Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

†Capítulo 3†

.

.

Bienvenidos a mi mundo irreal.

.

.

Son nuestras decisiones las que muestran quiénes somos realmente, más que nuestras habilidades. -J.K. Rowling (1965).


Seguridad privada "WOFLYNN."

-...-

26 DE JUNIO DEL 2024.

Londres - Casa Grande.

Noche del día.

Mi puño golpea el rostro de aquel hombre. Lamentablemente, durante todo este mes he sido la encargada de castigar, torturar, cazar y asesinar. Soy consciente de que mi madre ha dado la orden, y su ausencia debido a su viaje me lleva a reflexionar sobre la importancia de lo que esté llevando a cabo.

No he podido seguir hurgando en los papeles, ni he tenido la oportunidad de verificar si mi padre ha creado algo nuevo, ya que he estado alejada de ellos. Cada vez que intento ingresar sin ser detectada, se me complica, debido a la intensa vigilancia. Debo reconocer que el nuevo jefe de seguridad, cuyo nombre es Kai, es muy eficiente en su labor.

Además, el Beta se encuentra muy molesto debido a que no he logrado que mi hermano me incluya en su viaje. Aún dispongo de tiempo, pero este individuo es bastante impaciente. Debo encontrar la manera de que Darío me lleve, ya que, según lo que he podido averiguar, él tiene planes de paseo. Cada vez que intento acercarme, él me evita. Soy consciente de que está enojado por mi partida, pero no comprende que necesitaba distanciarme de este lugar.

Es probable que nuestra relación empeore en lugar de mejorar. Teníamos una unión, una buena hermandad; ahora él simplemente me odia y eso lo entiendo. Le prometí que nunca sería esto y ahora regreso siendo lo que prometí nunca ser. Sabe que volví para ser peor que nuestra madre, para vengarme del resto de la línea sanguinaria de esta familia. Sé que esa es la razón de su decepción.

Existen numerosos aspectos que él desconoce y espero que nunca llegue a enterarse. Ha vivido en una burbuja construida por Cala y considera que lo desprecio por su vinculación con el crimen organizado; sin embargo, esa es una de las razones menos relevantes y ni siquiera la incluiría en una lista de motivos.

He estado cuidando de mi hermano menor. Recientemente, presencié a mi otro hermano expresándole comentarios muy hirientes, tales como: "Otro que rompe la tradición de nuestro cabello", "por eso madre deseaba interrumpir tu gestación", "debiste haber fallecido", "pequeño y repugnante, mocoso".

―A ver, inepto, tienes dos opciones: o cooperas, o seguiré con los dedos de tus pies. No creo que quieras quedar definitivamente sin un dedo; mira que ya no vas a poder sujetar nada ―aquel hombre niega, ya me ha cansado y usaré el plan b: chantaje emocional.

He utilizado bates y mis propios puños, así como algunas ayudas adicionales para golpearlo. También lo he azotado e incluso quemado, y a pesar de ello, no ha pronunciado ni una sola palabra.

Me acerco, cubriendo su rostro para sumergirlo en la penumbra. Hago una señal a los hombres que me acompañan y, a la vista, aparece aquella mujer de cabello negro y ojos verdes, que es arrastrada. Intenta gritar, no puede, ya que está amordazada; las lágrimas son claramente visibles. Es lamentable por ella, pero su pareja fue quien no mostró disposición a colaborar.

―Jefa, ¿nos podemos divertir con ella? ―dice mirando morbosamente a la mujer.

De inmediato me acerco al hombre que habló, desenfundando el arma, y le propino entre dos y tres disparos en la zona que se encuentra entre sus piernas, concluyendo con un último impacto en su cráneo.

Una de las cosas que más detesto es el uso del sexo como forma de tortura o chantaje.

―El próximo que planteé ese tipo de pregunta, yo seré la encargada de divertirme con él ¡Me oyeron! ―todos dan un asentimiento de cabeza―. Recojan ese cuerpo y alimenten a los lobos o mejor a los osos.

Dirijo mi mirada hacia arriba, donde se encuentra aquel hombre. Me pregunto qué hace aquí. Sus ojos grises se cruzan con los míos, y ni siquiera parpadea. Ambos estamos inmersos en un duelo de miradas; si piensa que cederé, se equivoca.

Recuerdo que, tras regresar del bar, unos días después me enteré de que la persona en cuestión se encontraba bien. La parte positiva de esta situación es que mi padre ha mejorado su tratamiento regenerativo. Sin embargo, lo negativo es que ya no puedo continuar burlándome de su infortunio.

Nuestros encuentros se han limitado a miradas fugaces y murmullos de descontento por mi parte; en cambio, él me observa de una manera peculiar, como si intentara comprender mis sentimientos, mis deseos y mis expectativas.

No podrá comprenderme plenamente; he adquirido diversas estrategias para influir en la mente de los demás, y él está comenzando a participar en mi juego.

―Jefa, ya está ―el llamado de un hombre me hace voltear.

Me giro por último y veo que el jefe de los guardias se reclina en la baranda. ¿Qué es lo que espera para irse? Dirijo mi atención hacia la mujer, quien ya ha sido preparada; se encuentra suspendida de pies y ha sido despojada de algunas prendas, quedando únicamente en ropa interior.

―Bueno... ―le retiro la lona que le impide ver, y sus ojos se abrieron con asombro al encontrarse con la mujer―. Te presento a... no es necesario, ¿cierto?, es tu esposa misteriosa que estaba oculta en las Bahamas. Le preguntaré una última vez más ¿Quién. Quiso. Atacar. A. Darek?

El silencio prevalece, por lo que, de inmediato, tomó una ballesta y disparó una flecha, mientras la mujer era manipulada como si fuera un trozo de carne colgado, en lo que parecía un juego perverso. En mi caso, estoy actuando con consideración.

―Fallé ¿Otra vez? ¿O responderás? ―no habla y niega con los ojos llorosos viendo a su esposa.

Hay cosas en la vida que hacemos por obligación, y los daños colaterales son inevitables.

Armé la ballesta y comencé a disparar incesantemente numerosas flechas. Reconozco que intento evitar impactar en áreas que puedan causarle un daño significativo; no deseo ser la responsable de su muerte, ya que no me agrada cargar con tantas vidas perdidas. Los gritos ahogados de la mujer resuenan en el ambiente, al igual que los abucheos y celebraciones de algunos de los presentes. El hombre, por su parte, derrama lágrimas por su esposa; ni siquiera cuando le corté los dedos mostró signos de llanto.

―¡Ya detente! Lo diré... ―detengo los impactos de fechas―, son... Son los mexicanos, no... No quieren sus nuevos métodos modernos de pastillas sintéticas. Planeaban llevárselo, ver todo lo que ha creado y matarlo, ¡por favor!... Déjenla ir, se los pido, hagan lo que quieran conmigo.

―Así que los mexicanos ―la voz gruesa de mi hermano se hace presente.

Benyamin es un individuo enigmático y de naturaleza maliciosa, que se caracteriza por su escasa elocuencia, su frialdad y su actitud autoritaria. Aunque viste un traje que le confiere una apariencia pulcra, en realidad su esencia es tan repugnante como el estiércol. No siento ningún aprecio por él; resulta imposible desarrollar afecto hacia un ser tan despreciable.

―¡Suéltenla! ―le ordenó al hombre, pero mi hermano levanta la mano en señal de negación.

Siempre se considera el líder, a pesar de no ser el heredero.

―Déjala hermanita, una forma de morir espléndida, sáquenle las flechas y que muera desangrada, a él... ―lo observa con asco―. Quítenle la piel y muéstrenle como la fríen frente a él. Si es que vive hasta ese punto ―trago saliva, es un ser protervo, eso lo sé.

―¡No! ¡No tiene nada que ver! ¡Soy yo! ¡Mátenme a mí! ―ruega.

Lo conducen de manera forzada y soy testigo de cómo comienzan a extraerle las flechas a la mujer, por lo que pretendo no prestar atención a los gritos desgarradores.

Kai se encuentra frente a mi hermano y mantienen una conversación. Continúo sin poder creer que lo incluyan tanto; aparentemente, se ha convertido en la mano derecha y en un amigo cercano de la familia.

Me acerco con la intención de escuchar, ya que, en última instancia, me he convertido en una espía.

«Brenda estaría orgullosa de usar sus habilidades de chismorreo»

―Quiero mandarles un saludo a los Mexicanos ―relata mi hermano.

―¿Una bomba en sus dichosas cocinas de coca?, o ¿una quema de sus plantas maravillosas? ―dice el hombre de ojos grises.

―Ambas. Daria ―finjo que no escuché y me acerco―, tu trabajo terminó ―asiento y empiezo a avanzar para alejarme―. Espera, madre te manda a decir que a partir de ahora tendrás a Kai ―observa al mencionado y al instante frunzo mi ceño―, de guardaespaldas.

―Ya tengo los míos.

―Te has escapado demasiado y es raro, necesitas protección ―su mirada me recorre, así que lo observo en el momento en que sus ojos se posan en los míos, desafiándolo.

―¡No! Mi madre quiere saber mis movimientos porque duda de mí, al igual que tú.

―Sí, dudo de ti, mocosa insolente, regresas aquí con el rabo entre las patas y creyendo que te recibirán con los brazos abiertos ―una sonrisa sale de mi boca.

―Tienes razón, volví y me recibieron muy bien, y eso es lo que te molesta. ¿No será que te asusta que pueda superar tu «inteligencia»? Sabes que solo con hacer algo mejor que tú podría quitarte el puesto, y para mí eso es pan comido ―ríe con picardía.

Coloca sus manos en la parte posterior y me apunta con su arma. Si fuera la persona que solía ser, sentiría miedo; ya he estado en situaciones similares y he experimentado el terror de saber que mi vida dependía de un simple apretón del gatillo. No podía enfrentar a esos individuos debido a mi temor; a pesar de estar entrenada, me paralizaba ante sus exigencias y temblaba ante sus amenazas. Para su sorpresa, también le apunto con mi arma.

―¿Qué es lo que buscas? ―dice, con su voz altisonante y desafiante.

―Ganar, definitivamente, ¿ver perder a otros?, pues claro que sí, y más si eres tú. ―el desprecio es notorio en mi mirada.

―¿Crees que por venir con tu cabello teñido eres de la familia?

―Eso no lo sé. Dímelo tú, ¿lo soy o no? ―baja el arma y lo imito.

―Nunca lo serás, de eso me encargaré yo.

―Pero... ―me acerco a él y susurro cerca de su oído―: si antes quería que fuera tu mujer, enfermo ―me aparto y su mirada furiosa me arranca una sonrisa.

Mi hermano Cadmon y Darío son como las ligas menores, no son muy astutos y se ocupan de hacer el trabajo sucio y turbio. En pocas palabras, son los más locos de la familia. Por otro lado, Adriel y Benyamin son las ligas mayores, el paquete completo.

Adriel es un creador de tecnología avanzada, es la magia del hackeo y la infiltración, el encargado de los fondos monetarios; a sus treinta años, se ha encargado de proteger el patrimonio de la familia, al igual que ha aportado ideas. De él proviene la idea de la droga adictiva pero no dañina, porque la mayoría de las ideas, tanto geniales como perversas, son de mi madre.

Benyamin es el encargado de las armas; ha adquirido considerable conocimiento de nuestro padre y es, sin duda, el más despreciable de los cuatro.

Ellos no poseen un amplio conocimiento sobre los secretos de nuestra madre, mientras que yo cuento con una ventaja en este aspecto. Desde un principio, me he preparado y me considero un paquete integral; he estado en constante búsqueda de aprendizaje en diversas áreas, y en la agencia he podido profundizar aún más en mis conocimientos.

Salgo de la cámara de tortura, dirigiéndome a mi cuarto. Recordar y ver el rostro de mi hermano me provoca náuseas y algunos temblores involuntarios. Si quiero ganar esto, debo tratar de dominar mis sentimientos, o al menos, no hacerlos tan notables.

La sonrisa de mi hermano menor me da la bienvenida; de inmediato corre hacia mí y abraza mis piernas, ¿como si quisieran hacerle daño a un ser tan inocente? Esa mujer puede ser muchas cosas, pero no una madre.

―Mana, lado ―dice y beso su pequeña frente y masajeo su cabello rubio ondulado, como el de su padre.

―¿Helado mi amor?, pero... si ya has comido mucho, recuerda que no puedes excederte con el azúcar ―un puchero se forma en sus labios, un pequeño manipulador se ha vuelto―. Si te portas bien y obedeces a Claudia, te traeré más helado.

―Pometido ―besa mi nariz y lo abrazo.

Me despido del lugar, dirigiendo una mirada a su niñera, a quien le solicito que lo cuide con esmero, ya que siempre es importante estar prevenidos.

Mi atención se centra en el lugar donde se encuentra Benyamin caminado, quien está siendo seguido por Kai. Con cautela me acerco al sitio, pero al llegar, la puerta se cierra. Por lo tanto, de mi bolsa extraigo un dispositivo similar a un adhesivo que coloco en la puerta, así como un auricular compatible con el equipo: este dispositivo está diseñado para captar sonidos y decodificarlos en el audífono.

―¿Qué hay de su hermana?

―De ella me encargo yo, tú simplemente sigue los pasos, es la tarea que ha puesto mi madre.

Lo sabía.

―Su madre ha pedido que te encargues de los conejillos de indias de su padre. No pueden salir de la zona de prueba, dijo que si son encontrados, los científicos podrían hacer estudios.

―Eso es lo que estresa: padre no da la cara, vive encerrado en ese maldito laboratorio. ¿Qué es lo que madre hace? ¿Por qué tarda tanto en ese viaje?

―Sabe usted que no puedo darle esa información.

―¡Ya sé, ya sé!, vete, inútil ―le contesta mi consanguíneo.

Guardo el audífono y retiro la pegatina de la puerta, comenzando a avanzar. Sin embargo, termino torciéndome el pie y cayendo. Los pasos se escuchan cada vez más cerca: no pueden percibir mi presencia.

Lo único positivo es que hay pocas cámaras en las habitaciones y pasillos y no están grabando constantemente, sino únicamente en situaciones de alto riesgo. Mi madre valora profundamente la privacidad, incluso dentro del ámbito familiar.

Al alzar la mirada del suelo, no puedo apartarla de ese hombre que se abre paso en los pasillos; debo aprovechar esta oportunidad.

―¡Darío! ―grito.

Se vuelve hacia mí y me observa, comenzando a acercarse.

Finjo no sentir dolor en el tobillo. A mi lado, pasa Kai, quien me mira con seriedad y desdén. Me asiste para incorporarme; sus manos sostienen mi cintura y una de ellas toma la mía, continuando su trayecto de manera ágil.

Me deja descolocada con ese acto.

―Daria ¿Dime que pasa? ¿Estás bien? ―dice mi hermano llegando con desespero.

―Sí, solo fue un desliz, ya sabes, el suelo me odia. ¿Cuándo piensas dirigirme la palabra? Soy consciente de que me ausenté y regresé, y entiendo que te molesta mi participación en esto, pero no tengo más opciones disponibles.

―Te fuiste y me dejaste. Por un tiempo me enojé, pero pensé: es lo mejor, mi pequeña hermana no debe ser parte de esto. Pero entonces regresas y siento una asesina.

―¡Me juzgas!, con qué moral, ¿eh?, si tú eres peor ―le reclamo.

―Sí, lo soy, pero soy yo, tú... tú eras lo único bueno de esta familia.

―Ahora hay alguien mejor, Daren, nuestro hermanito.

―Ahora está aquí, ¿crees que no se untará de esto?

No lo hará, está aquí porque es mejor tenerlo cerca.

―No, de eso me encargo yo.

―Sigues siendo ingenua, al menos te queda algo en el fondo ―avanza, pero lo tomo de las manos―, por favor, eres el único aquí que puede tratarme bien, los demás me odian.

―Nunca podría tratarte mal, eres mi melliza favorita.

―Soy la única que tienes, no podrías tener más.

―Te extrañé, pero... estaría más feliz si no estuvieras aquí.

―Lo sé... Podemos ir de viaje los dos, en tres días, que te parece ¿Hawái? ―propongo.

―No hermana, no puedo, ya tengo planes, pero... iré a rusia, puedes unirte ―bingo, lo he conseguido.

―Si quiero ―sonrió de oreja a oreja.

Ahora me queda resolver lo de los sujetos de prueba, o como los llama mi padre, conejillos de indias. Tengo una tarea más y empezaré desde ya con la planeación.

-...-

30 DE JUNIO 2024

Rusia - San Petersburgo

Noche del día.

Escapar de mi hermano resultó ser una tarea complicada, especialmente de Kai, quien, un día después de la fecha en que escuché la conversación entre mi hermano y el mencionado, se ha convertido en mi sombra. Las pocas veces que me escapé para buscar al Beta, el hombre de seguridad estuvo a punto de atraparme; es bueno el maldito, pero no más que yo.

Tuve que buscar a un hombre, encerrarme en una habitación con él y embriagarlo para posteriormente escapar por la ventana. Me rompí una uña y me golpeé la cadera al descender desde el tercer piso, por lo que llego con retraso a la reunión que tenía programada con el Beta, o Karim.

Hemos acordado que me enseñará el perímetro en el que trabajaremos y también me indicará cuáles son mis responsabilidades. Me resulta confuso que el lugar designado para nuestro encuentro esté ubicado en un prostíbulo.

Casaremos al coyote mañana. Sigo sin saber cómo, no tenemos conocimiento de cómo es su rostro, pero ya me dirá, supongo. Ahora se ha vuelto reservado y no me comenta nada; es mi culpa, lo sé, lo ignoro y estamos siendo el peor equipo de trabajo, pero es su culpa al ser tan odioso.

La entrada al evento sugiere que se trata de una subasta, aunque se lleva a cabo en un burdel. Me resulta desconcertante. No tengo claro cómo está vestido. Las luces rojas aportan un aire de sensualidad, especialmente en el área donde algunas bailarinas exhiben su arte.

Todos parecen muy elegantes e impecables, pero sostienen que la suciedad no se puede quitar, mientras que las manchas sí, y que esto hace que estas personas estén más dañadas a pesar de su apariencia. No son más que almas infestadas de podredumbre por sus pecados.

Llevo un vestido negro con un escote en forma de V pronunciado, la espalda al descubierto y guantes que aportan un toque de elegancia y distinción. Además, llevo una peluca de cabello negro azabache, que evoca el color de mi cabello natural.

Unos lentes de contacto de color azul y, por último, un gorro con velo negro que oculta parcialmente mi rostro. En la agencia se nos ha instruido sobre la importancia de cubrir esta área, ya sea en ciertas facciones como las mejillas, la frente o la barbilla, con el fin de prevenir el reconocimiento facial.

Al ingresar al lugar, me sirvo de inmediato una copa de champán, seguida de otra y otra más, hasta alcanzar un total de cinco. A medida que transcurre el tiempo, los asistentes participan en la subasta. Yo me concentro en examinar cada uno de los artículos; algunas de estas piezas provienen de museos.

Siento un creciente anhelo de participar, pero me encuentro comprometida con una misión. No puedo evitar pensar en el Nenúfar de Monet; tengo una profunda admiración por los lirios, especialmente por el lirio negro. Es fascinante cómo esta flor puede ser a la vez tóxica y hermosa.

A unos metros se encuentra un hombre el cual ve detenidamente; mis ojos se centran en su cuello: es él, los lunares me lo confirman. Me acerco con pasos lentos, ya que se encuentra en compañía de otra persona.

―Aquí está, ella es mi esposa: Katia ―me presenta rápidamente al notarme y ofrezco la mejor sonrisa Él toma mi mano y siento su contacto en mi cintura; un leve dolor me invade, pero logro disimularlo apretando los dientes.

Ellos continúan conversando mientras yo sigo disfrutando de mi bebida. Al mismo tiempo, reviso mi celular y me doy cuenta de que tengo algunos mensajes de mis amigos. Me río al leer las situaciones que comparten.

En particular, Brenda está interesada en averiguar si un chico físicamente atractivo a su gusto es o no homosexual. Para ello, le ha solicitado a Aleix que se le insinúe, pero él ha declinado la propuesta, ya que no sabe cómo reaccionar si el chico le corresponde.

―Agente ―susurra.

―Sí.

―No me pude acercar a usted de antemano, pero noté que llegó tarde. Qué irresponsable de su parte; sabe lo importante de esta misión ―lo interrumpo.

―Llegar más tarde sería lo mejor, me habría evitado tener que escuchar cómo ese hombre se refiere al género femenino; ni mucho menos escuchar sus chistes misóginos. "La diferencia entre una hechicera y una bruja son cinco años de matrimonio, qué nefasto el chiste" ―hago comillas con mis dedos―. Estoy en una misión, si permanezco aquí para ser un decorativo, mejor búsquese una actriz, por ello están en la organización ―avanzo, pero soy detenida por él.

―Lo lamento, es parte del plan. Le he sacado su teléfono y activé un arma de hackeo. Lamento si la incomodo ese hombre.

―Se está... ¿Usted se está disculpando?

―Sí, fue mi error no avisarle, tampoco imagine que este hombre fuera un ser despreciable, no es mi culpa, pero el que usted haya llegado tarde sí que es su responsabilidad.

―Ya no importa, hablemos de lo que nos compete, ¿por qué estoy aquí?, mi hermano y ese jefe... Kai ―menciono su nombre con asco―, no me dejan respirar, ni sé cómo estoy aquí, es más, me preocupa que me haya seguido.

―El plan es sencillo: usted asumirá el papel de bailarina con el objetivo de captar la atención del coyote. A través de un hackeo que he llevado a cabo, obtendré información valiosa. Este individuo, de carácter repulsivo con el que estaba hablando, es el responsable de mantener en el anonimato al objetivo. Ahora contamos con su teléfono móvil, que nos proporcionará pistas para localizarlo. Buscaremos los registros de las cámaras que han sido eliminados, lo que nos permitirá conocer su apariencia. Además, la registraré como nueva bailarina; su función será atraer su atención y lograr estar a solas con él.

―Entendido, ¿Cuándo es?

―Mañana, me he encargado de buscarle una doble para que la supla con su hermano y guardaespaldas. Ahora ambos nos iremos a un hotel para empezar a planear. Tenemos la disposición de algunos soldados y otros agentes; el objetivo es atrapar al coyote sin fallas. Pero antes... bailemos, debemos fingir que somos una pareja feliz.

―Claro.

Sus manos me conducen hacia la pista de baile, y el hombre me sostiene de la cadera mientras nos dejamos llevar por el ritmo. Mi mirada se centra en su pecho antes de dirigirse a los presentes, intentando identificar a algún conocido. En ese momento, mis ojos se encuentran con los de un hombre que ríe, mientras tiene a dos mujeres sentadas en sus piernas. Siento una presión en el pecho y mi visión se nubla, dificultando mi capacidad para ver con claridad.

«Debes controlarte».

«Detente».

«No sentimientos, recuerda la causa».

«Mi hermano, venganza, paz conmigo misma».

―Agente.

―Sí ―trato de que mi voz no suene débil y lo logro.

―¿Pasa algo?

―No.

―Cuando lleguemos al hotel, enviaremos a su reemplazo. Acabo de recibir la información de que el guardaespaldas todavía está en la entrada de donde se supone que usted está.

― ¿Tenemos un plan B? ¿Qué pasa si no logro atraer al coyote?

―Conmigo no hay planes de respaldo; siempre son perfectos y en este caso no será la excepción. Lo hará bien, mañana la arreglarán perfectamente y podrá ganar su atención.

―Qué arrogante, para alguien que ha fracasado en otras misiones no se le ve bien verse tan confiado.

―Para alguien como usted, también es raro ver en contra de la mafia y no a favor.

―¿Qué está insinuando? ―me empino para quedar cerca a su rostro.

―Los lentes que traes no favorecen la mirada de demonio que tienes, no me das miedo ahora mismo ―susurra en mi oído.

―¿Temor? Me parece absurdo. Prefiero provocar dolor o remordimiento; es preferible que seas tú quien se entierre la daga, en lugar de que lo haga otra persona.

―Metáforas... ¿Así qué buscas información sobre mis demonios?, me anticipe y ya conozco los tuyos.

―¿Si cree que usar a mis progenitores causa dolor en mí? Es un mal Beta y deberían quitarle el puesto ―cierro los labios con frustración, pero en ese momento se vuelve hacia mí y me abraza, presionándome contra su pecho.

―Te lo advertí, deja de meter tus narices y eludir mis barreras ―un quejido sale de mi boca sin control alguno al sentir lo fuerte que me comprimió de las caderas, al segundo me suelta y me observa analizando mi cuerpo ―¿La lastime?

―No es nada, un golpe que tengo desde hace días, y déjeme decirle que sus barreras no son irrompibles. No hay nada imposible para mí.

Nos retamos mutuamente con la mirada, sin rendirnos, mientras danzamos al compás de la música.

―Ya se lo dije y esta es la última advertencia, no se entrometa o no tendré tacto con usted.

Sus manos se posan en mi cintura y me conducen hacia la salida. Sonríe a las personas y se despide con un apretón de manos del individuo desagradable de hace unos momentos. Un Lamborghini se detiene frente a nosotros; ambos nos acercamos y él me abre la puerta para que pueda entrar. En el instante en que se levantan las ventanas y se cierra el convertible, comienzo a quitarme la peluca. Observo cómo él también se quita un bigote.

Mis ojos se detienen en ese hotel. No es el lugar más agradable, de hecho, es bastante horrible, pero entiendo que es por la situación en la que nos encontramos.

―Entonces, señor y señora Ivanova, ya está su habitación ―dice aquella mujer de aspecto desaliñado: con cejas pintadas de forma distinta, labial rojo en sus labios y un poco en sus dientes.

―Son dos habitaciones ―dice el Beta, me fijo en aquellas maletas que trae.

―No hay ―contesta la recepcionista.

―¿Cuántas camas tiene? ―lleva las manos a su barbilla y la masajea.

―Dos ―dice la mujer que se lima las uñas, qué pésimo servicio.

―La tomo ―él responde.

Le extiende la llave la mujer y empezamos a subir escalones; ni ascensor tiene este hueco, mucho menos botones que nos lleven las maletas. Ni hablaré del servicio a la habitación.

―Lamento que sea una sola habitación, no piense que yo quiero algo.

―Me quedó claro, no soy nada atractiva para usted, recuerde... "Me veía horrorosa con ese vestido de baño" ―él ríe y seguimos subiendo las escaleras ingresando al hueco.


-...-

Movía el pequeño cuerpo de mi hermano menor, estaba tranquilo y durmiendo, pero yo necesitaba hacerle preguntas, nunca me responden, no sabía si era por ser la menor y la más pequeña o el tema era por ser mujer, él siempre fue el único que me habló con la verdad en.

―¡Despierta hermanito! ―abrió sus ojos dejándome ver la oscuridad de su mirada.

―¿Pasa algo?, ¿tienes miedo?

―No, escuche algo y quiero que me expliques, he visto a mamá y papá tenerlo, también a madre con otros hombres pero no entiendo.

―Muéstrame.

Ambos salimos de la habitación y yo lo guiaba hacia el punto, cuando mi hermano vio lo que ocurría quedó asombrado, dándome a entender que no sabía lo que sucedía. Sin embargo, nuestra madre se encontraba teniendo sexo con un hombre que no era nuestro padre; en ese entonces no sabíamos lo que pasaba. Ella estaba encima de él, cabalgándolo y dejando salir aquellos sonidos que no entendíamos.

Acontecieron unos minutos mientras mi hermano pensaba y supuse que trataba de deducir qué responder; siempre ha sido muy analítico. Mientras mi madre apuñalaba repetidamente a ese hombre en el pecho con un pequeño cuchillo que se había quitado del cabello, sentí las manos de mi gemelo cubriéndome los ojos y obstruyendo mi visión.

―¡No hermanita!, no veas eso, eso es...

―Asesinato, mama me lo explico: ya no respira más y muere.

―Cuando veas estas escenas debes irte.

―Pero... mi madre me advirtió que si no aprendo, podrían hacerme daño. Debo ver para aprender, así me llevarán con mis hermanos a sus paseos, yo quiero ser como ellos, no quiero estar sola.

―¿Ya lo viste antes? ―asentí con mi cabeza―. ¿Hace cuánto tiempo?

―La primera vez tenía tres años, pero lo otro no lo entiendo, por qué están desnudos y luego los asesina si con padre no hace lo mismo.

La verdad era que vi cómo mataban a mis tres años a un hombre, todo fue sangriento, vi todo su interior: corazón, pulmones, riñones, casi lo dividen en dos. A los cinco, me hizo madre matar a mi nana. Lo bueno de todo fue que nunca más me volvieron a obligar a asesinar.

―No sé qué hacen desnudos, lo averiguaré, pero... prométeme que nunca más te quedaras a seguir viendo, tú te irás. Eres un ángel, pero oscuro y perfecto, ¿lo sabes? ―el pelirrojo me llevaba de regreso, ambos tomados de las manos.

―Sí, y pronto seré un ángel puro y blanco ―sonreí y mi hermano besó mi cabeza llegando así a la cama.

A la edad de siete años comencé a formular preguntas, pero ni mis hermanos ni mis padres solían responderme. Solo mi madre lo hacía, aunque de una manera bastante retorcida.

Mis ojos se abren y percibo el sudor que recorre mi cuerpo. Comienzo a realizar respiraciones lentas y pausadas con el fin de regular el acelerado latido de mi corazón. No obstante, puedo escuchar lo que parece ser un puño impactando contra algo a lo lejos, como si alguien estuviera siendo agredido o como si se estuviera desarrollando una pelea.

De inmediato, me coloco en estado de alerta y tomo el arma que se halla bajo la almohada. Con cautela, salgo de la diminuta habitación; el sonido persiste. Al ingresar a la sala, lo observo a él, quien, con guantes de combate, está golpeando la pared. Me pregunto por qué lo hace; resulta realmente extraño.

―¿Qué está haciendo? ―reacciona por fin notando mi presencia.

―Entreno, ¿la desperté?

―No, ese sonido alertará a cualquier huésped.

―No pasará, revisé el perímetro y somos los únicos aquí. Además, antes de que pregunte sobre los encargados... ellos estaban muy entretenidos fornicando, vuelva a dormir, usted. Mañana será un día complicado y espero que dé lo mejor.

―Lo haré, pero... usted también debe descansar, la falta de sueño lo hará fallar, señor perfecto.

―No suelo dormir mucho, ya estoy acostumbrado. Deje de llamarme, señor.

―No tengo sueño tampoco, ¿qué te parece si entrenamos juntos? Así no tendrás que desquitarte con la pared, ¿no crees? Y le digo "señor" porque no sé cuántos años tiene y... parece un poco mayor ―disimulo la risa al ver su ceño fruncido.

―Por supuesto, está empleando tácticas de manipulación para intentar obtener mi edad, no tendrá éxito. Será interesante derrotarla; veamos qué tan buena es en la lucha cuerpo a cuerpo.

Busca entre sus cosas y me extiende otros guantes. Necesito sacarle información, no me gusta que él conozca todo de mí y yo no sé casi nada.

―¿Qué le parece si hacemos un trato? Si yo gano, usted me revela su edad; y si, por alguna razón, usted gana, veremos qué hacer.

―Es muy confiada.

―Siempre, la confianza es algo de lo que no todos carecemos; en mi caso, me sobra.

Estoy lista para iniciar el ataque. Tras propinarle un golpe en la cara, él se acerca y me inmoviliza contra el suelo. Intento empujarlo al darme cuenta de que se ha quitado los guantes, pero rápidamente me agarra del brazo y me somete con una llave.

―Se supone que es una pelea de boxeo.

―¿Cuándo dije eso? ―dice cerca de mi oído al pegarme a él e inmovilizarme.

Le planto un fuerte puñetazo en el rostro volteando su rostro y luego le doy una patada en su pierna haciéndolo caer.

Se incorpora con la intención de atacarme; lo detengo al girar y propinarle una patada en la espalda, lo que lo deja inestable. Acto seguido, me quito rápidamente los guantes y envuelvo con firmeza mis brazos alrededor de su cuello, forzándolo a girar sobre mi espalda y provocando su caída. Quiere jugar sucio; pues, con gusto me uno.

―Dígame Karim, ¿De qué parte de Francia es? ―pregunto.

―No le incumbe.

Impacta mi pecho y, a continuación, toma mi mano, empujando mi cuerpo contra la pared, lo que provoca un dolor en mi cadera. Realmente necesito evaluar ese golpe.

―No va a ganarme, no si está herida.

―Ganaré.

Reuní todas mis fuerzas y lo golpeé con la mayor intensidad que mis brazos me permitieron. Logré esquivar algunos de sus ataques, mientras que los que conseguí impactar fueron precisos. Cuando finalmente lo derribé al suelo, manteniéndolo inmóvil bajo mi control, me sorprendió con una sonrisa inesperada, cargada de picardía y seducción.

―¡Gané! ―menciono con entusiasmo.

Lo observé mientras me levantaba de su regazo y comenzaba a revisar sus pertenencias, temiendo que pudiera intentar hacerme daño, por lo que me preparé. Me puse de pie, atenta a sus movimientos; entonces me sorprende lo que me ofrece: una pomada.

―Tengo veinticinco años. No triunfo, solo permití que ganara.

―¿Es su forma de afrontar sus fallas? Interesante. Si vamos a trabajar juntos y usted no quiere que lo investigue, ¿por qué no me habla de usted? ¿Acaso oculta algo?

―No tengo padres ni familia, llevo en la agencia desde los dieciséis años. No hay mucho más que decir, salvo sobre las misiones. ¿Estás satisfecha?

―Si ―miento.

No es verdad, investigué y descubrí que tiene familia, incluso un padre, aunque no hay muchos registros al respecto.

Oculta información y la agencia lo respalda. La pregunta que surge es: ¿por qué la seguridad privada WOFLYNN protege a este individuo?

.

.

.

.

En que acabara el Beta y Daria, (se vienen cosillas)

Proximo cap, mision ahhhhh, estoy emocionada por ese cap.

Disculpen si me tardo, pero tengo mas historia publicadas y otras que tambien estoy escribiendo y aun no son publicas.

Parte favorita?

Pronto sabran mas sobre Wolfynn, y sobre la madre de ella.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro