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Capítulo 20

Otro día más, Atlas ni siquiera me ha enviado mensajes ni tampoco me llamó, supongo que lo espanté. Él no quiere estar atado a nadie y lo entiendo, pero al menos me gustaría disculparme por exigirle tanto cuando al principio ya habíamos dejado en claro nuestra extraña relación. Ver a Brenda y a Esben me animó un poco, son una bonita pareja porque él parece un cachorro yendo tras ella y es muy gracioso verla derretirse por tanta ternura. Ya no reconozco a la chica que antes me insultaba por ser omega.

—Tesa, ¿vamos a tomar helado después de la escuela? —me pregunta ella cuando coloca un libro sobre mi cabeza. Tal vez pensó que sería buena idea llamar mi atención de esa forma.

—Si me invitan si —respondo haciendo reír a ambos. Por suerte no son la pareja melosa que se dan cariño públicamente mientras tú estás ahí, incómodo. Ellos dejan esos actos para la privacidad.

—Entonces nos vemos a la salida —se despide Esben, pero Brenda antes de seguirlo me pide amablemente y con su mejor sonrisa que lleve el libro sobre mi cabeza a la biblioteca por ella, ya que quiere pasar más tiempo con el gamma.

—Eres la mejor —me dice cuando acepté hacerlo.

Ya frente a las puertas de la biblioteca, tomo una profunda respiración antes de entrar. Vuelvo a ver a Trevor en la mesa de entrada, quien se encuentra acomodando libros que están fuera de su sección.

—Buenos días —lo saludo, haciendo que su mirada se dirija a mí por unos segundos.

—Buenos días —contesta de forma cortante.

—Vengo a devolver este libro por parte de Brenda, ya la conoces —digo al tener dicho libro en mis manos.

—Bien, ponlo sobre la mesa, ya lo llevaré a su lugar.

Yo miro la mesa que señaló, encontrando cientos de libros, biografías y apuntes. Entonces decido tomar todos los que puedo con mis manos y sigo al beta por la biblioteca, dejando cada libro en su estante correspondiente.

—Tienes mucho trabajo —comento al ver su mirada seria, entonces voltea a tomar los libros que apenas puedo sostener.

—No hace falta que hagas esto —murmura cuando está a mi altura—. ¿Pasa algo? —él me invita a sentarme en una silla, junto a las grandes mesas en el centro de la biblioteca.

Yo mantengo la mirada abajo, juego con mis manos mientra intento explicarle lo que sucede. Pero no soy muy buena en ello y el silencio comienza a ser muy incómodo. Por suerte Trevor suspira y retoma la conversación, siempre me impresiona la capacidad que los betas tienen de expresarse. Pueden decir si están tristes, alegres o confundidos, siempre saben lo que sienten.

—Tesa... por tu aroma sé que estás triste.

—Lo siento, no debí gritarte esa vez —susurro mientras froto mi brazo.

—Fuiste muy cruel —comenta él haciendo que levante mi cabeza.

—N-No lo dije con e-esa... intensión. —Mis ojos comienzan a nublarse por las lágrimas, pero Trevor me ofrece un pañuelo-. Yo sólo...

—Tienes razón y no estoy molesto contigo, sino conmigo —habla cuando tomo un libro de fantasía—. Yo ni siquiera pude dejar esta escuela, también estudié aquí y vivía en la biblioteca. Me estanqué en este lugar. Dediqué mi vida a estos libros viejos y polvorientos —sus palabras se vuelven más agresivas y termina arrojando el que tenía en sus manos, éste acabó con sus hojas desparramadas por el suelo.

—No hagas eso —digo para luego comenzar a rearmar ese cuento fantástico.

—¿Por qué te importa? Sólo vienes a la biblioteca a dormir —cuestiona ese beta.

—Si, pero a alguien más puede que le guste o lo necesite —respondo luego de acomodar la tapa, entonces suelto aire antes de mirar a Trevor—. No pensé muy bien lo que dije... Eres importante p-para nosotros porque aquí están las repuestas de los exámenes que n-no podemos encontrar en internet—eso sonaba bien en mi cabeza, pero al decirlo.

—Gracias por intentar hacerme sentir mejor —habla luego de soltar una corta risa—. ¿Soy importante?

—Mucho.

—No lo dices porque quieres algo a cambio, ¿verdad? —supone mientras arquea una ceja.

—Tu perdón... —digo en voz baja. Trevor niega, diciendo que no hay nada de qué perdonar antes de volver al trabajo.

Por mi parte mi omega me obliga a volver a mi lugar especial, buscando esos buenos recuerdos. Al acercarme escucho unos sonidos extraño, el puff en esta oportunidad está siendo ocupado por el alfa y otra chica. No puedo mover mi cuerpo o huir, por lo que mi presencia llama la atención de la pareja.

—Hey, deja de espiarnos —me dice él mientras ella intenta acomodar su blusa. Los feroces gruñidos del alfa hacen que corra de allí para dejarlo solos. De repente choco contra alguien que estaba leyendo entre los estantes, haciendo que ambos terminemos en el suelo.

Trato de disculparse pero ese olor varonil hace que un nudo se forme en mi garganta. Simplemente me hago a un lado y termino abrazando mis piernas.

—Tesa, ¿estás bien? —pregunta Atlas y hace una mueca al ver mi rodilla raspada.

—Si... no es nada —respondo apenas, mi voz suena muy débil y me encuentro confundida. Pensé que el alfa que había visto con esa chica era él, pero está frente a mí.

—Vamos a la enfermería para desinfectarla.

—No hay que exagerar, sólo es un raspón —niego rápidamente, porque trató de levantarme en brazos—. Yo p-puedo ir... sola.

Atlas se sienta junto a mí luego de mis inútiles intentos de levantarme, no es que el raspón sea tan grande, sino que es el dolor del golpe el que no me deja moverme. Él revisa su mochila para saca un poco de alcohol y algodón.

—Yo lo haré —murmura al humedecer el algodón, sabe que dolerá por eso lo hace de forma delicada, soplando en ocasiones para apaciguar el ardor—. Traté de no acercarme al lugar más cómodo y tranquilo de la biblioteca pero parece que de todas formas terminamos juntos —comenta luego de envolver mi rodilla con una venda.

—Fue un a-accidente —hablo después de tragar, el nudo en mi garganta es realmente molesto—. Creí ver-te con otra chica en el puff —agrego sin mirarlo.

—¿Que? ¿En tu lugar especial? —pregunta y yo asiento con la cabeza. En ese momento se pone de pie, dejándome ver como camina hacia mi santuario.

Me apresuro a seguirlo luego de escuchar unos gritos y gruñidos fuerte, como la biblioteca siempre está en silencio es fácil oír la pelea. Al llegar veo que la pareja fue echada por Atlas, quien tiene su labio partido, aunque no es nada comparado con el ojo morado del otro chico.

—¡Largo, este lugar ya está ocupado! —exclama para luego acercarse a mí—. Todo está limpio, Tesa. Llegué antes de que hagan algo —agrega mientras me ayuda a sentarme en el puff, ya que me vio cogear.

Atlas se deja caer a mi lado en silencio y hace una mueca al tocar el corte de su labio, los cuales se siguen viendo tan tentadores. Me abrazo a mí misma mientras los minutos pasan, ninguno dice nada y el silencio de la biblioteca parece devorarnos.

—Gracias —suelto y trato de sonreír—. Descubrí este lugar en primer año.

—No fue nada. Pero esos idiotas dejaron sus olores aquí —habla mientras frota su nariz—. Naranjas, que olor tan común.

Él se refiere al aroma de esa otra omega, muy en el interior me siento tranquila al saber que ese olor no es nada especial para Atlas. De nuevo silencio.

—¿Es en serio? ¿Sólo eso tienen para decir? —al levantar la vista veo el rostro de Trevor entre los libros de la estantería.

—¿Qué estás haciendo beta? —cuestiona Atlas entre gruñidos—. Largo.

—Yo debería echarte de mi biblioteca por escandaloso, pero no lo haré por esa señorita —contesta él al señalarme—. ¿No creen que deberían hablar de lo que sienten entre ustedes?

—Yo no siento nada, ¿qué debería sentir? —responde el alfa rápidamente. Esta es la segunda vez que lo veo tan nervioso.

—Yo... Yo no... —mis palabras no salen, apenas consigo susurrar y nadie puede oírme, si siquiera sé qué debería decir y puede que no vuelva a tener esta oportunidad—. Amo a Atlas, tanto que quiero ser marcada por él.

—¿En serio? —Trevor ladea la cabeza, creí que iba a molestarse de nuevo por las estupideces de una chiquilla pero—. ¿Qué te gusta de planisferio? ¿Por qué es tan importante?

—Es porque soy alfa —responde Atlas cuando voltea hacia mí.

—No.

—Porque mis padres son ricos.

—No.

—Porque fui tu primera vez, fui el primero para muchas otras omegas. No puedes-

—No, pasó después. En ese momento pensaba que también te estaba utilizando —confieso al desviar la mirada—. Fueron los gestos hacia mí, las palabras, los cumplidos. Descubrí de lo que era capaz, dejé de tener miedo gracias a ti. Incluso te preocupaste por un simple raspón... parece que eso es suficiente para enamorarme.

—Sólo hice lo que siempre hago, tú sólo ya sabías que soy un mujeriego —dice el alfa al señalarse. Su aroma ahora es diferente, lo siento confundido.

—Fuiste honesto desde el principio, mostraste al verdadero Atlas. Eso ya es una gran diferencia —indica Trevor mientras una sonrisa aparece en su rostro.

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