34: Inevitable
Después de su charla en la discoteca con Jack. Y una a la mañana siguiente, cuando ya estaba sobria. Lilith debía hacer algo antes de volver a verlo.
Extendió una manta que traía en el coche y se sentó sobre el frío suelo. Pese a todo podía notar la humedad atravesando sus pantalones vaqueros. Y el frío del ambiente calando por todo su cuerpo. Aunque el escalofrío que la invadió al observar la foto nada tenía que ver con el clima.
Era incapaz de acostumbrarse. Ver su cara, esa risa contagiosa y saber que nunca volvería a escucharla. Por eso había evitado ese sitio durante cinco años, lejos de allí era más fácil fingir demencia, hacer como que esa lápida con el nombre de su amiga no existía. Pero ya no quería huir más, ignorar la realidad no la cambiaba. Su amiga estaba allí y ella vivía con ese hecho cada día de su vida.
—Ali... —Calló. Le aterraba contarle lo que había pasado. Lilith era consciente de que podía parecer ridículo, como te iba a dar miedo hablarle a una lápida de piedra, pero para ella era así. Porque desde la primera vez que estuvo frente a la foto de Alison la había sentido allí de una forma que no había sentido en otro lugar. Si cerraba los ojos podía sentir que estaba en su habitación de la residencia compartiendo cervezas, patatas fritas y confidencias.
Y eso hizo. Sacó una cerveza y una bolsa de patatas fritas, de las verdes, las que siempre compraban cuando había que contar algo gordo. Abrió las dos cosas y las colocó en la manta del suelo, entre sus piernas.
Antes de volver a empezar a hablar le dio un profundo trago a la cerveza.
—D, voy a ser clara y dejar de aplazar a lo que he venido. En el fondo estoy segura de que ya lo sabes y me estás viendo hacer el ridículo aquí nerviosa. Además contigo nunca tuve que ponerme así. A tí siempre te podía contar cualquier cosa, por mala que fuera. Y espero que esta vez no sea una excepción, porque sin duda esta es la peor cosa que te he contado nunca. Peor incluso que cuando robamos y estrellamos el coche de mi padre. Aunque esa no te la conté nunca en realidad, porque tu eras la que conducía el Audi ━Lilith sonrió recordando ese momento. No le hacía tanta gracia recordar la furia de su madre cuando se enteró. Por suerte su padre se sentía culpable por haber sido una mierda de marido, y nunca las denunció —. Volviendo al tema. Que me voy por las ramas. —Lilith se metió un puñado de patatas en la boca para ganar tiempo —. ¿Te acuerdas que te conté que había conocido a Jack? ¿A tú Jack? Pues he hecho algo más que conocerlo. No quería, te lo prometo que yo lo odiaba, por todo lo que te hizo a tí. Pero luego de pronto empecé a verlo tan guapo...Que se me nubló el cerebro y me lié con él. Pensé que así se me pasaría y podría seguir con mi vida tranquilamente. Pero no. Porque después de eso me dí cuenta que es muchísimas más cosas además de guapo.
»Me gusta. Me gusta muchísimo, y me siento horrible por tí. Pero cuando estoy a su lado también me siento más feliz de lo que había sido en años. Intenté que esto no pasara, te lo prometo. Pero te juro que hay algún ente ahí arriba que no para de ponerlo en mi camino —Lilith chocó la botella con la fría piedra, brindando con ella, como hacían cuando quedaba el último trago —. O ahí abajo —. Alison decía que las cosas importantes que te pasaban las mandaba el demonio desde el mismísimo infierno. Del cielo solo venían las cosas aburridas que te hacían tener una larga y apacible vida.
Lilith cerró los ojos y se llevó la botella a los labios, apurando las últimas gotas de líquido. En su cabeza resonó la risa de su amiga. Con una nitidez que, desde que se fue, no había alcanzado ni en sueños. Tanto que pareció que estaba a su lado. Burlándose junto a ella de las bromas del destino.
—Y eso es todo, más o menos. Si odias la idea de verme con Jack, es el momento de que hagas que me caiga un rayo o algo así, porque si vuelvo a casa me temo que no va a haber vuelta atrás.
Lilith miró el negro cielo, esperando que la tormenta que llevaba todo el día amenazando arrancara de repente y un rayo la fulminara, no le sorprendería y tampoco culparía a su amiga, en el fondo era lo que creía merecer. Los novios, o exnovios, de las amigas son intocables, es algo que aprendes desde pequeña y que a Lilith, como lo de no acostarte con hombres con pareja, con Jack, se le había borrado.
Un rayo impactó en su cara, pero no fue el que ella esperaba. Fue un débil rayo de sol que se colaba entre las negras nubes de tormenta, sin saber cómo. Fue tan efímero como cálido en las mejillas de Lilith, casi como una caricia. Lilith posó su propia mano en su mejilla, casi esperando tocar los dedos de uñas mordidas de Alison, aunque sabía que era imposible.
Se levantó y recogió sus cosas con una gran sonrisa en los labios. El peso que llevaba meses cargando en su estómago se había esfumado junto con el sol. Alison lo había entendido, le había dado su permiso.
Se llevó los dedos a los labios, los besó y los posó en la foto de su amiga.
—Te quiero Alison, y te echo y echaré de menos cada día de mi vida.
Abandonó el cementerio con tal sensación de ligereza que cualquiera diría que iba flotando.
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Miró con pena la casa contigua. Si quería seguir su camino de redención y afrontar las cosas sabía que en algún momento debería llamar a esa puerta y hablar con su mejor amiga. No sabía que pasaría, pero si que ella tendría la conciencia tranquila de saber que había hecho lo necesario, no como ahora. Aunque era incapaz de entender las actuaciones de Kendall, y no sabía si en este momento podría perdonarlas.
—Ey —Jack la estrechó entre sus brazos arrastrandola al interior del hogar. Lilith correspondió el abrazo con toda la fuerza de la que era capaz. Inspiró hondo, disfrutando el aroma a jabón que desprendía el hombre. Cada sensación que le producía el contacto parecía nueva para ella, más intensa que nunca, porque por primera vez podía disfrutar sin culpa. Sin nadie más que ellos dos en ese momento —. ¿Estás bien? —Jack la apartó delicadamente para mirarla a los ojos.
—Mejor que nunca —Lilith era consciente de que sus palabras y la gran sonrisa que mostraba su cara contrastaban con los ojos enrojecidos e hinchados que lucía debido a las lágrimas que había derramado. A mitad del trayecto de vuelta había sentido un torrente de emociones que no era capaz de contener y que había derivado en un mar de lágrimas que había dejado salir parada en un arcén de la carretera. Se había mezclado la pena por no tener a su amiga. La rabia por no haber hecho más cinco años antes. El alivio, el miedo. Todas habían salido, entremezcladas y confusas. Para acabar dejando la alegría, la alegría de saber que donde sea que estaba Alison la aceptaba y que ella podía hacerlo también. Aceptar lo que sentía e intentar vivir una vida siendo feliz por ella misma.
Atrajo a Jack a su boca. Saboreando el momento. Solo le quedaba una última cosa, una última persona con la que hablar, quizá la primera con la que debió hacerlo.
—He tenido un día intenso. —dijo Lilith apoyando la frente en la de Jack. Sus manos estaban entrelazadas en el cuello del hombre, que la agarraba por la cintura —. He estado hablando con Alison de tí. Y ahora quiero hablar contigo de Alison.
Jack suspiró. Llevaba semanas esperando ese momento. Pero eso no lo hacía menos duro. Deseaba hacerlo y que las barreras que Lilith se ponía por su amiga cayeran. Pero también tenía miedo de que aquello que él le contara no fuera lo que Lilith necesitaba escuchar. Que revivir los sucesos de esos años la hicieran revivir el odio que sentía por él, dejar de ver al nuevo Jack y volver a verlo como era en esa época.
Se sentaron juntos en el sofá de la sala de estar. Con las manos entrelazadas, Lilith no había soltado a Jack en ningún momento. Pese a que ambos notaban como las manos de él sudaban debido a los nervios.
—Quiero que me cuentes lo que pasó aquella noche. Cuando Ali... —A Lilith se le atragantó la palabra, pero consiguió pronunciarla —. Murió.
Jack narró la historia. La misma que le había contado a Sarah cinco años antes, y que esta le había transmitido a Lilith en la cafetería. La voz de Jack se ahogó cuando le dijo que intentó detenerla. Evitar que se subiera a ese coche, le ofreció llevarla a casa. Pero no lo escuchó, nunca escuchaba cuando estaba así.
Eso Lilith lo sabía. Durante años había intentado, y conseguido disuadir a Alison de cometer muchas locuras, pero otras, cuando estaba demasiado borracha y decidida, era imposible, era Alison la que acababa arrastrándola a ella.
Cuando Jack acabó su historia el silencio se instaló entre ellos. Lilith era consciente de que era su turno. Le tocaba hablar y lo iba a hacer, solo necesitaba un momento para ordenar su mente. Apretó la mano de Jack, quería que supiera que seguía ahí, con él.
—Todos estos años, te he culpado a tí por lo que pasó porque era más fácil que culpar a la propia Alison. Pero se que no fue así, creo que todos tuvimos nuestra parte de responsabilidad en lo que le pasó aquella noche, pero la principal fue de ella. —Lilith no permitió que Jack la interrumpiera, ya que había empezado iba a decir todo lo que tenía —. Y fuiste un novio horrible. Le destrozaste el corazón más veces de las que puedo contar. Vuestra relación era tóxica de cojones y nadie en su sano juicio habría aguantado tanto tiempo así. —Se tocó por instinto el punto de su pierna donde sabía que bajo la tela vaquera se encontraba la cicatriz —. Pero Ali tampoco era del todo inocente. Además, ahora creo que la gente puede cambiar.
Ella había cambiado, no solo una vez. Lo había hecho cuando perdió a Alison y se volvió alguien peor, vengativa, rencorosa y que había alejado de ella a personas que quería; como su hermano; como Kendall a la que había obligado a guardar un secreto que no le correspondía, sin pensar en lo que eso suponía para su amiga, mentirle durante más de un año a la persona de la que estaba enamorada. Y estaba cambiando de nuevo, para mejor, esperaba. Estaba tomando las riendas de su vida y convirtiéndose en la persona que quería ser.
Podía darle a Jack la oportunidad para seguir demostrando que no era la misma persona que antes.
—¿Que pasó? —preguntó Jack mirando la mano de Lilith. Había visto la irregular cicatriz, en más de una ocasión y siempre había sentido curiosidad, pero ahora, al ver como Lilith la había tocado al hablar de Alison. La curiosidad se había vuelto necesidad de saber.
Lilith titubeó. Una cosa era admitir que Alison no era perfecta y otra contar uno de los momentos más bajos de Alison. Su peor momento como amiga. Pero había pedido sinceridad y la había recibido. Jack merecía lo mismo por su parte.
—Una noche después de una fiesta. Nos saltamos a la piscina del campus. Yo me quería ir pero Alison no, así que me fui sola, soy bajita y saltar sola de vuelta se complicó, me enganché con la valla y me hice la herida —hizo un resumen rápido y vago. Jack conocía suficiente a su ex novia, y a Lilith como para saber que esa historia tenía lagunas.
—Estaba con un chico ¿No? En un momento en el que ella y yo estábamos juntos. No tienes que protegera, ha pasado mucho tiempo y sé como fue nuestra relación. No me afecta ya.
Lilith asintió. Jack conocía a Alison, de verdad, quizá como solo ella lo hacía, podía ser sincera con él.
—Ligo con un chico, y se le ocurrió la brillante idea de la piscina, una de las cosas de Alison. Fuimos con ese y un amigo suyo. A mi no me apetecía mucho pero no la podía dejar sola porque el tío decía que si no iba su amigo él no iba y que su amigo no quería ir solo. Ahí debimos darnos cuenta de que era mala idea, pero no, seguimos. Cuando llevábamos ya un rato allí, bebiendo y divirtiéndonos. Ali y su ligue empezaron a liarse, entonces el amigo intentó lo mismo conmigo y yo no tenía ningún interés en tener nada con él porque no me gustaba. Le pedí a Alison que nos fuéramos porque me estaba empezando a resultar incómoda la insistencia del chico, pero Alison me dijo que no, que se quería quedar, que me quedara con ellos, que el tío no estaba tan mal, me liase con él y me dejase llevar. Me pasó la botella de vodka y siguió a lo suyo. Me quedé un rato más pero cuando ya no pude más del agobio me fui. Se lo dije a Ali una última vez, para que viniera conmigo pero prefirió quedarse. Cuando estaba saltando de vuelta me enganché y me hice la herida. Chille por el dolor y la impresión. Todos me oyeron, el recinto no era tan grande. Pero ninguno abandonó la piscina. Así que me fui a urgencias sola, pasé allí la noche hasta que me cosieron y volví a la residencia a dormir. Cuando me desperté a media tarde Alison había vuelto y me había comprado mi tarta de cereza favorita y un té. —Lilith excusó a su amiga, aunque Jack no había dicho nada —. Era buena amiga, y buena persona, solo tenía algunos momentos de desconexión.
—Lo sé. —Jack tiró de Lilith y la subió a su regazo. Lilith escondió la cabeza en el hueco del cuello de Jack, dejándose acunar —¿Te quedas a dormir?
Lilith levantó la cabeza y parpadeó con lentitud. Estaba tan cansada que había estado cerca de quedarse dormida.
—No me parece buena idea.
—¿Por qué? —preguntó Jack. No podía haberse confundido tanto con Lilith. Sus últimas actuaciones eran un indicativo de que iba a dejar de resistirse o de tratar lo que había pasado entre ellos como un polvo sin importancia. No habrían hablado sobre Alison si fuera así.
—Bueno, esta casa es de Sasha. Seguro que eligió los muebles, la ropa de cama, etc. No creo que esté bien que yo me meta en esa cama.
Jack soltó el aire, más relajado, no se trataba de los sentimientos de Lilith por él.
—La casa es mía. Y los muebles y todo lo demás los eligió una interiorista. A la que yo le pagué —Lilith seguía sin estar convencida —. Pero si quieres puedo quemar la cama y comprar otra. Todos los muebles. La casa si hace falta, me mudo y me compro otra.
Lilith sonrió, divertida ante la efusividad de Jack.
—¿Harías todo eso solo por acostarte conmigo?
—Lo haría por despertarme contigo.
La diversión desapareció de la mente de Lilith. Sustituida por una pinchazo en el pecho que se parecía al amor más que a ninguna otra cosa.
No puso ninguna nueva objeción. Su resistencia inicial provenía más de un miedo irracional que de un argumento coherente. La gente no cambia de muebles cada vez que finaliza una relación y no pasa nada.
Jack se puso en pie con ella en brazos. Lilith le rodeó el cuello con los brazos y le dio un beso en la garganta.
—No hagas eso mientras subo las escaleras —protestó Jack.
Lilith se rio y se acurrucó cerrando los ojos.
Jack depositó a la chica sobre la cama y le dio un beso en la punta de la nariz. Para seguir con otro en esa preciosa peca sobre los labios.
Lilith abrió los ojos protestando cuando notó el frio que había dejado la marcha de Jack. Estaba en el vestido rebuscando entre su ropa. Volvió junto a Lilith con otra de sus camisetas de entrenamiento con el escudo del león.
—¿No me vas a desnudar tú? —Lilith intentó sonar sugerente, pero un bostezo a mitad de la frase lo estropeó.
—Mañana. Seguro. —La voz ronca de Jack si tuvo el efecto esperado. El cuerpo de Lilith se calentó en todos los puntos importantes.
Lilith se cambió de ropa, bajo la atenta mirada de Jack, que complicaba un poco la coordinación de la chica, ya bastante mermada por el sueño. Le lanzó el jersey a la cara. Escuchó las carcajadas del hombre, detrás de la tela oscura.
Lilith suspiró al meterse bajo las sábanas. Esa cama era como estar flotando en una nube. Menos mal que se había dejado de tonterías y había aceptado dormir allí.
Jack la abrazó y la pegó a él todo lo que la física le permitía. Dejó un besos sobre su frente.
—Buenas noches.
—Buenas noches —contestó Lilith. Acomodando su cara entre el hueco del cuello y el pecho de Jack y dándole un beso en la clavícula.
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Nota: Me he pasado un poco con la fantasía en lo del cementerio pero esq quería que quedase claro que Alison aceptaba la relación.
Y si encontráis en el capítulo alguna falta de ortografía o error no dudéis en decírmelo q estoy en la playa y lo he subido con el móvil sin mucha corrección 😊
Muchas gracias por leer
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