe alejarse un poco más.
―Comprendo que puedas estar nerviosa, Bren. Aunque personalmente nunca he estado en una situación similar, no puedo imaginar cómo te sientes. Lo que quiero expresar es...
―Tenías razón.
―Aquí es donde siempre digo, "lo sé, siempre la tengo", pero... desconozco en que tengo razón.
―El español, es un idiota.
―¿Qué paso?, ¿Cuéntame?, ¡mierda! Juro que en esto no quería tener razón.
Ella continúa llorando incesantemente mientras me entrega unas fotografías. El despreciable individuo la ha engañado, son imágenes que muestran a varias mujeres en situaciones comprometedoras y explícitas.
No puedo precisar cuánto tiempo ha pasado, pero cuando me canso de verla desmoronarse de esta manera, me levanto y dejo de abrazarla.
―¡No más Brenda!, se acabó, ¡te pones de pie ahora! ―grito, obedece mientras le limpio las lágrimas―. Ese hijodeputa no merece tus lágrimas. Irás y cancelarás la boda con determinación, dejando a ese individuo humillado. Pondremos fin a su existencia, aunque no literalmente, a menos que quiera, aclaro. Causaremos que anhele la muerte.
―No, quiero venganza ―esa es la mirada de mi amiga, la que conozco perfectamente.
―¿Venganza?, no disponemos de tiempo suficiente, Brenda. ¿Cómo podremos planificar esto? A menos que desees casarte y tomar venganza en el proceso, ya que tu boda está a solo unas horas.
―No lo sé, quiero vengarme mañana, dame ideas ―la veo tomar su bolso de maquillaje y se empieza a arreglar.
Esa es mi amiga, la que conozco, la más fuerte pero a su vez sensible. No me relaciono con personas que se dejan vencer fácilmente. Aunque es comprensible que, por un momento, permitamos que los sentimientos nos dominen, levantarse e idear estrategias para enfrentar a aquellos que nos han causado dolor es una cualidad que pocos poseen.
―En primer lugar, nada que ver con las fotografías, ya que si revelamos que él te engaña, tú serás objeto de burlas, considerada una mujer dolida y tonta. Puedes ser la víctima durante un tiempo, pero todo cambiará eventualmente. Entonces, ¿qué tal si un hombre interrumpe, como un amante? Sería una forma de romper su ego.
―No.
―¿Decirle que no en plena boda?
―No.
―¿Revelar su mayor secreto?
―No.
―Ya sé, ¿cogete a su padre? Me contaste una vez que el viejo estaba bueno y que si no estuvieras con su hijo te lo hubieras cogido ―reviso mi dispositivo móvil y localizo la ubicación actual de su progenitor, para luego facilitarle el teléfono.
―Me gusta, qué perversa eres ―con orgullo muevo mis hombros y cabeza.
―Mañana entrarás a la iglesia, le dirás que no, en unos días filtraras que estás o estuviste con su padre ¿Qué te parece?
―No, tengo un mejor plan. Tú busca mi atuendo, preferiblemente de tonalidad negra, mientras que yo me encargaré del resto; también será sorpresa para ti. Ahora iré con mi suegro ―la mujer desaparece.
La expresión desaprobatoria en los ojos de Kai indica que no está a favor del plan, sin embargo, su opinión me resulta de escasa importancia.
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4 DE JULIO DEL 2024
Basílica De Santa María La Real Del Santuario De Covadonga.
Principado de Asturias, norte de España / Mediodía.
El clima es agradable y la arquitectura es sumamente hermosa. Todas las personas se dirigen hacia el lugar donde supuestamente se llevará a cabo la ceremonia. En mi caso, me encuentro en un estado de crisis, sin recibir ningún mensaje de mi amiga y sin señales de vida de su parte.
En cambio, la familia del novio y el individuo en cuestión están presentes. Este hombre está charlando con una mujer, quien curiosamente es una de las protagonistas de esas fotografías.
Me esfuerzo por aplacar mi preocupación examinando minuciosamente cada rincón del lugar. La arquitectura es impresionante y el entorno, con su abundante biodiversidad, resulta hermoso. Desconocía la cantidad de invitados que asistirían a esta boda; superan los cuatrocientos y continúan en aumento.
Le entregué a mi amiga un elegante vestido negro de estilo princesa, el cual fue una verdadera odisea conseguir. Me esforcé al máximo en el escaso tiempo que tenía disponible. Lo envié al hotel; no obstante, nunca recibí confirmación de su recepción.
Kai se acerca a mi lado, reduciendo la distancia, y me pregunta de manera directa: ―¿La novia no llegará?
Mientras tanto, mis progenitores se hallan en plena conversación con una familia rusa de gran renombre. En realidad, en el trasfondo de todo ello, se trata de traficantes de armas y, sorprendentemente, parece que a nadie le importa en lo más mínimo. No comprendo la razón por la cual aún me sorprende.
―Próximamente llegará. ¿Tiene prisa? ¿Acaso el perro tiene una cita confidencial con su pareja oculta?
―No tengo novia ―responde.
―Amante entonces, tranquilo, escápese que nadie notara que mi perro se ha perdido.
―Su perro, ¿ahora soy de su propiedad?
―Yo creo que sí, eres mi perro...
―¡La novia está cerca! ―Las personas presentes vociferan mientras ingresan, dejando finalmente la entrada despejada, con excepción de una única dama de honor, es decir, yo.
Una mano me sostiene y me acerca a su pecho; Kai me ha llevado consigo y me tiene atrapada. A pesar de mis esfuerzos por liberarme, no logro conseguirlo. El calor que recorre mi cuerpo me induce a la reflexión.
Él se acerca a mi cuello y lo huele; puedo escuchar su jadeo de placer al percibir el aroma que emana de mi cuerpo. Hasta que su lengua acaricia mi cuello con rapidez y sus manos sujetan mi cadera, atrayéndome hacia su prominente erección.
Este individuo desvergonzado parece estar desarrollando un interés inapropiado hacia mi persona. ¿Cuándo dejamos de ser jefa y empleado? Intento apartarlo; sin embargo, su agarre se hace más firme.
―Sabes justo como imagine, exquisita, recuerda, tú empezaste este juego al retarme ―ronronea suavemente en mi cuello, mientras intenta deslizar su mano bajo el dobladillo de mi vestido sin éxito, ya que yo rápidamente detengo su mano.
―Yo no soy el juguete de nadie, tú sí eres mío ―me aproximo a sus labios, quedando a escasos centímetros de rozarlos.
―Ya veremos ―contraataca.
―Te apuesto a que estarás de rodillas si me lo propongo ―deslizo mi lengua por encima de sus labios, justo como el día en que nos conocimos.
―¿Se trata de una de sus fantasías? No tengo inconveniente en hacerla realidad, le aseguro que yo haré que esté de rodillas tragando ese orgullo, siendo mi pene ese silenciador.
No me espero que junte nuestros labios, y los toma con tanta fuerza que causa dolor; sin embargo, me resulta fascinante. Al mover mis labios, intento tomar el control y lo logro al morder y besar con frenesí, asumiendo el liderazgo.
Al patear su miembro, él se queja y me suelta.
Mi respiración se encuentra agitada y mis ojos se fijan en él. Fue un beso desesperado en un duelo por determinar quién domina a quién, sin que ninguno de los dos ceda. A pesar de su deseo de acercarse nuevamente, se ve impedido por la presencia de un automóvil del cual desciende mi amiga.
Al voltear para buscar su presencia, me percato de su ausencia. Aunque la aparición de mi amiga resulta favorable, sentía la necesidad de reprocharle su comportamiento abusivo. La clave está en que podía haberlo alejado, pero dejé que me metiera en esa situación. ¿Por qué lo hice? ¿Realmente lo deseaba?
Dirijo mi enfoque hacia la encantadora mujer que luce un deslumbrante vestido negro, brindándole mi ayuda mientras avanzamos hacia la entrada, donde nos aguarda un extenso pasillo. La última vez que caminé de esta manera fue en la «boda» de mi ex pareja. Sin embargo, ahora lo hago como dama de honor, consciente de que se avecina una tormenta.
―Tengo la intención de ingresar ―inicia hablando Bren―, pronunciar un discurso impactante y revelar todo; no me avergüenza ser la engañada. Antes de hacerlo... por favor, retoca el labial corrido. ¿Con quién te besaste? ―al instante llevo la mano a mis labios y los limpio con ayuda de un espejo que traigo en mi bolso de mano.
―No he besado a nadie, bueno, sí, no importa porque no lo bese con mi propia voluntad, al inicio fue forzada, pero caí en su juego.
―Qué bueno, necesitas fornicar, darte una buena vida y olvidar a Hilai.
―Ya lo olvidé, ahora entremos ―esquivó el tema y me plantó en la entrada.
La melodía resuena, los presentes me aprecian y frunzo mi ceño al ver a mi ex, fue invitado por el español de eso estoy segura. Al concluir el recorrido, se escucha la tradicional canción que anuncia la entrada de la novia, y tengo la fortuna de encontrarme en la primera fila.
Los murmullos y suspiros no tardan en surgir; la dama que porta un elegante manto de seda negra, con una cola larga y un relleno exuberante, hace que su vestido resplandezca gracias a los diamantes incrustados, creando un efecto estrellado en la prenda. El color negro representa poder. No podemos pasar por alto las rosas negras, de las cuales ella arranca los pétalos y los lanza uno a uno.
Al concluir su trayecto y al detenerse frente al hombre, quien muestra una expresión de asombro mientras intenta acercarse, una bala disparada por mí le advierte que no puede hacer contacto con él.
―Amor, ¿qué pasa? ―ahora se hace el desentendido.
―¿Amor? ―dice con ironía Bren―. ¿Amor, cuál?, ¿uno, dos, tres o cuatro?, ¿Cuál número soy eh? ―el imbécil al fin entiende.
―Yo... ―no puede hablar, tampoco es que tenga algo que decir.
―Esta tarde no hablaremos de nosotros, invitados a esta boda, es evidente que ha sido cancelada porque el hombre aquí me ha estado viendo la cara de estúpida. No se preocupen, este vestido no es un símbolo de luto por él, sino el luto que le doy a los dos hombres que han formado parte de mi proceso de autodescubrimiento. Antes de revelarles quién es mi nueva pareja, permítanme comenzar con algunas revelaciones, ya que saben lo mucho que disfruto de los discursos. Tina, lamento informarte que tu esposo te está siendo infiel ―le habla a la madre de su ahora ex prometido―. Estimada Lucrecia, ¿dónde ha quedado tu castidad? No se preocupe, me encargaré de informarles que ha sido arrebatada por este hombre ―señala al español.
»Todo suyo, quisiera informarle que padece de flatulencias, es un tanto melodramático y, además, dependiente. Sin embargo, ahora que cuenta con su compañía, juntos podrían formar una pareja que supere los obstáculos o que acabe siendo un fracaso, ya veremos. ¡Un aplauso!―nadie aplaude, sin embargo, yo asumo la iniciativa y soy seguida por algunas personas―. Lo importante aquí es, dame porfa eso ―mi amiga se acerca y le hago entrega de unos zapatos de bebe.
»Démosle la bienvenida al futuro heredero de esta familia de mierda, no se preocupen que gracias al cielo no estoy embarazada, pero Georgia sí, oh, mi error arruinar la sorpresa ¿No lo sabía Lucrecia? ―la mencionada no sabe donde meter su cara―. Ya dando por finalizado este discurso... ¿Dónde está Ava? ¡Ava, querida, ven! ―busca entre la multitud, solicitando que se acerque al frente, le brinda una amplia sonrisa, aunque esta última resulta algo insincera. Nadie anticipa el golpe que Brenda propina en el rostro de Ava.
»Eso es por decir que soy la estúpida cornuda, por fingir ser mi amiga y por la amistad hipócrita de mierda que diste. Espero que ahora que ya no estoy, tengas el camino libre para ese hombre ―con desprecio lo señala―. Es todo tuyo. Comentaste que si me alejaba, serías completamente tuyo. Ahora tienes esa oportunidad, y espero que cumplas con tus palabras. Amor es momento de que nos mostremos al mundo. No tengas miedo, cariño.
»Mi daddy, ven aquí ―finalmente toma la mano de su suegro o ex suegro―. Este es mi hombre, uno funcional y delicioso ―junta los labios y los sollozos se hacen escuchar; la esposa es un mar de lágrimas y el hijo está rabioso, al punto de estar colorado.
»No seas tímido, cielo. Anoche la pasamos tan, tan bien. Dejando de lado este mal sabor de boca, los espero a todos en donde sería la fiesta de festejo por la boda. Están cordialmente invitados para este nuevo inicio, todos vistiendo de negro. Esta fiesta tiene como objetivo dejar atrás y liberar cualquier carga ―suelta la mano del cuarentón y toma mi mano para sacarme de este sitio.
«La mejor boda, invítenme a más así»
-...-
Playa de Gulpiyuri, Llanes
Oriente de Asturias / Noche.
El hecho de haber cambiado mi vestido de satén celeste fue una decisión acertada, estoy muy agradecida de que mi amiga haya modificado las reglas de la fiesta. Si hubiera decidido emparejarse con ese hombre, la temática de la fiesta habría seguido siendo de playa.
Me gustaría recalcar que a pocos metros se halla una muy peculiar y extraña playa, que vale la pena admirar.
Despertó mi curiosidad conocer cómo se transformó la celebración, ahora con una paleta de colores en tonos negros, grises y rojos, lo cual me agrada demasiado. En síntesis, como dama de honor, me vi en la obligación de portar el tono de vestido asignado, el cual no alteré para evitar levantar sospechas. A pesar de no ser mi elección personal, no vacilé en usarlo, ya que es el color predilecto de mi amiga y se trataba de su boda.
Se han realizado modificaciones en todos los adornos. Estoy completamente segura de que esto ocurrió durante la mañana de hoy. Se puede apreciar que la fiesta fue organizada de manera improvisada; no obstante, esto no le resta mérito a lo hermosa que luce.
Me contó que la única cosa que no pudo alterar fue el pastel, por lo que decidió no exhibirlo. Al final, un pastel no es necesario en una celebración como esta. Todo esto ha sido patrocinado por su expareja sin saberlo.
Ha sido una decisión sumamente acertada haber disminuido la cantidad de invitados, dado que ella tenía conocimiento de que no todos podrían asistir. De los aproximadamente quinientos invitados, únicamente puedo observar alrededor de cien, mayormente jóvenes y amigos cercanos; incluso mi hermano Cadmon se encuentra presente.
Nos dirigimos a cenar, a pesar de que ya son casi las diez de la noche. Me deleito con cada bocado, puesto que la comida es exquisita. Los invitados se dirigen a la pista de baile, una pequeña plataforma que ha sido construida con el propósito de brindar suficiente espacio para disfrutar. Se suman al ritmo del DJ y se dejan llevar por las bebidas alcohólicas.
―¿Crees que fui un poco melodramática? ―habla Brenda.
―Sí, pero ¿y qué? Nadie aquí tiene conocimiento de tus sentimientos. Mereces desahogarte por completo. Estás herida, ¿y qué? No debes preocuparte por lo que piensen o por los rumores. Es cierto que tomaste decisiones impulsivas, eso lo sabemos. Pero no es tu culpa, es culpa de ese hombre que no supo valorar lo que tenía y te lastimó. ¿Y qué esperan? ¿Que te levantes sin poder defenderte o causar aunque sea un mínimo de dolor? ¿Por qué deberías actuar según sus expectativas? Eres tú quien lleva la herida, no ellos.
―Soy la cornuda ―ríe con dolor―. Y fui estúpida por confiarme, pero sabes... no puedo controlar el amor que aún siento por él, esto―señala toda la fiesta―. Se trata de una manera de demostrarme a mí misma que no siento afecto, no es así. Es que... ¡Fuck!, fui yo quien lo transformó en lo que es actualmente, me autodestruí mientras él se construía. Ese despreciable me utilizó y se burló de mí, ¡todos lo sabían! ¡Maldita sea! Yo creía que él no podría vivir sin mí, al igual que yo no podría sin él, mira cómo estoy ahora.
―Le quieres y eso no cambiará, al menos no en un futuro cercano. No olvides que la persona a la que más debes amar es a ti misma ¿Te amas?
―Sí ―dice en un hilo de voz.
―Es fundamental que te pongas en primer lugar y te valores más; así podrás dejar atrás ese amor. Recuerda que no herimos a quienes realmente amamos, así que no deberías seguir aferrándote a alguien que te hace daño. Si sigues amando a esa persona, solo te estarás lastimando a ti misma.
―Yo me amo más y no dejaré que el amor por él lastime mi propio amor ―repite.
―Así se habla. Ahora ve, vive el duelo, el despecho, la tusa ―reímos juntas―. Mañana ya te preocupas por lo que dirán.
La dama se dirige a la pista de baile, siendo rodeada por todos los presentes. No sé cómo podré ayudarla; lo importante es que estaré con ella en ese proceso. Saboreo el último bocado; se desliza suavemente con el acompañamiento de la copa de vino.
Detengo al mesero tomando el vaso con whisky, ahora sí, algo que sí es de mi agrado.
Me acomodo con precaución en el césped verde, procurando no revelar nada, dado que mi vestido presenta una abertura; si genero algún movimiento y lo muevo, deja al descubierto únicamente mis bragas. Este atuendo es un corcel de cuello corazón con falda larga incorporada y destaca por los elegantes guantes de encaje negros.
―Ese discurso estuvo bueno ―la mujer de raíces coreana se sienta a mi lado.
―Saludos, Ali. Ha pasado un tiempo desde nuestra última comunicación. Me he enterado de que mi madre te ha encargado nuevamente la tarea de actuar como mi espía. ¿Puedo saber dónde estuviste todo este tiempo?
―Vacaciones, reina. Ya sabes, todos merecemos un buen descanso.
―Claro, muy típico de Cala, tan considerada con sus subordinados ―son mentiras, nadie descansa tanto tiempo; madre les da unas horas a la semana, o incluso ni les da.
―No estoy aquí para socializar con usted ―dice tajante la coreana.
―Mejor, entonces retírese ―contraataco.
―Tengo que comentar una casualidad: yo le hablo del coyote y él es aprehendido por una entidad que se presume inexistente. ¿No le resulta intrigante?
―Claro que sí, que raro que la mano derecha de mi madre se le escapen tales detalles ―la mujer toma mi mano con mucha fuerza.
―Escúchame bien, niñita, sé que fuiste tú, voy a contárselo a tu madre.
―¿Por qué no lo hizo ya? Permítame explicarle, Ali, no tengo ningún recuerdo de lo sucedido. Salí de fiesta, a una a la que usted me invitó. Ahora, le contaré un secreto ―giro su mano, lo que provoca que emita quejidos de dolor, y clavo una pequeña daga en ella, atravesándola y quedando así inmovilizada en el césped, ya que una parte del filo queda incrustado en el pasto―. En su vida vuelva a tocarme.
Me levanto caminando con tranquilidad, asegurándome de que nadie haya presenciado aquel encuentro desafortunado. La mujer no se encontraba de vacaciones; es probable que estuviera siendo objeto de un castigo, algo que es característico de Cala, quien tiende a sancionar a quienes tienen una lengua indiscreta.
―¿Una copa, señorita? ―propone una voz en la lejanía.
En el momento en que estoy a punto de rechazar la propuesta, percibo la mirada atenta del mesero. Su expresión facial, junto con mi capacidad para identificarlo, me permite reconocer su identidad. A través de mi mirada, señalo un lugar y él comprende a dónde deseo que nos dirijamos.
Me dirijo hacia la playa, acercándome a escasos metros de la arena, aunque por el momento solo puedo sentir el césped verde. Me doy cuenta de que no hay ninguna mirada sobre mí, hasta que finalmente aparece el hombre.
―Agente, casi que no doy con usted, tanto tiempo sin un encuentro físico.
―Me extrañaba, qué tierno.
―Vamos al punto: debe dejar de cometer tantos atropellos. ¡¿No ve que es un blanco?! Tener que limpiar todo lo que deja ya no me está gustando, y si es así, haré que la releven de su puesto y buscaré a una persona más eficiente. Tengo a un hombre en la mira; se llama Hilai. ¿Lo conoce? ―se burla con descaro al nombrar a mi ex.
―Pues entonces yo también me cansaré de limpiar su mierda. Déjeme contarle que Kai descubrió que usted era el hombre calvo que besé; a mis espaldas lo ha fichado y descubrió una de sus identidades ―palidece, al fin nota que el perro es un peligro―. Debería dejar de disfrutar su vida en Bares y eso sucios sitios donde se practica todo ese tipo de sexo.
―¿Me espía?
―Usted igual.
―Deténgase.
―Usted primero.
―Ingeniemos un plan, si ese hombre es el problema hay que quitarlo ―propone.
―No podemos, sería sospechoso. Esa mujer, Ali, investiga dónde estuvo todo este tiempo. Me amenazó con el tema respecto al coyote; da igual porque el imbécil está libre. Si me hubiera dejado matarlo esa noche.
―No matamos; eso es misericordia para esa calaña de criminales.
―Lo que diga, podemos iniciar con dar la baja del puerto ―sugiero, al ver su rostro entiendo que no.
―¿Qué hay de los experimentos? ―me pregunta.
―Ya casi me gano la confianza de mi padre. Estoy segura de que pronto tendré más accesos. Sobre la droga, no menciona nada; me tiene trabajando en algo sobre la rabia, médula ósea y unas muestras oculares de algo. También de un producto que trajeron del espacio. Sabes qué madre tiene también su influencia en ese mundo.
―Sigamos así, necesitamos pruebas; tendremos más cuidado ambos entonces. Fingir que soy su amante es una buena opción, que lo suponga es una ventaja. Sobre el puerto, mejor no actuar. Si está en la mira y se destruye ese negocio, evidentemente la culparán.
―¿Lo que le pedí?
―La toxina del loris perezoso está en camino. Es un animal muy difícil, pero ya me la mandarán. Deme una semana. ¿Puedo saber por qué la necesita?
―Mejor no ―Lo veo irse al terminar de decir esas dos palabras.
Verifico que no hemos sido observados por nadie, y es evidente que así es; la fiesta se encuentra muy animada.
Al aproximarme a la pequeña playa, procedo a descalzarme y permitir que mis pies entren en contacto con la arena, lo cual me brinda una sensación de relajación.
En un momento dado, me encuentro en alerta al detectar la presencia de un individuo sospechoso, por lo que apunto mi arma en su dirección. No obstante, al observar su rostro iluminado por la luz de la luna, decido bajar mi arma al sentirme calmada por la mirada ámbar de sus ojos.
Me pregunto si habrá notado mi presencia o si habrá escuchado algo.
―D, si huirás otra vez, no te detendré esta vez ―vaya que está enojado.
―Aleix, espera, no sabía que estabas aquí.
―Claro, así no hubieras venido.
―No, no es eso, sé que nos debemos una charla, es solo que he tenido muchos problemas.
―Pero para coquetear con los meseros sí tienes tiempo, tranquila D, lo entiendo, soy un error, fui tu juguete y pagaste por él. Bueno... fue el peor pago; aun así, no me quejo.
―Espera ―lo detengo tomando su mano―. Lo lamento, estaba confundida, estoy confundida, yo... no puedo ofrecerte nada, y tampoco sé qué es lo que tú quieres de mí. Éramos mejores...
―Amigos ―termina por mí―. Ese es el problema D, yo siempre he sido, a tus ojos, tu mejor amigo; nunca pensaste si yo te consideraba mi amiga. Diste por hecho que éramos un trío de amigos. ¡Mierda! Hasta Brenda lo sabe, incluso Hilai. ¿No se te hizo raro que hiciera todo por no dejar que estuvieras cerca de mí?
―No es cierto, tú lo dices... Lo dices porque estás enojado.
―Es tu problema si quieres negar que toda la vida te he amado y visto de otra forma.
―No, ¡Cállate, no lo digas!
―¡Es la hijueputa verdad, Daria! Entiendo que no soy correspondido; me ha quedado claro.
―No puedo ofrecerte más que esto ―lo detengo nuevamente cuando quiere irse.
Haciendo uso de mis pies, logro hacerlo caer de rodillas y posteriormente me acomodo en sus piernas. Con delicadeza, acaricia mi nuca, mientras de manera intencionada desliza sus manos por toda mi espalda.
―¿Me ofreces sexo?
―También amor, no defino de cuál tipo, el amor de un amante ―muevo mis caderas―. El amor de un novio o el de un amigo.
―No quiero otro rechazo tuyo ―intenta quitarse y fracasa porque no me dejo.
―Ahora yo soy la que está aquí pidiéndote que no me dejes, verdaderamente, he anhelado tenerte a mi lado, la amistad me impedía verlo claramente ―su mano va a mi cuello, acercándome a su boca.
Nos consumimos con un beso feroz, necesitado, lo que provoca una aceleración en mi ritmo cardíaco. Su fragancia me abruma y el sabor de su boca me encanta; me fascina todo de él. No puedo evitar jadear cuando siento cómo me atrae hacia su prominente erección.
Comienza a desatar el corcel de mi vestido, se frustra al no poder hacerlo; finalmente logra liberar mis pechos sin quitar completamente el vestido, mientras desliza su mano por debajo acariciando mis glúteos. Lleva su boca a mis pezones y los muerde y lame sin compasión, provocando una sensación dolorosamente placentera.
Llevo mi mano a su rostro, masajeo su mejilla y luego paso mis dedos enguantados por su boca. Él muerde mi dedo mientras desliza uno de los guantes; al sentir la liberación de la tela, bajo mi mano a su pantalón y libero su erección. Inicié el masaje delicado, ganándome sus gemidos. Como me fascina verlo de este modo.
Rompe mi braga en ambos extremos y me las muestra, aquella está empapada por mis fluidos, no tarda en guardarla y besar mis labios, metiendo su lengua con ferocidad, mordisqueando y lamiendo. Jadeo al sentir cómo roza nuestras partes.
Quiero meterlo, entonces me acomodo para dejar que su pene ingrese; sin embargo, me detiene.
―No tengo condón, D ―dice en un susurro gélido.
―No termines adentro ―me restriego y empujo su cuerpo sobre la arena, no quiero cambiar de posición, esta es perfecta y quiero ser la que lleva las riendas.
Lo posiciono en mi entrada, y de golpe me dejo caer, al segundo me arrepiento, olvide cuanto lastima al inicio. Posa sus dedos en mi clítoris y lo masajea, de mi boca salen jadeos por la incomodidad al igual que otros quejidos de placer.
―No vuelvas a meterlo así, te lastimarás ―me recrimina.
―Me gusta así ―confieso.
La erección me maltrata, no me importa ni un poco cuando empiezo a moverme en círculos, me deleito con cada movimiento, considero que se convertirá en mi nueva adicción preferida. Me inclino para besar sus labios, sus manos no tardan en acariciar mi trasero, el vestido no permite demasiado contacto, pero logra rozar mi cuerpo y experimentar su placer.
Me acomodo derecha y empiezo a subir y bajar, el sonido de nuestros cuerpos chocar y los jadeos que trato de ocultar es en lo único que puedo pensar.
Pero mi oído se agudiza al escuchar unos pasos acercándose. Levanto mi mirada en busca de quién se trata. Al costado derecho veo la sombra de un mesero que se aleja. Mierda, ese es el Beta, estoy segura. Pero estoy recordando que el sonido venía del punto izquierdo. Al llevar mi vista allí, veo al perro; sus brazos están cruzados y juraría que su ceño está fruncido.
Por el mero deleite que experimento, acelero mis movimientos y permito que los gemidos de placer escapen de mis labios, mientras el sonido de las olas, el choque de nuestros cuerpos y los suspiros se entrelazan en una melodía. Lo tengo empapado porque no bajé lo suficiente los pantalones.
Observo y claramente noto que se está distanciando, y afirmaba que estaría a mi lado de manera persistente, como una garrapata. Siempre supe que eran meras palabras sin respaldo en acciones.
Se levanta y me obliga a verlo, una de sus manos me pega a su pecho y la otra toma mis caderas evitando que me mueva―¿te gusto? ―dice.
―Sí.
―Eso quería escuchar ―me voltea y penetra con fuerza, furia, como si quisiera pagar de esta manera mis desplantes.
Son choques firmes y directos; yo, gustosa, también me pego para sentirlo más profundo, ayudando con las embestidas. Siento como si dañara mi interior; al final, no me quejo, sino que lo disfruto.
Arqueo mi cabeza, presa del placer que desencadena el que me aprieta el trasero mientras me clava los dientes en mi clavícula y succiona mi piel. Ya no resisto más, estoy por terminar, ya me estoy contrayendo al punto de no poder razonar, perdida en el placer.
Me aferro a sus brazos, venosos y exquisitos. Cuando quiero girarlo, no me lo permite; toma ambas manos, juntándolas sobre mi cabeza. Estoy a punto de explotar, la vista ya se me nubla y las piernas no las siento. Mis muslos lo envuelven, sus venas se le marcan y su rostro está jodidamente caliente. Me pierdo cerrando mis ojos al percibir lo cerca que estoy de mi liberación.
―Ábrelos, D, mírame ―ralentiza sus movimientos y no tardó en obedecer―. Así es, amo ver esos ojos, ya estoy por terminar ―intenta tomar mis extremidades para quitarme, lo detengo acercándolo.
―Uso anticonceptivo, quiero sentirte ―aprovecho el descuido y lo giro, a la mierda, con la arena que ya se ha metido en todo mi vestido.
Continuo con los últimos movimientos; a pesar de no dar con mis piernas, logró llegar a mi orgasmo, que me acompaña con su eyaculación. Todo esto es como el pecado prohibido; sé que no acabará bien y que, después de esto, no seremos más amigos. Somos algo más, y aunque me aterra, lo disfrutaré hasta donde más pueda.
Tener la necesidad constante de controlar todo. Querer qué el este a mis pies, sin importar las circunstancias, quiero que esté ahí. ¿Es enfermo eso? O acaso ¿Es obsesivo? Soy una compulsiva necesitada de amor que también le temo al sentir. Quiero que me amen y veneren sin que yo no tenga que ofrecerles lo mismo.
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Hoy es día de velitas, me encuentro viendo como se apagan en la puerta de mi casa mientras subo este cap.
Parte favorita de este capitulo (La mía, la boda y el encuentro de D con Aleix)
La canción que canta a su hermano es: Yo voy contigo -Brisa carrillo. Comente si saben de cual serie hablaba D.
Aleix le confeso la verdad, ¿era muy obvio? ahhh, y después... ¿D también lo ama, no creen?
Iglesia donde se iba a casar Brenda.
Vestido de Bren.
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