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†Capitulo 1†

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Bienvenidos a mi mundo irreal.

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Puedes tener justicia o puedes tener venganza. Pero no ambas cosas (Devin Grayson)


Inicio la cacería.

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10 DE JUNIO DE 2024.

Inglaterra/ Londres.

Abadía de Westminster.

Mañana del dia.

"Una mujer inteligente a menudo es percibida como cruel, pero a los hombres les incomoda que seamos más astutas, decididas, perversas y más feroces que ellos; ahí está la clave". Mi madre solía decirme esto, y ahora comprendo su significado.

Una serpiente siempre será una serpiente, así cambie de piel; eso nunca lo olvidaré: su veneno me ha infectado.

Estoy aquí, me dedicaré a buscar aquello que todos hemos llegado a desear en algún momento: la venganza.

A la sombra de mi Bugatti azul, mi vestido negro acentúa mis curvas. A lo largo de los años, mi cuerpo ha experimentado una transformación significativa, resultado de un riguroso entrenamiento que me ha permitido convertirme en la persona que soy en la actualidad.

Mi cabello, teñido de rojo, cae por debajo de mi espalda baja; tomé la decisión de teñirlo para adherirme a la tradición familiar, ya que, desafortunadamente para ellos, heredé el color de cabello de mi padre en lugar del de mi madre. Un vibrante cobrizo caracteriza a los hijos de los grandes magnates Baker,yo soy

Describiría en una palabra eso y sería: enfermo.

Con pasos pausados y elegantes, me adentro en el recinto donde se lleva a cabo la ceremonia de Hilai, mi exnovio. A medida que avanzo, las miradas se dirigieron hacia nosotros, atraídas por el sonido de la puerta al abrirse y el resonar de los tacones.

A mi izquierda y derecha se encuentran mi amiga y mi mejor amigo; no hemos venido solos, ya que sería imprudente presentarnos en este lugar sin protección. Las miradas de los presentes continúan fijas en nosotros mientras avanzamos con una caminata que merece la admiración de todos los asistentes en la iglesia, recorriendo el centro de la alfombra que embellece el suelo.

Los novios se giran con sorpresa; allí se encuentra él, la persona que me utilizó. Aunque no era tan ingenuo, en este momento se ha convertido en la víctima. Su ignorancia al respecto será su mayor desventaja; ahora él es la presa.

Él lleva puesto un clásico esmoquin blanco, aunque en su cuello se puede observar un tatuaje de cadenas entrelazadas. Por su parte, la novia luce un impresionante vestido de estilo princesa, con un escote en forma de corazón que resalta su figura y una larga cola que acompaña su velo, el cual ya no la cubre. Idiota, de casta no tiene nada.

No estoy aquí por lo que imaginan.

«No mientas, en parte quieres el desquite».

―Hola querido ―le doy una sonrisa pícara y él me la devuelve.

Extraigo mi Beretta 92 F y le apunto; en un instante, su sonrisa coqueta desaparece. La mujer rubia, vestida de novia, comienza a mostrar su angustia, asustada por mi presencia sin dejar de ver al novio; debería estar más preocupada por su propia seguridad.

Es evidente que todos estamos siendo apuntados, ninguno de nosotros muestra temor: he dejado de sentirlo y no hay marcha atrás. Cuando dejas que el odio se potencie, los demás sentimientos se apagan.

Así que levanto la mano para dar la señal de que nuestros acompañantes salgan. Todos se están apuntando entre sí. Aunque somos más, yo tengo claro cuál es mi objetivo.

―No debemos hacer esto, querida ―desliza con delicadeza su acento inglés, ofreciéndome una sonrisa amistosa; por un tiempo, aquel hablar fue mi perdición. Ahora solo siento náuseas simplemente con verlo y escucharlo.

―¿Hacer qué? ―digo inocentemente.

―Matarme, mi amor, ya supera lo nuestro ―el rubio peina su cabello hacia atrás.

De inmediato, el ambiente se llena de mi risa, que posteriormente se convierte en una seriedad total. Mi mirada, desconocida para él, lo deja completamente helado en cuestión de minutos. Nuevamente, le apuntó y su mirada intenta descifrarme pero no puede.

―Mi amor, ambos perdimos algo valioso, tú a mí, y yo a mi preciado y perfecto tiempo― ironizó la palabra "amor"―. No te creas tanto, que eres muy poco, tan inútil como siempre, creyéndote el centro de atención. Cielo, no vengo por ti, vengo por trabajo, y tú no eres mi presa. Al menos, no hoy.

Mi arma se apunta al instante a la rubia.

―Los Baker no olvidan, ¿no es cierto, señor?― observó al hombre que está al costado izquierdo con su esposa y su hijo mayor, hermano de la rubia a la que le apuntó.

Los tres se encuentran aterrorizados, ya que comprenden la situación.

Al santiamén se acerca el viejo, pero Aleix, mi mejor amigo, lo apunta con su arma, impidiendo que avance un solo paso. No le doy oportunidad al imprudente de Hilai para que se exprese y desenfundo mi arma, dirigiéndola directamente hacia la cabeza de la novia. Posteriormente, realizo dos disparos en el pecho, por si acaso, manchando así su vestido blanco con un tono carmesí.

La situación se torna caótica; los disparos resuenan y el clamor de la madre de la joven rubia me provoca una intensa migraña. Intento escapar, pero dos individuos se interponen en mi camino, apuntándome con sus armas. Con un rápido movimiento, propino una patada al hombre a mi izquierda, haciendo que su arma caiga al suelo.

Me acerco al individuo a mi derecha y le disparo en la cabeza, lo que provoca que un poco de sangre salpique mi rostro. En ese momento, unos brazos me aprisionan, por lo que me agacho, giro sobre mí misma y lo hago caer a mis pies. Con determinación, le clavo el tacón de mi pie derecho en la garganta, manchando también mi zapato con su sangre.

Inicio mi trayecto conforme al plan establecido; mi responsabilidad es alcanzar el techo donde me espera uno de mis hermanos. Me inquieta el bienestar de mis amigos, aunque confío en que estarán bien, como siempre lo están.

Ingreso a un pasadizo que memoricé antes de mi llegada, y debo avanzar hacia el lado norte. Sin importar lo que ocurra, debo salir; mi vida es objeto de interés para muchos, y no les brindaré la oportunidad de alcanzarme.

Regreso por una razón clara y sencilla: la venganza. Por el momento, debo adoptar esta apariencia para ganarme la confianza de cada uno de ellos.

Extraje la linterna de mi pierna derecha y la navaja que llevaba oculta. El pasadizo se vuelve cada vez más largo y oscuro, y el sonido del fuego cruzado hiere mis oídos, resonando en el lugar. Los tacones me están matando; me he arrepentido de traerlo, pero debía verme icónica. Según mis cálculos, estoy a punto de llegar; solo me quedan unos cuantos metros por avanzar.

La fortaleza y el coraje se evalúan; por ello, apaga tu luz para que puedas brillar con mayor intensidad. Este es mi principio. Me he transformado en la oscuridad que absorbe la luz de los demás.

Un cuerpo me impacta y me estrella contra la pared con fuerza; al instante, ubico la navaja en su cuello, percatándome de quién se trata.

―Daria, has cambiado tanto, mataste a mi prometida y eres testaruda arruinando mis planes. Te estás convirtiendo en un dolor de culo. Dime, ¿ese cambio por qué? Y más aún importante, ¿por qué volviste? ―no respondo y lo observó con repudio―, no entiendo tu odio, pero... jamás creí verte pelirroja, ya diste tu iniciación en tu familia.

Lo empujó con fuerza y me alejo, pero me toma de un brazo así que opto por voltearlo y estrellarlo contra la pared, dejándolo inmovilizado, apretando violentamente su mano en su espalda y presionando fuerte su rostro contra el concreto. Se que se está dejando porque me supera en fuerza.

―No es lo único que cambio, tengo nuevos trucos ―susurro en su oreja y la muerdo―. No querrás conocerlos. Si me provocas, con gusto te los mostraré.

Me distancio, pero en un instante me alcanza, toma de mis cabellos y me arrastra hacia la edificación rocosa, despojándome de mi navaja.

―Muy ruda, quiero ver que tan ruda puedes ser ―junta nuestros labios en un beso, pero lo muerdo―. Justo como me gusta, ahora me fascinas más ―los vuelve a unir, así que dejo que juegue.

Su mano recorre mis piernas y algunos de sus jadeos provocan en mí una sensación de cosquilleo. Al verlo sumido en sus deseos, lo empujo con un fuerte puñetazo en la nariz, consciente de que le he causado una lesión, lo cual me satisface.

Le propino varias patadas en el estómago y la espalda para debilitarlo, intentando quitarle el aliento, y le asesto algunos golpes en el rostro, dejándole marcas visibles. Cuánto anhelaba hacer esto. Intenta levantarse, pero no se lo permito; tomo una navaja y la incrusto en su muslo, justo en esa vena.

―¡Vaya, vaya! Sigues pensando que eres la gran cosa... No volví por ti, eso está claro; pero con esto te he mostrado que puedo tenerte cuando quiera. Tienes unos minutos, querido. O me sigues, o vives... tú eliges ―le doy un casto beso.

―Querida, ¡Pagaras por esto que me hiciste! ―escupe sangre y aprieta su herida.

―Mientras tú me miras como competencia, yo ni siquiera recuerdo tu nombre, querido, que asco me das ―finjo escupirlo.

Sonríe de manera auténtica, y no comprendo la razón detrás de su comportamiento; parece pensar que aún me interesa. Acelero mi paso lo más que puedo, la presión en mi pecho vuelve a aparecer. ¡No, no y no! No debes sentir ni un atisbo de culpa por él, no lo merece.

Vislumbro la salida gracias a la luz de sol. Una vez en la parte superior, el viento agita mis cabellos, ya que las hélices de la aeronave han comenzado a rotar. Puedo observar cómo el helicóptero se eleva ligeramente, mientras las comunicaciones del piloto se vuelven más nítidas.

―Que lenta ―se queja el pelirrojo de ojos negros.

―Quiero verte usar estos, a ver si llegas igual de rápido ―le arrojé los tacones, pero no logré acertar, ya que se mueve esquivándolos, así que me coloco en el asiento del copiloto.

―¿La tarea está hecha? ―pregunta.

―Si Cadmon, está perfectamente ejecutada, de hecho, creo que deje casi muerto a invecil de Hilai ―le doy una sonrisa.

―Así me gusta ―dice mi hermano besando mi cabeza, finjo una sonrisa, pero lo único que siento es repudio.

Una vez que llegué a las instalaciones de operación, donde los hombres que trabajan para la familia reciben su entrenamiento, informo de la misión y rápidamente parto a mi hogar a las afueras de Londres.

Este es un lugar del que nadie en el mundo tiene conocimiento, ya que lo he mantenido en secreto para proteger lo único que realmente me importa en este mundo.

La señora Claudia me entrega a mi pequeño hermano, quien se aproxima a mí con rapidez. Hace meses que cumplió tres años. Su cabello rubio resalta, y sus hermosos ojos negros, idénticos a los míos y a los de mis hermanos, destacan con intensidad. Nuestros ojos tienen un tono negro tan oscuro que resulta difícil distinguir el iris de la pupila.

―Mana, legaste ―besa mi cachete y lo babea un poco. Es un niño demasiado listo y hablador, aún no creo lo que pensaban hacer con este ser tan inocente.

―Claro que sí, ahora ve con Claudia que yo me iré a vestir y veremos las películas que te gustan. Pronto nos mudaremos de aquí, como te prometí.

―Shi ―festeja y se aleja dejándome completamente sola.

Una sensación nostálgica me abraza, hago esto por él y por mí, no hay tiempo para los sentimentalismos.

Dedico unas horas a estar con mi pequeño hermano jugando, ya que en la tarde tengo un compromiso y pronto se producirá un cambio temporal en nuestras vidas.

-...-

Piccadilly Circus

Tarde del día.

Llevo en mi rostro unas grandes gafas de sol, no solo para protegerme de la intensa luz, sino también para cubrir gran parte de mis ojos. Mi cabello, que es artificial, está recogido y oculto, y sobre mis hombros llevo una gabardina negra que se extiende más allá de mis rodillas.

Camino con pasos cuidadosos mientras reviso mi teléfono móvil y algunos documentos, proyectando así la imagen de un turista que viaja por motivos laborales, hasta llegar al punto de encuentro previamente establecido.

Me acomodo en la primera cafetería que encuentro, observando detenidamente todas las salidas, entradas, calles y establecimientos circundantes. He logrado despistar a los guardias de seguridad de mis padres, quienes creen que me encuentro en otro lugar.

Fijo mi mirada en el reloj, viene retardado, eso provoca que mi ceño se frunza. Escribo algunos mensajes hasta que una sombra interrumpe la luz que me rodea; el hombre alto y robusto que reconozco se encuentra ante mí. Sin embargo, nunca afirmo nada con certeza, ya que sostengo la creencia de que lo único seguro en la vida es la muerte, y la duda es una de mis características distintivas.

―Entre más nubes tenga el cielo ―dice.

―Más colorido será su atardecer ―contestó.

Codificación de seguridad: en caso de que la persona se muestre sorprendida, se le proporcionará el código completo y se establecerá un acercamiento amistoso hacia el individuo. Es importante destacar que, antes de la llegada a este lugar, se planifica el cifrado, el cual se actualiza de manera constante.

―Agente 02022002 ―lo observó detenidamente, siempre me dedico a detallar algún tipo de rasgo, uno nunca sabe si los están suplantando.

Realizo un analisis a los lunares en su cuello: hay tres en total. Uno se encuentra en la clavícula, otro un poco más abajo de la barbilla en el lado derecho, y por último, hay un lunar más pequeño ubicado junto al de la clavícula.

―A su servicio, mi Beta ―relamo mis labios y sacó una carpeta, pero el hombre frente a mí me detiene masajeando mi mano delicadamente.

―No aquí, vamos a dar una vuelta a la manzana hasta llegar al quiosco de periódicos. Compramos uno y empezamos a leer; ahí me contarás lo que necesitas. Tienes que cambiarte, no puedes llegar con esa ropa. Nos están siguiendo, fíjate en el tipo del techo ― con disimulo muevo mis cabellos y me saco los lentes fingiendo que me los acomodo.

―Lo veo.

―Ya sabe que hacer, por nada del mundo se deje atrapar, nadie puede obtener esa carpeta ―el mesero se acerca, al segundo oculto la carpeta y el hombre parado frente a mí me extiende unas flores. No note que las traía.

―Señorita, acepte este obsequio como muestra de mi afecto ―las tomo y él se excusa desapareciendo de mi vista.

Disfruto de mi café mientras dirijo mi atención hacia el imponente edificio. Allí se encuentra ese individuo. Utilizo mis gafas de tecnología avanzada para atravesar las paredes del edificio, identificando a cada persona que se encuentra en su interior. Este hombre posee un arma de fuego y su intención es acabar con nosotros. Consulto mi teléfono móvil para verificar los rastreadores que he implantado en mi familia y en los empleados, pero ninguno se encuentra en las proximidades. También reviso el rastreador de Hilai.

Sin embargo, como lo supuse, ninguno está cerca: la única opción es que sean enemigos de mi familia o de la agencia, pero... ¿cómo notaron que estoy aquí? ¿Cómo supieron del punto de encuentro? Tendré que rectificar la red de comunicación.

Coloco el pocillo junto con la propina sobre la mesa. Me levanto y me doy cuenta de que un hombre está observando mis movimientos. A través de una radio, emite una orden; debí haber traído las gafas para leer los labios. En ese instante, observo cómo un hombre sale del edificio y me observa sin disimulo.

Inicia mi recorrido y percibo que alguien me sigue. Realizo un giro y finjo observar el cielo con el propósito de evaluar la distancia entre nosotros. El individuo que emergió del edificio no es quien me está siguiendo.

Afortunadamente, siempre me encuentro preparada. Me dirijo a un callejón cercano, de manera rápida me despojo de mi gabardina y de las flores. Retiro mi sujetador y lo coloco sobre la camisa blanca que llevo puesta, otorgándole un estilo juvenil. Me recojo la peluca rubia en un moño alto. Dado que la blusa blanca es larga, decido quitarme el pantalón.

Junto con las flores y la gabardina, incinero todo utilizando unas gotas de un ácido proporcionado por la agencia. Este ácido es especial, ya que con solo unas gotas logra desintegrar la ropa sin dejar rastro, ya que ha sido diseñado específicamente para tal fin.

Coloco mis gafas en su estuche y doy la vuelta a mi bolso. Generalmente, suelo salir con este maletín multifuncional que varía. Aplico sombra negra en mis ojos y labial rojo en mis labios. Me coloco cuatro anillos en los dedos, los cuales, al cerrar mis manos, se agrupan, permitiéndome dar golpes contundentes.

Si mis cálculos de conteo de pasos no fallan, debo salir del callejón ya. Chocó con el hombre justo como lo planeé.

―Discúlpeme, señor

―No, es mi culpa ―me ojea con una mirada lasciva, así que le doy una sonrisa y continúo mi caminata, ya lo he perdido.

Al observar el puesto de periódicos, decidió adquirir una revista de moda. Realizó el pago al vendedor y me ubico un poco alejada. Con discreción, me doy cuenta de que el Beta aún no ha llegado. Este hombre, en ocasiones, me resulta frustrante; aunque es inteligente, su seriedad es excesiva.

―Muy bien, agente ―Susurran cerca de mí; aquel hombre viene vestido con un estilo francés, con su boina negra. Ahora resalta un bigote de cepillo, pero esa voz no la olvido.

He tenido varias interacciones con él, y siempre me ha intrigado su actitud de indiferencia. Anteriormente, trabajé con un Omega, con quien tuve múltiples encuentros, aunque de una naturaleza diferente y más placentera. A pesar de que los Omegas suelen ser conocidos por llevar una vida discreta, él resultaba ser más amable que este.

En general, todos los que he tenido la oportunidad de conocer en mi trayectoria laboral como agente han sido personas agradables.

«No será que quieres que te coqueteen».

Finjo dejar caer todo lo que tengo en mis manos, entonces él me ayuda a recoger las cosas. ―¿Cómo sé que eres tú? ―lo pongo a prueba, sé que es él, pero me trató de estúpida la última vez, necesito desquitarme.

―Mezhdu prochim, v pervyy raz, kogda ya vstretil yeye, ona byla odeta v goluboy kupal'nik. Na nem eto vyglyadelo uzhasno ―susurra.

―Que idiota ―ruedo mis ojos―. El hombre del edificio mandó a otro a seguirme, le implanté un chip de rastreo ―me levantó soltándome de su agarre, es un odioso.

―Excelente agente, debemos cambiar nuestros encuentros, podemos optar por una relación, ya sea amistad, ser vecinos, trabajar juntos, o ya pensaré. Me crearé una identidad para estar cerca de, Daria Baker ―respondo asintiendo con la cabeza.

La voz de este hombre me tiene idiotizada, la forma en la que deslizo mi nombre me ha calentado. Pero no deja de ser un estúpido, está buscando qué lo asesiné por accidente.

―Sabe mi nombre, ¿creí qué yo era un fantasma?

―Usted lo era; ahora está en una misión importante, y yo soy un Beta. Tengo el derecho de saber todo de usted.

―Según las normas, si tú... usted, ahora sabe mi identidad, también tengo el derecho de yo saberla, ¿estoy en lo correcto?

―Está en correcto agente 02022002

―Entonces... ¿Cuál es su nombre? ―me da una sonrisa cómplice, nunca lo había visto sonreír, y lo hace para burlarse, me va escuchar el hijueputa este.

«Se te escapa lo Colombiana».

―Nos veremos pronto, Daria ―dice, al instante desaparece de mi vista.

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AHHHHHHHH, primera vez que escribo una historia de este estilo y me ha encantado.

Espero hayan disfrutado este primer capitulo.

Daria, esta protagonista se va a convertir en mi favorita, pero no se lo digan a los demás «les susurra»

Déjenme por aquí, ¿Qué opinan de nuestra protagonistas?

Aquí, déjenme su parte favorita, definitivamente la mía fue la boda.

TRADUCCION.

Mezhdu prochim, v pervyy raz, kogda ya vstretil yeye, ona byla odeta v goluboy kupal'nik. Na nem eto vyglyadelo uzhasno : Por cierto, la primera vez que la conocí, vestía un traje de baño azul. Se veía terrible en él.

Skuchat' : Señorita

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