Capítulo 13
Me encuentro en casa de Yur terminándome de arreglar para que me vea linda Kike, ya que me habló está mañana, expresando las ganas que tiene de volver a estar conmigo. Debido a que él había estado en casa de sus abuelos durante unos días mientras su padre seguía solucionando su divorcio.
Kike había ido a buscarme a mi casa por la mañana, dándome la noticia de que esa misma noche quería presentarme a su padre. Estaba muy contenta de poder conocer al padre de Kike, aunque Kike no me había hablado hasta el momento bien de él, yo quería al menos poder ayudarle para que padre e hijo tuvieran un acercamiento y dejaran atrás su enemistad.
Debo de reconocer que estaba demasiado nerviosa, tuve que pedir ayuda a mi amiga Yur para que ayudara arreglarme para al menos caer bien al padre de Kike. Yur me había prestado un vestido color rosa pálido de tirantes y sin apenas escote, también me prestó unas sandalias con algo de tacón y por supuesto me ayudó con mi pelo y maquillaje. Mientras que Yur que me arreglaba, yo más fascinaba estaba con mi cambio de look.
Debido a que yo siempre he llevado el pelo en una trenza o coleta, mi vestimenta ha sido pantalones anchos, zapatillas de deporte y sudaderas, verme luciendo tan bella y todo para que el padre de Kike tuviera una buena impresión de mí.
A las misma siete de la tarde, Kike toca la puerta de mi apartamento. Al verme, sus ojos brillan como dos estrellas, esbozando una sonrisa me sujeta por mis manos expresando lo bella que me veo.
— ¡Wuau! Te ves realmente bella Angie.
— Espero causar buena impresión a tu padre. — Pronuncio chupándome los labios viendo como mi novio me devora con la mirada haciendo que me entre más nervios y más ganas de besarlo.
— Angie, no debes hacer esto por mi padre. Por mí, te hubieras presentado como yo te veo todos los días, y por eso te amo. Por quién eres, no por lo que pretendes aparentar. Recuerda que no debes de demostrar a nadie otra persona que no seas tú. Tú eres así de bella, el maquillaje y este vestido son complementos, pero tu belleza eres tú misma. — Miro con adoración a mi guapo novio. Ya no puedo aguantarme las ganas de rodear su nuca y besarlo. Él me rodea por mi cintura susurrándome lo mucho que me ha extrañado estos días.
— Yo también te he echado mucho de menos. Y por ello, hoy, que es tú cumpleaños quiero regalarte esto. — Le hago entrega del retrato que le he hecho.
Kike sonríe impresionado por el retrato, agradeciéndome el que le haya dibujado declarándome que era algo que había deseado desde pequeño, ya que su madre también era una excelente pintora.
Acto seguido, y tras haberle presentado a Yur, nos vamos hacia su casa.
Durante el trayecto, pienso en cómo será su padre y si me aceptará. Al fin de cuentas yo no tengo nada, soy una chica pobre que no tiene nada, mientras que Kike lo tiene todo. Yo lo único que puedo ofrecerle es mi amor y apoyo incondicional. Esperando que esta felicidad que recién comienza sea eterna y nuestro amor no muera. Quiero a Kike y hasta ahora él me está demostrando su interés hacia mí.
Al llegar a su casa, pasamos agarrados de la mano hasta el salón donde hay una gran mesa preparada con un mantel blanco, copas de cristal y una vajilla blanca con cubiertos de plata. Todo muy elegante. Miro algo desconcertada a Kike, incluso estoy demasiado histérica, hasta las piernas comienzan a flaquearme pensando en que todo saldrá mal y su padre no aprobará nuestra relación.
— Angie, no debes de temblar, mi padre dentro de lo que cabe no es tan malo con las demás personas. Solo saca su mal genio conmigo. Estoy más que seguro que le vas a caer bien.
— Eso espero. — No quería preocuparar a Kike, pero en cierto modo, estaba temblando de pánico debido a que era más que evidente de la gran diferencia que había entre Kike y yo.
Mis dudas se despejaron cuando aparece vestido con un traje gris el padre de Kike. Su semblante es serio y algo fría. Con educación toma mi mano presentándose:
— Buenas noches, señorita, y sea bienvenida a mi hogar. Mi hijo me ha hablado de usted y como es su cumpleaños he accedido a conocerla.
— Muchas gracias, señor, me siento alagada de que me haya invitado a su hogar y quiera conocerme. — Veo como Emanuel me observa de arriba de un modo que no me agrada demasiado.
Aun así, sin soltar la mano de Kike nos dirigimos hacia la gran mesa para cenar.
Durante la cena, la conversación no es muy fluida, Kike apenas habla y su padre está más pendiente de su teléfono que de nosotros.
Agradecida de que al fin la cena haya terminado, pido a Kike de llevarme a mi casa dado que su padre no había mostrado mucho interés en entablar una conversación conmigo o con su propio hijo.
Al dejarme en mi apartamento, Kike se disculpa por el comportamiento de su padre. Me encojo de hombros restándole importancia al asunto. Para mí, lo que más me gusta es sentirme querida por él.
— Gracias por tu regalo Angie, me ha gustado mucho. Además, gracias a ti mi cumpleaños no ha sido tan aburrido como otros años y al menos lo he podido compartir con la chica que me ha robado el corazón.
— Te he dicho que eres muy romántico y adorable y por eso quiero que esta noche sea especial para los dos.
— ¿Ah sí? — Su voz ronca, es la mejor serenata que pueda oír. Sus manos son pétalos de flores recorriendo mi cuerpo, y su boca buscando la mía, hace que me sienta como un volcán a punto de estallar. Poco a poco vamos subiendo la temperatura y las ganas de querer hacerlo por primera vez con mi novio aumentan.
Subimos hacia mi apartamento, donde a pesar de estar muy nerviosa, tengo deseos de hacerlo con Kike, confío en él, y quiero que sea el primero.
Con mucho cuidado, Kike me deja en el sofá, se toma su tiempo para quitarme la ropa mientras me ofrece una lluvia de besos recorrer mi cuello bajando hasta mis pechos, no hay rincón de mi cuerpo que no esté explorando llegando a sentir como sus labios vagan por mi piel ardiente.
Me siento preparada, le digo antes de quedarme completamente desnuda ante él. Al verme reflejada en su mirada grisácea hace que esté más segura de mí misma y de lo que voy a hacer.
Kike empieza a quitarse la ropa, cuando somos sorprendidos por golpes fuertes en la puerta. Deprisa y corriendo nos vestimos, al salir veo a Yur llorando y de nuevo su cuerpo muestra signos de violencia.
Kike y yo ayudamos a Yur a curarla, esta vez la paliza a sido mayor que la última vez. Kike ve las marcas de golpes y propone de llevarla a un hospital. En un principio nos negamos, pero la terquedad e insistencia de Kike hace de que vayamos a un hospital donde examinan a Yur y le hacen algunas pruebas.
Mientras tanto, nosotros esperamos en la sala de espera para ver que nos dice el doctor. Un par de horas después, el doctor recomienda que la dejemos hospitalizada hasta mañana porque había recibido un golpe en la cabeza, y si todo estaba bien le darían el alta.
Por supuesto yo no quería dejar a mi amiga sola, y Kike no quería dejarme a mí sola. Decidimos de quedarnos toda la noche en el hospital hasta al día siguiente donde pudimos hablar con el doctor y éste nos dijo que mi amiga se encontraba bien y le darían el alta.
Estaba agotada, Yur le habían dado el alta y Kike se había encargado de pagar la factura del hospital.
— Kike, gracias por lo que has hecho por Yur, yo...siento mucho que te hayas visto involucrado en todo esto.
— Angie, no tienes que agradecerme nada. Lo he hecho con mucho cariño, y en parte, siento pena por Yur, espero que todo se solucione pronto. Siento mucha pena por verla en ese estado injustamente. Ahora quería preguntarte algo.
— Tú dirás.
— Me gustaría que me acompañes a una pequeña comida que se da en el club donde va mi padre a pasar el rato con sus amigos. Quiero que vayas formando parte de mi entorno, si ves que te sientes presionada, no dudes en decírmelo, pero tampoco quiero que guardes nada. Cualquier cosa, dímelo mi amor, yo siempre estaré a tu lado. Nunca te dejaré. — Abrazo a Kike como si mi alma ya estuviera ligada a la suya. Mi corazón ha comenzado a cobrar vida. Aquella nube gris que pensaba que iba agrandándose porque nada me salía bien, ahora empieza a cambiar de color. Un color blanco, lleno de sueños e ilusiones donde quiero compartirlas con mi novio. Kike no solo es el chico que quiero, algo dentro de mí me dice que él es el amor de mi vida. Puesto que las personas no aparecen por causalidad en la vida, si no es por algún motivo. Y el motivo porque el que nuestros caminos se han unido, es para querernos. Adoro a mi novio, es todo lo que he estado soñando, con él puedo ser yo misma. Me entiende, me cambia mis lágrimas por una sonrisa, me extiende su mano para seguir adelante sin caerme de nuevo. Kike es en estos momentos todo para mí.
Por todo lo que él hace por mí, no me importa acompañarlo a un lugar tan elegante como es el club donde viene gente con dinero a jugar al golf, navegar con sus yates, hacer uso de las actividades que ofrece el club como es natación, equitación, ballet...
Debo de admitir que todo es precioso, el lugar rebosa paz y todo está construido con el más mínimo detalle para pasar un día entretenido. Pero claro, aquí no puede venir cualquiera, solo gente con demasiado dinero como es el padre de Kike o mi tío Javier, el cual lo veo hablando muy animado con Emanuel.
Cierro mis ojos para calmarme, necesito estar lo más serena posible para no terminar en una acalorada discusión con Javier, el cual desde que me vio, no deja de observarme y hablarle a Emanuel de una manera que me hace de desconfiar.
— Angie, estás un poco tensa, ¿Ocurre algo? — Kike me habla por lo bajito evitando que nos escuchen ya que estamos a tan solo unos pocos metros de su padre y Javier.
— Es por Javier, estoy segura de que le va a decir cosas malas a tu padre. Tengo una corazonada Kike.
— No temas mi amor, yo estaré aquí a tu lado. Ya te he dicho, que pase lo que pase te protegeré. Ven, quiero que conozcas algunos amigos y veas algunas instalaciones del club.
Kike me lleva hasta una gran sala donde hay gente de mi edad hablando en grupo, otros están fumando y bebiendo, otros jugando a videojuegos. Kike me presenta algunos amigos, los cuales me caen bien. Aunque a mí me dé algo de vergüenza, Kike no se separa en ningún momento de mí, incluso da entender que no se avergüenza de mí delante de sus amigos. Es atento conmigo, cariñoso y en todo momento me pregunta cómo me encuentro.
Sin duda, Kike ha hecho que en estos momentos esté totalmente adicta a él, lo ame con una intensidad que hasta a mí misma me sorprende de este sentimiento que ha comenzado a surgir dentro de mi ser esparciéndose a una velocidad que me tiene tan cautivada a él.
No puedo estar más feliz. Desde que comencé a salir con Kike hace dos meses todo ha cambiado en mi vida. Quedamos con el resto del grupo cuando no está mi prima, pero casi siempre estamos solos o con otros amigos suyos. Yo he encontré trabajo como limpiadora en una casa, no es mucho lo que me pagan, pero me voy apañando.
Me encuentro saliendo de mi trabajo cuando recibo un mensaje de Kike pidiéndome vernos en su casa. Sonrío por la idea que tengo de comprarme algo bonito y hacer el amor con él. Yur me ha aconsejado de que esté segura, y la verdad que lo estoy. Durante estos meses Kike me ha demostrado que en verdad me ama, y yo también quiero que él sea el primero y el único hombre en mi vida.
Subo al bus, estoy muy alterada, tengo como un presentimiento, creo que algo malo va a ocurrir. Marco a Kike, pero éste no responde. Comienzo a preocuparme, y si todo es una broma. No, no creo que Kike se esté burlando de mí. Pero entonces... ¿Por qué siento palpitar mi corazón tan rápido?
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