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9: Community Shield

—Me has hecho venir hasta Leicester a ver un partido en el que tu novio ni siquiera ha jugado y hemos apoyado al equipo perdedor. Me vas a deber una muy grande por esto.

—Lo que quieras. Además, tienes que estar contenta. Jack ha jugado mal y ha marcado uno de tus nuevos amigos.

—A ver me caen bien mis chicos abandonados, pero no suficiente para tragarme un partido de fútbol entero. Y el otro ha acabado el partido andando, así que no soy suficientemente feliz.

—Li, has pasado más tiempo bebiendo cerveza que en las gradas viendo el partido.

Lilith se encogió de hombros. Cosas de obligar a tu mejor amiga que odia el fútbol a ver un partido en un estadio con bebida gratis.

—¿Qué hacemos ahora? Porque no me encuentro en condiciones de volver conduciendo a Manchester

—Sabía que no era buena idea venir en tu coche, no sé por qué me dejé convencer.

Kendall sacó su móvil tratando buscar una alternativa para la vuelta a casa. Lo bloqueó resoplando de frustración.

—No quedan trenes.

—Pillamos un hotel y nos vamos mañana —Lilith flotaba despreocupada por el alcohol que recorría sus venas.

—Yo mañana trabajo —Kendall tecleaba nerviosa en busca de nuevas alternativas que se iban cerrando a su paso.

Tenía que estar en la oficina a las siete de la mañana, ella no podía permitirse ir a trabajar cuando le apeteciera como hacía Lilith.

—Díselo a tu novio. Que sea rico debería servir para algo —contestó Lilith con simpleza.

—Llámalo John —Kendall estaba irritada por el estrés.

—Díselo a tu novio John.

Kendall puso los ojos en blanco, dando por perdida a su amiga. Tenía que admitir que quitando esa tontería le había dado una buena idea.

Llamó al segundo contacto más utilizado de su teléfono, por detrás de la persona que la acompañaba.

Mientras la conversación avanzaba, Lilith empezó a hacer aspavientos con las manos. No era eso lo que pretendía con pedirle ayuda a John. Ella esperaba la magia de los ricos, un avión privado o algo así, no lo que estaba escuchando que su amiga aceptaba en nombre de las dos.

—Te voy a matar —dijo Lilith en cuanto Kendall colgó.

—Ha sido idea tuya —Ahora era Kendall la que sonreía orgullosa.

—No eso.

—Vamos, que no queremos que se vayan sin nosotros —Kendall tiró de la mano de Lilith y echó a correr por la calle, haciendo que Lilith tropezara con sus propios pies y estuviera a punto de caerse.

John las esperaba junto a un policía que las dejó pasar, no sin mirarlas de una forma que hizo sentir incómoda a Lilith. Si otra mujer estuviera haciendo lo que ellas ahora mismo, ella escribiría en su columna sobre eso. Insinuando cosas poco agradables al respecto.

Subieron al autobús, escoltadas por el alto cuerpo de John, aunque eso no evitó que algunos flashes consiguieran captarlas. Lo que estaban haciendo no era normal, los jugadores viajaban solos, con el staff técnico, no con invitadas. Mañana saldrían en los tabloides. La segunda vez de Lilith en poco más de un mes. Nunca pensó que estaría al otro lado.

La cara de Lilith adquirió un rojo intenso cuando levantó la vista y vio como la plantilla del Manchester City las observaba con curiosidad. Empezando por el entrenador, ese señor imponía de una forma que no había esperado. Ella, que no se mostraba tímida ante nadie, se sentía cohibida por estar invadiendo un espacio que no les pertenecía.

—Buenas noches, señor —dijo al hombre.

Kendall no se encontraba mejor a su lado. Pero ella tenía el apoyo de la mano de John, que envolvía la suya con fuerza.

—Buenas noches —respondió Pep Guardiola.

—¡Lilita! —gritó Kalvin desde su asiento. Ganándose una mirada, por parte de su entrenador, que habría asustado hasta al más valiente.

—No me los animéis mucho, que se supone que estamos enfadados por la derrota —El hombre se dirigió a las chicas de una forma más amable que a su jugador.

Avanzaron por el autobús. Lilith tomó asiento junto a Kalvin que le hacía gestos.

—Hola —Metió el dedo en uno de los hoyuelos que formaban las sonrisas en la cara del chico —¿Estabas solito hasta que he llegado?

—No —contestó otra persona desde la fila de asientos contigua —Me ha echado a mí cuando se ha enterado de que venías.

—Lo siento, Ayme. No lo siento —contestó Kalvin riendo.

—No te culpo. Yo habría hecho lo mismo si mi novia viniera.

—No soy su novia —protestó Lilith.

El jugador al que Kalvin había llamado Ayme y su compañero de asiento, Rodri, al que Lilith conoció la noche de la cena, se dijeron algo en español y soltaron una risita.

—Primero era la amante de Grealish y ahora la novia de este. Las mujeres podemos ser algo más que eso. —Lilith se levantó, dispuesta a buscar un asiento en el que nadie pudiera malinterpretar su presencia.

El autobús tomó una curva de forma brusca y Lilith perdió el equilibrio. Unas manos agarrando su cintura evitaron que cayese por completo encima del ocupante del asiento hacia el que se había precipitado.

—Por favor tomen asiento y eviten andar por los pasillos —dijo una voz por la megafonía del vehículo.

La tez de Lilith volvió a adquirir un rojo intenso. Era la única persona que no se encontraba sentada.

Jack apartó las manos de su cuerpo y se deslizó al asiento que pegaba con la ventanilla. Dejando el espacio libre para que la mujer ocupara el otro sitio.

Lilith se sentó sin mediar palabra. Maldiciendo su decisión de abandonar su sitio junto a Kalvin. Ahora le esperaban por delante más de dos horas de viaje junto a Jack.

—¿Quieres? —Le tendió una bolsa de ositos de gominola.

—¿Podéis comer de eso? —Lilith se llevó una de las golosinas a la boca.

—De vez en cuando no pasa nada. ¿Cómo va tu mano?

—Bien. ¿Y tu boca? —Lilith buscó en los labios del hombre alguna marca del golpe.

—Va bien —Jack se tocó el labio —. Aunque le ha costado. Pegas fuerte —La elogió.

—Gracias. Tú también tienes una cara bastante dura.

—Me lo voy a tomar como un cumplido, no me saques de mi error si no lo era.

Lilith contestó con una risa baja. No quería que la oyesen y le riñesen por alborotar o algo así.

—¿Por qué te sientas solo? —preguntó Lilith tras pocos segundos de silencio.

Iba a tener que charlar con Grealish aunque no fuese de su agrado. Lilith era incapaz de viajar en silencio. Se aburría y mareaba. Por eso había insistido para venir conduciendo ella, si manejaba el volante tenía que centrarse en la carretera y los viajes se le hacían más rápidos y placenteros.

A ese hecho había que sumarle que la cerveza la volvía charlatana.

—Me gusta ponerme los cascos y dormir.

La perspectiva de tener que hablar con él durante el viaje se volvió mejor para Lilith. Al menos no sería la única molesta por eso.

Lilith le quitó los auriculares de la cabeza y los dejó sobre la mesa delante del asiento.

—Vaya partidazo, eh —se burló Lilith.

Jack puso cara de pocos amigos e intentó recuperar sus cascos. Lilith los tenía más cerca y fue más rápida, escondiéndolos detrás de su espalda.

—¿Tienes cinco años?

—No te enfades. Como les pasabas mucho el balón creía que ibas con los de rojo —Dijo Lilith con falsa inocencia. Jack cerró los ojos y se dio la vuelta, fingiendo dormir —¿Ahora quién tiene cinco años?

—Me tenía que haber quedado con Kalvin, es mucho más divertido —dijo Lilith ante el mutismo de su compañero.

—Sí. Y cansado de jugar seguro que no está —contestó Jack sin variar su postura.

Lilith soltó una pequeña carcajada.

—Vaya espíritu de equipo, Grealish.

—Me gustabas más cuando no me querías hablar.

—Menos mal que no te quiero gustar.

Del asiento de atrás surgió una risita nada disimulada. Lilith se dio la vuelta para encontrarse con Phil y Kyle que se reían por lo bajo.

—Shh. No os riais tan alto que me despertáis al bebé —Lilith acarició la cabeza de Jack.

Jack soltó un resoplido que solo sirvió para provocar que las risas aumentaran, uniéndose a ellas Lilith. No podía negarlo, estaba disfrutando el viaje como no pensó que lo haría.

Jack aprovechó que la postura de Lilith, con el cuerpo asomando entre los dos asientos, dejaba sus cascos desprotegidos y se estiró por detrás de ella para recuperarlos. El olor a jazmín que desprendía el pelo de la chica llenó sus fosas nasales.

Lilith trató en vano de impedir que los recuperase, Al girar sus caras quedaron muy cerca, Jack bajó los ojos a los llenos labios de Lilith que se habían quedado congelados en un grito de protesta. Apartó la vista todo lo rápido que pudo. Colocándose recto en su asiento, todo lo pegado a la ventanilla que el espacio le permitía. Lilith hizo lo propio, sentándose pegada al pasillo. Los dos queriendo mantener la distancia entre ellos. Los mismos pensamientos habían cruzado la mente de ambos cuando estuvieron tan cerca. Pero diferentes motivos les gritaban que era mala idea.

Lilith se removía inquieta en su asiento. No podía hacer nada para entretenerse y los efectos del mareo, la cerveza y el aburrimiento se estaban mezclando en su interior creando una bomba que no quería que explotara. Kendall le iba a deber muchas cuando acabase ese día.

Jack a su lado parecía dormir profundamente. Pensó en volver a quitarle los auriculares y despertarlo, pero prefería no tener que volver a acercarse tanto a él.

Por su cabeza pasó un recuerdo, quizá el miedo de Ali no había sido tan absurdo como ella le repetía una y otra vez, cuando le pedía que se lo presentase y su amiga se negaba diciendo que se lo querría quitar y acabarían peleadas. Jack despertaba en ella una atracción que solo era refrenada por el odio que sentía hacia él.

Sacudió la cabeza. No. Ali nunca tuvo nada que temer, ella no habría hecho nada con esa atracción antes, igual que no lo hacía ahora. La amistad era mucho más importante que un hombre guapo al que querías desnudar.

Llamó por teléfono a Kendall. Iba a empezar a pagarle por este viaje.

—Hola viajera —susurró Kendall al descolgar.

—Sálvame. Me ha tocado un compañero muy aburrido.

—Yo no me levanto, no quiero que me riñan.

—Dios. Esto es peor que una excursión del cole.

—Ponte una peli. Hay un montón en la pantallita de tu asiento —Kendall se reía por lo bajo.

—La gente está muy callada. No tengo auriculares y me da miedo que me echen de aquí por alborotadora.

—Duérmete un rato entonces —Kendall se calló un momento —. Voy a colgar que estamos muy cerca del entrenador y me está mirando mal —Susurró de forma casi inaudible.

—No —Las palabras de Lilith no llegaron a oídos de su amiga. El pitido que indicaba que la llamada había finalizado estaba sonando.

A su lado Jack se movió. Lilith se giró hacia él al notar un toque en el hombro. Jack le ofrecía los cascos que antes cubrían sus orejas.

—No me dejas dormir con tus bailecitos y cháchara. Ponte una peli o algo.

Lilith aceptó el objeto que le ofrecía.

—Qué simpático —ironizó.

—Qué agradecida —contestó él con el mismo tono.

Lilith le dedicó una peineta, con el dedo que no estaba tatuado, antes de colocarse el aparato en las orejas.

Jack sonrió a espaldas de la chica mientras cerraba los ojos tratando de dormir otra vez.

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Nota: Me apetecía subir un capítulo para "celebrar" que han ganado la premier, aunque no me haga mucha gracia, que yo iba con los pechitos frios del Arsenal jaja.

Además tocaba justo el de un torneo que ya es seguro que van a jugar el año que viene también. Espero que os guste😊.

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