~Epilogo~
No hay razón para no sonreír aunque haya habido tantos momentos tan amargos en mi vida.
Nuestro destino, es un libro vacío, páginas en blanco y cada capítulo con el paso del tiempo se va añadiendo esos momentos agridulces o tan felices que pienso que jamás me iban a ocurrir.
Y aquí estoy, nerviosa, dejando que la modista de Carolina termine de hacerme los últimos retoques a mi vestido de novia.
Ha pasado cerca de un año donde volvimos a encontrarnos Kike y yo.
Dónde pensé que evitando amarlo él sería más feliz sin mí.
Equivocada estuve al pensar que él estaba más cerca de mi de lo que yo pensaba cuidándome en silencio y pretendiendo que salga adelante con mis propios medios sin darme la espalda.
Enrique se ha convertido en un gran empresario, responsable y muy cariñoso con Teresa.
Él mismo me dijo que fue su padre quien le contó la verdad a pesar de que Aarón trató de contarle otra versión sobre mí. De ahí, que Kike y Aarón aunque siguen siendo amigos hay una pequeña enemistad por culpa de sus comentarios.
Aunque lo perdonó no ha olvidado sus palabras hirientes y falta de compresión de su mejor amigo.
Kike siguió el consejo de su padre y antes de morir, le prometió encontrar a la mujer que ama.
Y vaya si lo hizo.
Amo a Enrique con todo mi corazón, hasta con mi alma porque él es el hombre adecuado para mí demostrando con sus acciones es un ser humano noble con buenos sentimientos y un con corazón de oro.
Enrique tiene todo lo que necesito para sentirme dichosa y querida.
No tengo suficientes palabras para expresar lo que mi triste corazón ha estado anhelando y al fin todo esos sueños que creí que eran fantasías de una chica que estaba a falta de cariño que la vida me había tratado tan mal, no me he rendido y he sabido salir adelante a pesar de no quererme hacer ilusiones cuando algo bueno me ha sucedido por no estar acostumbrada a sonreír dos veces seguidas.
Mi tía me mira con ternura agarrándome por mis manos diciéndome lo hermosa que me veo.
Desde que hubo esa reconciliación entre nosotras aclarando después de tantos años los malos hechos y el porqué mi tía actuaba tan mal siguiendo las instrucciones de Javier, el cual ya no ve y tampoco sabe mucho de su vida. Ella, con mi ayuda ha conseguido de nuevo la estabilidad en su vida. Le ayudemos a encontrar un puesto de trabajo fijo, vendió su casa y compró un apartamento más pequeño pero acogedor donde vive feliz si no fuera por la estúpida de mi prima que sigue sin querer tener un acercamiento con ella y todo debido a la mala influencia de su padre.
Aunque mi tía esté triste por no conseguir estar cerca de su hija, ella siente que todo está en orden en su vida y eso me hace muy feliz.
Teresa me mira con adoración repitiendo lo guapa que me veo con mi vestido de novia.
Me sonrojo por las palabras de mi hija.
Porque Teresa se ha convertido en mi lucha y agradezco a Nati el haberme permitido poder ser su madre junto al hombre que me robó el corazón.
En cierto modo, todo lo que Nati predijo se ha cumplido haciendo que nuestras promesas se hayan podido cumplir.
Me quito el vestido y al cambiarme de ropa decidimos ir a comer a un restaurante.
Enrique está en el extranjero terminando de negociar la venta de su empresa para trasladarse a Italia donde vivimos todos.
Yo me he convertido en una artista reconocida, mis cuadros se venden bastante bien de precio y junto a Carolina hemos decidido poner una pequeña escuela de arte para enseñar a todas aquellas personas que desean poder ser artistas pero al no tener suficientes recursos no pueden conseguirlo.
De momento damos clases a unos quince alumnos.
A veces, no me creo que todo esto me esté pasando. Pienso que es un sueño hecho realidad donde estoy viviendo lo que tanto he estado anhelando.
Mientras preparamos la cena para dar la bienvenida a Enrique, Teresa se va hacia su cuarto para mostrarle a su padre su dibujo y hablar algo que no quiere decirme porque según ella es un secreto.
Río para mis adentros viendo cómo Teresa abraza a Enrique con tanta ternura que hasta me dan ganas de llorar al mirar el cuadro con la fotografía de Nati tan sonriente como siempre lo estaba a pesar de los difíciles momentos que hemos pasado, cuanto me gustaría poder estar junto a ella y compartir este bello momento con ella.
Semanas después, sigo mirando el retrato de Nati, la cual le pido el favor de seguir a mi lado aunque no la pueda ver, dándome la mano para seguir avanzando en la vida, en ella confíe cuando no tenía a nadie y de ella sigo hablandole a Teresa sobre cuánto significó nuestra amistad para nosotras.
Mi tía me mira con cariño diciéndome lo hermosa que luzco con mi vestido de novia, Carolina me pregunta si estoy nerviosa, afirmo con la cabeza sonriendo por poder casarme con Enrique por la iglesia celebrando nuestro amor rodeados de familiares y amigos donde juraremos nuestro amor ante Dios para poder llegar juntos a la vejez y seguir con la mirada cargada de ternura y el corazón repleto de amor.
Amor hacia el hombre que amo y a mi hija y este bebé que viene de camino para seguir aumentando más nuestra dicha.
Después de dar a luz a mi hija Nati, dejé de trabajar por un tiempo dejando que sea Carolina quien se ocupe de todo mientras yo estoy descansando con mi familia tomando unas merecidas vacaciones.
Mientras me pruebo un vestido para cenar con Enrique esta noche con motivo de nuestro tercer aniversario de boda, me miro al espejo observando mi rostro y cuerpo, donde no sé exactamente reconocerme, no tengo la más mínima idea de quién es el individuo que me mira fijamente.
Eso era antes, porque a lo largo del tiempo he debido de aprender a conocer lo que implica serios riesgos.
Aquellos que supone despertar de un largo letargo en que la mayoría de la población vive inmersa en sus actividades.
Tuve que demostrarme a mí misma que para salir del barranco donde no veía salida tuve que empezar a conocerme a mí misma, donde se supone que debo de valorarme y aceptarme tal y como soy, con mis defectos y mis virtudes, abrazando ciertos conceptos como el de la imperfección o la finitud. Cambiando algunas cosas en mi vida, aquellas que no me agradan por las que me hacen de sentir mejor.
He aprendido que no debo de dejar de ser yo misma aunque en realidad lo que no debería de transformar es mi esencia manteniéndola fiel al contenido de mi vida y al de las personas que me aprecian y quieren, porque en esta vida uno mismo es la clave de la felicidad.
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