Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

17

Annie miraba con atención cada uno de los movimientos y expresiones de esos dos. Estaba aburrida de esperar, al parecer esa dichosa investigación iba para largo y era más difícil de lo que se pensaba.
Soltó un suspiro y checó la hora en su teléfono. Escuchaba cada cosa que ellos decían, sus ojos se abrieron ampliamente al oír que, Damian nombró a su madre.
—Esto no es posible, siempre estuvo detrás de todo esto y a penas me doy cuenta.— Murmuró molesto el azabache, mientras tiraba de su cabello.
—Tranquilízate, se resolverá.— Le dijo Rachel con un tono serio.
—No puede dejarme en paz, parece que no comprende.
Annie se acercó a él y tocó su hombro, él volteó a verla y la abrazó.
—Todo estará bien.— Le susurró al oído, aunque sabía que eso no pasaría. Sabía perfectamente que ella los seguiría a todas partes y que no dejaría que fuesen felices. Aún así quería aparentar que nada malo pasaba, para no preocuparlo o lastimarlo.
—Eso espero.
Pasado unos minutos, Annie y Damian salieron a caminar un poco, para tratar de despejar su mente. Llegaron al parque y se sentaron en una banca, mirando jugar a todos los niños. El joven Wayne parecía tener la cabeza perdida, así que su novia habló con una voz calmada y dulce:
—Deja de pensar en eso, ¿si?— Lo vió con una sonrisa.
—Intentaré.
—¿Sabes? Me gustaría aprender árabe.— El chico la volteó a ver con una ceja alzada y una sonrisa divertida.
—¿Tú? ¿Por qué?
—Porque me gusta aprender nuevos idiomas, es divertido.
—¿Ah si? No creo que lo aprendas.
—¿Por qué no? Yo aprendo muy rápido.— Exclamó indignada, por su poca confianza en ella. El chico negó con la cabeza.
—Sabes que no tengo paciencia para enseñar.
—Pero...pero no necesitarás mucha conmigo, lo juro.— Hizo un puchero adorable que no logró convencerlo del todo. —Vamos, te lo pido.
—Dije que no.
—¿Acaso dudas de mis habilidades? Yo soy muy inteligente y sí me lo propongo aprenderé rápido.
—Dije que...
—Bien, sí no quieres enseñarme, lo entiendo.— Dijo "rendida" mientras agachaba la cabeza, una sonrisa se plasmó en su rostro. —Escuché que Jason, tu segundo hermano mayor sabe árabe...le pediré que me enseñe, apuesto a que él no se negará.— Se escuchó muy decidida de sus palabras, se puso de pie y empezó a caminar.
—Larsson, ¿a dónde vas?— Al escuchar "Jason" todos sus sentidos se pusieron alerta. Se levantó y la siguió, la tomó del brazo y la hizo girar. —¿Estás loca? Yo soy tu novio y como tú novio te ordenó que no pidas su ayuda.
—Bien, pues mi novio no me quiere enseñar, además...no eres mi papá, no tengo porque seguir tus órdenes.— Se soltó del agarre y continuó con su camino. Sonrió ampliamente, sabía que con eso él no se negaría.
—De acuerdo...yo te enseñaré.— Dijo haciendo que volteara a verlo. Corrió a él para abrazarlo. —Mi única condición es que, aprendas rápido y no me hagas perder la paciencia.
—Pero soy tu novia, debes tenerme paciencia.
—Dijiste que no necesitaría mucha.
—Y tú dijiste que no me enseñarías y cambiaste de opinión. Yo también puedo cambiar de opinión.— Lo tomó de las mejillas y le dió un corto beso.
—Si, si, como digas.— Tomó su cintura y la atrajo hacia sí, para seguir besándola.
—Promete que pase lo que pase, siempre estarás a mi lado.— Exclamó la joven al separarse, con una notoria preocupación.
—Lo prometo.— Acarició su mejilla cómo sí fuese una pieza delicada y valiosa. La vió a los ojos, embobado por lo hermosos que eran; porque a pesar de que el color era muy común, su brillo era incomparable.—Promete que nunca te irás de mi lado...que siempre estarás para ayudar a vencer todos mis demonios.— Lo dijo en una súplica. Ella acarició sus manos y asintió.
—Lo prometo.— Volvieron a fundirse en un dulce beso.






Tres horas después, en el Puerto de Gotham...

—Habla.— Ordenó la castaña mirándola a los ojos. La chica parecía tener la mirada perdida y cómo sí fuese un robot, contestó:
—Él sabe que está en la ciudad y que tiene algo que ver con los robos constantes en la ciudad. Se enteró de su nuevo ataque y mañana por la noche, los detendrá.
—Ya veo...¿quién más sabe que estoy aquí?
—Rachel Roth. Aún no le ha informado al resto de la familia, cree poder solucionarlo solo.
—Perfecto, ahora véte.— Le hizo una seña con la mano para que siguiera su orden y la joven así lo hizo.
Camino unos minutos y luego se detuvo en seco. Ni siquiera recordaba que hacía en ese lugar, ni mucho menos cómo había llegado. Lo último que recordaba era haber escuchado una voz femenina que le ordenaba ir al Puerto. Sacó su celular y revisó la hora. 8:30 pm. Era tarde, sus padres ya estaban en casa y debían estar preocupados, seguramente no le había informado a nadie de su salida, no recordaba haber hecho eso.
Se tomó la cabeza con ambas manos y cerró los ojos tratando de hacer memoria, pero nada. Sabía a la perfección lo que había hecho en todo el día, pero después de escuchar la voz, todo quedaba en blanco.
Volteó hacia atrás, vió personas normales haciendo cosas normales. Nada sospechoso.
—Maldición.— Susurró emprendiendo camino a su casa.
Llegó en pocos minutos. Abrió la puerta y rápido, fue envuelta en un abrazo de su madre.
—¿Dónde estabas? Lisa dijo que saliste, sin decir nada.— Tomó su rostro entre sus manos. —No vuelvas a hacer esto, ¿escuchaste?— Ambas tenían los ojos llorosos. Jessica, por la preocupación que sentía al no saber nada de su hija. Y Annie, por no poder saber que le había pasado.
—L-lo siento.— Susurró débilmente. Tragó saliva y se aguantó las ganas de llorar. —Y-yo...escuché ruidos afuera y quise ver que pasaba...pensé que era un ladrón o algo así.
—¿Y? ¿No te sucedió algo malo? ¿Estás herida?
—Estoy bien, mamá, no volveré a hacerlo.— Le sonrió. Su padre y hermana la abrazaron y le ordenaron ir a descansar.
Se dió una ducha y se puso la pijama. Peinaba su cabello, cuando entró la pequeña Lisa con un osito de peluche entre sus brazos.
—Annie.
—¿Qué sucede, pequeño conejo?— Preguntó tiernamente, mientras se acercaba a su hermana.
—¿Qué sucedió? Te vi salir...parecías un robot, te pregunté a dónde ibas y me volteaste a ver.— Se aferró al oso y soltó un suspiro. —Tu mirada daba miedo...era cómo sí estuvieses poseída o algo así, me asusté mucho, sin embargo no me hiciste daño.
Annie soltó una risita y acarició la mejilla de su hermana.
—Estoy bien...es sólo que...cómo le dije a mamá, escuché ruidos y me asusté...tal vez fue sólo eso.
La menor asintió, le sonrió y corrió a dormirse a su habitación.
Cerró los ojos y trató nuevamente, de recordar algo. De recordar el porque había llegado al Puerto, pero le fue imposible. Pensó que tal vez estaba muy cansada, pues últimamente no solía dormir bien. Tan sólo era eso. Nada grave.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro