28: Una tarde cualquiera
Lilith se encontraba frente a la puerta de su amigo, esperando que abriera. Había tenido una desastrosa entrevista de trabajo por la mañana. Un supuesto periódico serio la había llamado para pasarse la mayor parte del tiempo de la entrevista preguntando cosas sobre su vida privada y su supuesto romance, no solo con un futbolista, sino con dos. Algunas cuentas de fans del Manchester City habían publicado un video y fotos de su breve encuentro con Kalvin en el partido contra el Arsenal y la imaginación de la gente se había echado a volar.
Necesitaba desahogarse, y solo Kalvin sabía lo de su entrevista, así que era la única persona con la que podía insultar a todo el mundo hasta quedarse a gusto.
No fue su amigo quien abrió la puerta.
—Jack —Lilith ya no podía culpar a Kendall. Debía ser el destino el que le ponía a Jack delante en cada momento.
—Lilith.
La mencionada entró a la casa y se dirigió a la cocina con confianza. Desde que, por fin, Kalvin se mudó a Manchester había estado muchas veces en su hogar. Sacó una cerveza de la nevera.
—¿Quieres? —le ofreció a Jack, que la había seguido.
—No, gracias. No bebo durante la temporada. Lilith soltó una carcajada. No estaba tan lejano el día en que lo tuvo que sacar de una fiesta tambaleándose —. No al menos si hay partido al día siguiente —su mente también voló a la noche de fin de año.
—¿Dónde está Kalvin?
—Ha ido a comprar lo que sea —Jack había pillado de salida a su compañero cuando se presentó en su casa sin avisar, y el otro se había limitado a dejarlo entrar y decirle que no tardaría mucho.
Lilith abrió uno de los armarios y rebuscó en él, sin encontrar lo que quería.
—Tenía que haber pedido referencias antes de contratarte a ti de mayordomo. Se te da de pena este trabajo.
—Tengo buenas. Tú eres la única que tiene queja.
Jack abrió el mueble de encima de Lilith, al que ella no estaba consiguiendo llegar. Estaban muy cerca. Sus cuerpos rozándose. Lilith habló con voz ronca:
—Tendré que descubrir el incentivo adecuado.
Se dio la vuelta, quedando frente a él. Jack no se movió. Lilith estaba aprisionada entre su cuerpo y la encimera de la cocina. Jack se pasó la lengua por los labios y ella no pudo evitar dirigir su mirada a esa boca, tan apetecible. Se suponía que eso debería haber desaparecido cuando se acostó con él. Y sin embargo, las ganas de besarlo eran cada vez mayores. No podía pensar en otra cosa que en esos labios sobre los suyos.
Un carraspeo evitó que Lilith hiciera lo que cada terminación nerviosa de su cuerpo le estaba pidiendo. Tenía que estar agradecida, la había salvado de volver a hacer algo que se había prometido no repetir, pero se encontraba a sí misma maldiciendo el don de la oportunidad de su amigo.
Jack quitó las manos de la encimera y se apartó de ella. Lilith le sacó el dedo corazón a Kalvin, que la miraba con las cejas enarcadas. Este momento la iba a perseguir eternamente, lo sabía.
—Te he traído patatas —dijo Kalvin con una sonrisita en los labios.
Si fuera listo no sonreiría tanto. Había dos personas en esa cocina deseando borrarle esa expresión con un puñetazo.
—Menos mal, me estaba poniendo nerviosa al no encontrar —Lilith pasó junto a Jack sin mirarlo —. Por eso te quiero, pese a todo —Lilith agarró a Kalvin del brazo y tiró de él hacia el salón.
—¿Celebración? —Kalvin sacudió una de las bolsas. Lilith negó con la cabeza, abriendo una de otro color.
Jack le entregó a Lilith la cerveza que había dejado olvidada en la cocina.
—Soy buenísimo en lo mío —Jack le guiñó el ojo a Lilith —. Y la próxima, seré mejor.
Kalvin observó divertido como las mejillas de su amiga enrojecían. Lilith se llevó el botellín a los labios, intentando ocultar lo que habían provocado en su cuerpo y mente las palabras de Jack.
—¿Qué ha pasado en la entrevista? —preguntó Kalvin, ayudando a su amiga.
Lilith dejó la bebida en la mesa provocando un estruendo al choque de cristal con cristal. Masticó un puñado de patatas fritas antes de contestar. La indignación por su desastrosa entrevista había regresado con más fuerza que antes. Ahora tenía a los dos protagonistas delante. Uno junto a ella. El otro sentado en el sillón unipersonal, inclinado hacia delante. Atento a cada uno de sus gestos.
—Resulta que le interesabais vosotros más que yo.
—¿Nosotros? —preguntó Kalvin sin comprender. Jack se limitaba a permanecer escuchando en silencio, no quería que si hablaba reparasen en su presencia y lo echasen de la casa. Al fin y al cabo, él se había presentado allí sin invitación. Siguiendo un impulso extraño, al que ahora agradecía y siempre obedecería, no era la casa de Kalvin la que más visitaba de sus compañeros. Para ser exactos no había entrado nunca antes de esa tarde.
—Al parecer querían vender una historia en la que soy una especie de Yoko Ono en el vestuario del Manchester City que sale con los dos, a la vez, o primero uno con otro. Eso no lo habían decidido todavía.
—¿Por qué iban a pensar que sales conmigo? —preguntó Kalvin como si fuese la locura más grande del mundo.
Jack no pudo evitar hacer un ruido con la garganta que atrajo la atención de los otros dos. Se giraron para mirarlo con expresión expectante.
Jack en vez de hablar buscó algo en su móvil y se lo dio a Lilith. Fue pasando una imagen tras otra. Kalvin y ella antes del partido contra el Arsenal, abrazados, en la siguiente él le susurraba algo al oído. Ella se reía mientras él mostraba sus abdominales. Lilith posaba de espaldas al Khalifa International Stadium vestida con la camiseta de Inglaterra de Kalvin, era del primer, y último partido al que asistió en Qatar. Ellos abrazados en las gradas tras el partido. Ellos hablando con las cabezas muy juntas.
—Yo elegiría contar que lo engañabas conmigo y pese a que se descubrió todo ha decidido perdonar y seguir contigo. —Jack recuperó su móvil.
—Qué tontería —dijo Lilith —. En esas fotos no hay ni un beso, nada romántico. Solo dos amigos.
—¿Has visto como os miráis en la última foto? — Él sí, la había mirado muchas veces, con unos sentimientos poco agradables hacia su compañero de equipo —. Nadie se creería que sois solo amigos.
—Pero es que solo somos amigos —Lilith miró a Kalvin en busca de apoyo.
—A mí no tenéis que convencerme, no es asunto mío —dijo Jack de forma dura. Incluso cuando intentaba decir que no había nada entre ellos parecía que lo había. Esa mirada de pánico que le había lanzado Lilith a Kalvin, comunicándose con él sin hablar.
—Solo somos amigos —repitió Kalvin. Después de encontrarlos en la cocina, no estaba de acuerdo con la afirmación de su compañero de que no era asunto suyo. Y había visto a Jack hacer tackles, quería dejarle claras las cosas antes de encontrárselo al día siguiente en el campo de entrenamiento.
—Los tabloides no opinan lo mismo —insistió Jack.
—Los tabloides son mierda, y mentiras —Lilith volvió a beber de su cerveza —. Os lo puedo asegurar —Se metió más patatas en la boca. Ella había escrito mentiras continuas sobre todo el mundo. De una foto cualquiera inventaban lo que querían decir. Ese tipo de prensa se parecía más a la escritura creativa y las novelas que al periodismo de verdad.
—A veces dicen la verdad —Jack miró fijamente a Lilith. En su caso dijeron la verdad. Lilith agachó la mirada, incapaz de sostener la de Jack. Nunca habían hablado de lo que hizo.
—Voy a hacer una cosita. Ahora vuelvo —Kalvin se levantó y se fue de la habitación. En el intento menos disimulado de la historia de dejarlos solos.
Lilith fulminó la espalda de su amigo. Cómo iba a salir con él, si no podía confiar en que no le hiciera una encerrona con otro hombre.
—Respecto a eso —dijo Lilith —. Siento lo que pasó. Lo que hice, no estuvo bien. —Siempre supo que estaba haciendo las cosas mal. En el momento que decidió publicar lo que había pasado entre ella y Jack por celos. Si hubiera sido por Alison, como ella decía, lo habría hecho el primer día. Si hubiera sido por justicia, lo habría hecho cuando abandonó esa habitación de hotel. Lo hizo cuando lo hizo porque ver a Sasha con él le dolió y solo quiso hacerle daño.
—¿Te arrepientes? —Jack no sabía exactamente por cuál de las dos cosas le preguntaba.
¿Se arrepentía? Lilith dudó, no quería mentir. Y estaba casi segura de que si volviera atrás volvería a hacer las cosas igual. Quizá no si lo hacía en este momento. Después de hablar con Sarah. De pasar más tiempo con él, y de saber las consecuencias que le traería a ella misma. Pero si volviera atrás con la información que tenía en ese momento lo volvería a hacer. Todo.
—En parte sí y en parte no. Sé que estuvo mal, y que fue un error, pero también lo sabía en ese momento. —Lilith no sabía si Jack entendería sus palabras, pero no podía explicarlo mejor, porque ni ella sabía lo que sentía, y era algo en lo que intentaba evitar pensar la mayor parte del tiempo.
—Ya. Fue un error, y nunca debió haber pasado de aquella manera.
Estaba claro que Jack no hablaba del artículo. Lilith apuró la cerveza que le quedaba. Las palabras de Jack le habían dolido. Tenían sentido, era la relación de él la que se había ido a la mierda por un error, como acababa de decir, pero Lilith no quería ser considerada un error. Para ella no había sido un error, pese a todo, pese a saber que ese día había traicionado de forma imperdonable a Alison.
Se levantó limpiándose las manos en la parte trasera de su pantalón.
—Supongo —contestó —. Un error que no se volverá a repetir.
Jack asintió.
—Eso seguro. Ya no estoy con Shasa, que fue lo único que estaba mal para mí, romper con ella después de aquello, no antes.
Jack no iba a dejar que Lilith escapara creyendo lo que no era. Ese día había hecho lo que llevaba semanas deseando. Y aunque se arrepentía de haberlo hecho mal, dañando a Sasha por el camino. Y volviéndose el Jack que ya no quería ser. Nunca podría considerarlo como una equivocación, o algo sin importancia.
Lilith se quedó parada, como una marioneta sin cuerdas, en medio del salón. No esperaba esa respuesta de Jack, tan sincera, y sobre todo, le estaba costando asimilar la parte de romper con Sasha, ella siempre pensó que habría sido la chica la que rompió con él después del artículo, pero no eran esas las palabras que acababa de escuchar.
—¿Rompiste con ella?
—Si. Por la mañana.
—¿Por qué?
Jack observó la expresión algo ida de Lilith y decidió dar la respuesta sencilla, ella no estaba preparada para escuchar la larga.
—Por qué me había acostado contigo.
—Pero en el mundial. Tu... Ella...—titubeó Lilith. Ya no sabía si se estaba volviendo loca y se había imaginado todo.
—Ella me pidió que guardara el secreto un poco más, fingir que seguíamos juntos durante el mundial, es una época intensa y quería evitar que las cosas se pusieran feas. Pensé que era una petición inofensiva, y se lo debía.
—Nadie contó con que yo lo estropeara todo —dijo Lilith medio en broma. Estaba claro que Sasha conocía el mundo en el que se movía mejor que ella, que no había dudado en mandarse a sí misma a los leones y convertirse en la persona más odiada para sus compatriotas preocupados por el fútbol —. Voy a buscar a Kalvin para despedirme — dijo cuando sintió que sus piernas volvían a reaccionar a sus órdenes —. Ya nos veremos —Se dirigió a Jack, que en algún momento se había levantado y avanzaba hacia ella. Lo que le había dicho había revuelto demasiadas cosas en Lilith, los argumentos que se daba a sí misma para seguir manteniendo las distancias con él se iban cayendo y dejaban a su paso ríos de confusión e incertidumbre, pero también otros sentimientos más luminosos, que se negaba a analizar en ese momento. En su presencia.
—¿Te llevo a casa? —preguntó Jack. No quería que se fuera, aunque las cosas se hubiesen vuelto tensas entre ellos.
—He venido en mi coche.
Lilith le dedicó a Jack una ligera sonrisa, que él no supo interpretar, y tampoco si le gustó demasiado.
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