Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

†Capitulo 5†

.

Los invito a que me sigan en Instagram, por allí les subo adelantos e interactuamos un poco más: _maga_machi

.

.

BIENVENIDOS A MI MUNDO IRREAL.

.

.

Cuando el dolor es insoportable, nos destruye; cuando no nos destruye, es que es soportable. -Marco Aurelio.

Experiencia, despedida, aprendizaje.

-...-

13 DE JUNIO DEL 2024.

Noche del día.

Londres.

La semana posterior al funeral de Darío fue inusual. Todos parecieron perder la calma, especialmente Benyamin, quien se desahogó conmigo como si yo fuera la responsable. Si bien reconozco que tengo cierta responsabilidad, prácticamente un pequeño porcentaje. Se supone que estamos atravesando un proceso de duelo, y me resulta agotador tener que simular.

¿Cuál es la duración del duelo? No podría afirmarlo con certeza.

Considero que son momentos en los cuales te la vives recordando y sangrando por la herida; sonríes al recordar y logras olvidar un poco la ausencia. La verdad es que nunca se va del todo.

Es importante señalar que percibí un leve indicio de dolor en la mirada de la matriarca mayor, aunque aún no he tenido la oportunidad de estar frente a ella teniendo una charla, son más miradas observadoras y órdenes con sus subordinados.

Lo que siento es una profunda satisfacción; me resulta reconfortante observar el sufrimiento de todos los presentes.

Adriel es el foco de mi atención, y su fallecimiento representaría un impacto significativo; lo veo como un objetivo claro.

El rumor de que el coyote y el Capo Italiano están encarcelados corre por todos lados, lo que representa un duro golpe para sus organizaciones. El padre del nuevo líder del crimen en Italia ha solicitado ayuda a mi madre; necesita sacar a su hijo. Cala, claramente se ha negado a ofrecerla, ya que es consciente de que el hijo de ese hombre fue responsable de ordenar el asesinato de Darío.

Actualmente, se prosigue con la búsqueda de un nuevo socio inversor, dado que el Coyote se encuentra en prisión. Asimismo, se están considerando las posibles represalias, respecto a las cuales me he ofrecido personalmente para llevar a cabo.

Lo más relevante es la llegada de madre. Desde el instante en que arribó, adoptó una actitud agresiva, instándome a desmantelar los negocios de nuestra competencia de manera abierta. Durante este período, sufrí tres heridas: dos cortes de navaja y un disparo. A pesar de ello, continué con la tarea, que se prolongó durante diez días de intensa confrontación.

Nunca he empleado la palabra "intentar"; sin embargo, eso es exactamente lo que he estado haciendo: esforzarme por acercarme a mi madre, buscar obtener información, tratar de escapar de Kai, intentar acceder al laboratorio de mi padre y procurar incomodar a Benyamin.

Nada he logrado.

Solo conseguí en una ocasión escapar del insecto del guardaespaldas y terminé encerrándolo en una tienda de ropa. Fue divertido gritar pidiendo ayuda y, mientras él revisaba todos los probadores, aproveché cuando entró a uno y cerré la puerta con seguro. A veces parece estar listo para todo, pero otras veces no tanto.

Abro una botella de tequila, reparo con mi mirada las tres botellas de vino y una de whisky esparcidas por la sala. Desde ayer estoy aquí: bebiéndome mis problemas y enojada conmigo misma. Ni siquiera he querido vestirme; estoy en ropa interior y me puse una bata. Parezco la típica esposa que espera pacientemente que su pareja regrese y se la folle.

Me dirijo al balcón para fumar. A pesar de que la casa se encuentra alejada de la ciudad, aún se pueden observar las luces. Al fumar el tercer cigarrillo, me coloco frente al espejo para hacerme un examen, no tanto de mi apariencia física, sino más bien para reflexionar sobre mis acciones y reacciones.

―Regresamos siendo fuertes, y lo seguiremos siendo ―me digo a mí misma.

Arrojo el vaso, que se hace añicos al impactar en la pared.

En ese momento, mi teléfono celular capta mi atención. Al tomarlo para responder, noto mensajes de mi madre sobre una cena y, de manera inconveniente, también algunos del Beta, quien me ha estado buscando desde el día de la misión.

Ahora bien, aún sigo esperando la notificación de aceptación del cambio, la nueva, porque ya me mandaron que no se hará el cambio y apelé nuevamente: por tercera vez.

«Sigue intentando, sigue teniendo fe».

Necesito más alcohol, ya siento que no me hace efecto y lo estoy dejando de ver interesante.

Revisito nuevamente las impresiones de los documentos que, supuestamente, iban a ser robados. No encuentro nada relevante; únicamente se trata de cuentas bancarias en diversos países.

―Desaparecer merece un gran reporte ―finjo no escuchar y acomodo mi bata― ¿Hacerse la sorda es parte de su personalidad, o solo es conmigo?

―Lo descubrió, me cae tan mal que dedico mi tiempo a ignorarlo.

―Entonces diariamente estoy en su cabeza, me siento alagado.

―Por supuesto, también pienso constantemente en usted... lo que me viene a la mente es... agradable, placentero, interesante ―lo veo acercarse hasta el punto en que está detrás de mí, he de resaltar que este hombre siempre huele demasiado bien.

―¿Ah sí?, cuénteme cómo me imagina ―me giro quedando a unos centímetros, tengo que levantar mi cabeza para ver su rostro.

―Usted, boca arriba ―se vislumbra una sonrisa y sus cejas se elevan con sorpresa―. Con moscas en su boca y un cuchillo en su pecho que fue clavado por mí.

Me distancio y tomo otro vaso para servirme más alcohol. Puedo percibir su mirada sobre mí y siento un ligero ardor en la garganta al degustar el tequila.

―Es bueno saber que estoy en su cabeza.

―¿Yo estoy en la suya?

―Prefiero no hacer comentarios al respecto ―fija su mirada en la botella.

―Ni siquiera se le cruce por la cabeza que lo atenderé, si quiere un trago sírvase usted. ¿Qué hace aquí, Karim?, hable de una vez ―camino a pasos lentos evitando que note lo alcoholizada que estoy.

―Visita de amigo, no es, sabe que le salvé su culo, ¿no? Lo que hizo en la misión es una falta grave. Pero entonces dije: ¡mierda!, se te cayó la máscara de niña ruda y me dio mucha curiosidad la razón. Entonces pensé: "ella se entromete, ¿por qué yo no haría lo mismo?". Fui a la sala de interrogatorios y... ¿Estás al tanto de lo que dijo el coyote en respuesta a mi pregunta sobre todo lo que sabía de usted?

―Juego de adivinanzas, me fascina, ¿me dará una pista? ―su ceño se frunce justo como quería―. Huy... su rostro de chico malo y serio me dice que no, a ver... le dijo que me quiere muerta y que también ansía cogerse mi cadáver ¿Le atine?

―Tiene sentido de humor cuando se siente acorralada, cada vez la conozco más, Daría.

―¿A ver si entendí? Usted se calló mi falta y, de paso, averiguó con el coyote y cree que usará eso en mi contra, simplemente porque conozco tanto su nombre... Como la identidad de su padre ―sus manos se enrollan en mi cuello y mi cuerpo se estrella contra la mesa donde está el televisor. Está furioso y lo demuestra con su respiración errática y esa mirada asesina que me está empezando a gustar.

―¿A qué está jugando? ―dice casi cerca de mis labios.

―¿Yo?, a nada ―digo con dificultad.

―Se lo advertí, no se entrometa ―su cuerpo tan cerca al mío es como un limón al lado de una sandía, y no me gusta cuando yo soy vulnerable.

Este acto dejará muchas marcas; no me defiendo porque quiero verlo más furioso.

―Usted no puede tampoco interponerse en mi camino ―menciono con el último poco de aire que me queda.

Libera mi garganta; una vez que mi cuello se relaja, el aire logra fluir nuevamente. Parece que ahora todos han decidido asfixiarme; de ser de otra manera y en otras circunstancias, lo recibiría gustosa.

―Daría, en serio no quiero matarte ―aún está cerca de mí, así que llevo mi mano a sus cabellos y se deja tocar descaradamente de mí.

―Pues yo, a usted, ¡sí!

Le propino un puñetazo, una patada y un empujón que lo hacen caer al suelo, mientras le asesto dos golpes en la cara. Extraigo la pequeña navaja que llevo oculta y la dirijo hacia su pecho, pero él logra detenerme con sus manos. Su molesta sonrisa me irrita aún más, pero mi atención se centra en el colgante que lleva puesto; no puede ser él.

―¿Qué pasa niña ruda?, se le fueron las agallas ―me quito de encima de su regazo, el maldito celular no para de sonar y mi brazo duele.

Detallo mi herida de bala; me lastimé accidentalmente, pero afortunadamente no presento sangrado, lo cual es positivo. Busco mi teléfono móvil, que se ha extraviado entre las sábanas del mueble, sin prestar atención a las palabras del hombre vestido de negro.

―Mamá, si iré a la cena. Estoy despejando mi mente, no te preocupes ―observo a Karim servirse una copa.

―Hola, querida ―ese maldito acento, no habla más y creo pensar que espera que yo le conteste―. No soy "mama" pero, sí quiero hablar contigo ―continúa.

―Hilai, ¿cómo está tu pierna? ―no puedo evitar sonreír con malicia.

―Casi me matas; pese a ello, está bien. Ya tendré mi desquite, cariño. ¿No has pensado en mí?

―Una lástima, no debió ser un casi. La verdad es que ni me acuerdo de tu miserable existencia; me halaga que tú me pienses, incluso hasta me llamas. Mi sentido pésame a tu prometida.

―Corazón, me mantienes con vida porque todavía sientes algo por mí, y eso es lo que te molesta ―Karim me hace señas de su reloj, ¿está de afán?, ¿verá a alguien más?, cómo se atreve a acosarme.

―No, Hilai, elegí mantenerte con vida porque si te mataba sería una señal de que me había degradado, y no me importas ni un poco como para tenerte en mi mente. No tengo tiempo que perder. Adiós ―iba a colgar, entonces noto en la pantalla de mi tablet una alerta.

―Aún no, querida, sabes... siempre me gustaron un tipo de casas en específico, recuerdo que hablamos de ello, donde formaríamos nuestra familia y nuestros diablillos correrían por doquier: alejadas, con jardín y en una zona muy exclusiva. Es más, creo que estoy cerca de una.

Una piedra impacta contra el vidrio de la sala. Empujé a Karim para protegerlo, le quité su arma y le cubrí la boca, mientras colgaba el teléfono celular.

―Yo lo arreglo ―susurro y él asiente con duda, no hay tiempo para explicaciones.

Emerjo de la pared en la que nos encontrábamos ocultos y dirijo mi arma hacia el rubio que me sonríe. Al parecer, esta casa ha dejado de ser el refugio seguro que solía ser; es mi responsabilidad por haberla frecuentado con tanta regularidad.

―D, al fin te encuentro sola, siempre estás acompañada.

―¿Qué quieres?

―¿Sabes?, no lo sé aún, estoy debatiendo ―sus hombres me apuntan y el igual―. Quiero muchas cosas: matarte, secuestrarte, tenerte para mí nuevamente, incluso si me toca amarrarte a la cama. Pero hoy quiero hablar.

Qué grandísimo idiota.

Sus hombres bajan las armas y se retiran al recibir su señal. Él avanza directamente hacia la encimera, se sirve una copa y la consume rápidamente. Continúa moviéndose por el lugar con total desinhibición, como Pedro por su casa; es un descarado.

―Yo no quiero oírte ―mi vista se nubla, mal momento para que empiece a hacer efecto el alcohol.

―Creí que odiabas esto ―observa las botellas y señala el minibar.

―Muchas cosas cambian; ahora odio lo que amaba y amo lo que odiaba.

―Uy, estoy en esa lista ―ríe, maldito cínico como lo detesto.

«Y lo amas aún también».

―Claro, tienes el honor de estar de primeras.

―Me gusta, siempre estuve de primeras en todo contigo.

―Ya no, y termina rápido esta conversación ―bajo mi arma y camino en su dirección.

Puedo sentir cómo poco a poco siento que mis cabales se están comprimiendo, él aquí frente a mí, con la misma sonrisa y carisma; puedo llegar a creer que es el mismo de siempre. Quiero decirle tantas cosas, pero a su vez quiero reprimir el amor que creo tener, y siento que es enfermizo el que le ame aún después de todo.

Cuando estoy a dos pasos frente a frente, el cañón frío se ubica en mi frente; el miedo intenta apoderarse de mi cuerpo, pero no persiste tanto. Lo conozco tanto como para saber que aún le importo, que le gusto y sigo teniendo el poder sobre él.

―¿Qué estás esperando?, yo no dudaría si fuera tú ―puedo notar él vislumbre de sus ojos intentando encharcarse de lágrimas.

―Lo sé, me odias tanto como para debatirlo, yo también me he odiado en todo este tiempo ―su voz cambió a una más pasiva.

―¿Por qué?, ¿por engañarme o por usarme? ―destilo el veneno que siempre quise escupir.

―Por creer en la persona que no debía, aún cuando tú y el mundo me lo advirtió ―responde.

―No sé de qué hablas, ya eres un adulto como para culpar a terceros por tus acciones ―quita el cañón de mi frente y jala su cabello frustrado.

―Ahora ándate con mucho cuidado, tuviste el descaro de asesinar a mi prometida y dices no sentir nada.

―Amenazas ahora, qué curioso, ¿por qué tienes la oportunidad de matarme justo ahora? Ejecútame, ¿o no puedes? Y si vienes por ella, llórale en su tumba, no conmigo ―no puedo evitar reírme―. Y sobre ella, te equivocas, fue una misión. No tengas el ego tan alto como para pensar que fue por celos, nunca los tuve ni los tendré.

―Si bien te la pasas alardeando tu hazaña, "Daría Baker, mata a la prometida de su ex, el magnate estadounidense", es lo que todos dicen.

―No, Detente ahí, te crees la gran cosa, pero eres nada. Alardear sobre eso, ¡jamás! Tú eres la medalla y yo el trofeo, creí que ya lo entenderías.

Toma un vino blanco y lo veo servir dos copas, ubica una frente a mí.

―Hay muchas cosas que no sabes ―me revela.

―De las cuales no voy a creer ninguna al mentiroso mayor.

―Me conoces, no miento.

―Yo no te conozco, solo supe lo que tú querías que yo sepa. Tras de tu espalda tuve que ver quién eras en realidad.

―¡No!, yo soy el mismo, no he cambiado.

―¡Sí! Todo fue una mentira, me usaste por poder. No creo en ti y no te aprovecharás de mí, en comparación con antes, he cambiado.

Cómo se puede amar a una persona que te lastima, ¿es masoquismo? El amor es el castigo eterno que se carga en forma de fantasía.

―Solo, ¡escúchame! ―no sé en qué momento terminamos tan cerca uno del otro, sus manos masajean mi mejilla y su rostro esta cargando de gestos que suplocan por atención, por ser escuchado.

―No le veo explicación a lo que hiciste; no llegaste, me plantaste y tuve que verte con...

Me alejo de él, no puedo evitar tambalearme; justamente me hace efecto en este preciso momento. No puedo quedar endeble con él aquí. Doy pasos torpes hacia el lavaplatos y me lavo el rostro.

Puedo percibir su presencia detrás de mí; toma mi cabello y lo acaricia corriéndolo, mientras me ofrece una botella de agua.

―Tengo una explicación, tu madre...

―¡Ella nada!, ¿te obligo a cogerte a una de mis conocidas? ¿Te obligo a no tener los huevos para decirme que no ibas a llegar? ―el silencio es su respuesta.

―D, no he dejado de amarte ni por un segundo, cuando te aleje supe que al menos estarías bien, pero regresas y...

―Regreso siendo todo menos una estúpida, ¿eso es lo que te afecta?

―¡No!, el que estés en esa casa es lo que me preocupa.

―Pues te aguantas, no tengo intención de marcharme; continuaré siendo parte de mi familia. Prefiero a unos desalmados que se protegen, en lugar de alguien como tú.

Me afecta que él crea que soy tan estúpida como para ser parte de esa familia.

―¿Crees que te van a perdonar?

―Ya lo hicieron.

―Ese era el plan de tu madre, ¡entiende!

―Me arrastraste contigo cuando caíste en sus garras porque eres un idiota ―tiro la copa.

Siento que hay algo en mi interior que se intensifica. Deseo erradicarlo y que sufra, pero al mismo tiempo anhelo amarlo y permitir que también me ame.

Recuerdo el momento en que lo conocí; nadie creía en nuestra relación, la del chico rebelde, malo y peligroso. Yo era la princesa resguardada por los Baker, y juntos éramos como el rosa y el negro, un clásico cliché.

―Por qué no entiendes que ¡te amo! ¿Eso querías saber? Que me arrastrara frente a ti, lo hago. Te amo infinitamente y no sé cómo sacarte. Hice todo esto por ti.

―No te culpo por no apreciarme, hasta ahora nadie le ha enseñado a tan poca cosa como se debe tratar a tanto. Es demasiado tarde para...

Sus labios se encuentran con los míos, tal como lo recordaba: al principio con dulzura, pero luego con una intensidad salvaje. No comprendo por qué no deseo detenerme, alejarme de él, o incluso tomar el cuchillo de la encimera y acabar con su vida.

Deseo que me toque, pero también anhelo acariciarlo, rememorar su esencia y el amor cálido que compartíamos.

La pregunta es, ¿Por qué me vuelve a gustar?

Sus manos permanecen en mi cintura mientras lo acerco a la encimera, enroscando mis piernas en su torso. Con sutileza, hago sonar la alarma del otro lado de la casa, lo que provoca que él se aleje y que yo descienda del mesón.

―Quédate aquí, yo iré a ver ―dice, ambos respiramos erráticamente.

―Claro ―deja un casto beso y me deja.

«¿A dónde, tan sumisa?».

Cuando lo veo lejos, ceso el coqueteo y me limpio la boca mientras me dirijo hacia el lugar donde se encuentra oculto Karim. La lucha entre mis deberes y los anhelos de mi corazón resulta complicada.

―Tienes que irte ya. Te prometo que mañana te hablaré, tendré las muestras y estaré en la cena. ¡Así que vete! ―lo tomo de las manos y lo empiezo a empujar.

―¿Ese es tu ex?, interesante... cuidado se le olvida en qué bando está, Daría ―es un venenoso cuando se lo propone.

―Nunca se me olvida, solo estoy en un bando ―sonríe y toma el arma que le quite―. Para aclarar, el bando es el mío. La pregunta aquí es: ¿usted está en mi bando o estorba?

No obtengo respuesta y lo observo alejarse.

En ese momento, Hilai aparece. Finjo revisar mi tableta y abro un poco más mi bata. Debo seducirlo y distraerlo el tiempo que sea necesario para facilitar la huida de Karim. Además, puedo aprovechar la ocasión para obtener algo de información.

―No fue nada, tal vez un animal ¿Entonces vas a escucharme?

―No, mejor bebamos un poco más, pongamos el pasado en el lugar que corresponde y cuéntame que has estado haciendo estos últimos años ―parece que no quedó impresionado con mi actuación, así que cuando lo escucho reír, inmediatamente me giro para mirarlo.

Con cautela, busco un arma entre los muebles con la mano, pero el hombre rápidamente levanta la suya y me apunta directamente una vez más.

―¡Supones que soy lo suficientemente crédulo como para dejarme engañar! ―retrocedo en el mueble mientras grita, soy consciente de que es una persona de cuidado y me he estado burlando sabiendo su temperamento e impulsos psicópatas― ¡Yo soy el Demon King de Londres! No actúes como si pasara por alto tus impertinencias únicamente porque siento algo por ti; me ofendes.

Se aproxima al mueble, pero antes de que se encuentre frente a mí, ya me he puesto de pie y le estoy apuntando.

―Yo soy Daría Baker, y no pido perdón, me encargaré de bajarte el ego grandísimo imbécil. Te advertí que no lo pensaría dos veces antes de disparar.

Acciono el gatillo y la bala se dirige directamente hacia él. Sin embargo, uno de sus guardias se interpone en el camino. En ese instante, los otros dos guardias abren fuego contra mí mientras intento fugarme.

―¡No escapes y dime quién demonios estaba contigo, Daría!, ¡lo mataré!, ¡lo haré pedazos por qué tú me perteneces!, ¡entiendes! ―grita, está preso de la ira y los celos.

Me oculto tras una pared y comienzo a teclear en la tablet, asegurando la confidencialidad de documentos y asuntos relevantes. En esta residencia, poseo material probatorio relacionado con diversos casos, y si se llegaran a descubrir tales evidencias, se vería comprometida mi imagen.

―No puedo creer que me estés celando, ¡eres un puto perro infeliz y egoísta!

―Entonces es cierto, ¿estabas con alguien? ―dispara tiros al aire― ¡Dime!

―Lo que haga no es de tu incumbencia, entiéndelo, no tienes ningún derecho.

―Mierda D, entiende que...

―Me amas, qué devastador ver al supuesto "Demon King" arrastrándose por una mujer que no lo ama ―una risa amarga sale de mi boca―. No me amas, si lo hicieras me dejarías en paz.

Percibo los pasos que se aproximan desde ambos lados. Con una mano empuño la navaja, mientras que con la otra posiciono mi dedo en el gatillo. No dudo en actuar cuando se encuentran cerca; disparo en la cabeza al individuo a mi derecha y clavo el cuchillo en el cuello del que se encuentra a mi izquierda.

―Ganaste, mátame ―dice y salgo apuntando, él no tiene su arma.

―Matarte es un favor; ya tienes todo el poder que querías. ¿Qué buscas de mí? Si crees que volveremos a ser la pareja feliz de antes, te equivocas. Antes nos teníamos aprecio, pero ahora solo te desprecio.

―No es lo mismo sin ti, entiendo mi error y te dejaré en paz ―asiste a su compañero herido mientras otros dos se encargan de trasladar a los fallecidos.

Desde siempre he tenido la certeza de que Hilai es una persona impredecible. En primer lugar, me reclama como suya, posteriormente, parece dejarme en paz. Él personifica la inestabilidad.

Al momento de sentir el vacío en la casa, le envié un mensaje al Beta, mientras me dejé caer en el mueble. Asimismo, antes de quedarme dormida, también le envié un mensaje a la empleada de servicio para arreglar éste desastre.

-...-

(Años atrás)

02 DE ENERO DEL 2021

Polonia/ Varsovia

Residencial los lirios.

―¿Ya decidiste? ―la puerta se abrió y no pude contener las lágrimas; no me sentía cómoda socializando con los socios de mi madre.

―Madre, ¡por favor! ―imploré, pero de nada sirvió.

Me presentó la pastilla como si fuera un artículo en venta, mientras yo permanecía en el suelo, acurrucada a sus pies. Ella movía su pie, produciendo el sonido del tacón al impactar contra el suelo. Continúe negando, sin comprender las razones de su comportamiento, ya que no deseaba seguir sus sugerencias.

―No tienes nada que perder, no tienes al inútil de tu exnovio cerca. Solo charlarán y se harán compañía ―se sentó en la cama y con delicadeza masajeo mi cuero cabelludo, podría creer que lo hacía con amor.

―Madre, yo no quiero hacerlo.

―Está bien, nadie te obliga, yo no te estoy obligando ¿O sí? ―se puso de pie y salió del cuarto con esa elegancia y caminar. Siempre ha sido una mujer firme, poderosa e intimidante al verla.

No dude en seguirla; la vi ingresar a la cocina y abrir la nevera, sirviendo un vaso de agua. Poniéndolo justo frente a mí, tomó la pastilla en sus manos y la puso justo al lado del vaso. Estaba manipulándome, pero yo no lo noté, o exclusivamente me negaba a imaginarlo.

―Tú me ayudarás con este proceso, es difícil ―ordenó, por mi mente pasaron las dudas de cuántas veces había hecho esto.

―No lo hagas, te lo ruego ―tomé el vaso de agua y lo tiré haciendo que se rompiera en pedazos y salpicara un poco de agua en mi pie.

―Tengo doce semanas de embarazo y necesito encontrar una solución, lo haré. Él te quiere, así que como tú no lo harás, tendré que hacerlo yo y problema solucionado ―sus ojos verdes, pero con venas de tonalidad violeta me observaron con atención.

―¡No trates de manipularme otra vez!, también quieres deshacerte de él, tienes miedo de tener a otro hijo que termine rompiendo tu estúpida tradición, tengo el cabello de papá ya supéralo, así funciona el ADN ―mi rostro se volteó al sentir la cachetada que me propino, tan fuerte que empecé a sentir el sabor de la sangre.

―¡A mí no me contestas, ni me refutas, ni acusas!, puedes ofender, suponer, controlar y tener el poder con los demás, pero conmigo no niñita. ¡Me respetas o te obligo a hacerlo!

―Sabes que soy la única que se atreve a enfrentarte, por eso quieres destruirme ―refute.

―¿Tú? ―se burló con total descaro―. Para poder llegar a siquiera mis talones debes dejar la sensibilidad con todo, he aquí el ejemplo, protegiendo a tu hermano no nacido.

―Es medio hermano, que no se te olvide que engañaste a mis padres ―la acuso y señalo, sentí como bajo mi mano y la lastimo por la presión que ejecutó.

―¿Y eso, qué?, ¿hay pruebas?, no. Daría, a mí no me interesa tu intento por desenmascararme, nadie va a creerte y si llegara a ser posible no pasara lo que tú consideras. No me interesa que me amen, solo que obedezcan. Ya tomaste la decisión. ¡No hay bebé! ―intentó llevar la pastilla a su boca, actué rápido y se la quité.

―¡Lo haré!, ganaste ―bajé la cabeza, sentí su mano posarse en mi barbilla, elevándomela y obligándome a que la viera.

Lo hice por ese bebé y porque necesitaba quedarme más tiempo en Polonia para poder ejecutar mi plan. No porque haya cedido a sus manipulaciones, aunque en parte también se aprovechó.

―Esa es mi niña, sube y arréglate. Haré una llamada importante ―la vi tirar la pastilla, pero cuando estaba por salir de la cocina me habló―. Este hombre es de gustos exóticos, no te quejes ni lo hagas enojar, si él cancela el negocio tú pierdes ¿Entendido?

―Sí.

Al ingresar a la habitación, procedí a vestirme con el fin de esperar a ese caballero. No me preparé en exceso, pero opté por colocarme una peluca de tono cobrizo, ya que debía representar a la hija de la destacada Cala Baker. No tenía claro qué temas abordar, aunque estuve considerando la política y los estudios científicos de mi padre.

El tiempo transcurría sin que llegara nada. Estaba convencida de que su llegada se produciría por la noche, lo que implicaría una desvelada considerable. Justo cuando estaba a punto de quedarme dormida, la puerta se abrió, revelando a un hombre de gran estatura, con una barba bien recortada, que aparentaba tener alrededor de treinta años o más.

Lo primero que noté fue el morbo y la lascivia en esos ojos.

Él recorrió con su mirada todo mi cuerpo; entonces, eso fue lo que me hizo entender todo. Madre dijo que buscaba compañía, nunca me dijo qué tipo. Me había vendido, otra vez. El dolor en mi pecho se extendió y el trago amargo de cada decepción cayó de golpe.

Una presión incesante que se magnificó; mis ojos se encharcaron y estaba dando gritos internos. No quería que viera que había conseguido por fin romperme del todo.

―Bella come te, ma mi piacciono i suoi capelli naturali ―negué con la cabeza, pero la mirada de mi madre me aterró, hasta el punto en que no recuerdo las tres palabras que cruzaron.

Efectivamente, tenía conocimiento de la identidad de la persona en cuestión: se trataba del líder italiano de esa época. En el presente, hace un año, transfirió su poder a su hijo, quien actualmente se encuentra en el control de la agencia. Ahora, ambos figuran en mi lista.

Reaccioné cuando el hombre se acercó a mí, tomando mi rostro, acariciándolo de arriba a abajo mientras se relamía los labios como si fuera a comerse un caramelo. Se deshizo de la peluca y la malla que llevaba puesta mientras acariciaba con delicadeza las hebras negras, enterrando sus asquerosos dedos en mi cuero cabelludo.

Mi madre se fue y cerró la puerta; pude escuchar cómo la atrancó: no había escapatoria de lo que me esperaba. La respiración errática me afirmaba el terror cuando recuerdos de años atrás me invadieron de golpe.

―Ponte de rodillas, piccolo demone ―lo hice con el mayor miedo posible, temblaba al intentar ponerme firme.

Bajó su pantalón con rapidez y su miembro erecto golpeó mi mejilla; lo metió en mi boca y, con su mano, empezó a guiar mi cabeza.

Me sentí sucia, usada, asqueada; no tenía idea de que mi madre había planeado esto. El bebé era la excusa perfecta; yo caí en su trampa como siempre. No es de esperarse que ese hombre nunca la hubiera querido a ella; desde el inicio, yo fui el objetivo.

Los pedazos rotos de mi alma acabaron pasando en una trituradora.

No pude resistir más la sensación de lo hundido que estaba en mi garganta y las arcadas llegaron; terminé vomitando. El hombre tomó con fuerza mi cabello y me dio una cachetada que me hizo perder mucho más el equilibrio.

―No tienes idea de cómo se hace, ¡eres una inútil! ―empezó a desnudarme, pero con la mayor violencia posible, hasta el punto de rasgar las prendas y dejar marcas de lo fuerte que tiraba.

Pude sentir la intensidad del miedo calándose en mis huesos.

"No puedes pasar por esto otra vez, no puedes, vamos, defiéndete" esas son las palabras que me dijo mi conciencia, sin embargo, el estado en que me encontraba no permitió que las escuchara.

Me sentí pequeña, indefensa e insegura. Deseaba correr a un lugar sin retorno y olvidar la sensación de inseguridad, se supone que tu madre te ama y protege de todo mal, en mi caso nunca he sabido lo que se siente.

―¡No!, suéltame, ¡no quiero! ―intenté alejarlo con mis manos.

Empecé a sentir como todo se rompía en mí, tragué grueso al saber que no podía evitar nada, que era débil, quería impedir que las lágrimas rodaran a causa de la frustración y la impotencia. Mi debilidad y miedo eran mentales por que yo fui entrenada y podía matarlo con lo que hallará en esa habitación.

―Demasiado tarde, nadie te ayudará ―me tiró en la cama sujetando ambos brazos con una de sus manos e inició a bajar mi braga, sus besos en mi cuello, pecho, y su áspera mano me tocaba por doquier, sus acciones únicamente me causaron repudio.

El hombre era fuerte, sentía mis manos dormidas al detener la circulación en ellas por su agarre.

En algunos momentos sentía que perdía fuerzas, me debilitaba aún más. Espasmos involuntarios tenía mi cuerpo cuando él tocaba, apretaba tan fuerte mis pechos que dolía. El pánico llegó a su punto más alto cuando lo sentí tocar mis genitales.

No importó cuánto intenté detenerlo, él entró en mí de repente y me dolió demasiado como para poder detenerlo.

Esa noche recibí muchos golpes porque luchaba por alejarlo; sin embargo, él me violaba repetidamente cada vez que se reponía, sin importarle que sangrara, suplicara y le mordiera. A pesar de todo, hice un esfuerzo por defenderme. Me golpeó y azotó e incluso usó objetos para realizar una masturbación propia y mutua.

Recuerdo que me silenció la boca con una mordaza, gritaba por auxilio que nunca llegó.

Rogaba por mi madre, pero ella nunca se asomó, supongo que debía pasar así para entender que esa mujer no es ni será madre de nadie, menos esposa o hermana. Es un ser humano despreciable, sin sentimientos.

Lo último que sentí, fue rabia conmigo misma, mi alma fragmentada salió y no recuerdo mucho de las últimas horas.

El hombre se fue al amanecer, justo como dije. Mi rostro me dolía, mi vagina, mi pecho y mi cuerpo; mis genitales estaban rasgados interna y externamente. Me había ultrajado con la mayor violencia posible. No podía siquiera moverme. Lo peor de todo es que el maldito no utilizó preservativo.

Si tan solo me hubiera ido sola, estuve a punto, pero me detuve al escuchar a madre planear la muerte de su hijo. Había algo que aún estaba puro en madre y era mi hermano.

En todo el tiempo que estuvo el padre del hijo que esperaba Cala, fui feliz: me contaba de su vida, del amor, historias de su país, vivencias propias de él e incluso me habló en su idioma; es colombiano como mi padre.

Le hablé de mi expareja y del supuesto amor que había, del plan que teníamos, que bueno que se fue pensando que estaría bien. Era un ingeniero que estaba a cargo de la obra de una casa para la familia; le advertí que no se metiera con ella, pero fue en vano: se dejó hechizar. Justo como hace con todos sus amantes, lo mató cuando supo del embarazo.

Me trajo con ella a Polonia para deshacerse del "problema", así llama al bebé, supuestamente necesitaba ayuda.

―Bien hecho, el bebé nacerá ―habló la mujer que dice ser mi madre en la puerta, no supe cuando ingresó.

Los tacones me confirmaron que se estaba acercando; no podía casi ver, estaban tan hinchados mis ojos por los golpes que me dieron. Logré con dificultad observar que trajo unas pastillas y un vaso con agua.

―No me toques... no te atrevas ―al sentir su mano acercarse a mi rostro, la tomé con las últimas fuerzas que me quedaban.

―Es la pastilla del día después, cuando te sientas lista iré a hacerme una ecografía, así entenderás el sacrificio que hiciste. Hija, el conocimiento de que la vida es difícil será mi mayor regalo para ti ―sin más palabras me dejó sola.

Ya no pude contener más las lágrimas, salieron sin parar y lloré como nunca. Sola, tuve que limpiar mis heridas; en medio de gritos de desesperación, aprendí por fin que solo me tengo a mí misma.

Tuve un gran ataque de ira, tanto así que destruí todo lo que había en la habitación y, por minutos, todo el dolor físico desapareció y únicamente sentí tanta fuerza.

¿Conocimiento de qué?, me preguntaba, saber que tu sangre es tu mayor enemigo, vaya que sí me quedó claro. Desde hace tiempo lo sabía, pero guardaba la fe; en dado caso, esa me la habían quitado esa noche.

Para mí, esa experiencia fue una despedida a esa Daría ingenua que tenía miles de debilidades. Ahora solo tenía una razón para querer vivir, justo como dijo Ángel, el padre de mi futuro hermano: "Tu vida puede ser complicada, pero siempre encuentras una razón para aferrarte a ella."

Después de vivir aquel suceso, no vi nada que pudiera hacerme cambiar de opinión sobre lo que estaba preparando.

Meses después nació el pequeño amarillento, la nueva razón de mi vida. Al ver aquel cabello rubio como el de su padre y esa mirada angelical, fue una conexión en su totalidad. Cuando abrió sus ojos, sentí una mirada de agradecimiento y esperanza; juré protegerlo y eso es lo que he hecho.

Escape a las dos semanas con el bebé, lloré, sufrí y me despedí de la redención hacia toda mi familia.

.

.

.

.

Momentos de la vida de Daria que poco a poco se irán revelando.

Cada que revelo un mal recuerdo, es otra razón para matar a la loca de su madre.

Por cierto quien es su Fav, Kai, Karim, Hilai o Aleix.

El proximo cap estara interesante, asi que preparense. "Fuego, fuego"

Bella come te, ma mi piacciono i suoi capelli naturali: Bellisima como tu, pero me gusta su cabello natural,

piccolo demone: pequeña demonia.

Demon king: rey demonio.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro