Annie cerró los ojos y esperó que ese hombre le rebanara la cabeza. Su muerte era segura, muy difícilmente lograría escapar con vida; estaba acorralada y no tenía ni una escapatoria. Sabía que Damian estaba ocupado luchando contra su madre y que no podía llegar a salvarla. Él le había ordenado huir de la feria e ir a casa, pero no lo lograría... a menos no con vida.
Escuchó como alguien desenfundaba una espada y como segundos después la clavaba a alguien más. Esperó para ver la tan famosa luz que te llevaba a un lugar lejos del mundo de los vivos, pero nunca la vió. Así que, abrió un ojo con temor y luego el otro. Se llevó las manos a la boca. El hombre que la iba a matar, estaba...¿muerto? Su vista subió hasta el rostro de la persona que había sido "su ángel guardian."
—De pie.— Le ordenó extendiendo su mano.
—T-tú... — Sus ojos se llenaron de lágrimas. Miró del hombre muerto al otro que mantenía su mano extendida. Él lo había matado sin dudarlo, eso había sido demasiado cruel para su gusto.
—Vamos, Annie, de pie.
—Y-yo puedo sola.— Dijo levantándose. —No te quiero cerca de mi. —Miró al hombre en el piso e hizo una mueca, sabía que él era malo y que le quería hacer daño, sin embargo no le deseaba un mal destino.
—No sabía que eras igual de orgullosa que el demonio irritante.
—Yo no soy orgullosa.— Respondió caminando en dirección a la salida, al mismo tiempo que buscaba con la mirada a su amado chico de ojos color esmeralda.
—¿No? Acabas de decir que no me necesitas y por lo que vi, estabas a nada de morir.
—¡¿Y a ti que más de te da?!— Gritó siguiendo su camino sin voltear hacia atrás.
—Eres mi hija.
—¡¿Y eso qué?! No has estado conmigo durante mis diecisiete años y haber sido mi procreador no te hace precisamente mi padre.
—Tienes razón... no he estado contigo por un largo tiempo, sin embargo, daría mi vida por ti.
Annie paró en seco y se giró para verlo, no tenía la máscara puesta, sus expresiones hacían pensar a uno que decía la verdad.
—Mientes.— Murmuró sin convencerse, porque no le quería creer.
—Ah, hablo enserio...te acabo de salvar y, ¿así me pagas? Sólo pido un poco de respeto de tu parte.
Lo miró con el ceño fruncido y dijo:
—Entonces, demuestra que quieres ganarte mi respeto, Slade.

—Annie, cariño, ¿podemos hablar?— Habló Jessica parada en el marco de la puerta. La joven asintió, estaba sentada en su cama, viendo algunas cosas en su laptop. —Amor, yo sé que estás molesta.— Le dijo acariciando su mano, ella cerró el aparato y le sonrió de lado.
—Mamá, yo... no puedo molestarme contigo.— Respondió con total sinceridad.
—Entonces, ¿ya está todo bien?
—Estaba molesta, si, porque sentí que vivía en una mentira.— Se acercó a ella y la abrazó. —Pero, tú, papá y Lisa son mi familia, han estado para mi siempre que pueden... ustedes son lo único que necesito.
—En verdad, siento que esto esté pasando.— Besó sus mejillas y luego su frente. —Pero, por favor, te lo pido... aléjate de ese hombre.
Annie hizo una mueca. Quería decirle sobre lo que había pasado en la feria, pero, eso implicaría contarle que se había saltado las clases y un sin fin de explicaciones que terminarían revelando más de la relación que tenía con Damian.
—Entiendo... es un hombre malo, no lo quiero cerca de mi, pero estoy segura de que él no piensa igual.
—De cualquier forma... mantén tu distancia, ¿si?
Ella asintió y volvió a abrazarla. Se sentía culpable por haberle mentido a su madre. Era verdad, no quería a ese hombre cerca de ella, pero tenía curiosidad de saber más. Saber el porque su "mamá" la había abandonado. Saber el porque él no la había buscado antes y el cómo se había enterado de su existencia. Tenía preguntas y demasiada curiosidad. Slade le prometió responder a lo que ella preguntara, él quería ganarse su respeto, por lo tanto no le mentiría. "Tienes razón...no he estado contigo por un largo tiempo, sin embargo, daría mi vida por ti." Esas palabras la hacían convencerse más de que debía volver a esa casa para hablar con él. Tal vez no era tan malo después de todo, tal vez él haría todo por ella.
—Te dejo, iré a ver a Lisa.— Besó su cabeza y salió de la habitación.
Annie hizo una mueca, odiaba mentirle a Jessica, pero no le podía decir que quería saber más, porque ella probablemente no lo permitiría. Soltó un suspiro y pensó. Sí Slade le daba el nombre de su mamá biológica, podía buscarla con ayuda de Damian y a ella podía preguntarle más. Si, eso haría. Era arriesgado, pero lo haría.
Se acostó bien en la cama y se arropó con las cobijas. Decidió descansar y así despejar su mente.

—Habibi, ¿estás bien?— Preguntó Damian deteniendo la caminata para ver a su novia a los ojos. Ella asintió, pero eso no lo convenció. —Hay algo que no te deja tranquila, ¿cierto?
—Yo... — Soltó un suspiro y miró sus manos avergonzada. —Simplemente ignóralo.
—No puedo, lo siento, dime que pasa.
Lo vió a los ojos y decidió confiar en él.
—Dami, ¿crees poder hacer algo por mi?
—Sabes que haría todo por ti.— Besó su mano y ella se sonrojó.
—Quiero que... — Volteó a otro lado mordiendo su labio inferior con nerviosismo. No sonaba a una buena idea, pero en verdad, algo dentro de ella le pedía hacerlo. —Yo necesito hablar con él... con Slade.
—¿Qué dices?— Su voz sonó irritada. Odiaba a Slade y saber que Annie se le quería acercar, lo hacia pensar que... que ella lo abandonaría por él... por su padre.
—Tengo muchas preguntas para él, ¿puedes acompañarme hasta su casa? No quiero ir sola.— Movía el pie frenéticamente, ansiosa por la respuesta que le darían.
—Annie, ¡¿qué más preguntas puedes tener?!
—¡Quiero saber que pasó con mi supuesta madre y porque me alejó de él! ¡Quiero saber porque viene por mi hasta ahora!— Damian hizo una mueca. Ella tenía el derecho de preguntar y que le respondieran sobre sus dudas. Tenía derecho a saber sobre la pequeña parte de su pasado.
—¿Estás segura?
—Lo estoy, sólo quiero que me acompañes.
—Bien... — Suspiró derrotado. —Vamos.

¿Creen que al final de todo, Annie termine aceptando a Slade?