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Capítulo 16

—No sabes lo que dices. —El momento y la paz son destrozados por unas simples palabras. Trevor está de pie ante mí—. Son muy jóvenes y-

—Tengo diecisiete —lo interrumpo.

—Está bien, sólo quiero explicarte que puede que ahora estés decidida a estar con él. ¿Pero qué pasará luego?

—No pasará nada.

—Las otras omegas, conozco a algunas que entraron en depresión, hasta intentaron suicidarse. Todo por un niño estúpido y hormonal.

—Shhh, vas a despertarlo —murmuro desviando la mirada.

—Tesa, quiero protegerte, como tus padres.

—¿Y lo que yo quiero no importa? —digo, manteniendo la mirada en el rostro calmo de Atlas.

—Ya lo dije, les falta crecer y-

—A ti te falta vivir. —Trevor calla y me mira fijamente—. Deja de espiar a los demás, deja de meterte en nuestras vidas... D-Déjanos en paz.

Mi voz falla, ya no puedo continuar, sin embargo Trevor se aleja, dejando en el lugar una sensación de mal estar o al menos eso es lo que siento, porque Atlas continúa dormido, incluso suelta unos adorables ronquidos.

En ese momento, como si el universo estuviera en mi contra, el timbre suena con fuerza. Atlas se despabila lentamente y frota sus ojos con cansancio. Luego me da una sonrisa.

—Me quedé dormido.

—Parece que sí —respondo, devolviendo la sonrisa.

—Oh, Tesa. —Él se acerca, cambiando su mirada y me envuelve en sus brazos—. No llores, por favor —murmura para luego lamer mi mejilla. No había notado que estaba llorando.

—No hagas eso. —Río por las cosquillas e intento apartarlo, pero a quién engaño, disfruto de su atención.
—Así está mejor. —Atlas se aleja un poco luego de lamer mis mejillas—. ¿Irás a clases?

—No —niego de inmediato.

—Genial. —Él sonríe y luego se acerca a mi cuello, olfatea mi piel, acariciándome con la punta de su nariz.

—¿Y tú?

—Puedo saltarme algunas —contesta y me da una mirada cómplice—. Además debo compensarte y comenzaré ahora.

Una sonrisa de lado aparece en su rostro mientras avanza, haciendo que me recueste sobre el puff. Él se ubica sobre mí, teniendo cuidado de no aplastarme y da pequeñas lamidas en mi cuello, causando que sienta un cosquilleo por todo el cuerpo.

—¿Compensarme? Bueno, me gustaría un helado.

Atlas de aleja y arquea una ceja, entonces pongo mi mejor sonrisa, haciendo que me muestre sus perlas y que acaricie mi cabeza.

—Chica mala, si quieres escapar de la escuela está bien —responde. Luego rodea mi cintura con su brazo para levantarme. Una vez de pie, él acomoda su cabello y también baja mi falda, la cual estaba levantada.

—Gracias —murmuro, mi rostro está caliente y de seguro estoy sonrojada.

Ambos salimos de la biblioteca, por suerte Trevor no estaba en la mesa de entrada para acusarnos. Llegamos rápidamente al estacionamiento y Atlas me ayuda a subir en la motocicleta. La escuela queda atrás en segundos y abrazo con fuerza a Atlas, no quiero separarme de él y sólo deseo que este momento dure para siempre.

Sin embargo, debo salir de mis sueños cuando llegamos a la heladería. El alfa se baja de la motocicleta y corre hacia el local, dejándome en el asiento de atrás. Ni siquiera puedo bajar ya que estoy muy alto.

—No p-puedo. Esta cosa debería tener escaleras o algo así —murmuro entre dientes. Entonces Atlas regresa y ríe al ver mis inútiles intentos de bajar.

—Ya tengo el helado, espero que te guste la menta granizada —comenta dejando la bolsa de compras en mis manos, luego se monta nuevamente a la motocicleta y arranca.

—¿A d-dónde vamos?

—A mi departamento, obvio.

No tengo tiempo de protestar ya que nos encontramos entrando al estacionamiento del edificio. Atlas apaga el motor y me ayuda a bajar, tomándome de la cintura.

—¿Por qué tan nerviosa? —comenta, luego me da una sonrisa.

—La última vez que estuve aquí fue...

—Si, fue nuestra primera vez —completa la frase mientras entramos en el ascensor.

—B-Bueno... En realidad no lo fue —digo apartando la mirada. Teniendo en cuanta que me arrebataron mi pureza, por así decirlo, y él es él.

—Claro que sí, Tesa. Fue la primera vez que nos unimos —corrige, para luego dar unos pasos hacia mí. Me arrincona contra las paredes del ascensor y besa mis labios un poco—. Y no será la última, ¿verdad?

No alcanzo a responder porque las puertas del ascensor se abren y Atlas camina hacia su departamento. En ese momento gira hacia mí y toma mi mano con la suya para guiarme dentro del lugar.

—Oh... —murmuro al ver el desorden, la sala se ve muy diferente a la primera vez que vine aquí. Incluso él lo nota y toma las cajas vacías de pizza para tirarlas a la basura.

—Lo siento, es que... No importa, vamos a comer. —Atlas rápidamente quita todo el desorden del sillón y me pide esperar mientras va por unas cucharas. Suelto una risita que llama su atención cuando regresa, entonces ladea la cabeza al momento de sentarse a mi lado.

—Estás un poco raro —comento.

—¿Si? Jaja, es que me gusta el helado. La menta granizada es mi favorita —responde para luego destapar el pote de helado y darle una gran cucharada a dicho sabor.

—A mí me gusta la vainilla. —Hago una mueca al ver que él devora ese feo helado verde, por mi parte tomo pequeñas cucharadas y como despacio, vainilla es mi sabor favorito y me aseguro de saborearlo.

—Olvidé preguntar qué sabor te gusta —se disculpa el alfa.

—Está bien, adivinaste —respondo sonriendo.

—Tesa, tienes un poco de... —Atlas avanza lamiendo una de mis comisuras, quitando un poco de helado que estaba allí. Me sonrojo por esto y miro a un lado rápidamente.

—Que tierna, aún te sigues sonrojando —comenta, luego suelta una risa al verme tan avergonzada. Pero, como su fuera un niño descuidado, el helado termina cayendo de su cuchara hacia su regazo.

No puedo evitar soltar una carcajada, él se retuerce por lo frío y hace una mueca cuando el helado se derrite completamente sobre él.

—Pobre cachorro —digo mientras cubro mi sonrisa con las manos, está mal burlarse de los demás pero no puedo evitarlo.

—Ah, que tonto. Me quitaré esto. —El alfa se deshace de su camiseta y comienza a desabrocharse los pantalones—. Tú te estabas riendo —se defiende al verme muy roja y avergonzada.

—Si, pero...

—Además ya me viste sin ropa, ¿recuerdas? —Atlas gatea hacia mí teniendo únicamente sus boxers. Termino acorralada contra el sillón mientras él me quita la cuchara y la clava en el pote—. Mmm, no respondiste mi pregunta en el ascensor.

—Oh, eso... ¿Q-Qué estás haciendo? —pregunto cuando sus manos, un poco frías, se adentran bajo mi blusa. Acarician mi estómago y poco a poco comienzan a subir.

—Te doy cariño —responde, para luego dejar un par de besos en mi barbilla—. Puedes detenerme diciendo una sola palabra —murmura en mi oído mientras se acomoda entre mis piernas.

—¿S-Si? —digo de forma entrecortada. Mi cuerpo comienza a reaccionar a sus caricias y besos, su boca es peligrosa porque toma la mía y hace danzar nuestras lenguas dentro y fuera. Se separa un momento para morder mis labios y apoya su frente contra la mía mientras sus manos levantan mi camiseta, al mismo tiempo su cadera simula suaves embestidas contra mí de manera lenta.

En un momento reacciono, liberándome del encanto de alfa para pensar en dicha palabra que lo detendría. ¿Alto? ¿Basta? ¿No? La verdad no me importa, porque mi omega interior el corresponde plenamente a Atlas y cualquier gesto de cariño es bienvenido, incluso se emocionó al escuchar ese "te doy cariño".

Un escalofrío agradable recorre mi cuerpo al pensar en esas simples palabras.

—Tesa, ¿estás bien? —Su mano se posa en mi mejilla y acaricia mi rostro con el pulgar.

—Sólo estoy pensando —respondo bajo mientras tomo su muñeca y me froto contra su mano.

—¿En qué? —cuestiona, puedo ver la curiosidad en sus ojos mieles. Su mano baja por mi cuello y se dirige al broche de mi sostén, quitándolo de un hábil movimiento.

—En q-que nunca creí que haría a-algo así —digo, apartando la mirada. Siento sus ojos sobre mi cuerpo y, con mi vista periférica, veo como lame sus labios—. Creí que, después de lo que pasó, nunca querría hacer esto.

—¿Quieres hacerlo de nuevo? Quiero tu respuesta Tesa —pide al tomar mi rostro con sus manos.

—Si.

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