Es un día normal, los pájaros cantan y hace un bello día, con un hermoso sol allá afuera.

El recuerdo de mi última cita con Yumi Totobami sigue presente en mi memoria.

Fue una cita agradable, pudimos disfrutar de una buena comida, y pudimos conversar de varios temas.

Lo más extraño fue su beso en mi mejilla al despedirse.

Tengo un sentimiento un tanto culposo por su actuar. Me siento una vez más como un Casanova, o como un tipo mujeriego e infiel.

Pero cambiando de tema y evitando pensar demasiado. Observo concentrado en el salón de juegos, una apuesta en la que yo debo mediar.

Para mi suerte, uno de esos estudiantes, es ni más ni menos que Jun Kiwatari, el brabucón con quien me enfrenté en mi primer día cuando llegué. Aún lo recuerdo, fue una partida de dados, luego de perder logré recomponerme y dar vuelta el resultado. Sin embargo, fui piadoso aquella vez y le perdoné su deuda.

Él y su oponente, un chico de primer año, se enfrentan a un juego de póker.

Para mi disfrute, Kiwatari, no parece tener una buena mano, puedo notarlo en su rostro. Pero aún así decide ir con todo en un acto suicida, tal vez las elecciones no sean de su interés, pero puedo inferir que desea obtener una gran cantidad de votos, ahora que es una mascota y además, la compra de votos es totalmente válida. Éstas se moverán mucho más rápido provocando un interés especial a aquellos que desean disminuir sus deudas.

El sistema de mascotas todavía sigue vigente a pesar de las elecciones estudiantiles.

— ¡Una escalera! — Exclama Kiwatari mostrando sus cartas.

10, 9, 8, 7 y 6

Esas son sus cartas.

El público a nuestro alredor libera un sonido de asombro.

Ciertamente, es una buena mano. Pero el rostro de su oponente no parece reaccionar ante ellas.

— Full House — El otro chico deja caer sus cartas.

A, A, A, 7, 7

Increíble, el otro chico logro reunir todas esas cartas, claramente es una mejor mano.

— ¡Tenemos a un ganador! — Anuncio en presencia de todos.

Todos los presentes aplauden al ver el termino de esta apuesta.

— Mejor suerte para la próxima Kiwatari — Le doy una palmada en la espalda al chico de cuerpo atlético, su expresión refleja la derrota y el vacío que siente al perder todos sus votos.

En realidad, no busco apoyarlo, ni darle fuerzas, ni nada por el estilo. Solo quiero hacerle ver su posición como mascota.

Personas como él, que creen que no hay nadie por encima de ellos, merecen sufrir la experiencia de ser tratados como mascotas, renunciado a sus derechos como humanos.

No me gusta verlo en ese estado, odio este sistema, pero sé que podrá reflexionar sobre sus actos.

Salgo del salón con lentitud, al parecer nadie requiere de mi mediación, todos parecen estar apostando con la presencia de las observadoras del Comité.

Camino por los pasillos con tranquilidad, mirando por la ventana el bello día que tenemos, hasta que una voz familiar pronuncia mi nombre, interrumpiendo mi momento de paz y armonía:

— ¡(Y/N)!, ¡(Y/N)!

Miro hacía atrás para verla:

— ¿Qué ocurre Runa?

— Te he estado buscando por todas partes, llamé a tu celular y no contestabas — Inhala y exhala bastante agotada, no dudo que me haya estando buscando por toda la escuela.

— Es cierto, tengo 5 llamadas perdidas, lo siento mucho — Saqué el teléfono de mi bolsillo para corroborar. Es cierto, lo dejé en silencio antes de observar el juego de Kiwatari — ¿Qué puedo hacer por tí Presidenta?

— Quiero que vengas conmigo. Una apuesta increíble se llevará a cabo en pocos minutos, ven.

— ¿Me estás invitando a una apuesta?, no sabía que eras así. Es muy poco ético salir con un subordinado — Me burlo de ella con sarcasmo.

— ¡No seas idiota! — Se sonroja por mi broma — ¿Recuerdas que te pedí que vigilaras a Rei Batsubami?

— Sí, y así lo hice. Te informé de todos sus movimientos.

Efectivamente fue así, durante los días en que logré estar cerca de ella, elaboré un informe detallado con todos sus movimientos. Sin embargo, no mencioné nada sobre nuestra conversación, ni de mis conjeturas, me limité solamente a informar de sus acciones.

Sé que no debería ocultarle nada, pero no puedo dejar que sepa de esto. Seguramente hará muchas preguntas, y sería incómodo revelar los detalles de lo que pasó, dije cosas que irían en contra de este sistema que Kirari implementó en la Academia Hyakkaou.

— Bien, ella apostará ahora en una subasta por 100 votos — Toma de mi mano de manera impaciente.

— ¿Qué?, ¿Batsubami apostará? — Francamente, no creí que actuaría tan rápido — Vamos, me gustaría verlo también.

Guiado por mi superiora, corremos a toda prisa hasta llegar a una entrada que nos lleva a una zona exclusiva de uno de los auditorios que dispone la escuela.

— Te pediría que…no hagas ruido…no deben saber que estamos aquí — Me pide con mucho misterio, pero a la vez está muy cansada de correr de un lugar a otro, demostrando que su estado físico no es tan bueno.

— ¿Quiénes?

— Ya lo verás…

Runa abre la puerta e ingresa libremente hasta este lugar.

Al poner un pie, me percato que un gran número de la familia Momobami está aquí.

Ellos son:

Rin Obami…

Ibara Obami…

Miyo Inbami…

Miri Yobami…

Miroslava Honebami…

y Erimi Mushibami.

— (Y/N), me alegra verte amigo — Rin se me acerca con amabilidad y me abraza.

— Lo mismo digo — Respondo algo incómodo por su alegría.

Doy un vistazo rápido por el alrededor.

Es un palco V.I.P de un teatro ubicado en la escuela, destinado para los más altos cargos del Comité Estudiantil, debajo de nosotros en el escenario se encuentra Batsubami, que se esconde detrás de un telón a la espera de otros apostadores.

Puedo verla desde una vista privilegiada.

— ¿Quién es él? — Oigo preguntar a Erimi a los demás.

— Es cierto, no se han presentando formalmente.

Volteo y camino para saludarla:

— Es un gusto conocerte personalmente señorita  Mushibami — Hago una reverencia a la chica de cabello rosado — Lamento mucho qud haya sido descalificada en su propio juego contra Midari y Yumeko Jabami.

Intento no reír, pero escuché que ella fue la primera del Clan en perder, esta joven chica se atrevió a retar a Midari y a Yumeko en un juego que incluía una máquina de torturas claramente arreglada a su favor, aún así, fue descalificada.

— Eso fue un error de mi parte, no volverá a suceder — Sostiene con fuerza a su muñeco.

— ¿De qué se trata todo esto? — Les pregunto a los presentes. Quiero saber que tan informados están de esta apuesta.

— Recibimos esta invitación por parte de Terano — Ibara muestra un sobre con una invitación dentro.

— Ya veo…

Miro disimuladamente a Runa, su mirada me indica que no abra la boca. Es obvio que Terano no está detrás de esto, pero seré neutral y no diré ni una sola palabra.

Sin pensarlo, llevo mis manos a mis bolsillos. Al tocar, hay una ficha allí que yace como parte de mí.

Al sacarla, veo que es la ficha que me dio Rin cuando lo conocí junto a los del Clan. La he traído conmigo como una especie de amuleto.

— ¿Cómo es que él tiene eso? — Ibara se molestó al verme con esa ficha por algún modo.

— Fue un pequeño regalo de mi parte — Sonríe Rin — Veo que todavía la llevas contigo, se está volviendo muy popular entre algunos estudiantes.

— ¿Qué es esto?, ¿Qué valor tiene? — Le muestro la ficha sin expresar mucha emoción.

— Se llaman Scumcoins, es una moneda virtual que elaboré para hacer de estas elecciones un poco más interesantes.

— Moneda virtual ¿Eh?. ¿Esto es legal? — Miro a Runa.

— Todo está en orden, puede ser utilizado para transferir votos de una persona a otra. Por supuesto, solo se podrá hacer bajo una apuesta.

— Estás en lo cierto — Interviene Rin — Aumentarán mucho su valor con el pasar del tiempo.

— ¿Acaso quieres mi voto Rin? — Lo miro fijamente — ¿Qué sentido tendría darme esto si tu no obtendrás nada a cambio?

— ¡Eso mismo me pregunto! — Ibara se ofusca — Me dijiste hermano que era un voto por scumcoin.

— Solo fue un pequeño regalo de mi parte, no estás obligado a entregarme tu voto, pero si deseas hacerlo en un juego de piedra, papel o tijeras, tenemos a la Presidenta del Comité de Elecciones aquí.

— Ten, no puedo aceptarlo — Le arrojo su scumcoin con mi dedo pulgar, como si arrojara una moneda por los aires.

— ¿Qué? — Rin atrapada la ficha, sin poder creerlo.

— Va contra las reglas, no sería justo de mi parte recibirlo sin entegarte algo a cambio. Por eso es que te la devuelvo.

Intenté parecer lo más cordial que pude, pero la verdad es que sé que es un truco para manipularme.

Trata de chantejearme, de algún modo  debe conocer mi breve historia dentro de la Academia Hyakkaou. Si lucía esa ficha en frente de los demás, muchos querían obtenerla también, y con ello Rin podría obtener varios votos sin esforzarse.

Una moneda virtual, que estúpidez. Es una estafa tan evidente que me sorprende que haya alguien que pueda caer. ¿Quién es el emisor de esta moneda?, claramente Rin es el sostenedor de este fraudulento sistema bancario, es una moneda tan volátil que dependerá de los buenos resultados del miembro de la familia Obami.

Es algo que puede deducirse fácilmente.

— Esta bien, si así lo deseas, ni modo — Sonríe.

Puedo notar que es una sonrisa cínica, no debió parecerle bien mi actitud frente a su moneda virtual.

Debe ser un golpe a su orgullo.

— ¡Silencio!. Ya ingresaron — Nos pide Runa bajando la voz con secretismo mientras observa el escenario — A sus posiciones.

— ¿Quiénes? — Susurro.

— Ellos — Apunta hacía el escenario, evitando que nos vean.

Veo que ingresan Saotome con la Vicepresidenta.

Me sonrojo al ver a Ririka, no lo sé, pero verla desde lo alto me hace querer bajar hasta ella, como la historia de un ángel que se enamoró de una humana y decidió desobedecer a Dios para estar con su amada.

Es una historia bastante hermosa que me representa demasiado.

Mientras que los de la familia Momobami toman sus asientos y con una tableta que cae en manos de Ibara, ellos están preparados para comenzar esta apuesta.

— Será mejor que encuentre un buen lugar, no me gustaría arruinar la diversión aquí — Busco un punto en donde pueda observar todo con claridad y sin ser descubierto.

— Ven, por aquí.

Runa se posiciona detrás de los del Clan. Será mejor que vaya con ella.

Ansío ver como terminará todo esto.