Capítulo 15
Los gamma son realmente muy curiosos, extraños y sobre todo tiernos. Creí que solo los omegas eramos así de adorables, pero al fin encontré un digno oponente.
Los tres fuimos a la tienda de la escuela, donde Esben nos compró comida para ambas, incluso pagó todo lo que Brenda iba a devorarse.
—Y Tesa, ¿tienes novio? —me pregunta el rubio, dejándome paralizada. Ni siquiera recuerdo cómo terminamos hablando de este tema.
—Mmm, no. —Dejo salir un suspiro que llama la atención de Brenda.
—Ella tuvo una mala experiencia con un alfa mañoso, el muy cobarde huyó cuando más lo necesitaba —comenta hacia el gamma, yo quiero desaparecer ahora mismo.
—¿Huyó?
—Si, justo cuando ella entró en celo —Brenda dice esto en voz baja, aún así quiero que la tierra me trague.
—Eso es imperdonable —opina el gamma—. Bueno, al menos para nosotros. Si te abandona justo en ese momento significa que no le importa el dolor que sientas y que nunca te amó.
—P-Pero Atlas volvió —murmuro, teniendo la atención de ambos.
—¿Atlas?
—Así se llama el idiota —se lo resume para luego tomarme de los hombros—. Cuenta, ¿cuándo fue?
—Ayer...
—Lo rechazaste —dice Brenda y bufa cuando niego suavemente.
—Entró a la casa cuando mis padres no estaban, porque quería explicarme lo que pasó. Dijo que aún no se controla muy bien con el celo de las omegas, incluso estaba usando un bozal raro y bueno... Luego se fue —les cuento para luego bajar la mirada. Los ojos de Brenda están sobre mí y comienzo a temblar.
—Supongamos que te creo —comienza luego de tomar aire y expulsarlo—. ¿Cómo explicas las marcas de tu cuello? Las que no estaban hace tres días.
Llevo las manos rápidamente a mi cuello, soy una idiota por haberlas olvidado.
—Mis padres regresaron antes de que Atlas pueda marcarme y corrió por su vida —confieso de una vez. Esben no parece entender muy bien, pero Brenda comienza a gruñir bajo.
—¡¿Marca?! —exclama poniéndose de pie—. Está cruzando muchos límites, además todavía estabas en celo... ¡Si lo veo le parto la cara!
—Shhh, no importa —intento calmarla, pero su olor me obliga a alejarme. Esben es quien termina por rodear a la furiosa alfa con sus brazos. Ella utiliza su voz para ordenarle que la suelte, sin embargo él simplemente le da una sonrisa y comienza a acariciarle la cabeza.
—Ya, ya... No entiendo muy bien lo que pasa. Pero nada se resuelve peleando.
Brenda intenta controlarse mientras Esben se gana unos golpes al estar tan cerca de ella. Por mi parte decido huir, el momento agradable que estábamos pasando se esfumó por mi culpa.
Cuando reacciono, mis propios pies me traicionaron ya que estoy en la biblioteca, a la cual he estado evitando. Hablando de traición, Trevor deja de acomodar los libros para acercarse a mí. Sonríe, pero la acción desaparece poco a poco al ver mi ceño fruncido.
—Hey, hola. —Aparto la mirada inmediatamente—. Lamento lo que pasó, pero hice lo que creí correcto, tus padres estaban muy preocupados. ¿Lo entiendes?
—Lo entiendo... Sólo querías ayudar. Pero no te perdono por decirles sobre Atlas. —Comienzo a caminar, dejando atrás al beta.
No sé porqué, pero voy hacia mi lugar especial. Algo en mi interior desea ver a Atlas allí y, aún con el puff vacío frente a mí, ese deseo no desaparece a pesar de que todo parece estar en contra.
—¿Qué estoy haciendo? —me pregunto al sentarme sobre el puff. Me siento sola en este momento, cosa que no me había pasado antes, es más, yo misma me alejada de todos. Incluso esto tuvo que arruinarme ese alfa.
—Tesa. —Levanto la mirada rápidamente, él está ahí—. No creí que vinieras a este lugar.
Atlas sueltan un suspiro mientras deja su mochila en el suelo, luego toma el lugar junto a mí. El silencio es incómodo, pero aún así disfruto de su aroma y compañía.
—Estoy a-aquí —murmuro subiendo y bajando los hombros. De nuevo ese silencio, yo juego con mis manos mientras espero a que diga algo, lo que sea.
Miro disimuladamente al alfa, quien mantiene los codos sobre sus piernas y la cabeza abajo. Su mano derecha se encuentra vendada y los recuerdos regresan a mí. Mis ojos comienzan a nublarse por las molestas lágrimas, y debo morder mi labio inferior para intentar contenerlas.
Atlas se mueve, llamando mi atención y haciendo chillar a mi omega interior, está asustada, cree que nos abandonará. Pero todo mi ser vuelve a estar en calma cuando él recuesta sobre mi regazo, su mano lastimada toma la mía con cuidado y la lleva a su cabeza.
Mis dedos comienzan a peinar su cabello suavemente, haciéndolo suspirar.
—No llores —me pide en un tono de voz bajo.
—Hum, si.
—Lamento lo que pasó. No debí entrar a tu casa ni tampoco hacer nada de lo que hice, te causé muchos problemas –murmura, al fin me mira a los ojos desde su lugar.
—No, solo... Yo debería disculparme.
—Tesa, estabas en celo. Debí esperar a que los días pasen para hablar contigo. Pero no, metí la pata. Ni siquiera debería estar aquí.
Sus palabras me lastiman, pero él está a mi lado y quisiera congelar este momento para siempre. Él recostado cómodamente sobre mi regazo, mientras acaricio su cabeza con cuidado. Su olor se siente intenso, además se combina con el mío y mi omega no podría estar más cómoda y tranquila. Todo es perfecto.
Los minutos pasan mientras el silencio dejó de ser incómodo, Atlas mantiene los ojos cerrados y puede que se haya quedado dormido, pues su respiración es tranquila y pausada.
—Que tierno —pienso dibujando un pequeña sonrisa en mi rostro. Para ser un alfa, Atlas se ve muy adorable cuando duerme, mantiene los brazos cruzados mientras su cabeza está apoyada en mis piernas. Su rostro solo transmite paz hasta que dejo de acariciarlo, entonces frunce el ceño balbuceando cosas sin sentido para que continúe dándole cariño.
No importa lo que haya hecho o lo que hará cuando se canse de mí, solo quiero tener buenos recuerdos con él, este momento y los otros nunca los olvidaré.
Limpio las lágrimas que aparecieron para luego soltar una risa, a veces odio que los omegas seamos tan sensibles.
Regreso la mirada al alfa, específicamente a su boca, lentamente me acerco y acaricio sus labios con los míos. Casi olvido nuestro saludo especial.
Puede que yo no signifique nada él, solo una omega más. Incluso para mi solo era un alfa más, hasta que se convirtió en todo.
—Lo siento, pero me gustas mucho.
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