"¿Cuál es la arquitectura de la vida?"

Podemos referir la vida como un puñado de buenos y malos momentos, que se construye con los recuerdos de la infancia, donde lo único que dolía era una herida en la rodilla; los veranos junto a la abuela quien me ofrecía refugio sin tener de quien huir.
La vida lleva piezas de lego colocados por viejos y nuevos amigos, en donde los viejos te enseñan que no todos se van de ella y los nuevo a comenzar de cero. Incluso en la arquitectura de la vida se encuentran los amores y si sufres de desamor se vale llorar mil doscientas noventa y cinco noches; si después de eso tu versión mejora. La vida lleva como piedras preciosas los paseos con mamá, su olor, sabor, su sonrisa y lágrimas. Lleva los gritos y discusiones con los hermanos.
La vida es para bailar, embriagarse una noche, llorar mil más, y reír mil y una. Es para amar con libertad y que el amor se te devuelva con una parecida calidad, es para vivirse con paz interna aunque el mundo sea una guerra. La vida es de quien la da, es de Dios, quien obra cada día para que tú lo vivas.
Lleva comas, punto y coma, y puntos finales sin fin de veces en donde terminas un buen capítulo para iniciar otro. El libro será tan enorme como lo quieras escribir, a letras, a pasos, a momentos, a recuerdos, a instantes fugaces, o duraderos; con aprendizajes constantes con memorias a revivir y otras más que sólo se escriben para no repetir jamás.
La vida tiene una estructura propia, muy personalizada; yo puedo llorar mil doscientas noventa y cinco noches, y tú sólo un verano. Yo podría bailar toda la vida y tú solo ir caminando.