Abril
-Estás loca Abril...- le dijo Mónica- eh!! ¿Adónde vas? ¡vuelve aquí, no te internes en el bosque... Abril! - inútil... ya no la escuchaba.
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Se sentía francamente mal..., hacerse daño físico para poder sentir algo, desde que Marcos la había dejado por una compañera de trabajo era lo normal, iba de mal en peor y cayendo en picado. Había leído en aquel libro un hechizo, pero casi debía colocarse en el umbral de la muerte para llegar a él... un intento de suicidio es un pecado mayor... él la iba ayudar. O eso esperaba. Esta vez los cortes en sus brazos no iban a ser lo único... necesitaba ese dolor.
Su risa histérica la sorprendió a sí misma, ¿desde cuándo creía en historias absurdas. y pactos de sangre con el maligno?, estaba idiota por alguien que no la valoraba, por alguien que no la merecía... sin darse cuenta la cuchilla de afeitar había hecho pequeños cortes en su dedos a fuerza de juguetear con ella. La acercó a su muñeca sintiendo como la temperatura bajaba bruscamente a su alrededor, un viento helado la recorrió, inusual para la primavera, su pelo castaño se revolvió y sintió unos dedos helados acariciarle la nuca... se quedó quieta, y acercó la cuchilla a su muñeca izquierda.
Todo sucedió muy rápido, suspendida en el aire cerca del suelo con los brazos en alto sobre la cabeza y sin poder mover las piernas, se sentía maniatada, pero estaba sola allí, sola con el viento helado.
Miró al frente... entonces lo vio la miraba sin pestañear... recorría su figura, su rostro, y por donde él paseaba su mirada ella sentía unos dedos helados acariciarla... notó como lamía la sangre en sus dedos.
- ¿Que crees que estás haciendo, niña?- oyó la voz de barítono, ojos grises se adivinaban entre la maraña de pelo oscuro... el ¿hombre? era sumamente atractivo... demasiado pensó ella...
- Ofrecer algo a cambio- dijo.
El se acercó y admiró su rostro de cerca, ella sintió su aliento y el aroma de su piel, olía a bosque, a frío... -estáis todos locos, humanos locos, luego nos culpáis, joder- chasqueó los dedos y ella cayó al suelo.
-Eres... eres...- ella tartamudeó
-Arael, creo que me andas buscando... niña tonta- se agachó a su lado, atrapó un mechón de su cabello y lo llevó hasta su nariz oliéndolo... -vaya... ¿mal de amores?- se acercó a ella por detrás, pasó la mano por su cadera y la cogió en brazos.
-Si - musitó ella -pero yo no...
La besó sin intermediar palabra, ella notó sus dedos helados transformarse en algo tibio... , empezó a sentir calor, cómo hacía mucho tiempo no sentía... le recordaba a alguien soñado... su piel se tornó tibia a medida que él se situaba entre sus piernas, subiendo su falda.
-Abril- ella lo miró... - repite mi nombre.
-A... Arael?- él asintió.
-Eso es niña, tu deseas sentir -sonrió- y yo te necesito viva para ello...
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