Capítulo 4; {Desesperanza}
Sus pies estaban al borde de lo que parecía el mismísimo abismo, a miles de metros por encima del terreno plano de la ciudad. Estaba aterrado. Sus manos temblaban ligeramente, sabía que podía, pero estaba realmente asustado de lo que pudiese pasar si no lograba concentrarse antes de tocar el suelo. Suspiró. Dio un paso atrás y negó repetidamente, con la risa de un segundo en la escena al que le hacía gracia el miedo del chico.
Las escenas donde la sangre escurría de entre sus manos apareció nuevamente en su memoria, causándole más temblores. Todo su cuerpo había comenzado con aquellos temblores frenéticos mientras miró una vez más el suelo lejano por debajo de él. Se arrepentiría, eso era una gran posibilidad, pero cuando una vez más miró, algo dentro de él; una voz, con fuerza le dijo que no importaba, no distinguió su subconsciente, algo andaba mal, pero fue tan rápido que persistió lo que decía; no tenía que importar, estaba bien si se lanzaba y acababa con todo, no había ningún problema. Estaba rechazando su vida desde hacía años, ¿por qué preocuparse ahora? Si sobrevivía o no, daba igual. Si seguía viviendo muy bien, pero si no... ¿Qué más da? Realmente no está preocupado de no seguir viviendo.
—¿Te atreverás o no, Pinetree?—preguntó el demonio, viendo como Dipper aproximaba sus lentos pasos al borde, nuevamente.
Le sonrió ladeado, sin responderle al rubio. Miró de nueva cuenta al frente con su sonrisa desvaneciéndose; un paso adelante y se dejó caer. El aire golpeando su rostro se sentía excepcionalmente bien, golpeando sus párpados, sus mejillas y nariz, haciéndole cosquillas. Tenía muchos metros para concentrarse, aunque ya podía comenzar a volar si lo deseaba, esta era una práctica, eso es lo que se supone que debería lograr, la mayor concentración para comenzar a usar esa habilidad antes de estamparse con el suelo. Su mente estaba lo suficientemente relajada para que él lo hiciera, pero no quería.
¿Qué pasaría sí...? No tuvo tiempo de acabar su pregunta, el suelo estaba próximo y una sonrisa dolida cruzó sus labios. Decidió que quería caer, que no quería salvarse de esta. Abrió con dificultad sus ojos para ver el lugar al que caía, era precioso, al menos moriría en buen lugar. Luego sus ojos volvieron a cerrarse, quería disfrutar de los últimos segundos en el aire que le quedaban.
Bill yacía paralizado. ¿Por qué la sonrisa de Dipper pareció diferente? ¿Por qué le miró de aquella forma tan... apagada? No entendía, pero al menos en sus pensamientos surcó el mirar al muchacho mientras caía. Sintió que algo le bajaba a los pies y no logró describir esa sensación, mientras veía como el muchacho demasiado próximo al suelo no realizaba ningún esfuerzo por salvarse. Dejó una estela cuando sus pies, presionándose con fuerza al suelo, acabaron por soltarse de este buscando impulso. Con su bastón, un portal se abrió en su camino para hacerlo aparecer por debajo de Dipper, quién mantenía sus ojos cerrados.
El castaño esperaba paciente, no se arrepentía de su apresurada decisión, estaba disfrutándolo al máximo. Sintió su cuerpo golpear contra algo, pero reconoció de inmediato que no se trataba del suelo, pues aquello con lo que golpeó lo envolvió con sus brazos. Sus ojos se abrieron sorprendidos, mirando al moreno que le atrapó, pero seguían cayendo, Dipper había tomado demasiada fuerza y Bill ya no tenía tiempo a detenerla, con sus manos ocupadas en sujetar al menor, ambos acabaron cayendo a la dura tierra, en la que plantaron un agujero poco profundo en el que quedaron.
—¡Bill!—Dipper se alarmó, viendo que el moreno no respiraba bien, con hilos de sangre que escurrían de su boca y cabeza, colándose entre su cabello para descender por su rostro, cada vez más gruesos. Una culpa y ganas inmensas de llorar se apoderaron de él. Las manos del rubio aflojaron su agarre y le dejaron, finalmente no podía más, su cuerpo humano estaba literalmente al borde de la muerte, pero al menos logró que el menor estuviese ileso. Una vez más miró a Dipper, quién ahora en definitiva lloraba sintiéndose estúpido e imponente, y esbozó una pequeña sonrisa.
Su cuerpo fue envuelto en estelas doradas que lo cubrieron, haciéndolo desaparecer instantáneamente.
—¡Bill!—repitió el castaño, con voz más desesperada.
Pensó que quería dejarlo todo, pensó que sería buena idea si no tenía más que perder. Realmente no tenía pensamientos tan depresivos, fue algo sobre el momento, algo espontáneo que ahora lo hacía arrepentirse terriblemente, golpeando la tierra bajo él con sus manos envueltas en flamas negras que habían subido por su brazo.
—Ya, para de llorar, Pino.—dijo, aquel triángulo mientras flotaba frente a Dipper—No puedo morir tan fácilmente, chico, tranquilízate—una vez más repitió, al ver el rostro confundido del menor que no paraba de sollozar.
El castaño apenas levantó la mirada tiró del pie de Bill para abrazarlo. La angustia lo estaba matando, aún si veía al triángulo frente a él, nada podía borrar de sus pensamientos el Bill humano desangrándose por su culpa. Su culpa. Un demonio estúpido al que odiaba y al cual tenía rencor acababa de sacrificar su cuerpo humano por salvarlo, ¿en qué estaba pensando?
—¡Para ya!—el triángulo se tornó rojo, realmente sin paciencia—¡Deja de una maldita vez de llorar! Mi cuerpo humano se regenerará, pero no volveré a...—se detuvo, suspiró, volviendo a su color amarillo—Nada—volvió a suspirar, dándose una palmada en el rostro, frustrado.
¿Por qué lloraba? ¿Por él? ¿Por qué frustró la casi muerte del menor? Se había prometido a sí mismo no leer los pensamientos del menor para ahorrarse discusiones o escuchar insultos para él, pero estaba cansando de tratar de adivinar que cruzaba la mente de Dipper. ¡De haberle leído los pensamientos, hubiese sabido desde un principio los planes del menor! Además, tampoco se comprendía a sí mismo... ¿Por qué lo salvó? Podía haberlo dejado caer, después de todo, no lo obligó a nada, pero ahí como idiota actuando impulsivamente.
—Y-yo...—Dipper no sabía cómo expresarse, estaba realmente apenado—Dis-disculpa...
—No quiero tus disculpas, más tarde me las cobraré—sentenció el demonio encogiéndose de hombros. No había hecho esto a cambio de algo por Dipper, pero sí cobraría una pequeña venganza. Estaba vez no había pensando que el dolor era divertido al sentir como todos sus huesos se quebraban y del impacto comenzaban a abrirse múltiples heridas interna y externamente.
El castaño asintió, no sintiéndose realmente capaz de negar nada al triángulo iluminati en ese momento.
Stanford miró a su sobrino extrañado. ¿Qué había pasado? El castaño desde hace días salía y volvía con buen ánimo, pero ahora su rostro miraba la nada otra vez, con los ojos y su brillo especial perdido. Igualmente venía lleno de rasguños y los ojos rojizos, con el claro mensaje de que había estado llorando con anterioridad. Lo frenó en la entrada, apretándolo contra él en un suave abrazo. Dipper rompió a llorar mientras sus manos, siempre más pequeñas que las de Ford, se aferraron al abrigo de este, reconfortándose con las caricias que su tío le daba.
Es que, estaba ahogándose consigo mismo. ¿Por qué pensó en hacer eso? ¿Qué pensaba en realidad? ¿De verdad hubiese estado bien terminar todo ahí? ¡Más culpable se sentía cuando se enteraba de que el cuerpo de Bill había desaparecido por que literalmente lo mató al rescatarlo! No iba a morir de verdad, pero su cuerpo humano sufrió muchos daños y él realmente no sabía lo que hacía. ¿Estaba dispuesto a dejar todo en ese momento? ¿Por qué se dejó caer nada más?
Una voz. Lo recuerda perfectamente, un susurro, un suave murmullo que decía que nada interesaba, qué no importaba. Quería golpearse por haberla escuchado, pero en ese momento cayó en el hipnotismo, dándose cuenta de las verdaderas consecuencias de su acto desinteresado cuando vio a Bill humano bajo de él.
—Tranquilo, pequeño—Ford susurró pasando sus manos por el cabello castaño, en un abrazo que intentaba ser reconfortante—Calma, calma ¿ya?
El menor asintió, levantando su rostro para dar una mirada más a su tío. El más viejo le levantó, tomándolo en sus brazos entre risas, a lo que Dipper siguió. Era un viejo, pero Ford era mucho más ágil y fuerte de lo que nunca pensó, incluso podía seguir cargándolo a él, que ya no era el mismo pequeño niño de hace tres años. Así, ambos riendo, el mayor le lanzó dentro del cuarto, específicamente sobre la cama. Agradecía que su tío hiciese esfuerzos por animarle, así que se despidió ya más animado del mayor, quién revolvió sus cabellos y se retiró.
Podría dormir, su cuerpo se sentía cansado físicamente, aunque sabía que en realidad no era necesario, además, Bill le había entregado un líquido que lo ayudaría a dormir sin pesadillas, pero ni de dormir sentía ánimos. Tapó su rostro, avergonzado de sí mismo.
—¿Todavía con eso, Pinetree?—el dorito apareció a centímetros de él observándolo. Dipper no reaccionó con su presencia. No se atrevía a mirar al mayor a los ojos, más bien, al ojo.
El triángulo, sin saber desde donde, soltó un suspiro de exasperación. ¡Ni él mismo sabía porque lo había salvado! Pero fue su decisión, Dipper no debía sentirse mal, además...
El castaño, con sus manos cubriendo su rostro, sintió como estas eran jaladas por las de alguien más, lo suficientemente fuertes como para, finalmente y aún con sus protestas, lograran hacer que mirase de frente a quién quiera que lo hizo. El moreno estaba ahí, con un rostro de seriedad que antes nunca vio, sujetándole las manos a los costados de la cama.
No. Eso no es lo que quería ver, su mente se nublaba y le mostraba la imagen de hace unas horas, cuando Bill desaparecía frente a él con heridas que él no quería recordar. Deseaba apartar su mirada, no ver más esa imagen. Parecía su pesadilla, parte de los rostros que desconocía, sufriendo ante él, mientras se limitaba a ser inútil incluso en sus sueños.
Bill mordió su labio inferior. Estaba casi sentado sobre el menor, pero este aun así le evitaba. Eso lo molestó, no le agradaba que Dipper no fuese capaz de enfrentarse a sus pesadillas y a él. Una idea surgió, a lo que sonrió divertido. Sería su venganza, con sinceridad no quería que Dipper no le mirara si todavía tenía mucho que enseñarle. Molestarle y ser molestado era una cosa bastante diferente a que el castaño lo evitase y todo se volviera incómodo en sus prácticas.
En la habitación, resonó el golpe de la palma de Bill contra la delicada mejilla del menor, que de pálida pasó a colocarse roja. Inmediatamente llamó la atención del menor, quién colocó su fría mano sobre su mejilla, con una mirada sorprendida y enfadada al demonio mayor.
—Es mi venganza.—cantó Bill, notablemente divertido, separándose del otro—Este es mi pago por hacerme rescatarte. Creo que te dolerá por varios días y se quedará rojo, considéralo mi cuota por tu estupidez—su voz se oía alegre, Dipper no pudo evitar sonreír—Por favor, no lo vuelvas a hacer.
El castaño lo miró con atención. Y rió. Una risa casi desesperada que expresaba lo muy confundido que estaba, la búsqueda de respuestas que no encontraba. Siempre el porqué estaba allí, pero nada era respondido.
—¿Pinetree?—la risa casi desquiciada del menor hizo temer al demonio, que jamás había visto tanto cúmulo de emociones en algo como una risa.
—Nada—susurró, bajando la vista hacía sí mismo—¡Nada, nada, nada!—comenzó a gritar, sus manos mostraban descontroladas flamas negras envolviéndole el brazo, pasando más allá de este para aparecer también en su cuerpo. Se estaba saliendo de control—¡Nada, nunca jamás, siempre es nada! Nada de respuestas, nada de comprender, nada... ¿Por qué me siento así? ¿Por qué hice esa estupidez? ¡¿Por qué me salvaste?! ¡¿Por qué te comportas así conmigo?! Yo no sé nada...—otra risa. Bill torció su labio, en una mueca de desconcierto—Ni siquiera quién soy.
Otra más. Bill dejó esa mejilla ardiendo nuevamente, con fuerza inhumana azotando la anteriormente pálida piel. Este chico estaba sacándolo de sus casillas.
—¡¿QUÉ QUIERES SABER?!—gritó, sus manos se encendieron de azul, pero mantuvo sus colores—¡¿QUÉ TANTAS RESPUESTAS NECESITAS?! ¡Joder, Dipper!—estaba frustrado, incluso descontrolado, antes jamás sus llamas habían aparecido sin él permitírselo—¡Nada, ninguna de esas respuestas las necesitas ahora, maldita sea!—no sabía ni que decía, pero estaba seguro, ¿qué tanta importancia a respondérselas? ¿Por qué los humanos eran tan insistentes con su curiosidad?—¡PREGÚNTAME ENTONCES! ¡RESPONDERÉ!
—Bill...—el menor lo miró, pero rápidamente su mirada escapó a la pared, sus ojos se tornaban lagrimosos otra vez y su apariencia mitad demonio no había sido controlada—No entiendes, tú lo sabes todo.—sentenció, con una suave sonrisa resignada, antes de mirar con dureza al demonio mayor.
Estaba estresado, pero le dolió. Lo estaban tratando de insensible y eso de alguna manera si le afectó.
—Exacto, Dipper, no lo entiendo.—concordó, incluso él se veía cansando y su expresión mostraba su frustración—Déjame entenderte—rogó con voz lastimera.
El castaño volteó rápidamente al mayor, confundido.
—Déjame entenderte, por favor... Puedo responderte, puedo responder muchas cosas, pero yo... Yo no comprendo su naturaleza. No entiendo tus razones, los deseos de saber todo, ¿qué hay de especial en saberlo? Hay dudas que tienes que responderte a ti mismo, pero... ¿Tan necesario es que te desesperes por ellas en vez de hacer algo más útil?—lo que Bill decía le salía de la misma profundidad, su voz se quebró. Él no tenía por qué saber quién era, pero si esforzarse en conseguir sus sueños, los de él eran un tanto psicópatas y destructivos, pero lo que importaba al fin y al cabo no era aquello, ¿De qué te servía decirte a ti mismo quién eres si no eres feliz ni estás satisfecho con lo que has hecho?
¿Qué tiene de especial Bill? Dipper realmente no lo entendió, pero asintió mientras tomaba al demonio por el cuello para abrazarlo. Sería la primera vez que haría algo como esto y realmente le incomodaba que fuese exactamente con su enemigo, pero tenía que reconocerlo, no había quién pudiese haberlo dejado más tranquilo que él en este momento. Estaba más calmado, porque encontraba que Bill estaba razonando más que él. Qué el maniático que casi mató a todo Gravity Falls incluido él mismo, tenía la razón.
—Está bien.—susurró al oído del mayor, las flamas de ambos estaban mezclándose, sus emociones desbordaban—Tienes razón—le costaba admitirlo—Me salí de control, perdóname.
—No tengo nada que perdonar—suspiró Bill, aferrando sus manos a la espalda del más pequeño. Él mismo quería constantemente más respuestas de las que poseía, ahora también necesitaba una; ¿Qué era esa sensación dentro de él al estar cerca de Dipper?—No hagas este tipo de cosas, me acabarás sacando de mis casillas—declaró.
—No lo haré...—correspondió Dipper, separándose un poco de él—Entiéndeme—era extraño decírselo, pero Bill pidiéndole entenderlos; Hay algo que quería hacer, en definitiva, él estaba desesperándose por comprender a Bill y los demonios, pero el triángulo se hallaba en la misma situación. Sabía lo que eso se sentía, por eso estaba dispuesto a tenderle la mano, porque ahora estaba en deuda con ese tonto maniático frente a él—Y gracias. Me salvaste—agregó.
El rubio apagó sus flamas, mientras se apoyaba a la pared, mirando a Dipper quién se apoyaba a la pared del otro lado.
Todo empezó muy normal ese día; una práctica más para volar, la primera cosa que Dipper quería aprender de los demonios, porque era sin duda la que más disfrutaba. Llevaban días realizando sus prácticas en ese acantilado, para acostumbrar a Dipper a concentrarse, a que pudiera utilizar su poder en algo que él mismo definiese, tal como lo hacía Cipher, pero cuando tocó mirar abajo, algo cambió.
—Pinetree—la voz del moreno sonó severa, pero al más pequeño le relajó que utilizara su apodo—Dime, ¿qué pasó mientras estábamos allá arriba?—cuestionó, refiriéndose al momento en que se lanzó del acantilado.
Algo malo debía haber y Bill estaba clarísimo de ello, porque antes Dipper había pasado por esa prueba sin ninguna dificultad.
El castaño sabía a qué se refería. Una voz. Hice caso a esa voz.
—Estoy arrepintiéndome de mi decisión de respetar tu privacidad mental.
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Well, well, well...
¡Hasta aquí ha llegado el capítulo 4!
¿Este capítulo es raro? Sí. ¿Me pasé? Un poco, I'm so sorry. Había pensando algo un poco más ligero, pero estoy realmente muy ¿mal? no, estoy bien, solo tengo las emociones subidas un poco;c #MalditoHermosoFinalDeGravityFalls ¿Ahora me entienden? Perdónenme la rudeza usada en este capítulo, espero les agrade, me iré a llorar en un rincón y bueno, ya sabrán uwu.
Si usted pregunta porque la foto de multimedia no coincide mucho, realmente no tiene que ver, solo ilustraciones lindas del BillDip:'c
Amemos a Dipper y a Bill peleándose:'c, gracias por leer y mucho amor para usted<3, que no se les rompa el ♥ después, como a mi y bueno... Mucho BillDip:c *Está realmente mal*.
Ah, por cierto, este capítulo está siendo subido a las 3;15 de la madrugada chilena y yo terminé hace poco de ver el último capítulo de Gravity Falls, así que es la razón por la que haya salido más o menos de esta manera uwu, me gustó aunque está muy dramático, mis disculpas, por otro lado, espero lo hayan disfrutado y ahora sí.
Hora de que me vaya a mi rincón *Se va* Bye~.
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