Capítulo 13
No sé donde me encuentro, mi cuerpo se siente adormecido y tengo la sensación de estar flotando. Creo que estoy en un lago quieto, debido a como el agua se escurre por mis dedos. Me encuentro completamente tranquila mientras miro al cielo, este no es igual al que estoy acostumbrada a ver. No. Este cielo es un espejo del lago, me veo a mí misma frotando con un simple camisón rojo.
—¿Hola? —pregunto mirando a mi alrededor. A mi derecha encuentro otra imagen de mí misma, solo que ahora mi piel se ve mucho más pálida, estoy cubierta de golpes y moretones mientras que distingo mucha sangre entre mis piernas. Yo estoy llorando.
A mi izquierda también estoy allí, pero es una versión más pequeña de mis misma. Una niña sonriente y de mejillas rosadas.
—¿Quién eres? —pregunto al regresar mi vista a la yo de camisón rojo. Esta no me ignora como las otras, sino que sus ojos están fijos en los míos.
—No actúes como si no me conocieras —responde, de su boca comienza a escurrir un líquido rojo intenso que tiñe el agua en donde se encuentra.
—¿Te conozco? —No hay respuesta, sólo me dedica una sonrisa. Entonces se sumerge en las turbias aguas rojizas, quedando fuera de mi vista. Pero, por alguna extraña razón, puedo sentirla cerca.
—¿Dónde está mi alfa? Debes encontrarlo. —Puedo oír su voz en el aire—. Nos pertenece, lo quiero ahora.
—No, él no es nada mío.
—Nos cuidó, nos acarició, nos sanó.
—Pero para él solo soy una omega más. —respondo cerrando los ojos por un momento.
—Ojalá existiera algo que pueda cambiar eso. —Abro mis ojos cuando algo interrumpe mis enredados y confusos pensamientos, entonces una mano roja sale del agua lentamente y se posa en mi cuello—. Es una gran idea, no la olvides -susurra en mi oído la versión del camisón rojo.
Este ser comienza a darme un poco miedo. Ha cambiado y todo su cuerpo es de un tono rojo sangre. De repente todo desaparece, dejándome ver una fuerte luz blanca que lastima mis ojos. Los mantengo entrecerrados mientras miro a mi alrededor, estoy en mi habitación.
Mamá me abraza y luego veo a papá entrar corriendo, ambos besas mis mejillas y me dan un abrazo que correspondo a pesar de lo confundida que estoy.
—Hola —digo incómoda, ambos se ven un poco desalineados y cansados—. ¿Qué pasó?
—Entraste en celo en la escuela, la alarma de tu celular se atrasó y creí que... —mamá se interrumpe para luego volver a abrazarme—. Te desmayaste, pero gracias a la Luna un beta llamado Trevor nos llamó. Él te llevó a la enfermería y fuimos a recogerte.
—Oh...
—Estuviste dormida durante dos días, el médico dijo que fue a causa del celo y que pronto despertarías —me explica papá.
—Entonces debo agradecerle a Trevor, es un gran amigo —comento dándoles una sonrisa—. ¿Dónde está Atlas? ¿Vino a verme?
En ese momento sus expresiones cambian, el aroma de papá irradia ira, mientras mamá me sostiene con un poco más de fuerza.
—Intentamos buscarlo para que alivie tu dolor, lo llamabas en sueños —mamá habla en un tono demasiado serio para mi gusto.
—Yo fui a la escuela ayer, pero no estaba. Le pregunté a Trevor si lo conocía y dijo que sí. ¿Por qué nos mentiste? —Un nudo se me forma en la garganta al ver los ojos de papá, rápidamente aparto la mirada, no quiero verlo decepcionado.
—El beta nos dijo lo que ese chico hace, también toda la escuela lo sabe y por eso no volverás a verlo -sentencia mamá—. Es por tu bien.
—S-Si...
—Más le vale no volver, se aprovechó de mi pequeña —gruñe papá, haciendo que me aferre a mamá, jamás lo había visto tan enojado.
—Yo lo sabía —murmuro luego de que el aroma a rosas me calmara un poco—. Sabía que Atlas usa a las omegas y aún así lo acepté. No es su culpa.
—Él te manipuló, nunca voy a perdonarlo —dice mamá dando por terminada la discusión—. Te prepararé algo de comer. Necesitas reponer energías.
Ambos dejan la habitación y un profundo silencio se apodera de todo. Mi cabeza me duele un poco, además continúo en celo, pero puedo notar unas pequeñas marcas moradas en mi brazos que me hacen suponer que me inyentaron supresores. Al menos mi cuerpo ya no duele.
En eso mi celular comienza a sonar, al tomarlo veo un número desconocido.
—¿Será él? —susurro levantando las cejas de la sorpresa—. ¿Hola?
—¡Tesa! ¡Si, la tercera es la vencida! ¿Estás bien? —Brenda se oye muy alegre del otro lado de la línea—. Supe que entraste en celo en la biblioteca y que mapa te abandonó. Es extraño porque creí que el maldito aprovecharía la situación.
—E-Estoy bien —respondo tragando saliva.
—No parece, oye... Sé que tener un alfa para los omegas es importante y que suelen aferrarse a su primer amor. Pero este en particular no vale la pena.
—Si, lo sé.
¿Entonces porqué me expuse de esta manera? ¿Me dejé llevar o solo fui manipulada?
—Bueno, quería ir a visitarte pero lo pensé mejor. No quiero que mi alfa se altere y me obligue a hacer cosas raras. No homo, ¿okey?
—No te preocupes. —Brenda logró sacarme una sonrisa—. Mañana podré volver a la escuela, ya me siento mejor.
—Genial, nos vemos entonces y... Quiero presentarte a alguien que conocí —ella suelta una risita al final que despierta mi curiosidad.
—Mmm, ¿puedes darme unos spoilers ahora?
—Se llama Esben, no te voy a decir más. ¡Chau!
Esben, nunca había escuchado un nombre como ese, debe ser inventado o algo así. Sonrío para mí misma, al menos Brenda pudo distraerme un momento.
—Tesa, te dejaremos un momento sola —dice mamá cuando abre la puerta de mi cuarto.
—¿Por?
—Tu padre y yo tenemos que recoger algo de mi trabajo, no es nada importante.
—Está bien —respondo bajando la vista a mi celular. Ella se despide dándome un beso y deja el cuarto, los minutos pasan y puedo estar segura que ellos ya se marcharon. Pero es extraño que ambos deban ir por algo que "no es importante".
De todas formas me acomodo en la cama, estoy tan cómoda que puedo quedarme dormida por años. Pero en ese momento mi estómago ruge.
—Olvidaron traerme comida —pienso, haciendo una mueca. Impulsada por el hambre bajo de la cama en busca de alimento. Mi celo está a punto de terminar aún así siento mi interior húmedo. Mi ropa ya estaría empapada de no ser por la toalla sanitaria, esta va adherida a la ropa interior y evita derrames.
—Muero de-
Un sonido sordo hace que deje las palabras en el aire. Se supone que mis padres se marcharon y solo estoy yo en la casa. Rápidamente me pego a la pared del pasillo y camino lentamente hacia la sala, lugar en donde creí escuchar algo.
Un grito casi se me escapa al ver a un encapuchado entrar por la ventana, me cubro la boca para no emitir sonido y comienzo a retroceder. Necesito llamar a la policía ya. Antes de que pueda marcar el 911, el olor a menta y pino me detiene, haciendo que el aparato caiga de mi mano. El sonido llama su atención y camina hacia mí.
—Tesa. —No estoy alucinando a causa del celo, Atlas está frente a mí. Él se quita la capucha dejándome verlo bien, sus ojos tiene sombras oscuras debajo y lleva puesto un bozal bastante extraño. El mismo hace preguntarme qué clase de fetiches le gustan.
—¿Q-Qué haces aquí? —respondo firme, a pesar que todo mi cuerpo se encuentra temblando. Su olor...
—Quería hablar, perdón por desaparecer así pero tengo una regla que debo respetar. Nunca debo estar cerca de una omega en celo, todavía no controlo lo que hago en esos momentos.
Mi mano se dirige a la marca que dejó en mi piel, sus colmillos me rasgaron cuando se separó bruscamente.
—Oh...
—Es por eso que uso esto —agrega indicando el bozal—. No puedo oler nada más que un descongestionante de eucalipto y tampoco podré-
—¿Solo viniste para esto? —le interrumpo mientras bajo la mirada. Me siento patética.
—Bueno, yo...
—Mis padres saben de la mentira y me prohibieron verte otra vez. —Doy unos pasos hacia atrás y volteo para ir a mi habitación, entonces su mano toma mi muñeca.
—¿Qué? No hice nada malo, sólo fue una mentira piadosa.
—Se molestaron mucho —mi voz se quiebra mientras lo abrazo. Dando profundas respiraciones dejo que su aroma se mezcle con el mío y calmo los temblores de mi cuerpo.
—Lo siento, la farsa era perfecta —comenta al rodearme con sus brazos.
—Yo no estaba fingiendo.
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