25
—Annie, ¿podemos hablar sobre la exposición de Historia? — Le preguntó Larissa a la peli-negra, que miraba fijamente con el ceño fruncido al hombre frente a ella.
—Por supuesto —Respondió volviendo su vista a la rubia, le sonrió para tranquilizarla un poco. Se alejaron de Slade para hablar más cómodamente.
—¿Está todo bien?
—La verdad es que... han sucedido tantas cosas — Dijo en casi un susurro con los labios fruncidos.
—¿Y ese hombre... ? — Hizo una mueca y la vió con preocupación. —. ¿Quién es?
—Es... mi... pa... pa... — Rodó los ojos al notar que nunca lo podría llamar de esa manera.
—¿Es tu papá? — Cuestionó con una ceja alzada, la chica asintió y eso hizo que la rubia abriera los ojos ampliamente. —. Pero... ¿c-cómo es eso posible?
—Te lo cuento después, ¿si? No te preocupes por mi, estaré bien — Volvió a sonreír y su amiga la abrazó.
—Creí que quería herirte, por eso me acerqué — La vió con una sonrisa. —. Sí ocurre algo, puedes decírmelo, ¿bien?
—Bien... ahora debo irme.
Empezó a caminar en dirección al auto color negro, vió a su "padre" con molestia y él le abrió la puerta del asiento trasero.
—Vamos, entra, debemos hablar.
—Como sea — Entró al auto y se cruzó de brazos.
Lincoln empezó a conducir en cuanto su jefe subió. Había un silencio para nada cómodo. Annie ni siquiera miraba al mayor, porque de sólo escuchar su nombre, sentía una horrible jaqueca. Wilson sonrió y tomó la mano de su hija.
—¿Te molesta algo?
—Tú — Contestó apartando su mano con brusquedad. —. No trates de hacerte el padre lindo, porque no te queda, ¿qué es lo que quieres?
—Trato de ser amable y así me pagas... vaya... los chicos de ahora son difíciles de entender — Comentó con el entrecejo arrugado. —. ¿Qué pasó con el pequeño demonio irritante? No lo vi detrás de ti, como siempre suele hacerlo.
—Eso no te importa... dime que quieres, para no tener que seguir escuchando tu voz — Mencionó con un tono molesto, que para el mercenario sonó como a un chiste.
—Me gustaría que lleváramos una mejor relación... ya sabes, que tú me conozcas bien y que yo te conozca bien, ¿qué dices?
—Está bien.
—¿Por qué siento que tu "está bien", no está tan bien como dices?
—Tengo ciertas condiciones — Empezó a explicar con un tono serio. El mayor hizo un ademán con su mano para que siguiera hablando. —. Uno. No esperes a que te llame "padre". Dos. Aléjate de mi familia. Tres. Sí lastimas a Damian, olvídate de mi. Cuatro. Sin presiones.
Lo miró fijamente. Slade asintió.
—Bien, la tercera será difícil, pero lo intentaré.
—Ahora, haz que pare el auto y pueda bajarme — Ordenó con indiferencia.
—Te llevaré a casa — Respondió mirando hacia en frente con una expresión neutral.
—A mi verdadera casa, no a la tuya, eh.
—"A tu verdadera casa".
La chica rodó los ojos y se cruzó de brazos.
Definitivamente sentía que Slade la sacaba de quicio, le costaba comprender que él era su padre. No encontraba algo en el que ambos se parecieran. Nada. Había llegado a pensar que él sólo jugaba con su mente y trataba de hacerle daño, fingiendo ser su padre, sin embargo, Scott y Jessica se lo habían confirmado. Y le era imposible negar que Slade era su padre, tan sólo quería despertar un día y encontrarse con la maravillosa sorpresa de que todo había sido una pesadilla.
—Llegamos.
—Como sea — Murmuró abriendo la puerta.
—Te daré un consejo, Annie.
La chica volteó a verlo con una ceja alzada. ¿Qué clase de consejo podía darle él? ¿Asesinar a aquella persona que se interponga en su camino? ¡Ja! Al parecer quería hacer su labor de padre.
—Aléjate de Damian.
—Dame una razón que no sea el hecho de que no te agrada — Dijo con los brazos cruzados y una mirada fría.
—Ese chico va a romper tu frágil corazón.
—Te le adelantaste tú, cuándo decidiste venir a arruinar mi vida feliz y normal — Escupió con algo de odio.
—Annie... ese chico no es como tú... puedes decir que ha cambiado, pero... él sólo está escondiendo lo que en verdad es. Sí te digo que te alejes de él, es porque eres mi hija y me importas.
—Mejor no te metas entre él y yo, ¿de acuerdo?
No dijo nada más, salió y cerró la puerta del auto de un portazo.
Salde la miró caminar hasta la entrada del edificio y le hizo una seña a Lincoln para que condujera.
—Ese niño me causa problemas. Sí no lo hago a un lado, nunca podré acercarme bien a Annie — Comentó con el ceño fruncido.
—Señor...
—Lo siento, querida... haré que él hiera tu corazón.
—¿En verdad tengo que ir? — Preguntó Annie con una mueca en el rostro, mientras desenredaba su cabello oscuro.
—Eres mi novia, es tu obligación — Contestó el de ojos color esmeralda, desde el otro lado de la línea.
—¿Disculpa? De saber que tendría obligaciones, jamás hubiese aceptado ser tu novia.
—De cualquier forma ibas a aceptar — Comentó con una sonrisa, que la chica no pudo ver.
—¿Ah si?
—Ya sabes, nadie tarda en caer a mis encantos.
—Eres más vanidoso que yo — Mencionó juguetona, mientras le quitaba el altavoz al celular y se lo ponía cerca de la oreja. —. Esos eventos no me gustan y lo sabes.
—Bien, sí no quieres ir, tendré que invitar a una de mis tantas admiradoras.
—¡Al Ghul, ni se te ocurra! Sí lo haces, te juro que te arrancaré la cabeza — Exclamó con indignación. Se levantó de golpe e hizo un puchero. Damian soltó una pequeña risa por como sonó su novia.
—Eso significa que vendrás conmigo.
—Agh... está bien, ¿cuándo es?
—Mañana, iré por ti a las ocho... ah, y no te molestes en buscar un vestido, yo me encargo de eso.
—Uh, sí me vas a comprar los vestidos, iré más seguido a las galas y de buena gana — Comentó de forma divertida, al mismo tiempo que se acostaba en la cama.
—Tendrás que acostumbrarte, en un futuro serás la señora Wayne — Dijo con total seguridad, Annie abrió los ojos ampliamente y sus mejillas se tornaron de un leve color rojo.
—Uhm, e-este... ¿así que tú te encargas del vestido? Ya te quiero ver buscando uno — Habló trataban de evadir el ultimo comentario de su novio.
Sentía que aún era demasiado pronto para pensar en cosas como esas. Era pensar en un futuro, que cualquier persona, fácilmente podía arruinar; hacer una promesa que tenía posibilidades de no cumplirse.
—De hecho ya lo tengo listo.
—¿Ah si? ¿Puedo saber cómo es?
—Lo verás mañana.
Ambos sonrieron y siguieron hablando durante más tiempo, sobre la gala y demás cosas.
Annie debatía sí contarle o no, sobre su encuentro con Slade. Sabía que se lo tomaría mal, porque ambos hombres no eran precisamente mejores amigos. Pero, tampoco quería ocultarle algo así de importante, puesto que, quisiera o no, Slade ya formaba parte de sus vidas. Y tampoco sabía sí contarle a sus padres, pues ellos no querían cerca a Slade de su hija.
—Dami...
—¿Si?
Decidió decirle, porque pensaba que no debían ocultarse cosas de esa magnitud. Confiaba en él y mucho.
—Hoy... él vino a verme.
—¿Hablas de Slade?
—Si...
—¿Y qué diablos quería?
—Dice que quiere mejorar nuestra relación, pero... dudo que eso se pueda. No confío en él — Dijo con total seguridad. Hizo una mueca y miró hacia la ventana.
—Annie... sé que es tu papá, pero estoy seguro de que no ha dejado "su trabajo" a un lado... no lo hará, ni siquiera sí tú se lo pides — Comentó con un tono más serio de lo habitual. Definitivamente, no quería que ella cayera en las redes de Wilson, porque podría salir herida.
—Lo sé, lo sé... esto es tan frustrante... él se muestra como una buena persona y en ocasiones me hace dudar... él insiste y... ya no sé que pensar.
—Entiendo... pase lo que pase, siempre estaré a tu lado y lo sabes bien.
—Gracias... eres el mejor novio del mundo, con tu toque de egocentrismo, pero el mejor.
—No hay nada mejor que yo, Larsson.
La chica soltó una carcajada por eso. En definitiva no lo cambiaba por nada. Lo quería así como era y no pensaba hacerlo una persona diferente.
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