https://youtu.be/nlA60tjVYlk

Este relato pertenece al #demoniochallenge propuesto por @Nadabrovitchka y @degelallard para crear drabbles durante el confinamiento por el COVID-19.

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¿Cómo podré superarlo?, se ha ido dejándome sólo, encerrado en esta habitación que he convertido en celda a fuerza de extrañarla. Escombro de mi propio ser. Maldigo el poder de sus palabras "no te enamores, quien no tiene corazón no conoce el amor". Al fin les hizo caso.

Puedo levantarme y abrir esa puerta, salir a las calles vacías, convertirme en madrugada... eternidad desoladora, no me dejaré tentar, ¿tentar? Mi sonrisa debe ser la personificación de la ironía. Vencido... por aquella que ni sabe de su victoria.

Inseguro de mí, de mi fuerza que no hinca la rodilla, ahora... dividido y abandonado, aterrorizado dentro del latido de mi propio corazón que creí muerto. Soldado abandonado a su suerte, enemigos invisibles me rodean tratando de derribar mis murallas.

El dolor me mantiene atado a ella, sólo recordarla pegada a mí, su piel... se me vuelve vida, el pelo oscuro como la noche, ojos castaños que reflejaban toda la Luz del alma y que revivían los míos, ahora de un verde vacío... de un verde sediento, sin brillo al recordar su risa cuando me decía burlona: el diablo tiene los ojos verdes...

Entonces lo supo, y la historia escrita fue mi ruina, sus ojos dejaron de desear la primera vez que me miró con miedo, ya no sirve que mi cuerpo le grite que sin ella no puedo ser yo; dentro de ella... no quiero otro lugar.

Se fue alejando... hasta desaparecer. Y no pronunció mi nombre.

Alzo los ojos al cielo... susurrando.... ¿porqué? ¿era necesario?. Pienso que tu crueldad es infinita pero el malo sigo siendo yo, la mueca de mis labios haría salir huyendo a cualquiera... pero no a él, mientras me observa desde el otro lado de esta habitación en que yo ocupo la sombra y él derrama Luz.

- Déjame solo- le digo como tantas otras veces, ya hemos perdido la cuenta ambos.

-Bien... - me responde poniéndose en pie y dirigiéndose hacia la puerta- ella jamás te elegirá, no así. ¿Cuándo lo vas a entender?.

Cómo respuesta, hundo el rostro en mis rodillas, soltándole un gruñido.

- No hay peor enemigo que uno mismo - me mira serio, no parece él- te dejo solo, pero ya sabes... que no puedo alejarme mucho... órdenes son órdenes, lamento tener que ser quien te lo recuerde, sé que no vas a moverte de aquí- su mirada es..., parece preocupado por mi situación.

No le escucho, ni le presto atención cuando la puerta se abre tras unas horas.

Ella está ahí, mirándome.

-¿Cómo me has encontrado?- Evito mirarla, no quiero que me vea así.

-Miguel... él, por favor...- susurra acercándose- yo se lo pedí, tu no me contestabas.

-Maldito- sus manos acarician mi espalda... - Vete, no deberías estar aquí.

-Samael - me besa-

-Mi nombre...- jadeo- has vuelto.

Los pasos de Miguel se alejan...