Capítulo 1; {Pesadillas}
Las pesadillas lo aterraban. Imágenes vívidas, cosas que han sucedido, algunas pasan segundos después de verlas, otras suceden en futuros lejanos. Estaba cansado, no podía soportar ver más estos sueños, ya no podía más con el peso que significa ver rostros conocidos y por conocer ser acabados de formas inhumanas. No dormía, no comía, pasaba gran parte de su día tratando de buscar refugio, de no volver a aquellos sueños que comenzaban a dejarlo con grandes traumas.
El dolor es hilarante. Frases como esa eran representadas en sus sueños, dejándolo ver escenas de masacres enteras sin ningún tipo de censura, provocándole convulsiones, ganas de vomitar, y rápidamente está perdiendo la cordura. Veía muchos rostros, reconocía pocos de ellos y se metía la idea de que nada era cierto, eran pesadillas, nada más, pero cada vez más los propios dolores que le causaban en sueños a él parecían más reales al despertarse, para sentirse tan o más débil e inútil que en sus sueños.
Su familia estaba preocupada. Mandarlo a Gravity Falls después tres años se supuso un descanso para él, para que cambiara de aires de la solitaria y gris vida que empezó a llevar después de regresar de su primera vez en el verano que siempre dijo el más grandioso de su vida. Stanford sabía que eran las intenciones del resto para hacerlo venir una vez más, pero ni él, siendo el nerd más cercano a su sobrino, logra animarlo.
Dipper realmente está traumatizado con las imágenes de sus pesadillas.
Esta vez Mabel no volvió con él, pero incluso con su hermana a su lado, los sueños no dejan de repetirse, de aterrarlo, de hacerlo un títere mientras todo sucede en su cabeza, como un horrible presagio que se niega a creer.
Solía, desde que llegó, ir a pasear al bosque en completa soledad, salir muy temprano por la mañana y regresar demasiado tarde por la noche, sin que, ni siquiera Stanley, comente algo al respecto. Decididos a ayudar a su sobrino, Stanford cuenta la reciente historia que ha descubierto en lo recóndito de Gravity Falls, lo que al menos distraerá al muchacho de pensar en sus terribles pesadillas. Tal como se preveía, Dipper salió al bosque a la mañana siguiente en busca de comprobar la leyenda contada por su Tío Ford.
Es una gran distracción, pero no logró detener estar continuamente temblando por parte de Dipper, aterrorizado de las imágenes que insisten en presentarse contra su voluntad dentro de sus pensamientos.
Ford es inteligente, el chico se recordó adentrándose a la vivienda en medio del bosque. No está tratando con un demonio, si no con una mujer lo suficientemente extraña y está confiando en que ella quizá podría ayudarlo con sus problemas. La mujer es morena, con una apariencia que solo asimila a rondar cerca de los diecisiete, con ojos celestes y una gran sonrisa. Es una muchacha bruja que debe muchos favores, incluyendo un favor a Stanford Pines, por antiguas ayudas de éste con la extraña.
Dipper le sonrió, sin necesidad de decirle su nombre, la bruja ya sabía lo que el joven buscaba en un lugar cómo aquel. Suspiró. De no ser porque hablábamos de descendencia de Stanford, ella no estaría dispuesta a ayudarle en cuál fuera su problema. Correspondió la sonrisa, jalando al muchacho al que sentó en una de las sillas que Dipper observó apareció de la nada.
-Dime, pequeño, ¿qué deseas de alguien cómo yo?-dijo esta, mientras en su mano crecía un brillo dorado que apareció una dorada pulsera, la que colocó en la muñeca de Dipper.
-Ah, sí-con dificultad habló, sintiéndose incómodo con la cercanía de la bruja-Y-yo... este... Me llamo...
-Eres Dipper Pines, sobrino nieto de Stanford, un viejo amigo mío-le interrumpió ella, dejándose caer en una banca de madera recién aparecida-Sip, eso ya lo sabía, pequeño, pero... ¿Qué quieres? ¿Cuál es tú deseo? No te preocupes, no hay truco. Será mi pago a Stanford-la chica rió. En realidad, no le es necesario preguntarle, sabe a la perfección que está pasándole a Dipper, pero no quiere mostrarse una invasora, a diferencia de cierto triángulo que molestó en su tiempo al joven.
-¿Eh?-Dipper procesó rápidamente la información, no se había dado cuenta de la trampa/ayuda a la que había sido enviado por los gemelos Pines mayor-Sí... Q-quería ayuda... con m-mis pesadillas-acabó diciendo, con la voz temblorosa y todo sonrojado.
Daba vergüenza decirle a una chica linda que rondaba su edad su miedo por las pesadillas que le apresaban.
-¡Tengo algo perfecto para ti!-la morena dio un salto, alejándose del menor para ir en busca de una de sus pócimas al estante que yacía lejos de ambos-No te preocupes, aunque... ¿Qué tipo de sueños has tenido?-preguntó ella desde la lejanía, curiosa. Esto si necesitaba saberlo, pues en la gran inmensidad de los sueños, había distintos tipos de ellos y no era ella un demonio maniático, refiriéndose al iluminati triángulo Cipher, como para saber cuál de todos los tipos era el que pesaba a Dipper Pines.
-Son... horribles-no sabía con exactitud como describirlos, tembló, frotando sus manos en busca de calor para apagar el frío que crecía en él al recordar sus pesadillas-Me muestran... cosas. Algunas son del pasado, las recuerdo, otras son cotidianas, otras de futuros lejanos, pero siempre con distorsión, mostrándome todo como si estuviese lleno de... sangre.
La bruja lo mira, escéptica, entre preocupada y llena de confusión. Debía retener esos sueños, pero necesitaba ella misma verlos. Dipper Pines, un chico que estaba presagiando cosas que a ella preocupaban por medio de sueños. Ya preguntaría después a algunos de sus amigos respecto al tema, no debían dejar que cosas así escapasen a los humanos, entonces... ¿Por qué? Otro suspiro más salió de sus labios, tomando la pócima que segundos antes había mirado sobre los estantes.
Serviría para reprimir las pesadillas, cosa que no estaba muy segura de querer. Este chico podría servir para evitar catástrofes, pero estaba lo suficientemente sufrido como para acabar tomándola con decisión y entregársela. No puede permitir que un simple chico de quince años soporte tanto peso en su espalda. Acabará mal.
-Bébela, de esta forma, no volverás a tener sueños de ese tipo-se la extendió, dándole una pequeña sonrisa que a Dipper acabó convenciendo para abrir el frasco, mirando el contenido.
-¿Cómo te llamas?-le preguntó a la bruja, quién sentándose de piernas cruzadas frente a él, le miró con intensidad.
-Soy Neir-respondió, extendiendo su mano a modo de saludo-Es un placer por fin verte, Dipper Pines.
-¿Por qué lo dices?-lució extrañado, pues él no la conocía de nada.
-Oh, vamos, soy una bruja, yo sé muchas cosas-sonrió la morena, haciéndole recordar, con un escalofrío al demonio Bill Cipher, a quién ojalá no tuviese que volver a ver en su vida-pero bueno, llamas la atención. Y creo que, como te habrás dado cuenta, no sólo de brujas como yo, también de otras criaturas.
-No tengo nada especial-suspiró cansado, moviendo circularmente el frasco, revolviendo el contenido sin mirarlo-Sólo soy un nerd.
Ella rió, pero esta vez su risa fue escandalosa-¿Es enserio?-reía la morena, presionándose el estómago de los dolores que le producía reír de aquella forma-¡Vamos, chico! Sé más inteligente, ¿no te has dado cuenta aún? Ustedes los Pines son un tanto especiales, o al menos, la mayoría de los hombres-declara, encogiéndose de hombros.
-¿Qué?-los ojos de Dipper se llenaron de curiosidad, deseoso de saber más.
-Alto ahí, chico-detiene Neir, frenando al interesado muchacho con una mano anteponiéndose-Bebe eso, yo no puedo darte todas las respuestas aún si las tuviera-ordenó, con su índice señalando al frasco.
El chico asintió, dudando, pero rogó a voz baja-Ayúdame, no puedo más-la bruja escuchándolo, sonrió. Sí, en definitiva, aún si perdía una gran oportunidad, estaba dispuesta a perderla si ese chico podía dormir tranquilo, lo necesitaba.
Dipper sintió su garganta arder, mirando aterrado a la bruja, ella solo le dedicó una sonrisa conciliadora-Dolerá, pero valdrá la pena, no te preocupes, ¿si?-lo abraza, ayudándolo a volver a tomar asiento. Dipper agarra su garganta, la cual quema, sus brazos se sienten extraño, parece que están quemando su espalda y su cabeza, oh dios, duele como si estuvieran clavando muchas estacas a la vez en ella.
-¡Maldición! Duele demasiado, Neir-apretó esta vez su cabeza, tratando de refugiar su dolor en algún lugar, pero era imposible, ahora todo su cuerpo ardía de igual forma, mientras sus ojos soltaban lágrimas desesperadas.
Oh, no. La bruja echó una rápida vista al estante desde dónde cogió la pócima, corriendo hasta este solo para darse cuenta de que no escogió bien la que debía darle a Dipper. Mordió con fuerza su labio inferior, esta pócima no tenía un adapte a los humanos, el dolor producido era resistido por demonios, deidades u otras criaturas que no tuviesen el mismo nivel de sensibilidad que los humanos. Debe estar matando a Dipper, y lo que hace no dejará nada feliz ni a Stanford, ni al chico ni a nadie.
Y no tiene remedio para lo que dio a beber a Pines.
-¡Agh!-un aullido más, Dipper ahora estaba en el suelo, pero los espasmos se detenían, dando paso a la nueva forma del menor de los gemelos.
Neir asumió rápidamente que Stanford querría cortarle el cuello en cuánto se entere, mientras ella, tiene que recibir con nerviosismo al dolido chico, que, por suerte, no ha perdido el conocimiento individual pese a verse liberado como...
-Bienvenido-suelta la bruja, nerviosa-Dipper Pines, o mejor dicho; nuevo demonio.
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No sabía como pensar, pero Hola^^. Tenía metida la idea de un Dipper demonio y después de enamorarme de BillDip, lo escribí de esta forma, aunque este primer capítulo es como una introducción.
Espero que les guste, aunque es la primera vez que escribo sobre Gravity Falls><. De verdad me gustaría saber su opinión y bueno, si han llegado hasta aquí, tienen abrazos de mi parte! Gracias por leer, ¡y espero verlos en el siguiente capítulo!
Sum~
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