CAPÍTULO 4
"La felicidad esta en la libertad, y la libertad esta en el coraje"
Pericles
Muchas veces cuando estamos encerrados es cuando valoramos la libertad, es algo paradójico que al perder algo tan común es cuando nos preocupamos y creemos que somos los verdaderos culpables, pero estoy tan cansado de pelear por una inocencia que parece imposible.
Estoy llegando a mi punto de quiebre, en el cual hasta yo creo que mate a John y que no soy capaz de recordarlo, pero al ver a la agente Carson es como si la esperanza no muriera y se quedara a mi lado un día más.
Es la única persona que en su sano juicio cree que no mate a mi mejor amigo, aunque trato de recordar que es lo que paso, pero no logro plasmar un pensamiento congruente de todo. Solo son recuerdos borrosos, escenas que vienen y van, alucinaciones que me hacían gritar de miedo y de repente todo se pone de un negro de una manera tenebrosa.
Agente Carson
- ¿Cuántas veces te he dicho que no te involucres demasiado Carson? - bajo la mirada apenada, si no mal recuerdo, desde que llegue a la estación de policías Mason ha tratado de protegerme de mi gran boca.
Lo sé, soy una chica que no se puede mantener quieta, más si existen personas que están cumpliendo una condena que no se merecen, que estuvieron en lugares y momentos equivocado o simplemente erraron camino de manera momentánea. Existen culpables que están sueltos gracias a la negligencia de detectives, que al ver una prueba minúscula buscan un culpable, sin siquiera detenerse a plantearse la idea que puede ser sembrada y que muchas veces la respuesta no es tan evidente como piensan.
En esencia un asesinato se compone por dos cosas básicas, un motivo y la culpa, pero ¿Cuál es el verdadero motivo de Dante? ¿Qué fue lo que cambio en la relación de estos amigos? ¿Qué se supone que conseguiría Dante matando a su amigo?
Estas solo son algunas preguntas que no logro descifrar, porque en si no tiene una respuesta clara, al menos no ante mis ojos, porque si lo vemos de lado del jefe de la estación, él piensa que es culpable y que merece la pena de muerte. De hecho, esa es la condena que apelan el fiscal del distrito. Pero todos merecemos el beneficio de la duda, de lo contrario solo somos una bola de perros que persiguen su cola, pero que no llegan a ningún lado, porque en si nunca han avanzado y solo se quedan estancados en un solo lugar buscando que su vida sea más sencilla.
En lo personal y lo que me enseñaron, todos somos inocentes hasta que se demuestre lo contrario, por desgracia en muchos lugares este dicho no es así, lo cambian para decir que una persona es culpable hasta que se demuestre lo contario y aunque demuestre que es inocente lo continúan culpando de un crimen sin precedentes.
Todas las personas tratan de culpar a los demás de sus errores, es algo de humanos y que naturalmente lo hacemos sin pensar, quizás no es un motivo para culparlos, porque entonces diría, el que esté libre de pecados que lancé la primer roca, pero seamos realistas, ¿Quién no tiene un demonio escondido debajo de su cama o en lo más profundo de un armario, esperando que no salga de este?, al menos creo que no soy la única loca que tiene un pasado muy oscuro, del cual se arrepiente o lo observa como una advertencia.
Trato de que todas las pruebas que tengo sobre la culpabilidad de Dante no nublen mi juicio, pero parece imposible cuando no encuentro al amante de Marisela. Llevo un poco más de 5 horas en las cuales he buscado en demasiados archivos, desde físicos hasta digitales, que gracias a Mason me han dado acceso, pero nada. Es como si mágicamente se lo hubiera comido la tierra.
No existe un título, una escuela, una constancia medica que me indique la existencia del sujeto. Ni siquiera llevo tanto tiempo de la investigación y ya estoy en un callejón sin salida, que tarde o temprano provocara que no pueda ayudar a Dante.
- ¿Ya has encontrado algo? - Mason levanta la cabeza del documento que se encuentra leyendo.
-Algo así- lo volteo a ver con cara de confusión.
-Se más claro conmigo, sabes muy bien que me desespera los acertijos o las cosas ocultas- Mason solo ríe, para luego extenderme el folder lleno de papeles amarillentos y con olor a humedad.
Estiro la mano y los tomo. Comienzo por leer el encabezado que dice "Acta de defunción", me intriga el porqué de ese documento. Hasta que me percato que el nombre es el mismo que el amante de Marisela.
- ¡Esto debe de ser una maldita broma! - no puede estar muerto, es el nombre que consiguieron los agentes. A no ser que lo inventaron para que yo perdiera el tiempo.
Me levanto enojada del suelo, comienzo a patear las cajas con papeles, estoy más que enojada. Mason se acerca a mí y trata de tranquilizarme dándome un beso en los labios, lo abrazo.
-Nena, tienes que calmante, no llegaremos a ningún lado de esa manera- asiento un tanto frustrada.
Tomo otra vez la carpeta. Me sacudo el polvo que tengo y me encamino hacia la puerta, no le digo nada a mi novio, solo quiero buscar al estúpido de Taylor para que me explique qué significa eso, o si es otra broma de novata.
Después de 10 minutos buscándolo, lo encuentro en la sala de desayunos, entro enojada y automáticamente los presentes comienzan a salir. Taylor está a punto de huir, cuando lo tomo de la mano, lo empujó hacia el primer muro que veo y lo acorralo. A pesar de ser un hombre de 1.80, se nota bastante cohibido por una chica de no más de 1.60.
-Deja de molestarme y obstruir mi investigación, ya estoy lo suficientemente cansada de soportar tus malditas novatadas- él me ve sorprendido, pero no dice nada
-Ya me han tirado café caliente encima, me han escondido mi ropa cuando termino mis entrenamientos, han ponchado las llantas de mi auto 5 veces, me han robado mi almuerzo o me han tratado como una maldita criada- lo veo con desdén, está a punto de hablar cuando lo interrumpo.
- ¿Creen que están en la primaria?, porque les quiero decir que son unos adultos- resoplo por última vez, me separo de Taylor.
El aún se ve consternado por mi reacción, pero estoy tan aburrida, cansada y frustrada con esta situación que ya no pienso en nada más que en mi enojo.
-No sé de qué me estás hablando Carson- su todo suena honesto, pero no me puedo confiar de tipos como Taylor.
-Me diste un nombre de un hombre que ya está muerto, hace más de 20 años- aún me ve confuso.
-Carson, yo te di el nombre que la esposa del señor Morgan me dio, incluso el mismo Chris lo confirmo- me quedo pensando un poco.
Pero si él está vivo, porque usaría un nombre que no es suyo. A no ser que la persona que buscamos hace algo ilícito y prefirió permanecer en un anonimato. Ahora surgen más dudas que necesito despejar. Una mano se mueve en mi cara, salgo de mi lluvia de ideas, lo volteo a ver con cara de pocos amigos.
- ¿Entonces no tratas de sabotear mi investigación? - él niega con la cabeza, para después darme su tarjeta de acceso a la sala de informática de la comisaria.
-Creo que necesitas un poco más de ayuda que un simple nombre. Siempre he confiado que puedes hacer grandes cosa- lo miro y no creo lo que me ha dicho, pero aun así tomo la tarjeta de acceso, antes de salir lo volteo a ver y le regalo una sonrisa.
-Gracias Taylor- el asiente en modo de respuestas.
Llego a la unidad de informática, me acerco a Blake, le sonrió de manera inocente.
- ¿Qué quieres Carson? - le muevo la foto arriba de él, me la quita antes de reír.
-Sabias que necesitas una tarjeta de acceso para que yo pueda ayudarte- le enseño la que me dio Taylor hace un momento, Blake suspira con pesadez, pero comienza con el proceso de reconocimiento de rostro.
Han pasado una larga hora antes de que aparezca un nombre en la pantalla, ambos leemos al mismo tiempo el nombre se Lee Noshimuri.
Genial, no me conformo de defender a alguien que todos creen culpable, ahora me meto con el hijo de un Yakuza, esto no puede ir peor. Blake y yo nos vemos más preocupados de lo normal.
-Creo que debes decirle al jefe Carson, esto es más de lo que puedes manejar- tiene razón, es la mafia japonesa, pero si le digo al jefe va a creer que no soy capaz de resolver un crimen.
-Solo dame tiempo de reunir más pruebas para decirle al jefe. No quiero que piense que soy una inepta- Blake asiente y me ve con pena.
-Carson, no tienes que demostrarle nada a tu padre- para él es fácil decir que no tengo que demostrarle nada a mi padre, pero es el agente encargado de la estación y se la pasa reclamándome que soy una mediocre, si tan solo puedo atrapar al asesino de Jonathan Morgan me puedo ganar su respeto.
-Es más difícil de lo que crees Blake- me extiende una tarjeta con un número de teléfono y atrás trae una dirección.
-Es mi número de teléfono, sé que lo vas a necesitar. La dirección es de un amigo que es agente encubierto- lo miro con confusión al nombrar al agente.
-Forma parte de los Yakuza, se llama Yoon. Dile que vas de mi parte para que te ayude a encontrar a Lee- le sonrió demasiado.
-Gracias, en verdad- solo ríe un poco.
-Ten cuidad- asiento y salgo corriendo de la sala, para encaminarme al estacionamiento.
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