La gran motocicleta roja se detiene en la entrada de la escuela al momento que el timbre suena, anunciando la hora de la salida. Es el centro de atención debido a esto y Brenda aprieta los dientes con fuerza. Le molesta ver como las omegas y betas se acercan, incluso lo hace un chico.

—Soy Rayan, seguro ya olvidaste mi nombre. Sólo quería saber si necesitas ayuda para el informe escrito.

La alfa aprieta los puños con fuerza y presencia como la pequeña multitud se marcha rápidamente, ella no logró escuchar lo que él dijo, sin embargo lo enfrenta de todos modos.

—Ya vámonos... que raro, ¿por qué llega a esta hora?

—Ese maldito se cree la gran cosa —refunfuña mientras camina hacia él, ignorando por completo a Tesa—. ¡Hey idiota!

—¿Mmm?

—Voy a romperte la-

—¿En qué puedo ayudarte? —pregunta el alfa luego de quitarse el casco. Sonríe al notar a la chica nerviosa y un poco asustada. Brenda da unos pasos atrás y baja la mirada a sus zapatillas.

—Y-Yo... me equivoqué de persona.

—¿También una alfa? —murmura para sí mismo—. Espera, debes conocer a Atlas. Reconociste la motocicleta como los demás. 

—Lo sentimos mucho, nosotras ya nos vamos —se disculpa la omega mientras empuja a Brenda lejos del lugar. 

El hombre niega con la cabeza, pero luego mira la escuela, ya casi todos han salido para entonces menos su hijo. Por ello decide entrar, topándose con un profesor y una enfermera en los pasillos.

—Buenas tarde, ¿vieron a un alfa de cabello oscuro y ojos dorados?

—¿Conoce a Atlas? 

—Es mi hijo, me preocupé porque no lo vi salir —contesta mientras sigue a la enfermera. El beta es el profesor de Atlas y le explica que lo encontraron en la biblioteca, a punto de entrar en celo y lo llevaron rápidamente a la enfermería para que no lastimara a nadie.

Al entrar en el cuarto especial para alfas, ve a su hijo encadenado, un grueso collar le envuelve el cuello mientras que las muñecas y tobillos están unidos a la pared por cadenas. Atlas se encuentra acurrucado en el suelo mientras tiene la respiración agitada y el cuerpo cubierto de sudor.

—Se ve terrible —murmura al acercarse y empieza a aflojar las ataduras, notando las ensangrentadas marcas que dejaron en la piel.

—No creo que sea una buena idea, lo recomendable es esperar a que el celo pase —comenta la enfermera, sin embargo el alfa envuelve a Atlas con una manta y lo levanta en sus brazos.

—Lo llevaré a casa, me aseguraré que no dañe a nadie —les da su palabra mientras camina hacia la salida de la enfermería. Él pide un taxi para ir al departamento, ahora lo más importante es cuidar de Atlas, luego podrá volver por la bestia roja.

El viaje duró apenas unos minutos, después de todo el chofer se encontraba bastante asustado al tener un alfa en celo en su vehículo y pisó el acelerador a fondo.

Todo va a estar bien, piensa el hombre mientras abre la puerta con la llave y luego la cierra con el pie. Atlas continúa enrollado en la manta y es dejado en su cama con cuidado.

—Tesa... Tesa... —susurra en medio de todo su delirio, su mente trae la imagen de la omega para torturarlo, su sonrisa, sus ojos, su piel, su aroma.

—¿Quién es Tesa? —esa voz grave lo hace fruncir el ceño.

—Nadie —responde y se voltea, dándole la espalda al mayor.

—Creí que te pasó algo malo cuando no te vi en la escuela —comenta para dejar el silencio de lado—. Muchos me confundieron contigo.

—¿Por qué te preocupas por mí?

—Siempre lo hice y fuiste muy descuidado al no controlar tu celo —lo regaña para luego cruzarse de brazos—. Hoy no debiste ir a la escuela. 

—Pero es el único lugar en dónde puedo verla... m-me conformo con sentir su olor a lo lejos...

—Debes ser más específico, hay muchas chicas en tu escuela —comenta mientras una sonrisa de lado aparece en su rostro.

—Tesa... Tesa... la quiero ahora —murmura al soltar gruñidos bajos, un segundo después cierra los ojos con fuerza y se abraza a sí mismo—. Pero n-no.

—¿Qué te impide estar con ella?

—Yo... s-soy una persona horrible —el mayor suelta un suspiro al oírlo y baja la cabeza.

—Lamento que esto pasara, de niño traté que tengas la mejor educación, que no te faltara nada pero me enfoqué demasiado en el trabajo —él da una pausa para sentarse al borde de la cama—. Por eso no estoy en una playa en el caribe, quiero hacer las cosas bien esta vez. 

—También yo, p-pero no sé cómo.

—Podría ayudarte si me explicas lo que sucede —propone—. Una alfa casi me golpea, ¿sabes por qué? ¿Ella es Tesa?

—¡No, por Luna! Pensar en ella hizo que mi erección bajara.       

—Jajaja, entonces el odio es mutuo —comenta luego de soltar una risa corta.

—Ella es su mejor amiga... Tesa es... u-una omega linda -susurra para sí mismo—. A-Adoro su aroma, ¡lo quiero ahora! —exclama su alfa, Atlas vuelve a cerrar los ojos e intenta controlarlo. 

—Interesante, parece que tenemos más en común de lo que pensaba.

—¿A qué te refieres? —pregunta cuando recupera un poco de cordura.

—Hablaremos después, mejor descansa y no luches tanto contra tu alfa. Te harás daño —murmura antes de salir de la habitación.

Atlas se pregunta a qué se refiere exactamente, sin embargo no puede pensar con claridad debido al celo. Su cuerpo es golpeado por olas de excitación que lo hacen temblar, sin mencionar el calor que siente y lo hace sudar. 

—Bien... maldita sea —dice con la voz grave. Finalmente se rinde, dejando que los recuerdos con la omega regresen, específicamente las veces que estuvieron unidos, los momentos más íntimos que no olvidará. Su alfa no lo permitiría jamás—. Soy patético, un alfa patético —susurra para luego morder el borde de su camiseta y no mancharla. Después de todo este es el primer celo que pasará solo después de tanto tiempo.