2
— Bien, lo haremos otra vez. —anunció el coreógrafo.
Yuri tragó saliva y se volvió a poner en posición. Precisamente, le estaban enseñando una coreografía destinada a la última canción que habían grabado hace un par de meses y que saldría en video. Y quizás Yuri no era tan negada a lo artístico, pero ni siquiera conocía la canción, ni el ritmo, ni nada. ¿Cómo se suponía que lo lograría?
El hombre frente a él comenzó a contar desde el cinco hasta el ocho y luego comenzó a repasar los movimientos, al mismo tiempo que la chica intentaba seguirle el ritmo. Tenía vergüenza, tenía que admitirlo, porque el resto de los miembros le miraban extrañados, como si aquello nunca hubiese sucedido en todos los años que llevaban juntos.
El coreógrafo se detuvo en seco al darse cuenta de que Yuri se había quedado de pie, totalmente perdida en los movimientos.
No era negada al arte, pero, además de no conocer la canción, no tenía la capacidad de aprender tan rápido como los idols, que llevaban años de entrenamiento para llegar a ser lo que son.
Hoseok, quien estaba mirando desde lejos, se aclaró la garganta, llamando la atención de todos.
— Creo que hoy no es tu día, hyung. —se dirigió a Yuri— ¿Por qué no lo intentas más tarde?
Yuri, sin decir nada más, asintió con la cabeza e hizo una reverencia a todos los presentes, olvidando que Jin era el miembro mayor del grupo, y se dispuso a salir de la sala de ensayos bajo la mirada extrañada de sus compañeros.
Caminó a paso apresurado hacia la salida de la empresa, sintiendo la enorme necesidad de tomar aire fresco, dentro de lo que se podía respirar en Seúl. Llevaba por lo menos cuatro horas intentando memorizar los pasos de baile que le estaban enseñando y ya hace dos horas atrás estaba comenzando a sentirse frustrada, sobretodo al ver que sus compañeros habían podido aprender hasta el primer coro de la canción en una hora.
Tomó aire profundo cuando estuvo afuera y, en vista de que alguien podría pasar y verle, decidió caminar hacia la zona lateral del edificio. Apoyó la espalda en la pared y casi se dejó caer hasta el piso, pero una segunda presencia la interrumpió.
Sintió cómo se le cerraba la garganta al verse a sí misma delante. Era ella, pero no del todo, pues tenía una expresión de fastidio que se acentuaba al no llevar ni una sola gota de maquillaje puesto, cosa que a Yuri casi le hizo dar un infarto, y tenía el cabello enmarañado escondido debajo de una capucha.
La otra Yuri la miró de arriba hacia abajo y levantó una ceja.
— No deberías apoyarte sobre esa pared sucia usando ropa tan cara. —pronunció.
An Yuri tragó saliva nuevamente. ¿Siempre había tenido la voz tan molesta y chillona?
— ¿Ah? —fue lo único que pudo responder.
La otra persona hizo una cara de fastidio aún mayor, frunciendo las cejas y levantando levemente el labio superior.
— Olvídalo. Te he llamado un montón de veces y no has sido capaz de atender ninguna...
— Estuve un poco ocupada... —carraspeó y se corrigió inmediatamente— Ocupado.
— ¿Quién eres? —demandó la otra persona, subiendo un poco el tono de voz.
Yuri se sintió pequeña en ese momento, a pesar de que su cuerpo original era mucho más pequeño que el de Jin, y juntó sus manos por delante de su estómago, bajando la vista hacia el suelo, sintiéndose incapaz de mantener los ojos puestos en su propio rostro.
— Jin. —respondió, aunque sonó más como una pregunta.
— No mientas, ¡yo soy Jin!
Sus ojos se levantaron asustados. Así que una de sus teorías era cierta: Jin estaba en su cuerpo. Ni siquiera tuvo tiempo para sentir vergüenza de todas las cosas de BTS que había en su habitación, pósters, peluches, discos. Todo pasó a segundo plano. Porque el hecho de que un chico la hubiese visto desnuda sin su consentimiento inundó su mente.
Soltó un gemido agudo y abrió mucho los ojos.
— Me has visto desnuda. —afirmó.
Jin, en el cuerpo de Yuri, se quedó descolocado por un momento. ¿Cómo era que eso podía preocuparle en ese momento? Sacudió la cabeza.
— Mira, hay muchas cosas que quiero saber... —comenzó, intentando calmarse a sí mismo.
— ¡¿Por qué me has visto desnuda?! —lo interrumpió.
Hizo una mueca y nuevamente negó con la cabeza.
— No es eso lo que vine a hablar contigo.
Yuri se llevó las manos a la boca.
— Oh, Dios. No tocaste mis pechos, ¿cierto? —preguntó, recordando una película que había visto alguna vez donde los personajes principales intercambian cuerpos.
En aquella película el chico tocaba los pechos de la chica cada vez que despertaba por las mañanas y estaba en su cuerpo, y sólo imaginar eso le hizo entrar en pánico. Comenzó a respirar de manera acelerada y se llevó las manos a los pectorales, pero Jin le puso los dedos en el hombro y le pegó un pequeño empujón.
— ¡Reacciona! —demandó, levantando aún más la voz.
Yuri le miró con los ojos muy abiertos y se quedó inmóvil, casi sin respirar. Entonces, el chico al ver que se había calmado llevó una mano al bolsillo de su sudadera y sacó una delicada cadena de plata, en ella brillaba un dije con forma de flor de camelia. Ambos se quedaron mirando cómo un destello, casi mágico, surgía desde la joya.
— ¿De dónde sacaste esto? —preguntó Jin después de unos segundos.
Yuri frunció el ceño y estiró la mano para tomar el collar, pero Jin fue más rápido y lo alejó.
— Es mío.
— No, es mío. —corrigió el chico— ¿De dónde lo sacaste?
— ¿Qué?
Hubo un momento de silencio. Por supuesto que era de ella, pues Yuri recordaba haberlo encontrado la tarde anterior y después de varios minutos de haber preguntado por el propietario, sin haber tenido éxito, había decidido conservarlo. Así que se lo había colgado en el cuello antes de devolverse a casa.
Jin soltó un suspiro, mostrando cuán molesto le tenía la situación.
— Mira, niña, esto que ves aquí —levantó la cadena— es mío. Ayer lo tenía en el bolsillo y hoy cuando, por alguna extraña razón, desperté en tu cuerpo vi que lo tenías colgado en el cuello.
La chica se quedó en silencio, sin entender realmente cómo era posible que aquel objeto que había encontrado tirado en el suelo fuera precisamente de Kim Seokjin. ¿Cómo podría ser tan grande la coincidencia?
— ¿De dónde lo sacaste? ¿Quieres que te acuse de robo acaso?
Yuri negó repetidas veces con la cabeza, como si se estuviera obligando a sí misma a reaccionar. No había sido capaz de pronunciar nada más que palabras vagas y eso notoriamente estaba molestando al chico que ocupaba su cuerpo.
Pero ¿cómo podría decir algo coherente? Lo que llevaba del día había sido un revoltijo de emociones, partiendo por el hecho de que había despertado en el cuerpo de un hombre que dormía junto a una chica desnuda.
Cualquier persona hubiese entrado en colapso, pero ahí estaba ella, manteniéndose cuerda. O lo más que podía.
— Mira, —logró decir, haciendo sonar su voz de una manera extremadamente suave para que le temblara— lo encontré ayer en el fanmeeting, estaba en el suelo y me lo llevé a casa...
— ¡Ah! —exclamó el chico— Ahora te recuerdo —la apuntó con el índice—, eras la que no podía guardar silencio.
Yuri inspiró fuerte y apretó los labios.
— Estaba nerviosa, ¿sí? —dijo, sintiendo que la vergüenza se apoderaba de ella, provocando un gran sonrojo en sus mejillas.
— Lo supuse, porque me dijiste lo que habías desayunado y lo mal que te había hecho para el estómago.
Sintió un pequeño nudo en su garganta. ¿Por qué le daba la sensación de que Jin se estaba riendo de ella? Probablemente, él nunca había estado en aquella situación. Nunca había tenido que hacer una fila por horas sólo para poder conocer a su artista favorito, pues él era famoso, la gente hacía filas para conocerlo. Nunca podría entender la situación.
Dejó su vista fija en el suelo y apretó sus puños a cada lado de su cuerpo.
¿Realmente Jin era así o ella estaba exagerando todo?
— Devuélveme mi cuerpo. —exigió Jin después de unos segundos.
La chica frunció el ceño, pero no se atrevió a mirarlo.
— No sé cómo hacer eso.
— Hazlo de la misma manera en la que me lo quitaste. —respondió obvio.
— ¿Por qué crees que yo te lo quité?
Yuri levantó la vista y la fijó con rabia en su propio cuerpo. Jin, que la miraba con la ceja alzada, apoyó todo su cuerpo sobre una de sus caderas y se cruzó de brazos.
Para él era obvio. ¿Por qué alguien no querría ser él? No había otra explicación. La chica nerviosa que había conocido la tarde anterior moría por convertirse en él. Estaba obsesionada, le había quedado claro en el momento que había despertado en su habitación. Y se había sentido horrorizado viendo todas las cosas de BTS que acumulaba.
— Mira, sólo haz lo mismo que hiciste para que cambiáramos. —soltó un suspiro— Te prometo que lo olvidaré y no haré nada en tu contra...
— ¿Está todo bien aquí?
Ambos se giraron hacia la nueva presencia.
Jung Hoseok estaba parado a un par de metros, mirando con extrañeza a la pareja. Había decidido salir a buscar a Jin después de aquella salida dramática de la sala de ensayos, aunque había dejado pasar un par de minutos para dejar que se despejara por sí solo, por lo que no había presenciado la escena completa.
Jin ahogó un grito.
— J-hope. —susurró.
Y desde ese punto de vista, Jin, en el cuerpo de Yuri, parecía una fan que estaba acosando a Yuri, en el cuerpo de Jin. Estaba parado a una distancia que podría considerarse invasiva y su vestuario haría pensar a cualquiera que quería pasar desapercibida.
Y aquel susurro no le favoreció.
Sonó a como si llevase tiempo anhelando verle de frente. Y la verdad es que era cierto porque Jin no conocía a nadie del entorno de An Yuri y ver una cara conocida se le hizo grato.
— Hyung, —pronunció Hoseok con cautela, manteniéndose a una distancia considerable— creo que deberíamos ir adentro.
— ¡No! —interrumpió Jin.
Lo que vio Jung Hoseok después fue algo más o menos así: la extraña chica que estaba frente a su amigo estiró las manos y lo tomó por los hombros, tirándolo hacia ella. El caso era que si Yuri, en el cuerpo de Jin, hubiese estado parada de manera erguida ni siquiera se hubiese movido, pero estaba con los hombros hacia adelante y acababa de levantar el pie derecho para rascarse el tobillo izquierdo. Porque era una diferencia de tamaño considerable.
Yuri ahogó un grito cuando Jin comenzó a arrastrarla hacia la calle y miró hacia atrás cuando Hoseok le llamó. Las cosas sucedieron demasiado rápido para su gusto, por lo que cuando reaccionó había decenas de ojos mirándolos. Transeúntes, personal de la empresa y algunas fans que a veces se paraban afuera del edificio tenían su vista clavada en ellos.
— Mierda. —susurró Jin y tomó aire profundo— ¡Corre!
Antes de poder hacer cualquier cosa, Yuri era nuevamente tirada por Jin, pero esta vez a una velocidad mucho mayor. Aunque la pregunta que asaltaba la mente de la chica en ese momento era dónde irían, corrió.
Su corazón latía desbocado en una mezcla entre la adrenalina del momento y el esfuerzo físico. No supo por qué, pero siguió a Jin por las calles de Seúl hasta que el chico se detuvo y tuvo que poner las manos sobre sus rodillas para recuperar el aliento.
Si bien el cuerpo de Yuri era bastante delgado, no se mantenía en un buen estado físico, por lo que Jin sentía arder cada extremidad del cuerpo. Respiró profundamente mientras cerraba los ojos, sintiendo que el mundo le daba vueltas de repente por la falta de aire.
— ¿Acaso nunca haces ejercicio?
— No, —respondió ella únicamente con la respiración acelerada— no debo agitarme porque tengo asma.
Jin levantó la cabeza lentamente y la miró desde su posición. Sentía que el aire apenas le entraba al cuerpo y eso comenzaba a desesperarle. De todas maneras, ¿cómo era posible que la chica hubiese omitido tal detalle?
— ¿Por qué no me dijiste antes? —reclamó con la voz aguda.
Yuri miró a su alrededor. Habían avanzado por lo menos un par de kilómetros desde donde estaba la empresa, por lo que, teniendo en cuenta la dirección en la que corrieron, seguramente estarían cerca del río Han.
Se pasó la mano por la cara y negó con la cabeza.
— ¿Cómo se supone que hiciera eso si no dejabas de regañarme?
Jin la ignoró, pues lo único que sentía era la falta de aire, como si le estuviesen presionando el pecho con mucha fuerza. Él no lo sabía, pero sus bronquios estaban cerrándose.
— No puedo respirar. —susurró entre jadeos.
Yuri se cruzó de brazos.
— En todos mis bolsos hay un inhalador, los llevo de repuesto por si lo olvido en casa.
Al ver que Jin no se movía para buscarlo se agachó un poco hasta su altura y al pasar sus ojos sobre su propio cuerpo notó algo que le alarmó.
— ¿No trajiste bolso?
Jin negó con la cabeza.
— Mierda. —susurró la chica.
Tuvo que pensar rápido, pues el tiempo no estaba a su favor y no estaba dispuesta a dejar que Jin muriese en su cuerpo. Porque era algo que podía suceder. Le pidió que se quedara en su lugar y partió corriendo hacia la farmacia más cercana sin saber realmente si le venderían el medicamento por ser únicamente comercializado bajo prescripción médica.
Tenía que verse lo suficientemente desesperada porque el tiempo no estaba con ella.
Entró gritando por ayuda a la farmacia, alegando que su amiga estaba teniendo un ataque de asma, y no pasó ni un minuto cuando tuvo el inhalador en sus manos.
No supo si fue porque la vida de una persona corría peligro o porque literalmente era Jin de BTS, pero no quiso darle vueltas al asunto y corrió de vuelta, donde se encontró al chico apoyado contra una pared intentando todavía respirar con normalidad.
Yuri agitó el inhalador, le quitó la tapa y tomó a Jin por la cabeza, poniéndoselo sobre los labios.
— Bota todo el aire que tengas y cuando cuente hasta tres toma todo el que puedas.
Y así lo hizo Jin. En la primera inhalada no pudo recolectar mucho aire, pero definitivamente era más de lo que había estado respirando. Cuando inhaló por segunda vez sintió que el preciado oxígeno se metía a sus pulmones.
Después de unos segundos en el que ambos se quedaron en silencio, Jin, bajo la atenta mirada de Yuri, se incorporó lentamente.
— Gracias. —murmuró.
Nuevamente se quedaron en silencio y al cabo de unos minutos en los que Jin todavía estaba recuperándose decidieron buscar un parque y sentarse a conversar tranquilamente.
━━━━━━ • ✿ • ━━━━━━
Esa mañana, Kim Seokjin había despertado temprano, sin embargo, no había abierto los ojos inmediatamente. Había sonreído, recordando la noche que había pasado con Haneul, y había estirado el brazo para abrazarla. Pero no encontró nada a su lado, nada más que el borde de la cama.
Abrió los ojos un poco extrañado, pues su novia jamás se iba sin antes despedirse, y pegó un salto al verse a sí mismo en el techo. Era una foto que le habían tomado hace un año atrás para la mercancía de un álbum antiguo.
Miró a su alrededor asustado, sin saber dónde estaba realmente, y lentamente comenzó a entrar en pánico cuando escuchó ruidos fuera de la habitación. Se levantó de la cama y caminó hasta el pequeño y viejo tocador que estaba cerca de la cama y pegó un grito agudo cuando se vio en el espejo.
— ¿Yuri? ¿Qué pasa? —una segunda chica había entrado a la habitación alarmada al escucharla.
Jin se giró hacia ella y la chica no pudo esconder la expresión de horror cuando vio que tenía ambas manos sobre sus pechos, apretandolos ligeramente.
— ¿Qué mierda? —murmuró— El desayuno está servido, deberías venir si no quieres llegar tarde.
Sin decir otra cosa, se dio media vuelta y se fue.
Jin se miró unos segundos más al espejo, sin poder sacar las manos de sus pechos nuevos, y se quedó un momento meditando.
¿Cómo podía estar soñando de una manera tan lúcida?
— Entonces, no has tocado mis pechos, ¿cierto? —preguntó Yuri cuando ambos estuvieron sentados en una banca de un parque cercano.
Jin hizo una mueca de disgusto.
— ¿Por qué haría algo como eso?
Yuri no supo qué responder. Quizás, después de todo, era cierto y no había motivo para que el chico hiciese algo como eso.
Se quedaron un rato hablando sobre lo que les había sucedido ese día y la chica no pudo esconder su disgusto al haber despertado junto a una mujer desnuda. Comenzó a quejarse de que no debería tener una relación a escondidas de sus fans y a hablar sobre lo feliz que sería ella si se hubiese enterado de otra manera que tenía novia.
Jin sólo se había dedicado a mirarla todo ese rato, se miraba a sí mismo, pero no era él. No eran sus expresiones faciales ni su manera de mirar.
Y sabía que él tampoco actuaba como An Yuri porque la chica que había entrado a la habitación esa mañana, que más tarde se había enterado que era su hermana y se llama An Nari, le miraba extraño cada vez que podía, pero no decía nada frente a sus padres. Y eso Jin lo había agradecido en silencio.
— Quería darle este collar a Haneul. —reconoció— Por eso lo tuve en el bolsillo, lo había ido a buscar a casa de mi madre y lo guardé sin cuidado.
En sus manos tomó el precioso dije de camelia y se quedó observándolo, imaginando cómo se vería su novia con aquella maravilla colgada en el cuello.
Soltó un suspiro al recordar nuevamente su nueva realidad: estar en el cuerpo de una chica que no conocía, por alguna razón que ninguno de los dos sabía.
Porque le había creído a Yuri, después de varios minutos en los que ella tuvo que jurar hasta por su abuela fallecida, pero le había creído. Y la verdad es que no tenía idea cómo comenzar a buscar la razón del cambio de cuerpos, por lo que habían decidido intentar actuar lo más normal posible hasta que pudiesen encontrar la solución.
— Supongo que ya sabes —explicó al rato—, pero mi rutina se basa en levantarme temprano, vestirme genial, ir a la empresa y seguir siendo genial hasta el final del día. —le guiñó un ojo.
Yuri hizo una mueca extraña, eso no le ayudaba a fingir ser él, aunque con la pequeña experiencia de ese día ya podía imaginarse más o menos lo que debía hacer.
Sólo esperaba que no le pidieran cantar.
— Estudio medicina —comenzó Yuri cuando fue su turno. El rostro de Jin se horrorizó— y todos los días debo ir a la universidad. Entro a las ocho de la mañana y salgo cerca de las siete de la tarde porque todos los días me quedo en la biblioteca estudiando. —frunció los labios, intentando recordar más información que fuera importante— Tengo dos amigas y un amigo, así que luego deberías meterte a mi perfil de Instagram para ver sus rostros y nombres, y...
— Creo que es demasiada información. —la interrumpió el chico.
Ella quiso poner los ojos en blanco. Se consideraba alguien bastante paciente, pero aquel chico, que además era uno de sus más grandes ídolos, estaba colmando su paciencia.
— Tengo asma —continuó, ignorándolo— y suelo ser siempre la mejor de la clase.
Jin soltó un quejido y miró hacia el cielo.
— Siento que alguien me ha tirado una maldición.
— Oye, ser yo no es tan malo.
Ambos se quedaron en silencio unos segundos. De pronto, un pensamiento atravesó la cabeza de la chica y se instaló ahí, provocándole nervios.
Se mordió el labio inferior y miró a Jin.
— ¿Qué hago si tu novia quiere intimidad?
— ¡No te atrevas a tocar a Haneul! —la señaló con el índice.
Un gemido salió de los labios de Yuri.
— ¡¿Qué?! ¡No me gustan las chicas! —se defendió— O eso creo, pero no quiero estar con tu novia.
Jin siguió hablando cosas que, para Yuri, eran incoherentes, hasta que sonó el celular del chico y ella estuvo a punto de ignorarlo, pues los amigos de Seokjin habían estado llamándolo durante todo el día, pero el nombre en la pantalla le hizo tratar saliva.
Mamá.
Ambos miraron el celular mientras sonaba.
— ¿Qué esperas? —preguntó él— Debes contestarle a mi mamá.
Yuri emitió un pequeño lloriqueo y deslizó el dedo sobre la pantalla para contestar la llamada. Antes de hablar puso el altavoz.
— ¿Hola?
— ¡Cariño! ¿Cómo está el pequeño nene de mami? —la voz de una mujer se escuchó al otro lado de la línea.
Jin bajó la vista al suelo y se tapó la cara con las manos. Nunca nadie le había escuchado a su madre decir eso y lo agradecía porque, aunque le gustara, le daba un poco de vergüenza que el resto se enterara.
Yuri soltó una pequeña risa incómoda, pero no alcanzó a responder nada porque la mujer siguió hablando.
— Tu padre me dijo que ayer viniste a buscar el collar de camelia para tu novia, no deberías habértelo llevado sin decirme. —río con un nerviosismo que hasta a Yuri se le hizo evidente— Sucede que en la familia hay una historia con él... —pareció titubear un momento, como si se estuviera arrepintiendo— No creo que sea real, pero debes tener cuidado y dárselo únicamente a quien amas con todo tu corazón porque o si no ocurrirán cosas malas.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro