Taehyung estaba observando todo desde su lugar, escuchó lo que el enviado de Abbadon decía y sintió rabia porque parecía que quería poner en contra suya a Hanielle, se movió sin que nadie se diera cuenta, Hanielle sé que pensando en lo que le acaban de decir pero dentro de sus corazón sentía que no quería averiguar más, era como si supiera que al hacerlo iba encontrar algo que no le iba gustar, pero era obvio, estaba enamorada del señor del infierno, la joven caminaba perdida en sus pensamientos rumbo a las cunas, el mismo pasillo que daba a la salida, el que también Lucifer caminaba rumbo a la salida.
─Taehyung... ─exclamó la chica viéndolo que caminaba delante de ella dándole la espalda, sentía una sensación muy extraña, una mezcla de tristeza, nostalgia y desolación, pero el ser que ella tanto amaba estaba ahí frente a ella, su espalda ancha cubierta por ese ropaje negro, que ahora que lo pensaba no era habitual en él mientras estaba en el orfanato ─ ¿por qué estas vestido así? ─cuestionó.
─Tengo que alejar a Abbadon de mi hijo, la única manera es que vaya y le pregunte directamente que es lo que está haciendo o que es lo que quiere para estar enviando a sus subordinados a atormentar a los niños del orfanato ─dijo sin detener su paso, tampoco la volvió a verla y respondió permaneciendo de espalda a ella.
─Abbadon tiene el poder que mantiene encerrado en ti mismo, el que evita que te liberes por completo, sabes que no lo debes enfrentar, ni siquiera lo debes cuestionar, es tu carcelero... temo que... ─Las palabras de Hanielle fueron cortadas por un fuerte nudo en sus garganta, sabía lo que iba decir pero no tenía el valor para hacerlo.
─ ¿Qué me destruya? ¿Qué me encierre? ¿Qué por consecuencia me aleje de ti? ─fue entonces que Taehyung detuvo su caminar, también le dolía pensar en lo que la joven estaba sospechando ─pero, ¿sabes lo que te harán si descubren que me amas y que tu cuerpo dejó de ser puro mientras estabas conmigo? ¿Sabes lo que harán cuando sepan que Abigor no es humano? ─bajo la mirada permaneciendo de espaldas a la joven y dejó salir un suspiro que liberaba la presión que ahora sentía ─es un precio que estoy dispuesto a pagar, no me importa lo que haga conmigo, lo aceptare pero quiero que se mantenga alejado de ustedes... ─expresó finalmente y siguió su caminar.
Hanielle lo escuchó, quiso gritar para que no se fuera pero algo se lo impidió, sus lágrimas se lo impidieron, sus pies estaban inmóviles, su cuerpo parecía paralizado y un escalofrío que jamás antes había sentido recorrió palmo a palmo su piel, las cortinas y ventanas se azotaron por ese fuerte viento frío, Hanielle por primera vez estaba conociendo el poder de Lucifer, era algo que ella simplemente no podía descifrar, diferente al poder de Dios que era cálido, esto era frío y oscuridad, pero no la lastimaba, parecía que la protegía, al volver a buscar con la mirada a Taehyung se dio cuenta que se había ido.
En las montañas de Edimburgo, había una zona que no había sido nunca habitada, la vegetación ocultaba la entrada a un camino oscuro, al empezar a recorrerlo el cambio de la verde vegetación se iba volviendo más oscuro, más siniestro y en bajada, rodeado por roca con antorchas que se encendía por el poder del señor del lugar, acompañaban los pasos del visitante que ahora invadía el lugar hasta que llegó a las grandes puertas del palacio gótico separado de la roca que cubría el túnel que lo guió hasta llegar ahí, estaba a punto de tocar cuando las enormes puertas dobles se abrieron, los guardias que estaban al pasar la puerta se inclinaban ante el señor que había llegado.
─Majestad, su hermano lo espera en la sala principal... ─dijo un lacayo mientras se ponía de rodillas y elevaba sus manos ofreciendo una capa negra con bordados en oro y la corona que le pertenecía como señor de los infiernos.
Taehyung lo observó por un momento, no era la primera vez que su hermano exigía que estuviera a la altura frente a él, era como si Abbadon quisiera que tuviera claro quién era, pero Lucifer no necesitaba aquellos implementos para sentirse seguro ─no es una visita de cordialidad, Valgor, devuelve mi corona y mi capa, no las voy a necesitar ahora ─fue todo lo que dijo y siguió de largo.
Minutos después, otras puertas se estaban abriendo para él, pero estas estaban talladas finamente y decoradas con detalles forjados en oro, tras ellas, una alfombra roja que lo esperaba para que siguiera, algo que para Taehyung era tan habitual que no se sorprendía, estaba inexpresivo, pero al ver al fondo dejó de nuevo salir un suspiro, su hermano estaba ahí, no lo vio directamente pero lo sabía, porque Abbadon era su hermano, creado el mismo día que él, de las mismas partículas que el Dios padre usó, uno blanco y uno negro para marcar eso como una diferencia.
─ ¿Por qué insistes en pasearte por mi palacio como un humano cualquiera? ─dijo al fondo un hombre rubio, de ojos azules, con una corona forjada en oro blanco con piedras decorando cada uno de los detalles que estaban forjados en ella, mientras tomaba una copa de vino viendo a su hermano que caminaba acercándose y con una expresión de diversión.
─Porque esto solo te parece divertido a ti, además no creo que sea necesario, sabes quién soy y a lo que vengo ─fue todo lo que dijo y se detuvo frente al trono de su hermano.
─Mi hombre no ha vuelto, espero por él tontamente, pero sabiendo que él no me dirá lo que quiero saber, dímelo tú, porque verás, me están cuestionando sobre tus salidas de tu reino constantemente, pero sobre todo, que haces hablando tanto con el ángel, que haces protegiendo a los niños, ya sé que los hombres conocen por tu ley que no deben dañar niños y animales, pero esto viniendo de ti está ocasionando intriga entre los arcángeles y ellos llevaran sus dudas a Dios, ¿lo comprendes? ─habló con firmeza Abbadon dejando su copa y trono, para bajar hasta dónde su hermano se encontraba.
─No estoy buscando almas, como los fanáticos religiosos creen, el ángel simplemente es un ser más que está ahí, creo que no es necesario que este peleando con los ángeles solo para que los inseguros arcángeles estén felices, los niños... ellos siempre me han gustado, lo sabes... sabes las veces que... ─Estaba a punto de seguir cuando Abbadon lo interrumpió.
─ ¡Basta! ─expresó ─no quiero recordar tus aberraciones del pasado en las que siempre hemos tenido que intervenir porque no te sabes medir, ¿entiendes que eres tu quien provoca tanta desconfianza? ─dijo al mismo tiempo que lo veía. La mirada de Abbadon había cambiado, las cosas se complicaban.
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