9
—¿Me das permiso de ir al Centro Comercial con Larissa?— Preguntó Annie a su padre. Él vaciló un poco, pero al final asintió.
—Estaré en una junta del trabajo...de cualquier forma, no llegues tarde.— La chica asintió con una sonrisa. Se fue a su habitación para arreglarse.
Salió pasado unos diez minutos y se fue.
Al llegar al Centro Comercial, recibió un mensaje de su amiga que decía que llegaría algo tarde, que la esperará en la cafetería.
También le llegó otro mensaje, de Damián. Él pretendía que salieran juntos a algún lugar, pero ella tuvo que decirle que había quedado con Larissa, que sería para otro día. Aunque realmente, lo único que quería era salir corriendo hacia Damián, pero ya le había prometido algo a su amiga y lo cumpliría.
—Tarda mucho.— Susurró para sí misma. Ya habían pasado más de quince minutos.
Se puso de pie y fue al baño. Se vió al espejo y notó que su cabello estaba un poco despeinado. Con sus manos trató de arreglarlo un poco.
Fuera del baño, se escucharon disparos y gritos de gente. Eso alarmó a la joven.
—Maldición, ¿ahora qué?— Sacó un poco la cabeza y vió que habían varios hombres armados. Todos preguntando por una chica. —Rayos, rayos.
Uno de los hombres le disparó a otro, cuándo él se trató de hacer el valiente.
Annie se cubrió la boca con las manos. Lágrimas empezaron a brotar de sus ojos color café chocolate. Jamás había apreciado una clase de escena así. Cerró la puerta de inmediato. Tomó su teléfono y llamó a la única persona que podría ayudarla en ese momento y sobre todo, a la que tenía confianza.
—¿Hola? Annie, creí que...
—D-Dami...y-yo...— Ni siquiera podía articular bien una palabra, porque había quedado en shock.
Vió como habían matado a una persona, sin remordimiento alguno.
—¿Estás llorando? ¿Qué fue lo que pasó?
—Y-yo..vi a...y-yo...
—Annie, necesito que te calmes y me digas en dónde estás.
La chica tomó una gran bocanada de aire. Llevó una mano a su pecho y respiró profundamente.
—¿Annie?
—Estoy en...es-estoy en el Centro Comercial...y... llegaron unos hombres y...Damián, por favor necesito que vengas...
Y al parecer, uno de los hombres sabía que alguien estaba encerrada en el baño; pues empezó a tratar de abrir la puerta. Eso asustó más a la joven.
—Voy para allá, trata de esconderte y...— Decía el azabache mientras se preparaba para ir por su novia.
—Está cerca.— Susurró con miedo.
—¿Quién?
—Apresúrate, por favor.— Annie corrió a esconderse a uno de los compartimentos.
—Tranquila, estoy en camino.— Exclamó por último el chico, para después finalizar la llamada.
Larsson se subió a la taza de baño y con ambas manos se cubrió la boca, para evitar que sus sollozos se escucharan. Cerró los ojos y dejó que las lágrimas salieran.
—¡Abre la maldita puerta! ¡Te vi!— Gritaba un hombre. Probablemente él que había visto Annie, asesinar a otro. —¡ABRE!
Se empezó a escuchar que el hombre quería derribar la puerta. Luego, silencio.
La chica se quedó en la misma posición en la que estaba. El tiempo parecía ir demasiado lento. Quería que todo acabase, nunca había estado atrapada en una situación como esa. Pero, confiaba en que Damián vendría por ella y la salvaría.
—¡Eres la maldita amiga de Larissa Michaels!
Eso hizo que Annie abriera los ojos ampliamente. Así que ¿el objetivo era Larissa? ¿A ella buscaban? Y entonces...Larissa no había ido porque sabía que la buscarían unos tipos malos y decidió dejar a su amiga sola en peligro. Sí era así, lo primero que haría Annie al salir, sería plantarle un buen golpe en la cara a Michaels.
La puerta pareció derrumbarse. Hubieron más disparos. Pero luego, lo único que se podía escuchar eran los pasos de una persona que estaba a punto de abrir la puerta del compartimento en el que estaba la joven.
—Annie.— Dijo Damián. La mencionada de inmediato saltó a los brazos de su novio. —Shh, tranquila, ya estás a salvo.
La de ojos color chocolate escondió su rostro en el pecho del joven y empezó a llorar con mayor intensidad. Nunca imaginó que presenciaría el asesinato de una persona. Ella era demasiado inocente y débil para apreciar algo como eso. Su corazón era muy sensible en ese aspecto.
—Te llevaré a casa, ¿de acuerdo?— Ella asintió mientras se alejaba lentamente de él. —Ya todos están a salvo...ahora, necesito cambiarme y buscar una forma de salir de aquí, sin que nadie vea sospechoso que salga de la nada y que Robin haya desaparecido.
La joven asintió.
—Necesitas descansar.
—¿Podrías...podrías quedarte conmigo?— Preguntó Annie con los ojos cerrados y un ligero sonrojo en el rostro.
Damián sonrió. Le parecía algo tan tierno que a ella le apenará pedirle algo como eso.
—Claro, no pensaba dejarte sola.— Se sentó al lado de ella, en la cama. —Duerme, estaré contigo cuando despiertes.
Ella asintió. Se acostó y cerró los ojos, pero los volvió a abrir cuando sintió los brazos del chico de ojos esmeralda, rodear su cintura. Decidió acurrucarse con él y cerrar los ojos. Realmente, se sentía tan bien dormir con él. Era una sensación de paz. Y lo mismo sentía él, al estar con ella.
Pasaron dos horas, ambos seguían dormidos. Scott entró a la casa, dejó las llaves en la mesa. Arrugó el entrecejo, normalmente su hija estaría en la sala.
—¿Annie? ¿Cariño?
La chica abrió los ojos al instante que escuchó la voz de su padre. Se puso de pie de un salto. Damián se levantó confundido.
—¿Qué...?
—Mi papá llegó a casa...va a querer explicaciones.
Salió de la habitación y detrás de ella, Damián.
El mayor abrió los ojos ampliamente. Se sorprendió de ver salir a Annie con un chico de la habitación.
—Oh no...señorita, estás en problemas.
—No, papá no pienses mal...no lo pienses, borra esa idea de tu cabeza.— Exclamó la menor.
—¿Cómo esperas que borre esa idea de mi cabeza, sí metiste a un muchacho a tu habitación?
—Si, pero...
—Señor, no piense que...
—Un segundo...Damián Wayne ¿cierto?
—Si...
—¿Tú no eres el amigo de Annie?
—Su novio, de hecho.— La chica volteó a ver al de ojos esmeralda. Con esa mirada prácticamente le dijo: CÁ-LLA-TE. En cambio, Damián no tenia miedo de meterse en problemas con su suegro. Parecía que los estaba buscando.
—¿Novio? Annie, no me dijiste nada de eso.
—Bueno, es que, a penas empezamos a salir.
—Uhm, ¿sabías que para ser el novio de mi hija, debes pasar ciertas pruebas?— Mencionó el Señor Larsson con una ceja alzada, trataba de verse intimidante.
—Estoy listo para lo que sea.— Respondió seguro de sí mismo Damián.
—Ah, ¿con qué chico valiente? Veamos sí puedes superar a los otros.
—Papá.— Dijo la peli-negra un poco avergonzada.
—¿Otros?
—¡Oh si! No eres el primero en intentar conquistar el corazón de mi pequeña.
—Eso lo sé, Annie es una chica increíble, cualquiera querría venir por ella.
—El otro novio decía lo mismo.
—¿Cree que voy a creer eso? Estoy seguro de que soy el primer novio de Annie y el único.— Scott sonrió.
Definitivamente ese muchacho le estaba agradando. No era cobarde, para nada.
—Pasa primero las pruebas y veremos sí seguirás siendo su novio.
Ambos se miraban de forma retadora. Parecían niños chiquitos. Annie sólo negaba con la cabeza, por lo infantil y sobre protector que se veía su padre.
—De acuerdo.
—Ahora, despídete de ella...ah, y trata de ver bien su rostro, porque probablemente sea la última vez que lo veas.
—De hecho, esta es una de las muchas veces que nos veremos, Señor Larsson.
—¿Podrían dejar de ser tan...tan así como están ahora?— Preguntó Annie roja por la vergüenza. Su papá la estaba avergonzado de forma terrible.
—Bien.— Exclamó Damián acercándose a su novia.— Nos vemos, preciosa.— Susurró cerca de su oído, haciendo que la joven se derritiera por el tono tan sexy que había usado.
—No tienes sentido de la vergüenza, ¿cierto?— Habló la de ojos color chocolate.
—No y menos sí estoy cerca de ti.
—¡Adiós! ¡Véte ya!
Damián sonrió y le plantó un beso en los labios a ella. Le dijo que después hablarían de lo que había sucedido ese día y se fue.
Scott miró mal a su hija.
—Papá, yo te iba a decir...
—Ese muchacho acaba de firmar su sentencia de muerte.
—¿Podemos hablar de otra cosa? Él estaba en casa, porque sucedió algo.
—¿Qué sucedió? Mi pequeña, ¿qué te hicieron?— Habló alarmado el mayor.
Annie empezó a contarle lo que había pasado. Le dijo que "afortunadamente" Robin había llegado a salvar a todos y que decidió llamar primero a Damián, para no interrumpir su junta del trabajo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro