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Normalmente un día como esos era totalmente ordinario para él, pues no era de su agrado ver a parejas tomadas de la mano regalándose obsequios ridículos y prometiéndose amor eterno. Recibía cientos de cartas y regalos de sus admiradoras -bueno, siempre recibía ese tipo de cosas, pero en San Valentin, era aún más-.
La primera vez que celebró ese día -tan ridículo para su gusto- fue por culpa de Annie -que por cierto, era su amiga en ese tiempo...-
—¡Hola! — Saludó más animada de lo normal. Damian la miró con una ceja alzada, cruzó los brazos y trató de adivinar lo que había detrás de ella entre sus manos.
—¿Qué quieres?
—Te traje algo... espero que te guste — Se sentía nerviosa por la reacción que tendría él, le extendió una pequeña caja forrada de papel verde.
El chico un poco extrañado tomó la caja y la abrió con demasiada curiosidad por saber que es lo que ella le pudo haber obsequiado. Sonrió al ver el dije del collar... una katana en miniatura.
—¿Y bien?
—Me gusta — Susurró mirándola a los ojos.
—Me alegra que sea así... quise comprar algo que fuese especial, porque eres mi mejor amigo — Empezó a explicar, mientras escondía un mechón de su cabello detrás de su oreja. —. Pensé en ti cuando lo vi... ya sabes, te gustan las katanas y esas cosas.
—No tenías que hacerlo... gracias... además yo... no compré nada para...
—Eso no importa, sé que no eres fanático de este día, pero yo sí... un poco y por eso quise traerte algo, que te haya gustado me hace feliz — Sin poder resistirse más, lo abrazó.
El chico se quedó en shock por unos segundos, después... simplemente correspondió. Puede que una de las razones por las cuales amaba a esa chica era porque prestaba atención a los detalles y porque siempre buscaba conocer bien a las personas cercanas a sí. Ella solía escucharlo cuando hablaba de las cosas que lo molestaban y que le agradaban, cuando tenía un problema o cuando simplemente quería hablar de lo mal que le caía Drake -aunque en el fondo no era así-.
—¿Vamos a clases?
Caminaron juntos hasta su salón y al término del horario escolar, Damian decidió salir a comprar algo para Annie... porque después de todo era un día especial para ella.
En cuanto tuvo el regalo perfecto, regresó a su casa para agregarle algo más a lo que había comprado, después, llegó con ella.
—Ah... hola — Habló sorprendida la peli-negra a la vez que se hacía a un lado para dejarlo entrar a su casa. Llevaba puesta una pijama color rosa pastel, su cabello estaba trenzado y entre sus manos tenía un tazón de palomitas.
—Traje algo para ti — Le entregó una caja del mismo tamaño que ella le había dado, estaba forrada de un color turquesa, uno de los colores favoritos de la chica Larsson.
—Tú... ¿por qué? — Cuestionó confundida aceptando el regalo.
—Porque dijiste que te gustaba un poco este día.
—Sí, pero dije que no era nece...
—Sólo ábrelo.
Ella asintió y lo abrió. Sonrió emocionada y sacó el collar de la caja; tenía un dije de estrella y alrededor una frase en árabe que no sabía lo que significaba.
—Es muy lindo, gracias — Y por segunda vez en el día, lo abrazó.
Damian sabía ya que la amaba y que por nada del mundo quería que algo malo le pasara, por ello había puesto un rastreador en el collar, pero eso sería un secreto para ella. Le importaba más de lo que alguna vez alguien le había importado, por lo cual sería su héroe y siempre iría por ella a donde sea que estuviese.
—Así que... ambos tenemos unos lindos collares, ¿no es así? — Sonrió divertida. —. Estaba viendo una película, ¿qué dices? ¿Quieres verla conmigo?
—Si no es una aburrida comedia romántica está bien.
—No es tan graciosa, eh... de hecho es muy triste — Tomó su mano y lo llevó hasta la sala de la casa. Hizo que se sentara junto a ella. Sólo por ella celebraba ese día... sólo por ella ese día ya no era tan ridículo.
La observó sonreír por una frase linda de la película y fue ahí cuando decidió que haría hasta lo imposible con tal de verla así todos los días. Fue ahí cuando descubrió lo que era estar enamorado.
De repente sintió que ella recargaba su cabeza en su hombro, sonrió de lado y fingió que no le importaba tanto su cercanía.
—¿Puedo saber lo que significa esto? — Preguntó curiosa la chica señalando la frase del collar, que ya llevaba puesto.
—Algún día lo sabrás.
—Pero... ¿por qué no puedo saberlo ahora? ¿Es algo malo?
—Por supuesto que no.
Annie frunció los labios y luego lo miró con una sonrisa que dejaba mostrar sus dientes.
—Tienes unas mejillas adorables — Susurró en medio de una risita juguetona.
—Ni se te ocurra acercar tus manos, eh.
La joven soltó una pequeña risa, siguió mirando la película; en su casa no estaban sus padres y Lisa dormía en su habitación.
Siguieron comiendo palomitas y otras golosinas, a la vez que veían una película de terror -porque el de ojos color esmeralda no quería ver algo romántico-.
Damian la observó por un momento, era una chica muy dulce y hermosa ante sus ojos, perfecta para él... lo único que necesitaba para no perder la cabeza, jamás había imaginado que él llegaría a tener esa clase de sentimiento... esa necesidad de proteger a alguien y darle lo mejor. Cada cosa de ella le gustaba... incluso las pequeñas cosas que a ella no le agradaban de sí misma -porque pensaba que eran feas- , le fascinaban.
Todos esos pensamientos eran muy cursis y bobos para el Damian que fue criado por Thalia... sin embargo, eran sus sentimientos y sin importar nada ni nadie, trataría de demostrarle a ella todo el amor que sentía.
¡Hola!
Y aquí el segundo extra, algo corto, lo sé, pero traté de hacerlo lo mejor que pude, espero que les guste.
Radhika_M-H me dió la idea de hacer algo de San Valentín, y se me ocurrió hacer esto, escribir sobre la historia del collar que he mencionado otras veces.
Este es el penúltimo capítulo para cerrar oficialmente la historia, gracias por seguir leyendo ❤️
No tengo más que decir, así que...
¡Les mando un enorme abrazo!
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