Lo arruiné, lo arruiné, lo arruiné. Atlas ya no querrá saber de mí después de esto, pudimos continuar luego de saber que me gusta. Pero formar el lazo es una cosa completamente diferente.

—Ya llegamos —lo escucho decir. Entonces dejo de abrazarlo, siendo consiente que esta es la última vez que lo haré probablemente.

—Gracias —respondo en voz baja. Él no contesta y, una vez que ya estoy de pie en la acera, simplemente enciende la motocicleta y se aleja.

Por mi parte trago saliva para intentar deshacer en nudo se mi garganta mientras camino hacia la puerta. Al abrirla, mis padres me reciben con un fuerte abrazo, pero inmediatamente se alejan al notar que estuve nuevamente con Atlas.

—Te ordenamos alejarte de él —dice papá.

—Faltas a clases para escapar con ese alfa, no te criamos así —agrega mamá, estando igual de decepcionada.

—Ya lo sé... —respondo apenas, entonces doy unos pasos hacia mi habitación. En ese momento ambos me detienen para darme un abrazo, mamá hace muchas preguntas, especialmente preocupada por mi ánimo y bienestar. Por su tono casi puedo asegurar que ambos piensan que Atlas me lastimó de alguna manera. Pero los tranquilizo diciendo que ya no volveré a ver al alfa.

Una vez sola en mi habitación, me arrojo sobre la cama boca abajo, quiero deshacer todo lo que hice estos días. Volver a mi vida tranquila y despreocupada... ¿A quién engaño? Eso no era vida, tengo amigas solo porque soy omega y las omegas debemos estar juntas, además muchas veces me quedaba horas en la biblioteca haciendo nada. Mientras las demás hablaban de sus citas, conquistas y frustraciones con los alfas, yo solo jugaba con mi celular, fingiendo escucharlas porque no tenía historias amorosas que contar.

Ahora la tengo, pero mis amigas intentaron lincharme, así que no hay nadie para escucharla. Que suerte.

—¿Eh? —Siento una molesta vibración bajo mi almohada, al moverla encuentro mi celular con la llamada entrante de Esben—. Que extraño.

Al aceptar dicha llamada escucho la voz del gamma, saludando con energía. Me resulta muy extraño que él me hable, tal vez los gamma son igual de mujeriegos que ciertos alfas.

—Hola, estoy bien —contesto.

—Que bien. Yo llamaba para... Preguntarte s-sobre las alfas. —Él se oye bastante nervioso, por lo que todas mis sospechas terminan desvaneciéndose, más aún al escuchar sobre qué necesita información.

—¿Qué quieres saber?

—Mmm, ¿qué l-les gusta? ¿Qué debería hacer para no hacerla enojar?

—Déjame pensar. —Esto es muy emocionante, Brenda enloquecerá si se entera que Esben busca e investiga la forma de hacerla feliz. Que envidia, quisiera que alguien sea así de dedicado conmigo.

—¿Tesa? ¿Sigues así? Mierda, debí tocar algo.

—Estoy aquí, sólo pensaba. Toma nota, a las alfas les encantan los abrazos, haz que se sientan seguras y sé tú mismo. Eres muy agradable, eso está a tu favor —le explico mientras una sonrisa aparece en mi rostro.

—¿Es todo? Gracias Tesa, te debo una.

—Para eso son los amigos.

—Nos vemos luego.

—Adiós.

Al terminar la llamada miro mi reflejo en la pantalla negra y sonrió, no puedo creer que ya tengo el secreto para no morir en el intento de conquistar a Brenda. Ella me da un poco de miedo, pero es linda y me gusta su aroma. Además es la única que me deja olfatearla, y toné que sólo las pareja hacen eso.

—Esben, ¿me llamaste? —Ella viene a mi tienda porque le había enviado un mensaje.

—S-Si. Bueno, es curiosidad.

—Ah eso... ¿Qué quieres saber ahora? —murmura cuando se sienta a mi lado. En ese momento su olor a cereza invade toda mi tienda de acampar, nunca me cansaría de esa fragancia.

—Es que... Me gusta tu olor —comienzo al tomar un mechón de su cabello, Brenda no se aleja y desvía la mirada. Es tan tierna.

—Siempre dices lo mismo —contesta al cruzarse de brazos.

—Perdón, pero también me gusta abrazar —digo al rodearla lentamente con mis brazos. Ella se deja y apoya su cabeza en mi pecho, su cuerpo es cálido y no quiero dejar de sentirla. Siento como mi corazón se acelera al tener a Brenda tan cerca, su calor y su aroma me relajan completamente. No puedo soltarla.

—¿Por qué me abrazas tanto? No es que no me guste, ¿necesitan caricias como los omegas?

Ella se separa un poco para mirarme, entonces mi corazón da un fuerte latido al ver sus brillantes ojos. Son tan luminosos y esos labios.

—No... Hacemos esto con nuestra pareja —respondo para luego tomar su mentón y avanzar. Junto sus labios rosas con los míos y Brenda me devuelve el beso por un momento, entonces se separa rápidamente para mirarme sorprendida. Su rostro está roja y me encanta.

Me acerco de nuevo, aunque sus manos se posan en mi pecho e intentan detenerme, termina por ceder lentamente y la vuelvo a besar. Esta vez acaricio su rostro con mis manos mientras profundizamos el beso. Brenda toca mi lengua con la suya, cosa que me asusta por un momento, pero también me anima a luchar por el control del beso.

Nos debemos separar cuando el aire se nos acaba y río al ver que dejé a Brenda con el cabello revuelto.

—N-No, esto es... ¿Yo?

—Si. Mi elegida —confirmo mientras apoyo mi frente contra la suya—. Puede ser un poco apresurado pero es lo que siento —agrego al cerrar los ojos, quiero concentrarme en su calor y aroma. Quiero rodearme de ambos por siempre.

—Es... Yo, creo que me llaman —dice apresuradamente y se pone de pie.

—Pero-

—Tengo que pensarlo, eh, ¡maldita sea!