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30

Annie entró al salón junto a Larissa, venían riendo de un chiste que está última había contado. Dejaron sus mochilas en sus respectivos lugares y siguieron hablando y haciendo bromas. Sólo así, a la peli-negra se le podía olvidar un poco sobre lo que había pasado con Damian el día anterior.
En medio de una risa, vieron entrar a Damian junto a una chica, que sí no mal recordaban, se llamaba Camila... y eso dejó muy confundida a Annie. Frunció el ceño y fingió no prestar atención a ellos, la molestaba ver como ella le coqueteaba y él no decía nada.
—Entonces, Dami... ¿cuándo me invitarás a salir? — Le preguntó la chica.
Dami. Dami. ¡Dami! ¡Él odiaba que le dijeran así! Entonces... ¡¿por qué ella lo estaba llamando así y él no decía nada?! Uff, vaya que no sabía que pensar. Es decir... ella no podía pasarse toda la vida pensando en él, porque ya habían terminado y seguir esperando que todo se solucionara con mucha ilusión, sólo le hacía daño
Oh, pero es que no lo podía evitar y eso estaba mal. Vió las intenciones de esa chica. Vió que quería darle un beso en la mejilla y Annie sabía que eso le podría molestar al azabache, o bueno, eso decía su expresión... y como era tan, pero tan bondadosa, decidió "salvarlo".
Tomó unos cuantos libros de su mochila y los tiró al piso con brusquedad, haciendo que la chica se sobresaltara y se separara de él.
—Demonios, que torpe soy — Dijo levantando los libros. Miró a Larissa y en un susurro dijo. —: Sígueme el juego.
—Uhm... ¡Oh, pero, esos libros se ven muuuy pesados! — Exclamó de forma sobre-actuada y después de notar las intenciones de su amiga, de forma divertida volvió a hablar: —: Sí Calum estuviera aquí, apuesto a que sería todo un caballero y te ayudaría a levantar los libros.
Damián sonreía, pues desde un principio notó los celos de Annie, pero al escuchar el nombre Calum, borró su sonrisa y apretó los puños.
—No debías decir eso — Le susurró nuevamente la joven.
—¿No? Pensé que le estábamos dando celos — Le respondió igualmente en un susurro, con una mueca en el rostro.
—No — Volteó a ver al de ojos color esmeralda y notó que él se acercaba mucho a esa chica molesta. Frunció los labios y volvió a tirar los libros.
—¡Ouch! — Chilló Larissa y fue ahí cuando se dió cuenta de que, los libros habían caído encima del pie de su amiga.
—¡Oh, lo siento! No era mi intención, vaya que si soy torpe.
—Vaya que estaban pesados los libros.
—¿Qué ocurre con esas dos? — Preguntó la tal Camila.
—No lo sé... ¿te parece sí salimos a algún lugar hoy después de clases? — Propuso el chico, con el fin de molestar a Larsson, que de inmediato no tardó en protestar.
—¡No! — Chilló mirándolos.
¡Ups! Se suponía que Damian no debía enterarse de que sólo lo quería salvar de esa chica. Sólo salvar. No eran celos. Era sólo salvar. Sus mejillas se tornaron de un color rojo al procesar lo que había dicho.
—E-es d-decir... tenemos ensayo de la obra — Tratando de enmendar su error, inventó lo primero que se le ocurrió.
—Reynolds dijo que hoy no había ensayo.
—Si lo hay... m-me envió un mensaje diciendo que hay ensayo hoy — Replicó con nerviosismo.
Vaya que había cometido un tremendo error. Y todo por intentar salvar a Damian. Y justo en ese momento, Lana iba entrando al salón, tanto Annie como Larissa le hicieron cientos de señas para evitar que dijera algo que no debía, pero ella no lograba entenderlas. El chico le preguntó sobre los ensayos y Lana, totalmente desubicada con lo que sus amigas le decían, respondió:
—Es para mañana.
Larsson lamentó su existencia y decidió mejor, dejar de humillarse tratando de salvar la integridad de Damian. Se sentó y escondió su rostro tras su cabello y se recostó contra la mesa.
Damian tenía una cita por la tarde. Y ella no lo había podido evitar y eso estaba mal, porque ella no era así. Al parecer, él la estaba olvidando muy rápido y ella aún tenía la pequeña esperanza de que todo se solucionara. Ouch, si dolió haber presenciado la escena y quedar en ridículo.

Durante el receso, se encontraba desanimada por eso, tanto que llegó hartar a sus amigas.
—¡Bien! Es suficiente, Annie, no eres fea, ¿por qué no te consigues a alguien mejor que Damian? — Exclamó Larissa totalmente frustrada y al borde del colapso, por ver esa cara "estirada".
—Hey, esa no es mala idea... tengo el candidato perfecto para ti — Continuó Lana, con mucha emoción.
—Bieeen, ¿quién es? — Dijo rendida.
—Es amigo de mi hermano, es un chico rub...
—Los rubios no me gustan, prefiero a los de cabello oscuro — Interrumpió con desagrado.
—Bueno, yo tengo otra opción... su cabello es color oscuro y sus ojos azu..
—No, ojos azules, no — Volvió a interrumpir. — Mejor, verdes.
—Mi hermano tiene otro amigo y es una dulzura de chico, muy romántico y tier...
—Suena a que es muy empalagoso — Murmuró con una mueca. Negó una y otra vez.
Sus amigas seguían haciendo propuestas y todas las rechazaba. Que porque era demasiado dulce, que porque no hablaba árabe, que porque no amaban a los animales, que porque no eran veganos...
—¡Suficiente! ¡Estás describiendo a Damian! ¡Esto se trata de que lo olvides! — Gritó la rubia, sujetándola por los hombros mientras la miraba con furia. —. ¡Sabemos que es difícil, pero no tanto! Además... ¡¿para qué diablos es indispensable que tenga una vaca?! ¡¿Ah?! ¡Puedo aceptar todo, menos eso!
—¡Lo siento! Pero prefiero no "cambiarlo"... estoy bien así — Respondió igual de frustrada.







—No me gusta hacer esto — Exclamó Annie, mirando la espada que tenía entre sus manos.
—Sólo es entrenamiento, no le veo lo malo — Respondió Slade. —. Ahora, el primer paso es...
—Dije que no quiero, no me gusta — Dejó caer el arma al suelo y se cruzó de brazos.
Era verdad, no le gustaba a donde estaba yendo todo eso. Un día trataba de ponerla contra Damian, otro le decía que era débil y ese día, quería entrenarla. Algo más que sólo querer ser "un buen padre" quería Slade y no le gustaba como iba eso.
—Annie... ¿puedes comprender que hago esto por tu bien? Es necesario que aprendas a defenderte, que dejes de actuar como la princesa en peligro.
—Escucha... tú crees que soy débil — Empezó a decir, mientras se acercaba a él para encararlo. —. Y la verdad es que no poseo habilidades para luchar, pero eso no me hace débil... soy lista, uso mi cerebro, sé cuando debo y no atacar, sé usar a mi favor lo que tengo a mi alrededor... así como también sé cuando me quieren manipular y eso es lo que estás haciendo ahora.
Tomo la espada y la coloco en su lugar. Empezó a caminar a la salida de la sala, pero antes, se dió la media vuelta:
—Pero igual, gracias por "preocuparte".
—Te arrepentirás después.
—Si, lo que tu digas — Siguió caminando hasta llegar a su habitación.
Aún faltaba poco para que sus padres regresaran de ese viaje de negocios y la verdad es que, prefería regresar a su casa y soportar las indirectas de su tía, que quedarse más en esa casa...
Soltó un suspiro y empezó a recoger las cosas que había traído de su casa. Las acomodó en una mochila y cuando estaba a punto de cerrarla, escuchó mucho ruido fuera de su habitación. Con curiosidad, salió a ver que pasaba. Abrió los ojos ampliamente al presenciar una escena de combate entre hombres que trabajaban para Slade y hombres igual de uniformados, que los que trabajaban para Thalia.
—¿Cuándo podré librarme de esa bruja? — Murmuró con una mueca. Sintió que alguien la tomaba del brazo y su instinto le recomendó atacar, pero antes de lanzar un golpe, se fijó que era Slade quien la tomaba del brazo.
—Debemos irnos — Informó, a lo cual ella asintió, pues no quería quedarse en ese lugar.
Corrieron hacia la parte trasera de la casa, y tuvieron que detenerse al ver que hombres los rodeaban, junto a una mujer.
—Detrás de mi — Ordenó el mayor, poniéndose en posición de combate.
—Esta vez si me deshago de tu mocosa y de ti, Wilson.
—Ya veremos.
—Parece que no importa lo que haga, la desgracia siempre me seguirá a todas partes en forma de Thalia Al Ghul — Susurró para sí misma Annie, ya acostumbrada a ver a la castaña de forma seguida.

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