Podría decir que durante estos tres meses había logrado sonreír. ¿Porqué? Muy simple. Había encontrado todo lo que más anhelaba, y hasta ahora todo en mi vida comenzaba a tener sentido.
Tenía el trabajo perfecto.
Me encanta lo que hago, además el dinero que gano me permite obtener todo aquello que siempre he deseado. Kike y Aarón me visitan siempre que pueden. Ya que Aarón dispone de poco tiempo debido a sus entrenamientos y Kike anda de viaje con su padre, y está algo liado con los exámenes.
Yo no he podido seguir estudiando debido a mi trabajo. Rubén me ha informado sobre las clases nocturnas.
Le he dado muchas vueltas, que creo que iré hacerme la matrícula.
Yur y yo hemos creado una bonita amistad, y en ocasiones, he tenido que curarle sus heridas mientras ella se desquita con lágrimas de todo el calvario que debe pasar.
Lo único que puedo hacer es apoyarla y abrazarla en sus momentos más amargos, de alguna manera, nos consolamos ambas.
Al llegar al trabajo Rubén me dice que una de mis compañeras se ha puesto enfermera, por lo que la tengo que sustituir.
Asiento con mi cabeza y me voy hacia el baño donde me cambio, poniéndome el uniforme de camarera.
En un principio todo es tranquilo, y aunque estoy algo nerviosa porque pocas veces he realizado este trabajo de camarera, me esfuerzo y trato de hacerlo lo mejor que puedo.
Todo va perfecto, hasta que veo de pasar al grupo y como no, entre ellos se encuentra Cala.
Paso inmediatamente a la cocina y le pido a Rubén de ser reemplazada. Él, se niega.
Yo debo de callarme y obedecerle.
Por lo que con toda la tranquilidad que pueda fingir me dirijo hacia la mesa donde se encuentran todos mis amigos menos Kike, al parecer sigue de viaje con su padre.
Saludo a todos mis amigos sin dejar de sonreír. Tomo nota de lo que me piden, pero es Cala quién comienza hablar lanzando indirectas referente a mi.
Hago que no escucho nada y me voy hacia la cocina para entregar el pedido.
Al regresar con la comida, Cala comienza hacer ascos a la comida.
Trato de dirigirme a ella con normalidad, aunque por dentro sienta fuego y ganas de querer hacerla callar.
— Esto no ha sido lo que yo he pedido.— Protesta Cala dejándome en evidencia delante de los demás.
— Disculpe. Dígame qué desea y se lo cambiamos ahora mismo. — Yo sé perfectamente que todo lo está haciendo a propósito.
— Por favor, que me atienda otra persona que no seas tú.
— De acuerdo. — Me giro sobre mis talones caminando hacia la cocina.
Hablo con Rubén contándole lo que ocurre.
Rubén me dice que sea yo quien la atienda.
Vuelvo de nuevo hacia la mesa. Cala al verme comienza a protestar, hablando en voz alta dice:
— Es que no quiero que está chica me sirva. De hecho, no sé qué hace trabajando aquí cuando ha tenido que estar en una clínica de locos porque tiene problemas mentales.
— ¡Cállate Cala! — Grito intentando silenciarla para que no siga hablando. No quiero que mis amigos se enteren de nada.
— Deberías seguir en esa clínica. Sabéis, tengo mucho miedo de que pueda golpearme, lo ha hecho a menudo, incluso golpeó a mi madre. Su propia tía, después de portarnos bien con ella. — Cierra la boca Cala. Ya no puedo más y me acerco a ella agarrándola del brazo.
— Eres un peligro Angie. No puedes controlar tu ira, y todo por qué no estás bien de la cabeza.
— ¿Eso es verdad Angie? — Escucho por detrás de mí a Rubén haciendo la pregunta haciendo que me quedé callada soltando de mala gana a Cala.
— Yo...— Comienzo a ponerme nerviosa. — Puedo explicarlo.
— Ven, acompáñame. — Antes de seguir a Rubén miro directamente a mi prima y la cara de satisfacción que tiene. Mientras que el resto del grupo me observan sorprendidos. Como si en verdad estuviera loca.
Llego hasta la oficina de Franzis. Rubén le ha explicado lo sucedido. Yo ruego que me deje trabajar.
— Por favor, déjeme quedarme. Yo no le causado ningún problema. He trabajado duro y me llevo bien con mis compañeros. — Miro rogando a mi jefe que tenga en cuenta mis hechos, no se deje de llevar por los comentarios de alguien que me odia.
— Lo siento Angie. Pero no puedo permitir en mi establecimiento un hecho como este. Yo sé perfectamente que eres buena empleada, pero tus antecedentes dicen lo contrario de tí.
Por lo que me veo obligado a tener que despedirte.
— No es justo. Yo no he hecho nada malo. ¿Porqué me hace esto? — Estoy al borde de las lágrimas, todo lo que me está sucediendo es injusto.
Sin embargo, no me queda nada que decir, salvo recoger el sobre que me entrega, alzar mi barbilla con orgullo y salir del lugar hacia la calle, donde vuelvo a encontrarme con Cala.
— ¿Estás contenta, no? Ya has conseguido lo que querías. ¿Qué te pasa Cala conmigo?.¿Eh? ¡Responde!
— Estas loca Angie. No sé, como te han dejado salir cuando sigues estando loca. Me das miedo. Sé que vas a golpearme.
— Conmigo no te hagas la víctima que no te va ese papel. Aquí la única que está loca eres tú. Una niña mal criada y caprichosa que no soporta que alguien sea mejor que tú.
— Eres tan fracasada como tu madre. — Aquel comentario hace que quiera abalanzarme sobre ella. Pero es Aarón quién me detiene.
Maika y Sonia se ponen al lado de mi prima consolándola.
— Déjame que se va enterar quién soy y me da igual todo.
— Angie quieta. — Aarón y Martín me bloquean impidiéndome golpear a mi prima.
Más calmada Aarón habla conmigo en un tono nada afectuoso.
— Sabía que algo te ocurre. ¿De verdad que eres una persona enferma mental?
— No niego que no haya estado interna en una clínica de enfermos mentales a consecuencia de un trauma que llevo arrastrando desde pequeña. No niego que mi conducta me llevará a no controlar mi ira y acabar golpeando a la gente, que no haya consumido drogas y me haya juntado con malas compañías. Pero esas personas nunca me han obligado hacer algo que yo no quisiera, inlcuso se portaron bien conmigo, a pesar de ser drogadictos o delincuentes.
— Me quedo sin palabras Angie. Yo te había tomado por una persona buena, sabíamos que tenías un problema, y por eso hemos tratado de ayudarte. Pero, no contaba con esto.
— Aarón, debes de creerme. Yo estoy bien, he cambiado .Además me conoces. ¿Porqué crees en Cala y en mi no?
— En estos momentos estoy muy enfadado contigo. Me has hecho de quedar mal con el amigo de mi padre.
— Eso no es verdad y lo sabes. La culpa de lo que ha ocurrido ha sido de mi prima. Ella me odia. Aarón debes de creerme.
— Lo siento Angie. Pero no sé qué pensar. Hablaremos después. — Aarón se marcha dejándome sola al borde de las lágrimas.
Los demás me miran en silencio decepcionados. La única que se alegra por todo lo que me sucede es mi prima.
Camino bajo la lluvia pensando en lo sucedido. En el porqué la gente la cree a ella y no a mí.
Mis amigos, han creído en la palabra de mi prima antes que la mía a pesar de conocerme. No termino de explicarme cómo se las ingenia para dejarme por los suelos y ella salir victoriosa.
Llego a mi apartamento empapada, Yur me ve y me obliga a pasar dentro de su casa, donde entre llantos le cuento lo sucedido.
— Será zorra tu prima. No tiene ningún derecho hacerte algo así. Angie, dime qué puedo hacer por tí. — Yur apoya su cabeza en mi hombro suspirando.
Las dos tenemos demasiados problemas, y aún así tratamos de ir avanzando superando cada obstáculo. Por ello, se me ocurre la idea de proponerle de ir a hablar para encontrar trabajo en el restaurante. En un principio Yur se niega, pero tras un rato hablando con ella, logro convencerla para que haga una entrevista.
Mientras tanto, yo trato de buscar trabajo en lo que sea. Desafortunadamente, no consigo encontrar nada y eso hace que comience a desesperarme.
Salgo todos los días a la calle para mirar el periódico o preguntar en los lugares donde algunas personas me recomiendan.
Hace demasiada calor, tengo sed y hambre. Me encuentro sentada en un banco del parque cuando veo aparecer a Kike.
— Hola Angie. — Me saluda sentándose a mi lado.
— Hola, ¿Cómo te ha ido en tu viaje? — Pregunto empezando a sentirme inquieta por la reacción que pueda tener conmigo después de lo sucedido con el grupo.
— El viaje bien, pero pasar tiempo con mi padre ha sido escaso. En fin, es un hombre de negocios no dispone de tiempo para estar con su hijo pero si tiene tiempo para irse a jugar al golf y acabar en la cama con mujeres.
— Vaya. Espero que estés bien.
— Sí, ya estoy acostumbrado. Y...bueno me enteré de que tuviste una pelea con tu prima y te han despedido. ¿Qué sucedió? — Empiezo a contarle lo que ocurrió bajo su atenta mirada grisácea brillante haciéndole ver más sexy.
— De verdad, tú prima está para que la encierren. Pero sabes, quiero que vengas esta noche a mi casa para que me ayudes, si no te importa con los preparativos para mí fiesta de cumpleaños.
— ¿Enserio? Felicidades. Pero, yo no tengo nada...
— ¿No estarás pensando en regalarme algo? — Kike se echa a reír con ganas haciendo que mis mejillas ardan. Él me invita a la fiesta sin importarle que no le regale nada, según él mi presencia es más importante que comprarle algo.
Inmediatamente, nos dirigimos hacia su casa. Dónde al entrar, todo está en silencio.
Curiosa, pregunto dónde se encuentran su padre.
Se hace un silencio glaciar, Kike clava su mirada en mí comenzado a explicar porqué siempre se siente tan solo.
— Desde que mi madre murió, mi padre y yo nos hemos distanciado. Su excusa perfecta es el trabajo y sus constantes viajes al extranjero.
Ahora que se ha divorciado y al fin no voy a verle más la cara a mi madrastra y eso me hace de cuestionarme de porqué mi padre pasa más tiempo fuera de casa que a mi lado. Sabes Angie, en ocasiones tengo ganas de salir huyendo y no volver más, si no fuera por mis abuelos. Ellos, al menos si muestran interés y amor hacia mí. Todo lo contrario que mi padre. — Puedo presenciar como los ojos grises de Kike se van volviendo cada vez más nostálgicos. Tanto, como para llegar a sentir pena por él.
Nuestros dedos se entrelazan, los dos nos miramos con adoración, puedo ver en esos bellos luceros mi reflejo. De pronto, siento la necesidad de besarlo, y aunque sienta que todo lo vaya estropear, me acerco muy despacio hacia él buscando el sabor de sus labios.
Siento una mezcla de miedo y excitación, nervios golpear en mi estómago haciéndome temblar. Aún así, no quiero parar y me lanzo en busca de mi golosina.
Kike me recibe gustoso, su lengua juega con la mía llevándome a otro mundo donde me dejo vencer por mis sentimientos. Necesito poder descubrir qué se siente cuando alguien toque mi desnudez, me gustaría que este momento no termine, pero Kike se ve que está desesperado por querer quitarme la ropa. De hecho, él se quita su camiseta sin ningún tipo de vergüenza, a lo que yo, acalorada y con mi respiración agitada vuelvo a sentir pánico.
— Kike, lo siento...pero es que yo...— Me hecho hacia atrás apartando mi vista de él.
— Angie, no pasa nada, estamos solos. Pero si no quieres continuar lo entiendo. Nunca haría algo que tú no deseas.
— Es que...yo...nunca...digo, que es mi primera vez Kike y tengo miedo.
— Angie, si no estás preparada para dar el paso no importa. Yo no te voy a presionar, me gustas mucho, y no me importa esperar. De hecho, quiero ser el primero, te quiero Angie.
— Yo también te quiero Kike, pero creo que no estoy aún preparada.
— No importa pequeña, ahora que sé que me quieres no me importa esperar. Pero antes, quiero pedirte que seas mi novia.
— ¿En serio? ¿Quieres que sea tú novia? — Estaba tan asombraba por la declaración de Kike que no podía creérmelo.
— Me gustaría que seas mi novia. ¿Quieres salir conmigo? — Quien puede resistirse a un amor como el de Kike, y más cuando me pone en mi dedo anular un anillo de plata.
Por supuesto, digo que sí. Es lo que más deseo, salir con Kike y ser su novia.
Volvimos a besarnos, acariciarnos sin quitarme la ropa, reíamos y hablamos de lo que queremos ser en un futuro. Kike llamó para que nos traigan una pizzas, cenemos y a continuación me quedé a dormir en su casa.
Ahí estaba, durmiendo abrazada a él notando como cada fibra de mi cuerpo responde a cada halago que me hace. Me quedo dormida en su pecho, al fin puedo decir que las cosas comienzan a irme bien.
Nada más despertarme, Kike me observa con cariño, me da un beso en mis labios y tras jugar en la cama nos vamos hacia la piscina, donde el calor es abrumador y nos apetece nadar un poco.
Yo no sé nadar, y por supuesto él se ofrece a enseñarme a nadar.
Al verme sin apenas ropa, sintiendo nuestras pieles rozarse, una oleada de calor comienza hacer que pierda el control. Beso a Kike mientras él me sujeta por mi cintura llevándome hasta la pared de la piscina donde le rodeo con mis piernas por su estrecha cintura. Siento su aliento acariciar ligeramente mi piel logrando estremecerme, cierro mis ojos dejando que sea él quien controle esta necesidad de unirme a él.
Desafortunadamente, somos interrumpidos y debemos de separarnos.
Antes de marcharse, Kike me pregunta si estoy bien. Le digo que sí y él se va atender a su madrasta, la cual había ido a buscar algunas cosas que olvidó llevarse.
Salgo de la piscina, me lio una toalla por mi cuerpo y me quedo esperando a que regrese Kike.
Cuando regresa su estado ha cambiado, se ve de malhumor, se disculpa conmigo porque debe de marcharse, su padre lo había llamado. Me pongo mi ropa y quitándole importancia al asunto me voy hacia mi casa donde nada más llegar se me ocurre hacerle un retrato.
Me encuentro dibujando, cuando escucho de sonar el timbre.
Al abrir la puerta veo a Yur de nuevo golpeada. Al parecer, no la aceptaron en el trabajo y sin quedarle de otra debe seguir vendiendo su cuerpo.
— Pasa amiga, ahora mismo te curo. —Ayudo a Yur a tomar asiento en el sofá mientras yo busco en su casa el botiquín.
Al entrar veo todo revuelto, preservativos tirados por el suelo, botellas de cerveza, restos de comida y en la cama algo de sangre.
Una gota cae sola por mi mejilla al ver la escena, tan sólo de imaginarme por todo lo que tiene que sufrir mi amiga hace de que me replanté de querer hasta casarme con Kike, al menos tendría protección, una casa y alguien a mi lado que me ama, y no pasar por lo que mismo que está pasando mi amiga.
Curo las heridas de Yur, ella me cuenta como sucedió todo, como dos hombres la tomaron a la fuerza y uno de ellos la golpeaba por diversión. Según me cuenta Yur, las prostitutas solo las ven como objetos sexuales, para saciarse e incluso se dan el privilegio de golpearlas, saben que ellas están indefensas, no tienen nada, ni siquiera el amparo de la ley. Su silencio es su mayor delito, su vida puede acortarse y ellas solo buscan ganar dinero vendiendo su cuerpo, sufriendo en silencio y tener que ver marcas en su piel como si no valiesen nada.
Eso me hace de cuestionarme que yo, aunque no estoy en su misma situación no hay mucha diferencia. Estoy sola, no sé nada sobre lo que sucedió con mi madre, y mi padre murió asesinado por ella. La única familia que tengo, me han expulsado de sus vidas como si les molestara mi presencia haciéndome creer que estoy loca cuando no lo estoy. Simplemente soy victima de las acciones de otras personas, soy inocente de algo que no he hecho y se me culpa de todo.
Camino agarrada de la mano de la soledad y hablo diariamente con la esperanza de poder realizar todos mis sueños en un futuro.
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