18
—¿Lo ves? ¡Lo estoy logrando!— Chilló con emoción Annie mientras daba pequeños saltitos. Una leve sonrisa se plasmó en el rostro de su novio, pues le daba ternura la emoción que ella sentía al ir avanzando muy rápido con el idioma árabe.
—Aún te falta bastante.— Dijo, haciendo que todas sus ilusiones se bajaran al instante. La chica hizo un puchero y volvió a sentarse, debía aceptar la realidad, aún no estaba al nivel de él. —Pero sé que lo lograrás.— Sus palabras sonaron tan ciertas, que la ilusión volvió a inundar todo su ser.
—Gracias...después de todo eres un buen maestro y me has tenido paciencia.
—No tienes que agradecer.— Murmuró acariciando su mejilla con mucha delicadeza. —De todo lo que he hecho en esta vida, tú eres lo único que me salió bien.
Annie bajó la cabeza para ocultar su sonrojo, quería molestarlo diciéndole que se estaba portando muy cursi, pero realmente le gustaba esa faceta, pues decía palabras muy bonitas. Damian se acercó a ella, levantó su mentón y plantó un corto beso en los labios de la joven. Solía ser distinto con ella, era más dulce y compasivo; era cuando sacaba su lado romántico y sensible. Y si, tenía sus momentos de mal humor, en los que tiraba todo a su paso y prefería estar solo, pero siempre lograba calmarse con una pequeña caricia de esas suaves manos.
—Bien, por hoy hemos terminado.
—De acuerdo.— Annie se puso de pie y empezó a acomodar algunas cosas en su mochila. —Debo irme a casa.
—Yo te llevo.— El chico también se puso de pie, tomó las llaves de su motocicleta y juntos bajaron las escaleras.
Subieron a la moto y emprendieron camino a la casa de los Larsson. El recorrido no fue tan largo, al llegar, Jessica les abrió la puerta.
—Buenas tardes, señora Larsson.
—Hola mamá.
—¡Hola chicos! Adelante.— Se hizo a un lado y los dejó entrar.
Scott hizo una mueca de desagrado al ver al novio de su hija, decía odiarlo a muerte, pero realmente le tenía una pizca de aprecio. Pensaba que no era tan mal partido para Annie. Guapo -él decía que era feo, pero debía aceptar que no era así-, inteligente -cómo no le agradaba, decía que era un idiota-, valiente -cobarde en su idioma-, millonario -arrogante cuando activaba el modo papá celoso-.
—Señor Larsson.— Dijo Damian con un toque de disgusto en su voz.
—Damian.— Respondió de la misma forma el mayor. Se quedaron mirando un rato, de forma retadora, Jessica notó la tensión así que habló:
—¿Qué tal su tarde?
—Bien, estuvimos...
—Espero que se hayan portado bien, de lo contrario tendré que degollar a cierto niño bonito.— Sentenció Scott limpiando un cuchillo, desde la cocina, al mismo tiempo que miraba amenazante al joven Wayne.
—Papá.— Exclamó entre dientes Annie, incómoda por tal insinuación, dejando su mochila en el sillón. Definitivamente no había pasado nada malo, sólo estaban estudiando y ya.
—No se preocupe señor Larsson, yo jamás haría algo que a Annie no le parezca. Yo la respeto.
—Eso espero.— Clavó el cuchillo en la tabla de madera y Jessica tuvo que alejarlo de los más jóvenes.
—Bueno...los padres y los celos.— Comentó la peli-negra restándole importancia.
Damian podía comprender un poco los celos del señor Larsson, después de todo, él también protegía a su hermana y podía ver cómo Bruce hacia lo mismo con Conner. Ya saben, amenazas y esas cosas, nada fuera de lo normal.
—De cualquier forma, no busco la aprobación de tu padre...es decir, entiendo sí él no me aprueba.
—Olvidemos eso, ¿está bien?— Se acercó a él y le dió un pequeño beso en los labios.
—Bien, recuerda que mañana tenemos una cita.
—Lo recuerdo.— Respondió divertida. —Pero...¿a dónde iremos?
—Eso es una sorpresa.— Besó su nariz y ella soltó una risita.
—¡Déjame! ¡Deja que los vigile!— Annie y Damian voltearon hacia donde se escuchaba la voz. Scott y Jessica discutían, porque el primero desconfiaba de la palabra de Damian. Pues "ese niño bonito no es nada más que un niño arrogante e insolente."
—¡Suficiente! ¡Deja de portarte así!
—Papá.— Llamó la atención la joven mientras negaba con la cabeza, el mencionado sonrió.
—Sólo los estoy cuidando...por cierto, niño, las manos y vista que no bajen más haya de su rostro, ¿escuchaste?— Su voz sonó autoritaria y algo escalofriante, aunque siendo Damian, era todo lo contrario.
—Si, escuché.
—Uhm...bueno, yo me lo llevo a otra parte.— Dijo sonriente la madre de la chica, tratando de llevarse a su esposo, pero su intento falló. Trató de empujarlo, pero sus fuerzas no sirvieron de mucho. —Scott, cariño, trato de hace esto lo menos incómodo posible y no estás ayudando.
—¿Has pensado cómo me siento, niño?— Preguntó el mayor dirigiendo su vista en el azabache. —No creo que tengas idea de lo que un padre siente, al ver a su pequeña princesa en brazos de un feo sapo.
—Ay, ya se puso sentimental.— Murmuró Jessica tocando el puente de su nariz.
—Lo que un padre siente son...ganas de ahorcar al feo sapo...y no es fácil controlarse, eh. — Se cruzó de brazos y después sonrió. —Ya te quiero ver cuando seas padre y tu hija prefiera los brazos de un hombre que no seas tú.— Su expresión demostraba que sentía haber ganado la "pelea", pero entonces, Damian decidió contraatacar con algo más fuerte.
—No se preocupe por mi, señor Larsson, Annie sabrá controlarme, además, no permitiré que NUESTRA hija...— Miró a su novia y tomó su mano. —...se acerque a un feo sapo.
—¿Qué dices?— Su sonrisa se esfumó y sus ganas de matarlo aumentaron. —Por supuesto que no permitiré que MI niña tenga un hijo contigo.
—Preguntémosle a ella.— Ambos hombres miraron a la joven, que sonrió nerviosa. —Anda, Annie, responde.
—Ah...este...bueno...— Miró sus pies, señal de sus nervios. —Y-yo...¿no tienen hambre? Porque yo si y mucha. —Contestó liberándose de tal cuestionamiento, para nada agradable. Salió disparada a la cocina, dejando a su padre y novio seguir con la discusión.
—¡Yo soy el padre de Annie!
—¡Y yo soy su novio!
—¡¿Y eso que?! Cuando se enfade de ti, te botará y yo haré una gran fiesta.
—Ella está enamorada de mi, por supuesto que no me botará.— Sonrió arrogante y se cruzó de brazos.
—Oh, sí le traigo a Dylan O'Brien, adiós Damian Wayne.— También se cruzó de brazos y sonrió victorioso.
—Nadie es más perfecto que yo.
—Querrás decir: nadie es más imperfecto que tú.
Annie los miraba desde la cocina, junto a su madre y Lisa, que había bajado a ver la divertida situación. Las tres tenían su mentón recargado en su puño y tenían una mueca de desagrado, apuesto a que esa pelea por el amor de la chica de ojos color chocolate nunca terminaría y bueno...ellos nunca dejarían de odiarse.
Más tarde, Annie esperaba impaciente a su novio, que había prometido llegar al verla. Estaba en el balcón mirando los edificios de la ciudad, llevaba su celular consigo. Un sonido la hizo sobresaltar, era su móvil, pensó que era una llamada de Damian, pero no era así.
—¿Lana?
—¡Annie, lamento despertarte! ¡Un segundo! ¡¿Te desperté?!
—¡¿Quisieras dejar de gritar?!— Exclamó con un toque de molestia.
—Lo siento...uhm...iré directo al punto, ¿está bien?
—Esta bien.
—¿Recuerdas la obra de teatro que estoy dirigiendo en la escuela?— Annie asintió aunque no pudieran verla. —Bueno...la protagonista decidió huir...y sabes que necesito a una protagonista.
—¿Y yo cómo puedo ayudarte?— Cuestionó confundida la chica.
—¡Quiero que seas la protagonista!
—Oh no, yo no.
—¿Por qué no? Te ví actuando como la Cenicienta y lo hiciste muy bien.— Mencionó Lana con mucha emoción.
—Lana...eso fue cuando tenía diez años.
—¡¿Y eso qué?! ¡Por favor! ¡Por favor! ¡Por favor!
La peli-negra tuvo que cubrirse los oídos y alejar el celular por tanto escándalo que hacia su amiga. Hizo una mueca y decidió aceptar, ¿qué tan malo podía ser?
—¡Bien, bien! ¡De acuerdo, deja de gritar!— Pidió algo frustrada.
—¡Gracias! ¡Gracias! Mañana te explico todo, ¿bien? Ah por cierto, Calum está como protagonista, creo que tendrás que besarlo en una escena.— Dijo para después colgar.
—¿Qué?— Alejó el móvil y vió que la llamada había finalizado. ¿Besar a Calum? ¿Al chico guapo de americano? Ehm...no era taaaan malo, pues era una obra...salvo que sí eres novia de Damian, eso significa problemas.
—Larsson, ¿a quién tienes que besar?— Su rostro palideció al escuchar la voz de su novio. Él había escuchado toda la conversación y bueno...
¡Bienvenidos problemas!
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro