CAPÍTULO 3
"Ser infiel, no es un error, es algo más grande y peor que eso. Es engañar, burlarse, humillar completamente a la persona con la que tienes un compromiso y se supone que respeta. Es traicionar lo que dices, y la confianza"
Estoy con la bolsa de hielo sobre la nariz que me duele demasiado, cuando escucho la campana del local sonar, indicando que una persona ajena a la que se encuentra observándome de manera consternada entro al restaurant.
Una mujer alta, sumamente atractiva con uno ojos hipnóticos de color azul tan intenso como el mar y un cabello tan negro como el carbón que le llega al hombro me observa de manera confusa.
Ella se acerca y me deja un casto beso sobre los labios, al instante lo correspondo y la tomo de la nuca para intensificar el beso que necesitaba demasiado. Se aleja para darme la espalda, al instante el gerente del lugar llega a mi lado con una carterilla donde esta la cuenta de todos los daños que causamos John y yo.
Antes de que la pueda tomar, me es arrebatada de las manos. Marisela saca una tarjeta de crédito platino de su costosa y hermosa bolsa de cuero negra, la cual se la regalo el señor Morgan en su décimo aniversario.
A pesar de ser una mujer que me dobla la edad, tiene algo que me fascina, algo que ninguna otra chica de mi edad me puede brindar, y no estoy hablando solo del sexo, si no de las conversaciones tan inteligentes e interesantes que mantenemos por horas. Esta relación prohibida inicio hace no más de un año.
Realmente no sabia de que ella era la madrastra de mi mejor amigo, solo sé que la conocí en un bar una noche en la cual mi cita me cancelo a la mera hora. Ella llevaba un vestido rojo que combinado con su piel nívea era la perdición de cualquier hombre.
-Dante, es hora de irnos- asiento, me levanto de la silla en el que estoy y trato de tomar la mano de ella, pero al instante me la quita. Como si mi toque quemara, se aleja de mí.
Algo consternado la trato de seguir, pero es inútil, porque al instante se sube al auto. Me acerco a la puerta que se abre gracias a la ayuda del chofer de la familia Morgan.
Marisela le indica al chofer que nos lleve a mi departamento, no sé si esta molesta por lo que acaba de suceder o por algo que hice mal con anterioridad, pero su indiferencia me duele demasiado, al grado de querer lanzarme a ella y besarla en ese mismo asiento en el que múltiples veces la hacía gritar mi nombre.
- ¿Qué tienes muñeca? - la tomo del rostro para que me mire, pero empuja mi mano de manera violenta, trato de encontrar sus ojos, pero ella se resiste a verme.
-Ya no puedo con esto- alzo una ceja al no saber de que rayos esta hablando, analizo cada una de sus acciones buscando una pista más contundente de lo que sucede.
-Dante... ya no quiero estar contigo- esas 6 palabras logran romper mi corazón al instante, la tomo de la barbilla y trato de besarla, pero de da una bofetada.
-No comprendes que amo a mi esposo y que no puedo estar mas contigo, eres un niño, podrías ser mi hijo- ese comentario solo logra hacerme enojar y alzar la voz demasiado.
- ¡NO DECIAS ESO CUANDO TE REVOLCABAS EN MIS SABANAS, MIENTRAS TE HACIA MIA! ¡AHÍ NO EXISTIA TU MALDITO ESPOSO, ES MAS ME PEDIA QUE LO REPITIERAMOS UNA Y OTRA VEZ! – un golpe en seco impacta contra mi mejilla, y una Marisela con los ojos llenos de lagrimas me ven con dolor.
-Tú mejor que nadie sabias que solo era sexo casual contigo, no podemos decepcionar de esa manera a Chris, es el hombre que amo, y admito que fue mi error aceptarte- la veo con dolor, pero ella tiene razón el señor Morgan siempre ha sido como un padre para mi y el hecho de que llevamos saliendo 6 meses con su esposa, es un golpe bajo para cualquier persona.
Asiento de manera derrotada, me quito el reloj que tengo en la muñeca izquierda, lo volteo para encontrarme con un grabado en la tapa de las iniciales de Mari y la mía, suspiro pesadamente y le estiro el accesorio a Marisela.
-Es tuyo querido, no tienes que regresarme nada, lo compre por tu cumpleaños- la veo a los ojos y le vuelvo a estirar el reloj, a regañadientes lo acepta.
-No quiero quedarme con nada que me hubieras regalado, es recordar de manera persistente que no vamos a volver a salir-
-Tienes razón Dante, es mala idea que tengas algo que me inculpe de esa manera- asiento y abro la puerta lo más 'rápido que puedo para encaminarme a mi departamento.
Actualidad
-Si que su vida es como una novela donde existe amor, deseo, pasión y traición- solo ruedo los ojos ignorando el comentario tan inoportuno de la pseudoagente
-Carson, debes de poner más atención a los detalles en lugar de lo que hice antes-
Ella asiente, pero se queda pensando un rato. De repente empieza a hacer unos garabatos en su pequeño cuaderno, comienza a rascar su cabeza de manera desesperada, alzo una ceja en modo de desconcierto.
- ¿Qué sucede agente? - me tapa la boca con su mano que sabe a sudor, algo que me causa mucho asco, trato de retirar la mano, pero me es inútil.
-Guarda silencio, no me dejas concentrarme Williams- me le quedo mirando, esperando a que diga algo más interesante. Quita su mano para dejarme hablar.
-Dante, ¿estas seguro que Marisela te dejo porque no quería que su esposo se enterara de su relación clandestina? – me quedo callado pensando en lo que acaba de decir la castaña.
-Se supone que fue así- anota otra cosa en su libreta.
-Es que he estado investigando un poco, o mejor dicho Mason busco un poco de información legal del señor Morgan- la ínsito a que continúe, ella me ve con cara de astuta antes de sonreír.
-Ellos se están divorciando- me quedo callado un rato tratando de razonar todo lo que me dijo.
-No es verdad lo que dices- ella no se ríe de mí, es entonces caigo en cuenta de que no se trata de una broma.
-Al parecer el señor Morgan encontró a su esposa con un chico de 20 años sosteniendo relaciones sexuales en su propia cama, justamente 72 horas antes de la muerte de Jonathan- esa maldita mentirosa solo me engaño y ya se estaba revolcando con otros chicos, me levanto enojado del asiento, empujo la mesa.
No mido mi fuerza y el mueble impacta sobre el cuerpo de la agente Carson, ella se trata de levantar, me acerco para ayudarla, pero al instante 5 guardias de seguridad entra a la sala de interrogación para esposarme otra vez. Me comienzan a empujar a la celda.
Entre gritos escucho la voz de Carson tratando de darme indicaciones de lo que debo de hacer para no cometer ningún error.
-Dante voy a buscar al amante de la señora Carson, no voy a permitir que te condenen... no les digas nada- la busco con la mirada y asiento
-En un momento llega Mason, sin tu abogado no hables- un agente rubio se acerca a ella y la sujeta fuerte del brazo, ella forcejea tratando de alejarse de él. Miro su cara de desesperación, quiero quitarme el agarre de los policías para ir con Carson, pero no me lo permiten.
Necesito que ella este conmigo ahora que sé...
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