Capítulo 23
Como el día no resultó para nada como lo había planeado, Atlas regresa a casa para retomar energías luego de clases. Sin embargo notó algo muy extraño al momento de salir del ascensor y al abrir la puerta del departamento encuentra al responsable.
—¿Qué haces aquí?
—Esa no es manera de saludar a tu padre —responde al dar unos pasos hacia él—. ¿Cómo haz estado?
Atlas desvía la mirada para arrojar su mochila al sillón y luego camina al refrigerador para buscar comida, todo ante la atenta mirada del alfa mayor. Este nota inmediatamente un cambio, además su hijo no puede ocultar su molestia debido a que su olor lo delata.
—Mmm, no es un enojo normal —murmura pensativo—. Se siente mezclado con un poco de frustración... tristeza tal vez.
—¿Qué quieres? —repite, aclarando su voz.
—Decidí tomarme unas vacaciones junto a ti, ¿eso te molesta?
—¿Por qué conmigo y no en una playa en el caribe? —cuestiona al enfrentarlo—. Ya no tengo 10 años, ahora sólo me estorbas.
—Que agresivo, ahora repítelo sin llorar.
—¡No estoy llorando! —Atlas cierra los ojos al verlo levantar la mano. Los pocos amigos alfas que había conocido siempre le contaban que sus padres los golpeaban para fortalecer el carácter, castigaban la mínima señal de debilidad. Sin embargo él abre los ojos al sentir un toque gentil en su hombro.
Se encuentra con una mirada amable y lentamente su padre lo atrae hacia un abrazo. Atlas queda paralizado mientras los brazos lo rodean y luego corresponde, sujetando con fuerza la ropa del mayor. Le resulta muy raro que no lo regañe por arrugar su elegante traje o mancharlo con sus lágrimas.
—¿Quién te dejó así? —le pregunta luego de unos breves minutos, dándole un poco de espacio para que pueda responder.
—Yo, ¿quién más? —contesta luego de tomar una bocanada de aire.
Al día siguiente Trevor llega a la hora de siempre para abrir la biblioteca, aún no han llegado los alumnos por eso sale un momento para tomar aire fresco antes de encerrarse por el resto de la jornada. Al estar en los estacionamientos ve llegar a Atlas en su motocicleta, sin embargo nota que un alfa adulto conduce. Ambos se detienen de manera brusca frente al beta, frenando de golpe y dejando marcas en el asfalto.
—Esta bestia sí que corre —dice el mayor al quitarse el casco.
—¡Geografía! —Trevor toma al muchacho del brazo y lo atrae hacia él—. ¿Qué carajo? ¿Quién es él? Podría ser tu padre —le dice en susurros, entonces retrocede unos pasos cuando el alfa se acerca, emitiendo unos gruñidos de advertencia.
—Basta, sólo es el bibliotecario y su mente enferma —dice Atlas al entregarle el casco que usó.
—Vuelvo por ti a la salida.
—No hace falta.
—Lo haré —finaliza la conversación al acelerar a fondo la motocicleta, su padre se aleja rápidamente y Atlas suelta un suspiro.
—Es mi padre, creo...
—¿Crees? —cuestiona el beta al arquear una ceja.
—Pasará sus vacaciones conmigo y no es cómo lo imaginé —él da una pausa para relamerse los labios secos, entonces frunce el ceño al ver la mirada expectante de Trevor—. Olvídalo.
—No, espera. Es interesante. —El beta lo sigue dentro de la escuela, sin embargo lo pierde de vista debido a que los otros alumnos comienzan a ingresar junto a los profesores.
Para la hora el recreo, Atlas va tras su última esperanza. Esben. Localizarlo fue sencillo ya que estaba en el patio, completamente solo mientras descansaba sobre el césped.
—Hola —saluda al acercarse.
—Hola —responde de manera alegre, sin embargo su expresión cambia al momento de verlo.
—Quiero proponerte algo, a todos le gustan las omegas y conozco a una muy agradable. —Atlas toma un lugar junto al gamma, pero no se acerca demasiado para que no vuelvan a malinterpretar sus acciones—. ¿Te interesa?
—Depende.
—No es nada malo, busco a alguien que cuide de ella —le explica, aunque no puede mantener su mirada fija en Esben y eso le resulta muy inquietante. Pues ese gamma, a diferencia del otro, se muestra mucho más serio y lo mira directamente a los ojos.
—¿Por qué? —cuestiona al ladear un poco su cabeza.
—La aprecio mucho.
—¿Qué tanto? ¿Por qué no puedes cuidarla tú mismo? —Esben es firme en sus palabras, llegando a hacer que Atlas se sienta un poco intimidado.
—Tengo la fama de usar a las omegas y quiero que ella encuentre a una buena persona. Pensé que-
—Si, soy tan buen tipo que dejaré a mi novia para estar con la omega de la que hablas —lo interrumpe para luego soltar una risa corta.
—¡Ah! ¡Tienes razón! —El alfa gruñe y toma su rostro con las manos—. Soy un idiota, perdón por molestarte.
—Espera, tal vez me interese. Háblame un poco más de ella.
—Su nombre es Teresa, tiene el cabello castaño claro, grandes ojos marrones y encantadores. Su aroma es angelical, no había sentido una esencia así antes. Una omega alegre, pero un poco vaga, no le gusta venir a la escuela y se la pasa durmiendo o jugando con su celular en la biblioteca, al menos así era antes de que yo...
—Hey, creí que sólo eran amigos pero está claro lo que sientes por Tesa. —Esben se levanta y limpia su ropa del pasto seco-. Aunque aceptara estar con ella es inútil, no lo permitirías.
—Ya no tenemos nada —le asegura.
—¿Seguro Atlas?
—¿Cómo sabes mi nombre? No te lo dije. —Eso le resulta muy extraño ya que es un gamma que ha ingresado a la escuela este año, es imposible que lo conozca al igual que a su reputación.
—Debo ir a ver a Brenda, no eres tan terrible como ella dice —Esben se despide con una sonrisa—. Tesa también te quiere pero no entiendo porqué no pueden estar juntos, ese es un problema que deben resolverlo ambos —agrega antes de dejar al alfa solo con sus pensamientos.
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