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Capítulo 12; {Ministerio de demonios}

¡Maratón!

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Miró a su alrededor. No sabía dónde estaba o porqué, tampoco el por qué en círculos negros, al igual que él, permanecían de pie también Neir, muy herida al parecer, Bill y un demonio que no reconocía. A su frente, un montón de encapuchados formaban un medio círculo que los abarcaba a los cuatro, descubriéndose el rostro en cuanto todos posaron su mirada en ellos. Variadas formas se presentaron a él mirándole con excesiva frialdad, aunque otros expresaban diversión.

Sintió ardor en sus mejillas y cuello, dándose cuenta del corte que les habían hecho en estas. Los otros tres permanecían con la vista fija a los encapuchados, mientras él se distraía tratando de buscar sus recuerdos. A su mente solo llegó la imagen de Bill, como los últimos momentos en que se sintió consciente. Miró al rubio, pero este no mostraba atisbo de duda sin siquiera mirarle. ¿Qué había pasado? ¿Dónde estaban? No entendía nada.

Miró al demonio que no reconocía, el cual le miraba de reojo devolviéndole el gesto. No le gustaba esa apariencia y forma de mirar, pero es cómo si ya le conociera. De algún lugar podía reconocerle, pero no recordaba de cual. Nuevamente se fijó en Neir, preocupado del estado de la jovial muchacha que lucía débil, pero mantenía una postura orgullosa. Bill solo miraba a los encapuchados de forma burlona, como si supiera que no podrán ganarle. Como si jugaran un juego invisible que él desconocía, pero del cuál era parte.

¿Por qué tenía esa sensación?

Volvió a su vista al frente, simulando la misma postura que los demás, algo desconcertado.

—Neir, bruja... —empezó alguno de ellos sujetando algo parecido a un pergamino. —Estás aquí por la sospecha de haber transformado a un humano en demonio, violando todas nuestras leyes. —finalizó.

Un sudor frío recorrió al castaño. No creía que Neir hubiese transformado a alguien más que él, además... ¡Estaba ahí! Estaba realmente aterrado. Mientras tanto la bruja les miró con indignación, como fingiendo que nada sucedía, que aquello por el cual la inculpaban era falso.

—No tienen pruebas... —murmuró con disgusto la morena, manteniéndoles la misma mirada que Bill, burlándose de aquellos.

Todavía no lo entendía. Pareciera que todos jugaban un juego y él era el único que lo desconocía.

—No, pero has cortado el hilo de vida de un humano, prueba suficiente —dijo uno de ellos.

Se quedó inmóvil. Imaginaba que lo matarían.

—No es así, señoría —soltó Bill con gracia, alejándose de su círculo.

¿Qué hace? Dipper no entendía nada. Sus recuerdos estaban borrosos, lo último que vio es a un Bill convenciéndole de su forma demonio, lo cual le resultaba una estupidez ahora. Él quería seguir siendo humano. Vio como el rubio se alejaba de su círculo, aproximándose hasta él y tragó grueso. No sabía que pretendía, pero estaba muy aterrado como para pensar en negarse a cualquier petición que el demonio le hiciera con tal de escapar de esta situación y que le explicasen que sucedía.

No lo hará, ¿verdad? Viktor parecía aterrado por algo totalmente diferente, no estaba creyéndose que su contraparte fuera hacer lo que sospechaba, y sí así fuera, todos sus planes se iban por la borda, y tampoco le convenía intervenir o desmentir, mucho se había esforzado para la obtención de un híbrido resistente, ¡pero no se suponía que Cipher se decidiera tan rápido! ¡Complicaba mucho sus planes!

Por fin. Neir solo podía sentirse aliviada, esperanzada de que haya sido Cipher quién tomase la iniciativa por una vez, aunque más tarde fuera a lloriquear arrepintiéndose, le servía por ahora. No quería darse el lujo de dejar que matasen a Dipper, no podía con eso.

No sé que estoy haciendo. Bill mordió su labio inferior, aunque su rostro seguía pareciendo lascivo y provocador, deteniéndose a escasos centímetros de Dipper y aquellos labios rojizos que ahora parecían tan deseables. ¿Desde cuándo? ¿Por qué esos labios despertaban más deseo en él que cualquiera de los que haya visto antes de los cuántos con los que se acostó? Quizá no sabría cómo excusarse más tarde, pero ya había llegado muy lejos como para dejar que al Pines lo matasen sin poder hacer nada.

"Solo sígueme. No quieres morir, ¿verdad?" —Dipper se sorprendió de escuchar dentro de sus pensamientos la voz de Bill, pero respondió un pequeño sí mental que fue oído por Cipher, y que solo provocó la sonrisa de este.

El rubio cerró la distancia, dándole un beso que dominó todos sus labios y que él siguió tal como Bill le pedía. Inexperto, torpe, se notaba que era un novato, pero no estaba importándole. Tomó más atención a esos cálidos y dulces labios que aumentaron en agresividad, abriéndose paso a su boca sin permiso, y explorando como si estuviesen en la propia, con la lengua de Bill que era un experto en el tema. El mayor entrecerró los ojos, no pudiéndoselo creer. Estaba gustándole, era un problema, porque no podía detenerse. No controlaba su propio deseo, su propia lujuria por ese pequeño que lo despertaba sin quererlo.

Detente. La voz de Dipper llegó a sus oídos llorosa, pero era un pensamiento. Él corto el beso con excesiva lentitud, dejando a un Pines más sonrojado que la propia Neir que no sabía que pensar de tal escena que estaban pintándole a los miembros del ministerio. Viktor lucía enojado, pero evitaba mirar.

—No es cierto... —repitió Bill, recién abriendo sus ojos, pero manteniendo su mirada en Dipper. —Porque Neir no fue. Ha sido convertido por ser mi pareja. —afirmó con decisión. Su mirada no se despegaba de la del castaño, al cual le temblaban los labios.

¿Era verdad eso que oyó? ¡¿Pareja de Bill?! ¡¿Enserio?! No sabía si desmayarse u otra cosa, pero con la dorada mirada del Cipher pegada a la suya no estaba prestándole atención a nada más. No entendía tampoco de qué forma estaba salvándolo al declararle su pareja, cosa que él no recordaba. Estaba confundido. Al principio ese beso era solo un engaño, entonces... ¿Por qué se sintió lleno de sentimientos tan expresivos?

Un chasquido de dedos. Todo se volvió negro, disolviéndose, y no vio más.



—¿Pesadillas? —Dipper preguntó confundido.

Neir permanecía sentada frente a él, con Bill detrás que ni siquiera se atrevía a mirarle, de brazos cruzados apoyándose a una pared. La bruja trataba de explicarle rápidamente lo sucedido, tanto el porqué de su inestable situación, como el por qué otros demonios similares a Viktor le continuarían persiguiendo.

—Contraparte de Bill —susurró con desagrado la bruja, chasqueando la lengua. Podía notarse que no le agradaba.

—Ah... —pese a que asintió, se veía notablemente confundido. —Hey... ¿Y por qué Bill dijo que era su pareja? —soltó sin más, dándole un ligero respingo al demonio por la sorpresa. No esperaba que lo dijera con tanta facilidad, al menos, no ahora.

—E-es... —la bruja titubeó ¿cómo le decía a un muchacho de quince años virgen sin que saliese huyendo? Sus dedos temblaban y Cipher apartó aún más la mirada, dejándole la gran responsabilidad a ella. Después de todo, el rubio con tal de excusarse dijo que solo lo había hecho para que Neir no lo molestase, cosa que resultaba gran mentira.

—¿Qué tiene? —Dipper repitió su pregunta, extrañado de que ambos adultos milenarios comenzaran a comportarse de forma tan tímida.

—Bu-bueno... eso de alguna manera nos salvó... —comenzó a decir Neir, incómoda. —Se supone que una manera de que un humano se convierta en demonio sin morir es ser la pareja defini...

—¡NEIR! —ante el grito de alguien, un alivio para la bruja, esta calló con algo de nerviosismo al distinguir a quién pertenecía la voz. Habían pasado cinco días desde la presunta desaparición de Dipper del plano de Gravity Falls, aunque dentro del otro mundo solo había transcurrido la mitad del tiempo, o el mismo, solo que se notaba diferente, especialmente si ella se halló moribunda, mientras Bill y los demás estaban en la de los Sueños, lugar dónde nada tiene sentido.

Ah, sí, esa voz le pertenecía a Stanford Pines.

Otro salto más en Bill y al pobre le tiritaban los nervios.

El castaño, con repentina alegría, dio un salto fuera del asiento para abrir la puerta de un jalón y lanzarse contra los brazos de su tío que ahora sentía que extrañaba muchísimo. El mayor respondió con el mismo cariño solo con reconocerlo. Bill bufó molesto con la escena y Neir rió. Todo parecía una escena perfecta, hasta que Ford levantó la vista y miró el interior de la cabaña, donde estaban dos presencias, no solo la morena bruja que él reconocía.

Cipher se sintió estúpido. ¡No ahora que no quería perder a Pinetree!

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Well, well, well...

¡Tercer capítulo del maratón terminado! Esto comenzó siendo un especial +2,4K de lecturas, continuó siendo uno +2.8K, pasó a ser un +3,0K para el segundo capítulo de la maratón... Bien, ahora esto finaliza como un especial +3,3K! Los amo, los quiero, y muchísimas gracias♥ Siempre animan~.

Entonces con esto finalizado, el próximo capítulo ya saben, el siguiente fin de semana y así~ ¡Espero hayan disfrutado los tres capítulos! 

¡Hasta luego!

Sum~.

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