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one shot.

--Muévete, Ang, así...--susurraba Brian, entre fuertes suspiros y resuellos--.

Le encantaba oír su nombre fluyendo en su voz grave.

El muchacho movía sus caderas y saltaba, cabalgando el pene de Johnson. Con sus flacos brazos apoyados en el pecho velludo del hombre más o menos ocho años mayor que él. Lo miraba con una lujuria indescriptible, tal como lo hacía al tocar la guitarra cerca de él: la boca semiabierta, con esos labios casi fucsia dejando escapar aire suavemente; los ojos con un aspecto cansado, como si los fuese a cerrar, mirando directamente a los ojos marrones de Brian; y la cara roja como la sangre de los soldados caídos en la sucia guerra.

La última vez que había estado sobre él fue en un concierto... sobre sus hombros.

¿Cómo habían terminado así? Bueno, en primer lugar, Angus se le insinuó unas cuantas veces a Brian: poniendo su pie en su entrepierna y sacudiéndolo a modo de burla, tocando la guitarra entre sus piernas con una cara de éxtasis pura pero a la vez en un tono juguetón, agarrándole el "paquete" con la mano, era como un mal hábito jugar con "la parte donde se encontraba su pene" al frente de miles de personas, justo como le gustaba ese hábito de Angus a Scott allá por sus días. Claro que el vocalista no se quedó callado esta vez, pues se acercaba a él en cada momento y se le insinuaba de vuelta como si todo eso fuese un baile de cortejo, aparte de la manera en la que agarró con fuerza la pierna izquierda de Angus con su mano caliente y sudada mientras lo tenía sobre él, no ayudaron en nada a que bajara esa obvia erección que molestaba entre sus piernas y... en la nuca de Brian. Fue tentación pura; había calentura, se solucionaba con un pequeño tiempo a solas en el bus del tour.

Angus ya no tenía puestos sus shorts, que eran la única prenda exterior que le quedaba puesta luego del alocado show, aparte de su ropa interior, sus calcetines blancos y sus zapatos negros, sin caña, con los cordones desamarrados. Johnson lo había desvestido de una forma tan, pero tan salvaje, que hasta le daba curiosidad; un colegial no tenía nada de sexy, ¿verdad?

El joven sólo jadeaba, y jadeaba, y jadeaba. Estaba encantado, jamás imaginó poder hacer algo así con alguien tan atractivo, más si su masa muscular era como la suya triplicada indiscriminadamente, y el tamaño de su pene lo compensaba muy bien.

Ambas lenguas tibias se juntaron, moviéndose al compás de un sucio ritmo rockero que se escuchaba a lo lejos, la banda que los teloneaba se quedó con gusto a poco.

Era un poco incómodo tener sexo en el sillón rígido de un bus.

--¿Has hecho...? Ah... ¿Has hecho esto antes?

Apostaría mil dólares a que sí. Era un sueño, como un ángel del infierno. Con ese flacucho cuerpo pálido y ese cabello de muñeca de porcelana, ¿quién no lo llevaría a casa? Aparte de toda la banda a excepción de su hermano mayor, en ese aspecto resaltaba Bon Scott, que se notaba a kilómetros que quería algo con el chico, y ese loco sí que conseguía lo que quería.

No le gustaba para nada pensar sobre eso. Si era el reemplazo de cantante para la banda, ¿era también el reemplazo de amante para Angus? Pero el joven hombre de ya veintiséis años era alguien que buscaba otro corazón que lo quisiera en todo momento, lo cuidara y tuviera tiempo para él; por más protector que fuese sobre él y enamorado que estuviese, Bon jamás le hubiese podido prometer eso mientras existiesen las mujeres en la Tierra... Brian sí.

--Bri...

Parecía un ángel, pero no era más que un demonio seductor. Consciente o inconscientemente, su belleza era mareante. Una mujer en él vería a un inocente niño pequeño, querría acariciarle la cabeza y aplaudirle sonriente a las gracias que hacía con su guitarra; un hombre lo miraría y se emborracharía inmediatamente, tendría el deseo de acariciar otras partes de su cuerpo, ni siquiera lo pensaría.

Young sobaba los hombros de Johnson con amor y desesperación. El choque de su trasero con la piel del mayor provocaba un sonido que les demostraba completa intimidad a ambos, aún si estaban en el bus que compartían con la banda entera más sus roadies y unos tipos con cara de ocupados que los chicos aún no tenían idea de qué tipo de trabajo hacían.

Era su primera vez juntos pero estaban más que decididos a probarlo. Brian pudo haber estado algo borracho, pero se sentía más lúcido que nunca con todos esos pensamientos románticos acerca de Ang que le venían a la cabeza cada cinco segundos de verlo a los ojos. Young estaba bien acostumbrado a tener un trozo vivo de carne humana allí dentro, pero ese malnacido musculoso lo tenía aún más grande y grueso que Bon, creía que estaba a punto de romperse, de partirse en dos, pero se sentía tan bien. Le gustaba cuando un hombre era duro con él.

Bon esto, Bon aquello, ¿por qué seguía comparándolos?

Se movía tan bien, justo como una pequeña jovencita de caderas sueltas, estaba a punto de correrse, pero secretamente no quería que se acabara jamás.

--Angus, me voy a... ¿Quieres que...?

Captó la señal y se sacó el caliente miembro del culo como si nada, se arrodilló rápida y ágilmente frente a él y lo miró con la sonrisa más perversa, esos malvados y tentadores labios carnosos...

--Quieres correrte en mi cara, ¿eh? ¿Bri? Eso es lo que quieres.

--Ngh...

Movía su delgada mano masturbando el pene lentamente, haciendo retorcerse de placer y gemir ruidosamente a Johnson. Traía al hombre enredado entre sus hábiles dedos. Lo pegó a su cara aún con una mueca juguetona y en cuestión de segundos la sustancia ya estaba sobre sus mejillas rosadas, nariz y, más importante, su boca.

Se lamió los labios, esperó algo desagradable pero sabía sorpresivamente bien, Brian era tan limpio y dulce.

--No me digas que has estado comiendo piña‐-bromeó--.

Brian estaba congelado en éxtasis. Maldito niño juguetón.

⚡❤⚡

El menor se acomodaba al lado de su amante en el sofá y cubría su delgado cuerpo completamente desnudo con la delgada manta de patrón de leopardo que solía estar sobre el sillón, en caso de que uno de los chicos derramara algo encima, al menos no tendrían que limpiar el mueble.

Era tan movedizo, no se podía quedar quieto ni un segundo. Aunque ambos estaban realmente cansados, esa experiencia fue salvaje.

--Te veías tan lindo en el escenario...--Brian mencionó de la nada--

--¿En serio?--sus ojos se iluminaron y no pudo evitar sonreír ante tal dulce declaración--

Quería decirle mil cosas, mencionar como el sudor hacía a su pequeño cuerpo lucir más ardiente que nunca; como se movía la carne de sus piernas al saltar, al caminar, al acercarse a él, y era visible mientras usaba esos shorts negros que tanto le gustaban usar para juguetear con la audiencia (y con Phil, que tenía que ver su pene y su incontenible mueca de risa cada vez que le mostraba el culo al público) mientras hacía su pequeño número de striptease, que eran sólo una parte de su uniforme de colegial, pero su terciopelo tenía todo un significado pasional cuando los usaba, especialmente en esas piernas que sabían cómo rockearlos; como disfrutaba ver sus cansados labios moverse tan cerca de él cuando lo dejaba cantar con su propio micrófono; realmente mil cosas más. Pero sólo asintió con la cabeza y le sonrió de vuelta, poniendo su brazo alrededor de sus hombros, tan flacos que podía sentir sus huesos.

Angus soltó una suave carcajada.

--¿Te fijaste en mí durante todo el concierto? Eres un pervertido.

--Tú eres el pervertido que se desnudó frente a mí.

Ambos sonrieron. Johnson se acercó a él y le dio un corto beso antes de sacar un par de cigarrillos de un cajón en la mesita auxiliar junto al sofá.

Le ofreció uno y éste lo aceptó sin duda, era un puto adicto, así que se lo prendió mientras colgaba de sus labios. Era tan apuesto, parecía un chico de quince mientras fumaba; verlo era tan prohibido como volver del colegio a espiar a tu vecina en la ducha.

Realmente era un "pervertido" cuando se trataba del guitarrista, y es que no podía dejar de notar cada detalle, cada estúpida cosa que hacía. Cuando iban en el auto, como el cinturón apretaba en su suave torso; o como usaba esas camisetas tan pequeñas y cuando salían a caminar o a sesiones de fotos con la banda él era el único baboso con sus ojos pegados en como la tela apretaba y dejaba poco a la imaginación sobre el cuerpo de Angus, incluso en ocasiones especiales se levantaba y dejaba verlo al desnudo. Literalmente cada estúpido detalle.

--Nadie lo sabe, ¿cierto?

--¿Qué cosa?

--Lo de... ya sabes, lo que acaba de pasar, lo que tenemos.

El corazón de Angus comenzó a latir a la misma velocidad en la que él mismo corría alrededor del escenario en busca de su preciado cantante, "lo que tienen", ¿Lo estaba considerando como algo oficial? Quería explotar en millones de pequeños y lindos corazones.

--Oh, no--confesó Young, sonriendo como el diablo mismo--. ¿Por qué crees que la pandilla casualmente fue a comer afuera sin nosotros?

Brian se puso bastante nervioso. Mierda, si era verdad que sabían, ¿pensarían que son maricones? ¿Se reirían de ellos por eso? ¿Los verían de forma diferente? ¿Qué tal si a alguno se le escapaba el secreto en alguna entrevista de la forma más idiota posible? Y Malcolm iba a matarlo por lo de su "pequeño hermanito inocente" (siendo que Angus había sugerido lo del sexo en primer lugar).

--Mal va a matarme--pensó en voz alta--.

Ang lo miró como si hubiesen hecho la travesura del año y rió.

--Oh, estamos tan muertos, novio, tú especialmente--mencionó entre carcajadas, haciendo énfasis en la palabra "novio". Era tan dulce de pronunciar, más aún refiriéndose a su ser más amado--.

--Dime que Ellen no lo sabe.

Angus no pensó en Ellen durante toda la noche, le pareció muy curioso a ambos, aunque al menor no le importaba mucho ese hecho.

--Nah, aún no le digo. ¡Va a amar esta sorpresa!

A ella definitivamente le iba a encantar esa "sorpresa".

--¿Aún?--preguntó el más alto, levantando el cuerpo para mirar mejor a su pequeño demonio--.

El joven sólo reía mientras estiraba la mano para alcanzar un teléfono fijo de color negro que estaba sobre la mesa ratona. A Brian le resultaba tan curioso el hecho de que Angus se tomara tan a la ligera el engañar a su esposa de tal manera, ni siquiera con una mujer, pero con un hombre, y eso que no llevaban casados más de tres años.

--No--suspiró sonriente y burlesco, acercándose a Angus y agarrando con fuerza sus dos brazos para retenerlo--, ¡no lo harás!

Jugaron tanto que Johnson terminó en una posición muy peculiar: arrinconando al guitarrista en el sillón, entre sus musculosas extremidades y sudoroso cuerpo.

--Amigo...--susurró Angus, seguido de una pequeña risa nerviosa--.

--¿Quieres continuar?

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