26
—Uff, eso fue abrumador — Comentó Annie, una vez que habían llegado a su casa. Ese tipo de fiestas no eran sus favoritas, pero decidió asistir sólo por Damian.
—Ya luego te acostumbras — Le dijo, poniéndose frente a ella, con una sonrisa de lado.
—Uh, no lo creo... — Murmuró sonriente mientras lo miraba a los ojos. —. Debo entrar... nos vemos mañana, Dami.
—Nos vemos, Annie — La tomó de las mejillas y besó sus labios suavemente. Cuando se separaron, la chica entró a su casa y Damian se fue a la suya.
Se quitó el abrigo negro que llevaba encima del vestido color verde y también, se quitó las zapatillas y las llevó en una mano, para caminar en dirección a su habitación. Se encontró con Jessica, quien le preguntó como le había ido y simplemente respondió, que todo había estado bien. Quizo omitir la parte, en la que casi se le echa encima una chica pelirroja que coqueteaba con su novio y que extrañamente pensó que Annie también se le acercaba a él con el mismo propósito; pero una vez aclarado el hecho de que Annie era su novia, esa chica se alejó de ambos. Ah, y también omitió, que las zapatillas la estaban torturando, lenta y dolorosamente.
Entró a su habitación y se dejó caer en la cama de sábanas color coral. Miró hacia el techo y frunció los labios. Por la mañana, antes de ir a la escuela, decidió decirle a sus padres sobre lo que había hablado con Slade. Scott no se lo tomó para nada bien, pues más que nada, temía que algo malo le pasara.
—Maldición — Susurró, cerrando los ojos.
Ese no había sido su mejor día. El desayuno había resultado desagradable por la pequeña discusión, las clases estuvieron demasiado pesadas y por el hecho de que no podía concentrarse bien; y bueno, ignorando lo sucedido con la chica y con las zapatillas, la gala no había resultado ser tan mala. Conoció formalmente a Bruce Wayne y él la aprobaba. Además, tuvo una charla animada con los hermanos de Damian y lo más importante, estuvo junto al chico que quería.
Lentamente, fue quedándose dormida.
A la mañana siguiente, se levantó de mejor humor. Las clases fueron mejores. Durante el receso, Annie estaba sola sentada bajo la sombra de un árbol, leyendo unas frases del guion, para interpretarlas de mejor manera. Calum la vió a lo lejos, se acercó a ella y le sonrío.
—¿Te parece sí ensayamos juntos? — Le cuestionó sentándose frente a ella.
—Uhm... está bien — Respondió mientras asentía.
—Bien... ¿qué tal esto? — Le señaló un fragmento del guion. —. Siento que es lo que más se nos dificulta.
—Tienes razón.
Empezaron a leer los diálogos que les correspondían, dando la entonación adecuada. Reían de vez en cuando, porque para ambos, hacer teatro era algo realmente relajante y en ocasiones, divertido, por las personalidades de sus respectivos personajes que eran diferente a la de ellos. Siguieron ensayando, todo fluía bien, no había incomodidad ni nada por el estilo, hasta que, en la parte que repasaban, llegaba la hora del beso; cosa que Annie quería omitir totalmente.
—¿Uhm? ¿Por qué te detienes? — Preguntó la chica, al notar que Calum no seguía con su línea.
—"Eres lo único que mi corazón anhela y desea" — Dijo mientras la miraba a los ojos y acariciaba su mejilla. Annie sabía que era parte del guion aquella frase, pero algo andaba mal... la comodidad de antes parecía esfumarse.
—Uhm... ¿sabes? Yo iba a... ¡¿qué estás haciendo?! — Exclamó lo último alarmada. Se levantó de golpe, pues el chico estaba muy cerca de ella, para su gusto.
—Lo siento... no era mi intención incomodarte... es sólo que... creo que me gustas — Explicó poniéndose de pie.
—¡No! — Chilló retrocediendo.
Annie era la clase de chica, que tenía la habilidad de amar a una persona y ocultarlo a la perfección y que también, reaccionaba diferente a las chicas de las películas de romance cuando alguien se le declaraba. Y bueno, estando en esa situación, casi quería que la tierra la tragara. Ella no sentía nada por él -aunque hubo un tiempo en el que le pareció atractivo, pero en ese momento sólo tenía ojos para un chico-. ¿Cómo lo vería después de esa declaración? ¿Sería poco profesional, salirse de la obra cuando estaba a nada de presentarse? ¿Qué diría Damian? Porque sabía que sí se lo ocultaba y él escuchaba eso por oídos de otro, explotaría. Un segundo... ¡Damian! Él dijo que iría junto a ella, al terminar de resolver unos asuntos con su hermana, que lo necesitaba para algo... entonces... ¿él había visto algo?
—¿Qué demonios está pasando aquí? — Exclamó el joven de ojos color esmeralda, mientras miraba con rabia al rubio.
—U-un segundo, antes de que...
—¡Aléjate de mi novia! — Le gritó soltándole un golpe. Seee... definitivamente había visto algo... bueno... todo. Y no le gustó para nada, en especial la parte en la que él decía que le gustaba. ¿Enserio se había atrevido a decirle eso? Oh no, sí antes lo detestaba, en ese instante lo odiaba y lo iba moler a golpes, porque él intentó besar a su novia.
—¡No, espera! ¡Detente, por favor! — Chilló la peli-negra con miedo. Pero él parecía no escuchar.
—¡Te dije que te alejarás de ella!
—¡Suficiente, por favor!
—La... estás asustando — Le dijo entre dientes el rubio. Dejó de golpearlo y miró a Annie, esa distracción, la aprovechó el otro chico, para lanzársele encima.
—¡DIJE QUE SUFICIENTE! — Exclamó hecha una furia, Larsson. Ambos dejaron de golpearse y la observaron. —. Tú y yo, hablaremos... — Mencionó mirando al de ojos color esmeralda. —Y tú... mejor mantén tu distancia — Apuntó con el dedo índice al otro.
El alboroto no se hizo esperar y de inmediato, tanto Calum como Damian tuvieron que ir a detención. Una larga charla les dieron y los suspendieron por dos semanas.
A la salida, Annie esperaba a quien era su novio. En cuanto lo vió salir, se acercó y le aventó su mochila. Junto a él, venía Adele, que le daba un sermón por meterse en problemas. Ya todos los alumnos se habían ido.
—Dije que no quería que algo como eso se repitiera — Habló molesta.
—¿Lo vas a defender?
—¡No, no lo estoy defendiendo! — Le dió un empujón. —. ¡Eres el más grande de los idiotas! ¿Qué pensabas? ¿Ah?
—No iba a permitir que me quitara lo que es mío.
—Ahí te equivocas — Dijo con una mueca. —. No eres mi dueño y no soy una simple cosa, ¿cuándo lo entenderás?
—Annie...
—¿Por qué no piensas antes de actuar? ¿Por qué tienes que hacer todo de forma impulsiva? — Se acercó a él, lo vió con el ceño fruncido. —. Deja de comportarte como un niño.
Adele los miraba sin saber que hacer o que opinar. Se sentía extraña, observando de cerca una pelea de pareja... algo intensa a su parecer.
—Ya veo... ¿entonces correspondías sus sentimientos? — Preguntó con furia.
—¡¿Por qué no dejas de ser un niño berrinchudo?! ¿No confías en mi? ¿Es eso? — Se cruzó de brazos. Sus ojos estaban cristalizados.
—Uhm... chicos — Habló la menor de los Wayne, tratando de evitar que se dijeran cosas más hirientes, pues ambos estaban muy molestos para entender lo que sus palabras afectaban.
—Agh... ¿sabes? Estoy cansado...
—Yo también... te quiero lejos de mi — Dijo de forma segura. —. Eres un completo imbécil y yo no quiero a una persona de esa clase cerca de mi.
—Entonces... ¿irás con Calum?
—¡Que no! ¡Entiende! ¡Deja de ser un inmaduro!
—¡Y tú deja de ser una niña que llora por todo!
—¡¿Qué sucede contigo?! Creí conocerte, pero al parecer me equivoqué.
—Chicos... ¿y sí nos calmamos? — Volvió a intentar la azabache con miedo a que también la incluyeran en la pelea.
—Yo también creí conocerte... pero al parecer, estabas muy cómoda cerca del idiota ese... eres una...
—¡Cállate! — Gritó dándole una bofetada, antes de que la llamara de la forma más grosera que ella jamás había escuchado. —. ¡Te detesto! ¡Aléjate de mi!
—Eso haré... eres una completa distracción y una pérdida de tiempo... eres tan insignificante Annie Larsson... un completo error — Las palabras del chico, fueran dichas con odio y eso hizo sorprender a su hermana. Ella siempre escuchaba decir que Annie era lo que más le importaba en la vida.
—Dami, Annie, yo opino que...
—Y tú... — Se acercó a él y sonrió. —. Eres el asesino que Thalia Al Ghul creó... felicita a tu madre de mi parte, lo hizo bien.
Sin más, se fue de la escuela para ir a casa.
Adele se llevó las manos a la boca, en otro momento habría dicho que era la mejor escena de una discusión de pareja... pero esa no era una película, era la realidad y su hermana y ex cuñada se veían dolidos por lo que se habían dicho.
—Uhm... que cosas, ¿no? Como una simple declaración de amor, armó una explosión nuclear — Damian la dedicó una mirada llena de furia. —Lo siento, mejor me callo — Se cubrió con una mano la boca y así permaneció hasta que llegaron a la mansión Wayne.
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